27Oct

27/10/2015

No he visto la noticia publicada en otros medios, pero R.B. un lector que tengo en un banco y suele enviarme pistas, me envía una pieza del FT firmada por Simon Samuels, ejecutivo retirado del Barclays. El asunto es este: por si no fueran bastantes los contratiempos que últimamente vive Alemania, Samuels cuenta que el Deutsche Bank reconoce haber transferido accidentalmente 6.000 millones de dólares a una cuenta equivocada, y revirtió la transacción 24 horas después. Apelando a su experiencia, Samuels advierte que operaciones por miles de millones no son tan raras como uno podría suponer. Pero un asunto lleva a otro.

Aunque el error no fuera informático, sino (presuntamente) humano, sirve para poner de relieve que la causa última es la escasa inversión del banco en TI. De accidentes y parones informáticos, la banca europea ha estado servida en los últimos por no hablar de los ciberataques, que no vienen al caso. Sostiene Samuels que la banca ha recortado sus inversiones en TI para destinar recursos al pago de las sanciones que ha merecido por conducta impropia. Y que, según sus cálculos, han implicado desembolsos por un total de 300.000 millones de dólares en los últimos cinco años. Una cifra que equivaldría a diez años de inversión agregada en TI de los bancos de Estados Unidos y Europa. Ahora se ven las consecuencias.

«El problema no puede destaparse en peor momento […] Históricamente, la banca se ha acomodado a la idea de que, aunque su servicio fuera de mala calidad, estaría más protegida que otros sectores gracias a la inercia de los clientes […] Pero los tiempos han cambiado. Las deficiencias tecnológicas hacen vulnerables a los bancos». Vulnerables a fallos de sus sistemas, pero también a algo que no esperaban, la pérdida de negocio.

Si se piensa en la cantidad de escándalos bancarios, con sus consecuencias regulatorias, sumada al hartazgo de los clientes «no es sorprendente que la relación entre bancos y clientes sea hoy peor que nunca». Puede que la perspectiva de Samuels esté dictada por malas experiencias en Reino Unido, pero es un toque de atención: nunca como ahora los bancos han tenido tan mala imagen. Esto coincide con la aparición de nuevos rivales que no son bancos y se benefician de las últimas tecnologías para atacar los segmentos más rentables del negocio bancario.

Enumera Samuels algunos ejemplos de lo que ha dado en llamarse fintech: Transfer Wise, servicio de transferencias internacionales, Algomi, una plataforma especializada en negociación de bonos, Funding Circle, uno de los varios exponentes de préstamos P2P para pequeñas empresas, NerdWallet, banca de consumo, y así podría seguir porque la lista es muy larga, y extiende su sombra sobre el sistema financiero. Algunos bancos, entre ellos los líderes del mercado español, están espabilando.

Para terminar: nuestro autor avisa de que no vale de nada razonar que algo parecido ocurrió en los 90 con una hornada de bancos online que, al poco tiempo, fueron derrotados o digeridos por las marcas establecidas. Esta vez es diferente porque 1) la tecnología es más sofisticada, 2) a los intrusos no les interesa convertirse en bancos sino arañar segmentos del negocio bancario, 3) la crisis y ciertos desmanes han abierto una brecha entre la banca y sus clientes y [por esto lo traigo aquí a colación], 4) las TI de gran parte de los bancos deslucen al lado de la que han montado los advenedizos. Samuels cierra su texto con un llamamiento que – me temo – será acogido como la ocurrencia de un jubilado: que los accionistas de los bancos acepten sacrificar una parte de los beneficios distribuibles para destinarla a invertir en tecnología. Gracias, R.B. por mantenerme al tanto.

26Oct

26/10/2015

El mercado mundial de PC ha tocado fondo en el tercer trimestre. La frase no deja claro si va a rebotar desde el fondo o se quedará indefinidamente en él. Los 71 millones de unidades despachadas – según el cómputo de IDC – son menos que los 79,5 millones del segundo trimestre y muchas menos que los 89 millones del tercero de 2012. Habría que remontarse más atrás para encontrar signos de salud de la demanda, perturbada durante un tiempo por la moda de las tabletas: sólo en el primer trimestre del 2014 pareció acercarse al crecimiento cero, pero volvió a recaer. Según IDC, el trimestre más reciente se saldó con una caída interanual del 11,8%, mientras Gartner la deja en un 7,7%.

