2May

2/05/2013

Se acabaron las conjeturas. Al final, el elegido no ha sido un outsider ni habrá retorno del hijo pródigo; el nuevo CEO de Intel será Brian Krzanich (52), un veterano que ha pasado la integridad de su carrera dentro de la compañía, a la que ingresó en 1982, nada más acabar sus estudios. En 31 años habrá hecho de casi todo, pero su curriculum sugiere que no es un visionario ni un hombre de marketing, sino un consumado especialista en hacer que el proceso de fabricación funcione. Es un mérito enorme, dadas las circunstancias: Intel no puede permitirse el confiar en un crecimiento lineal sobre los mismos supuestos que ha seguido durante décadas. El mercado está dando un vuelco, o varios, y la compañía da la sensación de haber perdido fuelle. Por eso, dicen, se va Paul Otellini, su antecesor.

Otellini se retira anticipadamente con el mal sabor de un decepcionante primer trimestre, en el que tanto los ingresos como los beneficios han bajado. La mitad de los 2.000 millones de beneficios ha sido destinada a dividendo y a recomprar acciones para sostener la cotización. Al margen de las finanzas, Kraznich heredará de Otellini tres problemas pendientes: 1) ganar una posición competitiva, que nunca tuvo, en el floreciente negocio de los procesadores para móviles; 2) contrarrestar – se supone que con la ayuda de Microsoft – el retroceso del mercado de PC; y 3) reaccionar ante el cambio drástico en el diseño de los servidores, para preservar su papel en los centros de datos, que es la llave de su beneficio.

En todos estos terrenos, Intel disfruta de un rasgo exclusivo: es el único fabricante de chips que tiene integradas todas las fases de producción, mientras el resto de la industria se ha decantado unánimemente [con la excepción parcial de Samsung] por el modelo fabless, en el que ´fabricantes´ como Qualcomm, Nvidia y otros, se reservan el diseño de sus procesadores, generalmente siguiendo la arquitectura por la que pagan licencia a la británica ARM, y dejan la verdadera fabricación en manos de foundries especializadas. Varias veces se ha dicho que Intel estaría dispuesta a competir con estas y poner su enorme capacidad fabril al servicio de terceros. Se comenta que el primer cliente de un contrato de fabricación podría ser Cisco.

Entre esos terceros habría uno que puede ser relevante para su estrategia, y se llama Apple. Nunca le ha gustado tener que comprar chips ajenos, y si bien tiene capacidad de diseño, su volumen no es suficiente para abordar la fabricación. Tal vez Intel sería un socio industrial más fiable que TSMC.

Estrechar lazos con Apple es un anhelo que Otellini consiguió sólo a medias. Será casualidad, pero coincidiendo con el anuncio de la elección de Krzanich, Intel ha presentado la cuarta generación de su familia Core – hasta ahora conocida por el apodo Haswell – con una impresionante performance de integración gráfica. Por el momento, baste citar la predicción de que estos procesadores equiparán los nuevos Macbook Pro y Macbook Air, que Apple anunciará probablemente en junio.

29Abr

29/04/2013

Me han pedido que explique mejor por qué Apple, pese a disponer de una tesorería de activos líquidos por valor de 145.000 millones de dólares [en bancos o en títulos realizables de inmediato] ha decidido emitir bonos de deuda, que un titular ingenioso ha bautizado como iBonds. Como he dicho, no es un caso excepcional. Y como no soy experto en ingeniería fiscal, recurro a fuentes externas, que confirman lo dicho: la clave está en que endeudarse es barato, en todo caso mucho más barato que tributar por la repatriación del dinero radicado fuera de Estados Unidos.

Supongamos que Apple decide repatriar 30.000 millones, pagando al fisco una tasa del 26%: recuperaría unos 22.000 millones con los que comprar acciones propias. Ahora supongamos que las adquiere a 440 dólares por acción (una prima razonable sobre la cotización actual), lo que le permitiría absorber un 5% aproximadamente para su autocartera. Si, en cambio, tomara prestados 30.000 millones, recompraría el 7%. Ahora bien, gracias a la excelente calificación que merecen sus bonos, pagaría un tipo de interés de entre el 2,5% y el 3%, y además podría desgravar parcialmente esos intereses. El fruto previsible de la maniobra sería un alza de las acciones. Negocio redondo. Porque el dinero que se queda fuera sigue generando intereses que engordan el tesoro.

