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CES 2015, ¿qué hay de nuevo, viejo?

12/01/2015

Aunque otras crónicas digan lo contrario, el CES 2015 se ha caracterizado por mostrar pocas cosas nuevas: un número creciente de expositores ha aportado un número decreciente de novedades auténticas. De siempre se ha sabido que mucho de lo que se ve en enero en Las Vegas no llegará al mercado, pero nunca había sido tan notoria la redundancia en esta feria. Esto no significa que no hubiera destellos de innovación, sino que en buena parte se han perdido en medio de una cacofonía de marcas cutres que chupan rueda de la proximidad de las grandes. El lado bueno es que podría evitar que el CES sea víctima de la consolidación, como le pasó al Comdex, desaparecido por confiar demasiado en el PC. Leer más

9Ene

9/01/2015

Hace un año, o más, algunos daban por muerto al PC, seguros de que las tabletas acabarían con esa antigualla. Los mismos que descubren el descenso de ventas de las tabletas, cuando la ida y la vuelta sólo reflejan un ajuste en las prioridades de compra de los consumidores. Cuando se publiquen las cifras del cuarto trimestre, probable revelen que el mercado mundial habrá cerrado 2014 con una recuperación, más cercana al valle de 2013 (314 millones de unidades) que del pico de 2011 (365 millones). Estos días, en el pletórico CES de Las Vegas, el PC no ha sido ciertamente el protagonista, pero ha quedado en evidencia que la industria ha hecho los deberes, y en 2015 asistiremos a un movimiento ascendente, una evolución en lugar de la fantasiosa muerte del PC.

De eso me ocuparé otro día. Mi tema de hoy es algo que puede explicar al menos en parte el perezoso despertar del mercado del PC: la estrategia (¿o es sólo una táctica?) de Microsoft para asegurarse de que los Chromebook, promovidos por Google, no detraen la cuota de mercado de Windows. La agresiva política de precios de Microsoft, que se suponía temporal para fortalecer Windows 8, se expresa en una rebaja de las licencias – que en ciertos formatos llegan a ser gratuitas – para dar a los fabricantes un motivo de fidelidad compatible con la rentabilidad.

Se puede ver en la maniobra un anticipo de lo que puede aportar Windows 10 como sistema operativo transversal a distintas familias de dispositivos y, se supone, con diferentes escalas de precio. En una presentación reciente para analistas, Kevin Turner – chief operating officer de Microsoft en la era Ballmer que sigue en el puesto tras el cambio de CEO – dijo que la compañía no está dispuesta a que Windows 10 sea una fuente de pérdidas, pero que explorará «otras maneras de monetizarlo», de lo que algunos entendieron que se refería a distintas combinaciones de Windows y Office. Históricamente, Microsoft ha cargado en la cuenta de las marcas afines unos 50 dólares por cada licencia de Windows, pero el estrechamiento de los márgenes hace imposible que, en esas condiciones, un fabricante venda un PC a 200 dólares.

El resultado del movimiento de Microsoft (para la galería enmascarado como promoción de Bing) ha sido un recorte significativo del precio medio de los PC vendidos en el último tramo de 2014. Por esta razón, no todos los fabricantes han acogido por igual la iniciativa: ganar cuota de mercado está bien, pero no a cualquier precio. Es posible que HP, con su portátil Stream, haya avanzado algo en su carrera contra Lenovo, ejemplo que ha seguido Acer y, por lo visto en Las Vegas, imitará este año también Lenovo.

En comparación con los Chromebook, estas máquinas de bajo precio neutralizan la ventaja que Google creía haber adquirido y son un aviso de que su confianza en que «todo está en la nube» no convence a todos los usuarios. Chromebook puede haber ganado espacio en ciertos mercados, pero no así en el español, donde hasta septiembre se habían vendido unos pocos miles de unidades, gracias a operaciones con escuelas privadas.

Si lo que Microsoft pretendía era frenar la tentación de los fabricantes de echarse en brazos de Google, lo ha conseguido. Ahora bien, para que no se lo reprochen, tendrá que controlar que no está resucitando el efecto que hace unos años tuvieron los netbooks, de los que la industria tiene recuerdos ambivalentes. Ya se verá qué pasa con Windows 10, pero de momento, en el CES, la industria parece apuntar en todas direcciones para evitar una caída mayor del precio medio: por un lado, competir con los modelos baratos, mientras por otro experimenta con nuevos formatos, más capacidades y más prestaciones como manera de diferenciar distintos puntos de precio para mejorar sus márgenes. Mejor lo dejamos por hoy, si les parece.