Las cosas van de mal en peor para una industria que lo ha intentado casi todo en los últimos años para revitalizar la demanda. Retrospectivamente, esto no es coyuntural, y mirando al futuro, no hay más que leer los últimos resultados trimestrales de Intel: sus ingresos por ventas de procesadores para PC cayeron un 7%, y esto gracias a un aumento del precio medio, porque en volumen la caída fue del 19%. Los fabricantes son extremadamente cautos a la hora de gestionar sus suministros ante el próximo ciclo de ventas. A su debilitado competidor, AMD, no le ha ido mejor: su CEO Lisa Su, ha encontrado una disculpa: las estanterías están llenas de PC con Windows 8, por lo que no confía en que Windows 10 cambie a corto plazo la situación.

Hay una confluencia de explicaciones económicas y sociológicas para este fenómeno. El ritmo de innovación en el hardware desacelera, la renta disponible de los consumidores tiene otras tentaciones que atender e incluso las empresas – algún analista habla de la era del «good-enough computing» – no están convencidas de que la primera prioridad sea reemplazar masivamente sus PC. «Los presupuestos de TI están enfocados en otros proyectos», certifica la consultora IDC.

El analista Jay Chou, precisamente de IDC, avisa que «la mejora de la experiencia en todos las categorías puede impulsar a largo plazo la demanda de hardware y estabilizar el mercado a partir del 2016». Y señala a la nueva generación de chips de Intel, Skylake, como estímulo, a la vez que ve en Windows 10, por encima de sus cualidades, un freno a ¡a demanda. No porque el sistema operativo defraude las expectativas sino porque Microsoft ha puesto en marcha un programa de actualización que, en la práctica, desincentivaría la renovación del hardware. Un argumento que refutaba en entrevista con este blog Terry Myerson, VP de Microsoft.

No obstante lo anterior, Chou suaviza su juicio recurriendo a una encuesta según la cual el 50% de los usuarios dicen tener intención de comprar un PC en los próximos doce meses, mientras que sólo el 21% declara lo mismo acerca de una tableta.

Este es el otro factor que considerar. Parece haber pasado el tiempo de la fiebre de los consumidores por esta alternativa. Según el pronóstico de Gartner, las ventas de tabletas van a declinar un 8% este año, empeorando la previsión inicial de -3,8%. En contraste, las ventas de 2-en-1, híbridos entre portátil y tableta, crecerán un 86,5% en 2015. Como una sola voz, la industria se ha lanzado sobre esta categoría, esperando que su precio medio más alto le compense económicamente por el descenso de los desktop y portátiles convencionales. Este es el rasgo de mercado que Microsoft quiere favorecer con Windows 10. Para apoyarse mutuamente, tres grandes fabricantes (Lenovo, HP y Dell) se han unido a Intel y Microsoft para financiar una campaña de publicidad (sólo en Estados Unidos, que yo sepa) con cinco spots cuyo lema común es «PC Does What.

Es ley de vida que las memorias se consoliden

26/10/2015

La carrera de fusiones entre fabricantes de semiconductores se acelera, conforme los distintos mercados van madurando y los márgenes son cada vez más estrechos. La semana pasada, Western Digital (WD) anunciaba la compra de SanDisk por una cifra que puede sorprender a quien no conozca este negocio: 19.000 millones de dólares. Cuando se cierre la transacción, WD tendrá el control del mercado de discos duros (HDD) y una parte importante del de memorias flash. La lógica de esta operación y de otras recientes, es la misma: ganar tamaño para paliar la contracción de los mercados. WD adquirirá las acciones de su competidor pagando un sobreprecio del 10%, reflejo de su necesidad de expansión. Leer más

23Oct

23/10/2015

Faltan pocos días para que HP se escinda en dos empresas –a priori de tamaño equivalente – y Meg Whitman, que conservará el puesto de CEO en HP Enterprise, parece decidida a limpiar la casa antes del cambio: ayer se anunció la venta de TippingPoint, unidad de negocio de seguridad, adquirida por TrendMicro en 300 millones de dólares. La cifra indica por sí misma el escaso peso que esa actividad ha tenido para la compañía. Pero no ha sido esta liquidación de activos la noticia más destacada que HP nos deja en estos últimos días de su larga existencia unificada.

Seis meses después de negar oficialmente la intención de renunciar a competir en cloud pública, HP la confirma. La revelación ha recaído, como la anterior, en Bill Hilf, VP senior de la Cloud Business Unit, que en abril declaraba al New York Times haber llegado a la conclusión de que no tenía sentido para HP intentar competir con Amazon Web Services o Azure – frase que negó con la boca pequeña 48 horas después – y ahora reaparece para anunciar que Helion Public Cloud dejará de prestar servicio el 31 de enero de 2016.