Pero Apple no es una empresa financiera, advierte Nacho G: ¿qué sentido tiene esta maniobra? Dos en uno: remunerar a sus accionistas y devolver a la acción el brillo que ha perdido en los últimos meses. Según el programa de buyback anunciado, entre agosto de 2012 y diciembre de 2015, la compañía habrá recomprado unos 60.000 millones de dólares en acciones ordinarias, valor que sumado al incremento ya aprobado del dividendo, completaría los 100.000 millones que Tim Cook ha prometido devolver a los inversores antes de finales del 2015.

Mientras tanto, Apple seguirá generando cash – es verosímil que dos tercios se queden fuera de Estados Unidos, pero esa es otra historia – con lo que podría dedicar tan ingente cantidad de dinero a comprar empresas o invertirla en desarrollar nuevos productos que le ayuden a compensar la erosión de márgenes que inexorablemente sufrirán los actuales. A partir de aquí, la interpretación es libre: Nacho opina que si Apple tiene que recurrir a trucos financieros para sostener el valor de sus acciones es porque a) sabe que no volverán a trepar hasta los niveles que alcanzaron el año pasado, y b) premiar con dinero a los accionistas es una manera de decirles que se ha quedado corta de ideas innovadoras. En las dos hipótesis, que son exclusivamente suyas, el lector lamenta, que Apple se convierta en «una empresa como las demás».

IBM empieza el 2013 con un tropiezo

29/04/2013

Virginia Rometty, que lleva menos de un año y medio como CEO de IBM, se ha pegado un batacazo con los resultados del primer trimestre. Se dirá que son gajes del oficio, y que la reacción ante estas contingencias permite valorar a un directivo. Hasta hoy, Rometty ha reaccionado con un movimiento de fichas en la cúpula de la compañía y un vídeo/regañina a sus 443.000 empleados, invitándoles a espabilar. Es seguro que hay más medidas en camino. Durante 31 trimestres consecutivos, IBM había igualado o superado las expectativas de Wall Street, pero entre enero y marzo ha sufrido una caída del 5,1% en ingresos [23.400 millones de dólares] y del 1% en su beneficio neto [3.032 millones]. Leer más

26Abr

26/04/2013

Recuerdo un cartel que ví hace años en una tienda: «sólo fiamos a los ricos», decía. Lo he recordado al leer que Apple está preparando una emisión de deuda para obtener recursos con los que aumentar la dotación de su programa de compra de acciones propias, una táctica que está visiblemente destinada a calmar a los accionistas que llevan tiempo quejándose de la tacaña política de dividendos, y ansiosos por recibir su tajada de los 148.000 millones de activos líquidos atesorados por la compañía. Han entendido bien: tiene 148.000 millones disponibles, pero se va a endeudar emitiendo bonos [a los que S&P y Moody´s han dado altas calificaciones] por unos cuantos miles de millones.

Los inversores revoltosos ya han dicho que, por ellos, encantados. Y tienen motivo: Steve Jobs les hubiera acallado – lo hizo, y envainaron – que con la revalorización de sus acciones ya tenían retorno más que suficiente; Tim Cook, en otro contexto, ha preferido por ceder a esas demandas.

Apple no es una excepción ni mucho menos: la tesorería de Cisco y Oracle, por ejemplo, supera los 80.000 millones, mientras sus deudas suman 35.000 millones. Microsoft, otro de los ricachones del sector, emite regularmente bonos desde 2009, y contabiliza 14.000 millones de deuda, que equivalen más o menos al 10% de su robusta tesorería.

En parte, esta ingeniería financiera obedece al hecho de que esos activos líquidos – saldo bancario y titulos a corto plazo – no están realmente disponibles, porque sus titulares los han retenido fuera de Estados Unidos – un 71% del total en el caso de Apple – debido a que su repatriación tendría un coste fiscal de hasta el 35%. Esta es la otra cara del pragmatismo que ha incitado a tantas multinacionales americanas a canalizar sus operaciones exteriores a través de sociedades instrumentales con sede en paìses – Irlanda, Luxemburgo, etc – atractivos por su baja imposición.

La discusión sobre el asunto lleva mucho tiempo rondando, y no hay síntomas de que la administración Obama vaya a hacer en su segundo mandato lo que no hizo en el primero: aprobar unas vacaciones fiscales a cambio de facilitar el regreso del dinero a EEUU: parece que no se ha creído el consabido argumento de que con esos recursos se crearían empleos «americanos».