8Ene

8/01/2015

Un repaso superficial a la lista de expositores en el CES 2015 revela que una de cada cuatro empresas presentes es de origen chino. Normal, me dirán, puesto que todo consumidor tiene su casa llena de gadgets fabricados en China. La diferencia es que, salvo unas pocas excepciones, las marcas chinas son poco o nada conocidas en Estados Unidos – mercado al que se dirige la feria de Las Vegas – aun cuando sean líderes en su propio mercado. Ahí reside la clave del despliegue promocional de esta semana.

Según la consultora de branding Millward Brown, sólo el 6% de los estadounisenses sabe nombrar una marca china. El ranking de Interbrand de 100 marcas globales incluye sólo una china, Huawei. Los estudios de mercado apuntan que los productos chinos están asociados a un tríptico formado por las palabras falsificación, copia e inseguridad. De hecho, aunque Huawei ocupa el puesto 94º en el ranking de Interbrand, en la práctica sus productos están vetados en EEUU tras una virulenta campaña de desprestigio. Hace pocos meses, Huawei presentó en ese mercado su smartphone Ascend Mate y, luego, la marca secundaria Honor. Su presencia en el CES 2015 obedece a un plan para situarse en dos años como la tercera marca del mercado norteamericano, detrás de Apple y Samsung. Si consigue superar barreras de diversa naturaleza.

ZTE, cuya rivalidad con Huawei es notoria [ambas tienen sus sedes, a corta distancia, en Shenzen] ha hecho coincidir con el acontecimiento el «refresco» de su marca y un nuevo logo. Según sus directivos, la meta es cambiar la percepción del público alineando sus smartphones en la gama alta del mercado. Por cierto, la marca china del momento, Xiaomi, dice no tener planes para vender sus smartphones en Estados Unidos, lo que no ha sido óbice para que, con 61 millones de unidades vendidas, haya desplazado a Lenovo y Huawei del ranking global.

La marca china más conocida es, por supuesto, Lenovo, con la reputación de convertir en rentables las divisiones de IBM que ha comprado a lo largo de los años, y que espera repetir la jugada con la adquisición de Motorola. Nótese que es el primero de la tabla mundial de venta de PC, con una cuota del 20%, pero sólo tiene el 10,7% del mercado estadounidense, en el que sus ventas de smartphones son mínimas. Esta compañía china ha contratado como protagonista de sus acciones de marketing al actor Ashton Kutcher [sí, el mismo que encarnó a Steve Jobs en el cine].

No se trata sólo de móviles, tabletas y PC. Dos marcas de televisores chinos han dado el do de pecho en esta edición del CES de Las Vegas. Haier y Hisense son marcas poco conocidas pero poderosas, que han seguido distintas trayectorias: la primera ha comprado casi cualquier marca de electrodomésticos aquejado por los problemas de este mercado; la segunda empezó fabricando televisores de marca blanca para cadenas de supermercados. Esta semana, Haier ha presentado en Las Vegas un modelo de 105 pulgadas y ultra alta definición, además de otro de pantalla OLED curva de 55 pulgadas. También Hisense ha cruzado la barrera de las 100 pulgadas, y un colega me escribe que sus vallas publicitarias están en los lugares más ´emblemáticos` de Sin City.

La verdad es que la idea de este comentario me ha venido tras enterarme que los organizadores de la feria de Las Vegas han anunciado que a finales de mayo se celebrará en Shanghai la versión asiática del CES, en la que los fabricantes chinos jugarán de locales y de anfitriones de las marcas estadounidense. Una jugada que inquieta a la vecina Taiwan, cuya feria de electrónica Computex está convocada para algunas semanas después.