Acaba así la aventura que HP inició tras la compra de Eucalyptus y el fichaje de su fundador, Marten Mickos – que pronto dejó la compañía. El hombre que heredó las riendas, Bill Hilf – antes de fichar por HP fue responsable de Azure en Microsoft – acepta ahora la derrota e informa de que HP reforzará su soporte a los clientes que opten por los servicios de Amazon y Microsoft.

Promete HP «[seguir] desarrollando agresivamente nuestro ´ecosistema` de partners para integrar las distintas opciones de cloud pública». La redacción de la frase «Public cloud is also an important part of our customers’ hybrid cloud strategy, and our customers are telling us that the lines between all the different cloud manifestations are blurring«, sugiere la incomodidad que supone volver sobre el episodio de abril.

Si se lee literalmente, lo anterior no quiere decir que HP renuncie a la nube; sólo que tira la toalla en la variante pública para abrazar el concepto híbrido de estas prestaciones. Mantendrá vigente Helion CloudSystem, un servicio para el que sus capacidades son más apropiadas: construir nubes privadas para sus clientes corporativos: según Hilf, este modelo de oferta está registrando un crecimiento de dos dígitos. Se supone que en Europa, donde la oferta de cloud pública no llegó siquiera a despegar seguirá apostando por su iniciativa Cloud 28+, ajustada al modelo PaaS y secundada por partners en cada país.

No tiene por qué haber relación causa-efecto – la decisión estaba tomada – pero es curioso que la retirada de HP coincida con el anuncio conjunto de EMC y VMware de lanzar un servicio basado en su pariente Virtustream. Un factor de incertidumbre para HP podría residir en que VMware – hasta ahora su opción favorita de virtualización – pasará a girar en la órbita de Dell, su encarnizado adversario en todos los frentes. Las lindezas que estos días se han dedicado Meg Whitman y Michael Dell confirman que la enemistad es irreversible.

Volviendo a TippingPoint, su venta a TrendMicro no parece tanto un signo de retirada cuanto de replanteamiento del negocio de seguridad, en el que difícilmente HP Enterprise pudiera abstenerse. El sentido de la decisión, según explican fuentes de la compañía, sería el de «barajar y dar de nuevo». El cambio de estrategia ya se había traducido en la salida de Art Gilliland, antiguo responsable de HP Security, que se ha marchado a dirigir una startup llamada Skyport Systems. La oferta de TippingPoint incluía un IPS (intrusion prevention system) de nueva generación, que encaja con el deseo de TrendMicro de crecer en el muy fragmentado segmento de la seguridad empresarial. No obstante, la compraventa implica que HP, y su canal, seguirán vendiendo los productos de TrendMicro.

En definitiva, lo que estas noticias indican, tras el reciente anuncio de recortar drásticamente la plantilla de su rama de servicios, es que Meg Whitman quiere iniciar la andadura de HP Enterprise con la menor carga de rémoras, para ganarse la confianza de los accionistas cuando llegue el momento – el 1 de noviembre – de la separación.

2035: del coche autónomo al rimel virtual

23/10/2015

Cinco, diez, veinte años. El ejercicio prospectivo permite elegir el horizonte: 2020, 2025 o 2035. Ian Pearson, reputado futurólogo de las TI, ha dirigido el estudio The 2-in-1 Trend Report, patrocinado por Toshiba, en el que enumera los cambios que pronostica para cada una de esas fechas, no tan lejanas. El objetivo del patrocinador es pragmático: definir qué papel van a jugar los dispositivos móviles, en especial los llamados 2 en 1. Entre los augurios – algunas verdades como puños en el presente – se encuentra la expansión de los coches autónomos, la entrada de los robots en la vida cotidiana y el recurso generalizado a la inteligencia artificial. Poco original, pero es bueno saberlo. Leer más

Dell + EMC: banquete de la boda del año (1)

21/10/2015

Sólo el tiempo (años, quizás una década) dirá si la decisión de Michael Dell de comprar EMC, y la de Joe Tucci de venderla, han sido un acierto o un error. O algo entre medias, como puede opinarse de otras operaciones de parecido calibre. De momento, gana terreno una especie de teoría del dominó: la unión de estas dos compañías no puede menos que alterar las estrategias de sus rivales: los casos más obvios son HP e IBM, pero la lista es potencialmente larga. Al mismo tiempo, viejos amigos y aliados – Cisco, entre otros – se replantearán qué posición tomar ante la aparición de un gigante que podría tener una facturación anual de 80.000 millones de dólares, equivalente a la de IBM. Leer más

20Oct

20/10/2015

La notoriedad no tiene por qué ser un valor en sí mismo para un inversor de los que llaman ´activistas`. Pero puede ser un arma intimidatoria. Carl Icahn, durante años el más conocido de la subespecie, ha presumido en Twitter y en entrevistas de su influencia sobre Tim Cook, a quien persuadió de ser más audaz en su política de autocartera. Hace pocas semanas, anunció haber comprado otros 53 millones de acciones de Apple que le habrán costado sus buenos 3.000 millones de dólares. Antes, Ocahn ya tuvo una disputa con Michael Dell tratando de sacar tajada la decisión de este de retirar su empresa de bolsa.