Se puede deducir que la emisión de deuda no deja de ser una manera indirecta de repatriar recursos offshore, sólo que desplazando el sujeto fiscal. Y que con esos recursos se puede, llegado el caso, paliar los fallos de generación de cash flow dentro de Estados Unidos, o bien usarlos para financiar adquisiciones.

Un caso peculiar es Cisco, cuyo presidente John Chambers, tras reclamar a menudo un cambio de actitud del gobierno hacia los fondos offshore, ha cortado por lo sano y en pocos meses ha comprado empresas no estadounidenses: Intucell (israelí), Cognitive Security (checa), SolveDirect (austríaca) y Ubiquisys (británica). Vaya uno a saber si Cisco u otras multinacionales tendrán en su punto de mira más empresas europeas.

Volvamos a Apple con una última frase: aunque la inquietud entre los accionistas amainara gracias a esta inteligente maniobra financiera, con ella no habrá resuelto el problema acuciante que afronta Tim Cook: las cuentas de la compañía revelan una erosión sistemática de los márgenes, y esta es una dolencia difícil de erradicar.

¿Dónde vas con tanto sensor?

26/04/2013

Por un momento, pudo parecernos un capricho de Sergey Brin, que trajinaba en su laboratorio mientras su socio Larry Page se dedicaba a poner orden en los demasiados frentes abiertos por Google. Era/es una interpretación simplista, en la que falla la premisa: las gafas de realidad aumentada Google Glass no son un capricho, sino que se pretende sean la base de eventuales negocios. ¿Cuáles? Si inversores afortunados como Marc Andreessen [Andreessen Horowitz] y John Doerr [Kleiner Perkins Caufield & Byers] acompañan en la foto a Bill Maris, de Google Ventures, es porque han visto en el invento una veta de aplicaciones, que requerirán desarrolladores que a su vez necesitarán financiación. Leer más

25Abr

25/04/2013

Aun suponiendo que uno no sepa a qué diablos se dedica Apple, y sin conocer los antecedentes, le costaría explicarse la decepción que los resultados publicados el martes han provocado entre analistas normalmente proclives a la compañía y plumillas incondicionales de la marca. Estas reacciones, inesperadas en ellos, revelarían que Apple ha perdido (o no ha sabido conservar) una de las grandes bazas con las que ha contado: la reputación de imbatible entre los inversores, la iniciativa ante los medios, eso que inglés llaman momentum. Escribe Tim Bradshaw que desde el pasado otoño, cuando la acción tocó techo a 700 dólares, «Tim Cook ha pasado más tiempo pidiendo disculpas por algún error que presentando una innovación».

En una nota a sus clientes [publicada antes de conocerse los resultados], Barclays recorta en un 20% su previsión de beneficio por acción, y estima que los ingresos totales crecerán un 7% este año (cierre en septiembre) y sólo un 2% el siguiente.

Hay tipos menos impresionable: ni incondicionales ayer, ni escépticos hoy, que trabajan en las agencias de calificación de crédito S&P y Moody´s, de infausta gama en España. Justamente el lunes, asignaron a Apple las calificaciones AA+/Aa1. Algunos de sus fundamentos son elocuentes: 1) «a diferencia de otros fabricantes de PC y de móviles, Apple ha sido capaz de diferenciar sus productos, y creemos que esta cualidad permite pensar en una ventaja sostenible a largo plazo [7 a 10 años, según S&P]; 2) «la cohesión de hardware y software en torno a sus sistemas operativos, ha generado una fuerte lealtad entre los consumidores, que para el resto del sector es cosa del pasado […] esto produce un flujo de ingresos recurrente a lo largo de los sucesivos ciclos de producto».

Si lo anterior se hubiera escrito en vida de Steve Jobs, nadie habría prestado demasiada atención, pero en las actuales circunstancias, se puede leer como un aval a la estrategia de Tim Cook, y una advertencia a los inversores para que hagan oídos sordos al graznido colectivo de blogueros y especuladores (que a menudo son la misma fauna).