De entrada, tiene buena pinta (y 2)

8/01/2015

Casi dos terceras partes de la inversión global en infraestructura TI (servidores, almacenamiento y networking) del tercer trimestre de 2014 fue destinada a despliegues de cloud. Según un informe de IDC, los 6.500 millones de dólares invertidos en infraestructuras cloud durante el período se repartieron entre proveedores de nube pública y despliegues de cloud privada. Las cifras son relevantes, sobre todo porque anticipan la tendencia dominante y fundamentan las predicciones de IDC para 2015. Tienen dos implicaciones: a) los CIOs menos propensos al riesgo prefieren mantener sus operaciones bajo control y b) la industria de las TI se enfrentan a una radical alteración de sus ingresos. Leer más

7Ene

7/01/2015

Feliz Año, lectores. Un adagio ingenioso sostiene que cuando dos o más economistas coinciden en un diagnóstico, es muy probable que el diagnóstico sea erróneo. En estas semanas de tránsito interanual, puede parecer que hay coincidencia en prever que 2015 será mejor que 2014, lo que tampoco dice mucho pero alegra saberlo. Tres factores concurren en ese consenso: la revitalización de la economía estadounidense, la consiguiente apreciación del dólar [y abaratamiento del euro entre otras monedas] y, el que más discrepancias suscita, el precio del petróleo.

Por tanto, este primer newsletter de 2015 pasa sumariamente revista a esos factores, y se complementa con una crónica de las predicciones de IDC sobre el mercado de las TIC.

En primer lugar, el comportamiento divergente de las economías desarrolladas. La Reserva Federal ha inundado Estados Unidos con una liquidez masiva, hasta el momento en que la consideró suficiente: el empleo se ha recuperado aunque con calidad y salarios degradados; en 2015 probará qué pasa si sube un poco los tipos de interés. Mientras, en la eurozona, seguimos confiando en la habilidad verbal de Mario Draghi, pero con la oposición del Bundesbank a un plan de compra de bonos que sería el equivalente del BCE a la facilidad monetaria de la Fed. Los economistas consultados por el Financial Times son más escépticos que esperanzados. Por su lado, la Comisión Europea esboza un impreciso programa de inversiones públicas que, si se le añadiera el multiplicador privado, podría aportar otra inyección de recursos para la reactivación. En el fondo de la escena, se eleva el temor a la deflación.

Durante al menos el primer semestre de 2015 podremos disfrutar de un ingrediente con el que no contábamos meses atrás: el petróleo oscilará entre 55 y 70 dólares por barril, lo que daría como resultado que una masa de dinero se desplace de los países productores (menos ingresos) a los consumidores (energía más barata) según apunta el profesor Mariano Marzo: entre el 0,5% y el 1% de crecimiento del PIB cambiará de manos, dependiendo de las circunstancias. Conviene saber que el programa plurianual que el gobierno español envió a Bruselas contemplaba para 2015 un petróleo a 103 dólares de media.

En este contexto, el dólar debería mantener su apreciación frente al resto de las monedas, e incluso llegar a situarse en torno a 1,10 por euro. En principio, debería ser positivo para las exportaciones españolas, que empezaban a flaquear tras haber oxigenado a muchas empresas en sustitución de una demanda interna anémica. Hay que advertir que la mayor parte de nuestras exportaciones se dirige a países con los que compartimos moneda, por lo que el efecto se neutralizaría. El desajuste, caso de prolongarse, afectaría a economías latinoamericanas a las que las empresas españolas se han aferrado en años críticos, como Brasil y México.

Estados Unidos vuelve a ser el motor del mundo desarrollado, con un crecimiento del PIB estimado para este año por encima del 3%. En Europa, las hipótesis oscilas en la mitad de ese porcentaje, o incluso menos: Alemania lleva tres años con una tasa de inversión prácticamente plana, Francia sigue perdiendo competitividad e Italia está demasiado endeudada para encontrar otro rumbo. Un resumen de la situación europea actual sería este: bajo crecimiento, baja inflación, bajo empleo. Además de la deuda, son nuestras tres dolencias, por lo que el forzado optimismo gubernamental resulta inverosímil.