Hay no menos de una decena de inversores que son maestros en el arte de presionar a las empresas de las que poseen un paquete de acciones. La diferencia entre los fondos de venture capital y los que acumula equities adquiridas en bolsa consiste, por regla general, en que los primeros acompañan la gestión de las empresas que han ayudado a construir, mientras los segundos son propensos a la confrontación para dictar al equipo directivo lo que tiene que hacer para elevar el valor de sus acciones.

En estos días ha vuelto a destacar el más temible de los accionistas ´activistas`, Paul Singer, cabeza visible del fondo Elliott Management. Ha usado su condición de accionista de EMC para rebelarse contra la estrategia de Joe Tucci, y no puede ser casual que Tucci se resignara a vender la compañía justamente cuando vencía la tregua pactada con Singer, que pretendía otra cosa: hacer cash segregando VMware. Al final, Singer ha conseguido lo que quería, una plusvalía de casi el 30%, que Elliott Management se embolsará cuando quede cerrada la venta de EMC al consorcio formado por Michael Dell, Silver Lake Partners y el fondo soberano de Singapur.

El conflicto, la tregua y el desenlace de la relación de Singer con EMC han reforzado la reputación de Singer, mundialmente célebre por su bronca con el gobierno argentino por un ´quítame allá estos bonos`. Lo que mejor hace el multimillonario es detectar puntos débiles en los que encontrar oportunidades de consolidación o desmembración. Mientras esperaba que EMC se rindiera, ha tenido tiempo para comprar acciones de Polycom y de Mitel Networks, tras lo cual ha empezado a presionar para que se fusionen.

Singer fundó Elliott Management en 1977 y desde entonces ha llevado a cabo unas 40 «campañas» ejecutadas por su fiel Jesse Cohn, un antiguo programador devenido en especialista en encontrar el valor subyacente en las empresas de TI. En lugar de identificar nuevos negocio, explora las grietas en las paredes de las empresas establecidas.

En los últimos años, el dúo Singer-Cohn ha penetrado en BMC, NetApp, Compuware, Riverbed y BlueCoat, entre otras compañías. Ha vendido a otro inversor, las tres últimas y ahora analiza el impacto que la suerte de EMC pueda tener sobre NetApp, también especialista en almacenamiento. Otra compañía en la que Elliott ha empezado a mover ficha es Citrix, rival de VMware que lleva varios años dando bandazos y estos días es objeto de rumores. Un detalle que puede ser clave: Jesse Coch acaba de incorporarse al consejo de Citrix.

Cuando el malware afina la puntería

20/10/2015

La industria de la seguridad ha ido mutando con los años, pero el concepto de base es el mismo: detectar las amenazas y paliarlas, pero hay que vivir con ellas. En el evento Be Inside Technology Summit (BiTS) 2015, organizado por la firma de antivirus ESET, se han podido conocer algunas de las tendencias de este mercado, tanto desde el aspecto ofensivo como de las defensas y paliativas. Las conferencias, a las que este blog fue invitado, constituyeron un rico punto de encuentro de investigadores y prensa especializada, con un momento de relieve para la presencia de Microsoft. Pero, sin duda, el protagonismo correspondió a las vulnerabilidades de Android, asunto central de varias ponencias. Leer más

14Oct

14/10/2015

A juzgar por las fotos, Edward Snowden no parece ser un hombre de gran estatura, pero su sombra está resultando más larga de lo que se pensaba. Su chivatazo del 2013 sobre las actividades de espionaje electrónico de la NSA ha inspirado a un estudiante austríaco – al parecer un tipo corriente pero con mucha motivación – que, tras pasar años litigando, ha conseguido una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE (ECJ, según la sigla en inglés). Max Schrems pasará a la historia por haber ganado un pulso a prestigiosos bufetes de abogados especializados en derecho de Internet.