Encuentro interesante la siguiente advertencia, firmada por el analista Gerald Granovsky, de Moody´s: «dados los riesgos inherentes a la rápida evolución de la tecnología en este sector, no tenemos previsto por ahora corregir al alza nuestro rating [elevarlo a AAA] pero podría ocurrir si Apple demostrara que es sostenible su capacidad de generación de cash, y observáramos evidencias tangibles de que los usuarios se mantienen fieles a través de las subsiguientes actualizaciones y novedades en sus líneas de productos». Para que nadie saque conclusiones apresuradas, hay que hacer constar que sólo cuatro empresas no financieras tienen la calificación AAA, y una de ellas es Microsoft.

24Abr

24/04/2013

Ya estarán enterados de la asombrosa historia de la hoja Excel equivocada con la que se ha justificado una tesis nada inocente: que el crecimiento económico de los países desciende abruptamente una vez que su deuda pública supera el umbral del 90%. La publicaron en American Review of Economics en 2010, dos prestigiosos profesores de Hardvard, Carmen Reinhardt y Kenneth Rogoff; como por ensalmo, pasó a ser uno de los argumentos favoritos de los partidarios de la austeridad como eje de la política económica.

Otros economistas se propusieron revisar la tesis de Reinhardt y Rogoff para verificar si, efectivamente, el precipicio pasaba por la línea del 90%. Los autores, gallardamente, reconocieron haberse equivocado al eliminar de su hoja de hoja de cálculo cinco celdas correspondientes a sendos países que, en principio, debían entrar en la fórmula. Al reinsertarlas, se descubre que la deuda podría ser más alta sin hundir por ello el crecimiento.

Esta semana, Bill Gross, que dirige Pimco, el mayor fondo especializado en bonos [gestiona 290.000 millones de dólares) se ha convertido en un crítico severo de las políticas de austeridad. Nunca sabremos si su conversión obedece a una revisión de su propia hoja de cálculo, pero en 2010 Gross afirmó que con su nivel de deuda – inferior a la actual – Reino Unido estaba sentado sobre un barril de nitroglicerina.

No desvelo un secreto si digo que cada día en las empresas se manipulan las hojas de cálculo – «Excel aguanta todo», suele decirse – con el objetivo de simular resultados alternativos y, llegado el caso, forzar aquel que mejor se adapta al objetivo buscado. Sin voluntad de engaño, se acepta que se trata de una aproximación, y que la realidad pondrá las cosas en su sitio. ¿Por qué no hacerlo en el supuestamente aséptico ambiente académico? ¿Por qué no explotar de mala fe una conclusión ideológica basada en una supuesta premisa objetiva?

Vamos, que parecía difícil imaginar que cinco celdas de Excel pudieran influir en la política económica y abrir una brecha tan grande entre los objetivos que se dice perseguir y los resultados que realmente se están obteniendo. Les contaré que, cuando yo estudiaba Economía [no se habían inventado VisiCalc ni Excel], personalmente no me sentía a gusto con la econometría, me apasionaban las clases de Estructura Económica. Luego la vida me llevó al periodismo, y no tengo muy claro en qué momento los estudios de esa ciencia social llamada economía se distanciaron de la tradición secular de pensamiento [La gran búsqueda, de Silvia Nasar, Ed. Debate, da valiosas pistas, pero se detiene a principios de los 70, y esta es una frontera crucial].

22Abr

22/04/2013

Me han señalado que el comentario del viernes acerca de las negociaciones entre IBM y Lenovo ha tenido interpretaciones que parten de un error en mi texto. Según el acuerdo, Lenovo compraría el negocio de servidores x86 a IBM, de lo que alguien podría deducir que la empresa china aspira a conquistar rápidamente una posición similar a la que tiene en los PC: segunda de la tabla a un pelo de HP y dejando muy atrás a Dell. Como digo, el origen es un error que quiero rectificar cuanto antes: IBM no es líder mundial del mercado de servidores x86, como decía mi comentario. Lo que cambia mucho las cosas.

Según IDC, «los ingresos de HP a precios de fábrica en la categoría x86 se incrementaron un 4% y siguieron liderando el mercado con un 32,7% de cuota. Dell experimentó un 5,7% de aumento interanual y retuvo la segunda plaza con una cuota del 22,9% de los ingresos. El tercer puesto fue para IBM, con un 16,7% después de un descenso del 2,3%» En la cuarta posición se ha colocado Cisco, gracias a un 50,7% de crecimiento, y la quinta es compartida por Fujitsu y Oracle. En conjunto, los ingresos de esta industria aumentaron en 2012 un 4,1% hasta 35.800 millones de dólares, mientras los despachos declinaban 0,4% para quedarse en 8 millones de unidades.