Las incógnitas son de naturaleza política. Este año habrá una sucesión de de elecciones generales, empezando por Grecia y Portugal, dos países «rescatados», ciclo que deberá cerrarse en España. Se ha apretado el nudo de la austeridad y se ha profundizado la desigualdad, ¿cómo extrañarnos de que los ciudadanos no compartan el diagnóstico de la troika? Grecia fue el laboratorio que, al inicio de la crisis, debía servir de escarmiento para los perezosos europeos del sur. Uno de los desenlaces posibles es una moratoria de la deuda griega [que, seamos claros, nunca podría pagar] y la correlativa salida del euro. Angela Merkel opina ahora que esto último no sería tan grave, dicen que pensando en tensar la cuerda como aviso a otros electorados. En fin, pido disculpas por la extensión de este comentario, e invito a leer la crónica del día.

De entrada, tiene buena pinta (1)

7/01/2015

Como tiene por costumbre, IDC ha elaborado y difundido un conjunto de predicciones sobre las tendencias de los mercados de TIC en 2015. Globalmente, prevé un crecimiento del 3,8%, hasta superar los 3,8 billones de dólares. Algo menos de la mitad – 1,7 billones – se atribuye a las telecomunicaciones, y el resto a las TI propiamente dichas. Corrobora la existencia de dos velocidades de marcha: los mercados emergentes crecerán un 7,1%, cinco veces superior al modesto 1,4% de los países desarrollados. Europa será una vez más el eslabón débil, con crecimiento plano. Que conste que la excepción relativa será el mercado español, del que se espera un incremento del 1,7%. Leer más

19Dic

19/12/2014

Como este newsletter se distribuye a medianoche, un suscriptor me culpa, de guasa, por su insomnio tras leer sucesivamente la epístola y la crónica de anteayer. Quizá este lector tenga razón, y como no ganamos para sustos, más me vale aliviar la carga de mi comentario de hoy.

Hace tiempo que no escribo sobre Adobe, curiosamente dos años justos. Me arrepiento, porque es uno de los casos más interesantes de reconversión de un modelo de negocio basado en la venta de licencias ´perpetuas` a otro de ingresos recurrentes por suscripción. Al principio, la transición fue dura, pero los resultados del año fiscal 2014, cerrado en noviembre, son un signo de que la apuesta de Shantanu Narayen, CEO de la compañía, ha sido acertada.

Se puede argumentar que Adobe opera en un mercado peculiar, el del software creativo, en el que los grandes clientes perciben las ventajas del pago por suscripción, que les asegura estar constantemente actualizados, mientras que los profesionales independientes han renunciado al espejismo de la copia pirata. En el cuarto trimestre del ejercicio, un 66% de los ingresos fueron recurrentes [software como servicio] y al presentar los resultados, Narayen mencionó que en 2015 superarán el 70%. En todo caso, las cifras superan las que hubiera podido obtener mediante el modelo de licencia.

¿Misión cumplida? No del todo. Con 644.000 usuarios de pago añadidos, Creative Cloud, su suite gráfica en la nube, pasa de 3,4 millones. Pretende llegar en noviembre próximo a 5,9 millones de usuarios, lo que implica la adición de 47.000 cada semana, en promedio. Este ritmo, el mismo que ha mantenido en 2014, estará vinculado a la reciente adquisición de Fotolia por 800 millones de dólares: podrá integrar un volumen de 34 millones de imágenes y vídeos, y su monetización – de valor desconocido – se sumaría a los ingresos de su suite de diseño, creación y edición gráfica.

Según se dijo al presentar los resultados, la compañía espera un aumento del 20% anual de sus ingresos a lo largo de los próximos dos años y, al mismo tiempo, una compresión de los costes de generar esos ingresos, lo que equivale a decir que mejorará sus márgenes. Analistas e inversores, tan contentos.

Pero, en una visión más amplia, Adobe necesita reforzar la segunda rama de su negocio, Marketing Cloud, con un peso cuatro veces inferior a Creativa Cloud en ingresos anualizados. Las circunstancias de reanimación del mercado parecen propicias, a juzgar por los contratos de servicio firmados en los últimos meses con grandes empresas (Mastercard, Ford y FedEx entre otras), pero no me consta que en Europa ocurra lo mismo, lo preguntaré en enero. El equipo directivo confía en que sus funciones analíticas en la nube tienen la llave para que este segmento crezca más intensamente que el creativo, que ya es decir.