No abundaré en detalles, porque esto no es una crónica y porque la noticia es suficientemente conocida. La sentencia del ECJ dice que el mecanismo conocido como Safe Harbor – acordado en 2000 entre la Comisión Europea y el gobierno de Estados Unidos – no protege suficientemente los datos personales de los ciudadanos europeos que se transfieran a centros de datos en aquel país, porque la legislación estadounidense en materia de seguridad nacional infringe las salvaguardas previstas en aquel acuerdo de hace 15 años. En consecuencia, invalida la vigencia del acuerdo; la decisión no es recurrible.

Como suele suceder, la noticia ha sido mal interpretada, por pereza intelectual, o tergiversada, por mala fe o intereses creados. De manera que me limitaré a describir las consecuencias, algunas hipotéticas, de la sentencia. Está cantado que va a provocar nuevos roces entre Washington y Bruselas, pero de ahí a sostener, como los integristas habituales, que la supresión de Safe Harbor condena a Europa al atraso tecnológico y a la parálisis de inversiones en TI, hay un abismo.

La premisa de Safe Harbor [la transferencia de datos de Europa a Estados Unidos cuenta con las garantías suficientes para la protección de los ciudadanos europeos] es contraria a lo que afirma la sentencia del ECJ. Entonces, la invalidez del acuerdo, ¿significa que Facebook, Google, etc no podrán funcionar en Europa a menos que almacenen en suelo europeo los datos europeos? De eso nada. Las empresas adheridas al mecanismo – unas 4.400 – podrán seguir funcionando como hasta ahora, sólo que en caso de reclamación legal por parte de algún usuario o cliente, no podrán alegar que su actuación está amparada por un acuerdo que ya no está en vigor.

El procedimiento previsto en Safe Harbor establece como condición que las empresas que almacenen y/o procesen en Estados Unidos datos de personas físicas o jurídicas europeas [definición que vale tanto para un tuit, un post, un mensaje de correo o la nómina de una multinacional], deberán autocertificarse ante las autoridades federales que cumplen con siete principios elementales, entre los que se encuentra la garantía de proteger su integridad y que no los transferirán a terceros.

Facebook, que está en el origen del litigio por la denuncia de Schrems, ha declarado que no se apoya exclusivamente sobre Safe Harbor sino también sobre otros métodos aprobados por la UE para transferir datos de conformidad con la ley. Lo mismo ha afirmado Google, y ambas tienen razón: existen fórmulas alternativas y/o paralelas, como las así llamadas Normas Corporativas Vinculantes (binding corporate rules) y un modelo de cláusulas contractuales; en ambos casos se trata esencialmente de seguir procedimientos de aprobación separados, que pueden ser comunitarios o, lo más frecuente, acogerse a las leyes nacionales de los países miembros.

Microsoft, proveedor de almacenamiento de datos online y de servicios cloud para empresas, dice no estar concernida por la cuestión: «nuestros términos de uso [esos que nadie lee] dejan claro que nuestro servicio consiste en transferir datos entre usuarios, y a eso se limita nuestro papel». Salesforce se ha apresurado a declarar que «ha tomado medidas para asegurar a sus clientes del cumplimiento de la legislación vigente». Amazon, siempre segura de sí misma se ha limitado a informar de que sus servicios cloud en Europa han sido declarados conforme por el grupo de trabajo del artículo 29, órgano consultivo de la UE en materia de protección de datos.

Más allá de las declaraciones para salir del paso, los abogados de cada gran compañía están analizando las implicaciones de la sentencia. Desde luego, la existencia de alternativas suaviza el impacto inmediato de la sentencia, pero una vez creado el precedente, nada impide que sean cuestionadas y que, algún día, otro tribunal las anule por estar en contradicción con la sentencia de 2015. También es posible – pero no carente de riesgos – que la posición común europea se resquebraje si, por ejemplo, algún estado miembro viera la oportunidad de convertir su territorio en santuario de datos (un símil de los paraísos fiscales) dando por buenos modelos contractuales «nacionales». En todo caso, se puede esperar que en los próximos meses sean anunciadas iniciativas de implantación en Europa de datacenters de proveedores de servicios.

La única salida posible a este enredo sería una negociación, que no podrá desembocar en un maquillaje de Safe Harbor añadiendo el sufijo 2.0. Si desde el 2013 no ha se ha podido avanzar [lo que decía sobre la sombra de Snowden], ahora se antoja más difícil llegar a un acuerdo que respete el criterio fijado por el ECJ: la contraparte (EEUU) deberá ofrecer las mismas garantías que rigen en la UE en materia de protección de datos. A menos que hubiera un cambio profundo en la actitud de Washington, un nuevo acuerdo podría ser invalidado. Perdonen la longitud del texto, pero pudo haber sido peor.


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