Me excuso por el error, y sólo quisiera añadir que el interés de la noticia tiene otras aristas. Una, obvia, es la retirada de IBM, cuyos resultados del primer trimestre indican que el Systems and Technology Group (hardware, para entendernos) ha perdido 405 millones sobre ventas externas de 3.100 millones. Algún recorte es previsible para alinear esta anómala proporción con los objetivos de la hoja de ruta 2015. Puede que, al eliminar de sus activos los servidores de la serie x, IBM quiera redoblar esfuerzos en favor de sus sistemas Power (procesador propio), con Linux como sistema operativo y ocupar el espacio de x86 para cargas de trabajo analíticas y de bases de datos que hoy son muy demandadas. Al parecer, la transacción no va a incluir los FlexSystems, servidores modulares presentados hace ahora un año y de los que casi no ha vuelto a hablar; los rumores añaden que de su fabricación podría hacerse cargo Lenovo, pero seguirían vendiéndose con la marca de IBM. O sea que no es tan simple como parece.

¿Qué ganaria Lenovo? Cuota, presencia en los mercados, negocio para su canal, etc. Sería ingenuo suponer que aunque incorporase – presuntamente – un 16,7% de cuota de servidores x86, podría imitar el camino que recorriera en los PC durante doce años: las circunstancias son muy distintas, y los rivales no carecen de estrategias. Por otro lado, al comparar los márgenes de HP y Lenovo en sus ventas de PC – con la dificultad que entraña hacer esta segmentación – algunos analistas han observado que los primeros son más altos, lo que implica descubrir que con tal de subir en la tabla de un mercado commoditizado, la empresa china ha sacrificado rentabilidad. No es para sorprenderse, pero resulta lo contrario de lo que se dice que haría ahora.

19Abr

19/04/2013

Si la operación se concreta, que eso parecía ayer, tendrá muchísima lógica. IBM estaría a punto de cerrar la venta de una parte de su negocio de servidores, la línea System x, basados en procesadores x86 (Intel o AMD, según los casos). Y el comprador, cómo no adivinarlo, sería Lenovo, que pagaría entre 5.000 y 6.000 millones de dólares. Una parte del personal del centro de ingeniería de servidores que IBM tiene en Carolina del Norte, ha sido advertido de que pronto pasará a depender del vecino [Lenovo tiene su cuartel general a pocos kilómetros, donde se instaló al comprar en 2004 la división de PC de IBM]

No es la geografía lo importante, sino el deseo de IBM de desprenderse de las actividades de hardware de bajo margen [los sistemas i, p y z mantendrán su estatus actual]. Pero sólo estaría dispuesta a venderlos a alguien que garantice que no usará esos activos para amenazar sus posiciones en otros negocios rentables. Lenovo cumple esa condición, además de la excelente relación mutua. Sería un arreglo que en cierto modo evoca al que en su día acordaron sobre los Thinkpad: IBM seguiría suministrando a sus clientes soluciones basadas en servidores x86, ahora fabricados por la compañía china.

Según los últimos datos de IDC, el valor del mercado mundial de servidores x86 creció por razones excepcionales en cuarto trimestre, gracias a los nuevos chips Sandy Bridge, pero siguió declinando en unidades. En el caso de IBM, líder del mercado [puesto que perdería], la caída fue del 2% y el 3,7% respectivamente. Lenovo, por su lado, no es un competidor notorio, porque sus máquinas Thinkserver se venden fundamentalmente en China. La transición del mercado con la abundancia de marcas blancas – y quizá su confianza en que sabrá gestionar los costes mejor que IBM – le animan a dar el salto. Sería, asimismo, una oportunidad para reforzar su canal con un catálogo más robusto. El precio que se ha mencionado parece elevado, pero las partes sabrán calcular el valor de la oportunidad.

Si acaso, la única sombra podría ser provocada por la colisión con otro acuerdo, el que Lenovo firmó con EMC el año pasado, que la habilita para vender – sobre todo en China – equipos de almacenamiento de bajo nivel, integrados con sus propios servidores. Pudiera ser que esta circunstancia chocara con la rivalidad que mantienen IBM y EMC, pero tampoco sería un caso excepcional de promiscuidad tolerable, a la vista de abundantes ejemplos que ahora mismo no vienen al caso.


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