Tal vez me he excedido en los detalles sobre Adobe, que me vale como barómetro. Es pertinente preguntarse si las tendencias serán válidas para otros tipos de software y otras empresas que, viniendo de la venta de licencias, fuerzan la máquina para adoptar el modelo SaaS en sus aplicaciones. Pienso en Oracle que ha cerrado un trimestre con fuerte crecimiento en esa categoría y una leve caída de licencias. ¿Van a prevalecer sobre las que han nacido con esa impronta, como Salesforce? Ya sé que cada segmento tiene vida propia, pero no tengo dudas de que el modelo SaaS acabará imponiéndose en todos.

BT+ EE, work in progress

19/12/2014

A menudo los titulares de prensa dan por cocinado algo que aún precisa horno. Por ejemplo, es breve pero no veraz escribir «BT compra EE». Lo que no significa que una de las dos vaya a echarse atrás, o que el novio desairado – Telefónica – vaya a a aparecer al final, como Dustin Hoffman o Hugh Grant en el cine. La oferta de BT, 12.500 millones de libras, es firme, pero el proceso será de largo metraje. La adquisición deberá pasar una due dilligence y ser aprobada por la autoridad de la competencia y el regulador Ofcom. Gervais Pellisier, número dos de Orange – dueña del 50% de Everything Everywhere – ha dicho que la operación podría no cerrarse hasta principios de 2016. Leer más

17Dic

17/12/2014

Lo de menos es saber si los hackers que han atacado la red de Sony Pictures son norcoreanos, mercenarios u oportunistas. Lo que está claro es que la compañía japonesa no ha aprendido nada de sus desventuras anteriores con esta clase de enemigos. En 2011, sufrió un apagón masivo durante un mes de su servicio de videojuegos online, con el añadido de fuga de datos sobre millones de usuarios. Desde entonces, contrató dos jefes de ciberseguridad que antes habían sido altos cargos en los organismos del gobierno federal. De poco ha servido, puesto que volvió a ocurrir lo mismo, brevemente, en agosto de este año. A finales de noviembre fue saqueada la base de datos de Sony Pictures, con las consecuencias que todos sabemos. El goteo de revelaciones podría ser infinito, a menos que Sony renuncie a una película satírica sobre el líder de Corea del Norte.

La cosa no tiene maldita gracia, aunque algunos idiotas se regocijen en Twitter. El daño para Sony es irreparable, tanto si accede al chantaje como si no. Ha llamado mi atención que a la compañía no se le ocurriera mejor contramedida que amenazar a los medios con querellas si publican las ´informaciones` facilitadas por los hackers. Lo que Sony no ha entendido es que en la era de Internet estamos todos expuestos, víctimas de nuestro narcisismo o indiscreción –incluso quienes creemos no tener esos defectos – a la vista de quien quiera atisbarnos, asaltarnos o difamarnos. No es lo que esperaban Tim Berners Lee, Vinton Cerf y otros «padres de Internet», pero ahí está.

Se ha suscitado un debate interesantísimo. Aaron Sorkin, famoso guionista y productor – El Ala Oeste de la Casa Blanca, The Newsroom y el biopic sobre Mark Zuckerberg – ha publicado en The New York Times un artículo en el que invita a la prensa a negarse a ser instrumento de los chantajistas. Publicar ese material – escribe – sería «un acto moralmente traicionero y deshonroso». Lo sustancial del argumento de Sorkin es que no hay razones de interés público: los salarios de los ejecutivos de Sony no tienen la relevancia social de los papeles del Pentágono o las revelaciones de Edward Snowden, etcétera. .

Simpatizo con la opinión de Sorkin, aunque no dejo de ver que su reacción está motivada por las revelaciones que puedan afectarle. Pero creo que no sea escuchado. El dilema moral que en su día se plantearon los diarios serios y responsables a la hora de publicar documentos-robados-que-habian-recibido, para contrastarlos y contextualizar esa materia prima dándole credibilidad y relevancia social, no regirá en este caso. Entre otras razones, porque miles de blogueros y ´medios` de chichinabo actuarían gustosamente como cajas de resonancia. El morbo y la maledicencia harán el resto.

Nos guste o no, todo aquello que confiemos a un ordenador conectado a una red es, esencialmente, susceptible de ser visto y utilizado torticeramente por terceros, sean delincuentes o agentes de la ley. Ninguna red, ningún servidor, es absolutamente seguro; ninguna marca está absolutamente protegida. Que cada uno saque sus consecuencias.


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