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Pues eso. «Chuck es una máquina de ejecutar», dijo este lunes John Chambers del hombre que a finales de julio le sucederá como chief executive officer de Cisco, Chuck Robbins. ¿Qué menos que un elogio así en estas circunstancias? Pero la elección de las palabras, aunque suenen formales, nunca son inocentes. Se puede interpretar, por ejemplo, que Robbins no será un mero heredero, sino que lo han elegido para dar – o acentuar – un viraje sin que cruja ninguna cuaderna del barco. Desde que Cisco pagó el pato de la burbuja de las puntocom, Chambers dio varios golpes de timón para ponerla en la dirección del viento. A Robbins le tocará coger el timón, ajustar el rumbo y probablemente soltar lastre. Leer más
Tengo la suerte de contar con algunos miles de lectores inteligentes. Y como este blog no acepta comentarios ni anónimos, me ahorro disgustos con ese género de espontáneos de lengua sucia. Quienes quieren comunicarse conmigo, tienen como hacerlo. Lo digo a rebufo de mi crónica del lunes sobre las versiones de venta eventual de Salesforce, que ha despertado mucha correspondencia, en general preguntas que he respondido por vía privada. Entre esa correspondencia quiero destacar una reflexión que me envía Alfonso R, de quien me consta su fidelidad como lector. Me permitiré reproducir lo fundamental, porque puede ser útil a otros interesados en el asunto.
«No estaba en mi cabeza que Salesforce pudiera ser objetivo de compra – arranca Alfonso – por dos motivos: sus 48.000 millones de capitalización y porque no veía quien pudiera digerirla». Lo mismo pensaba yo, pero veo que, objetivamente, no faltan motivos para que Marc Benioff busque salidas a una situación que, de seguir como hasta ahora, podría ser insostenible dentro de un año o dos. Desde que salió a bolsa en 2004, sólo en dos años el crecimiento de sus ingresos se quedó debajo del 30%, y este ha sido el baremo por el que la juzgaban – la juzgan – los inversores.
Sin embargo, ese ritmo se va asfixiando en el plano orgánico, pero se enmascara por sucesivas adquisiciones que añaden portfolio pero no ganancias. Su acción ha alcanzado niveles difícilmente justificables si en lugar de mirar la curva de ingresos se mira la de pérdidas. Salesforce está mostrando síntomas de transformación, no necesariamente favorable: de compañía de alto crecimiento – y por tanto especulativa para los inversores – a compañía madura a la que se le piden cuentas.
El amigo Alfonso aporta un gráfico elocuente que relaciona ambas variables, pero lo que me parece que debo reproducir es su texto: «las compañías SaaS tienen una peculiaridad que las compañías tradicionales [de software] no tienen, y es que pueden hacer crecer sus ingresos perdiendo dinero de forma consistente, sin por ello penalizar el valor de la acción».
Salesforce es el más claro exponente de esas «compañías SaaS», e incluso se puede sostener que Benioff fue el inventor (o el que mejor lo explotó) de ese modelo de negocio. Pero la competencia aprieta, y el crecimiento tiene un techo. Como dice este lector, «compañías como Oracle ligan el precio de su acción directamente al beneficio y su evolución. Actualmente, Oracle tiene una capitalización de 193.000 millones de dólares y un beneficio de 10.830 millones, que da un PER en torno a 19, la varita mágica que liga beneficio y precio de la acción».
No podría explicarlo mejor. «[suponiendo que Oracle acabara comprando Salesforce] un ejercicio simplista indica que sus beneficios serían inferiores. Manteniendo ese PER de 19, se volatilizarían 46.000 millones de los 240.000 millones actuales de la suma de ambas compañías. Esto es, una caída cercana al 20% en las acciones de Oracle». Se puede pensar que Oracle, tras absorber Salesforce, dejaría de ser una compañía de software madura para ser una compañía SaaS en crecimiento. Pero, como otras cuyo modelo de negocio se ha apoyado en la venta de licencias y que han intentado la transición al modelo SaaS, tendría muy complicado justificar una bajada simultánea de ingresos y de beneficio.
Suponiendo que la versión publicada por Bloomberg fuera cierta – no sería la primera vez que un cronista se columpia tras recibir un soplo; Larry Ellison se pensará muy bien si es la mejor opción para Oracle. La pregunta retórica que está en el aire es esta: aparte de su evidente capacidad financiera, ¿tiene Oracle estómago para digerir el atracón?
Charles H. Robbins, más conocido como Chuck Robbins, será el sucesor de John Chambers como CEO de Cisco. Su nombre no era la primera opción en las quinielas internas, pero formaba parte de una terna que el propio Chambers confeccionó hace año y medio, junto con otros dos Senior VP: Rob Lloyd – a priori el favorito – y Edzard Overbeek. Fuera de toda cábala quedaba Gary Moore, teórico número dos pero sexagenario como Chambers. A sus 49 años, Robbins representa el necesario cambio generacional, que se ejecutará bajo la tutela del CEO saliente, que el 26 de julio pasará de Chairman and CEO a Executive Chairman, un matiz articulado para tranquilizar a los inversores.
Con esta apariencia de orden y suavidad, se cierra un ciclo que ha durado dos décadas, desde que Chambers, entonces de 46 años, fue designado CEO en 1995. Cisco facturaba entonces 1.200 millones de dólares; veinte años después, cerrará el actual ejercicio con 48.000 millones de ingresos. Al calor del auge de Internet, que disparó la demanda de sus routers y switchers, Cisco llegó a ser brevemente la empresa con más alta capitalización de Wall Street (550.000 millones de entonces), pero sobrevino la crisis de las puntocom y …
Robbins ha pasado por casi todas las experiencias posibles dentro de la compañía, hasta llegar a su puesto actual de vicepresidente mundial de ventas. En su biografía corporativa se ha querido destacar el papel jugado en dos adquisiciones, Sourcefire y Meraki, consideradas fundamentales para el nuevo rumbo que ha tomado la compañía.
Salvo el caso de ciertos fundadores afectos a seguir al pie del cañón – como Larry Ellison en Oracle – la vigencia de un CEO en esta industria raramente excede los ocho años; Chambers ha sido una excepción a la regla. Su jubilación ha sido descrita como ´inminente` tantas veces, que varios de sus epígonos equivocaron el paso y asomaron la nariz prematuramente, por lo que dejaron la compañía. Si se atuvieran a los usos y costumbres, se me hace difícil suponer que Lloyd y Overbeek seguirán en Cisco el año que viene.
El legado que deja Chambers es complejo. El networking, que históricamente ha sido el core business de Cisco, ha entrado en una época de brutal competición y, como otros segmentos del mercado, vive bajo la presión del concepto software-defined, lo que la ha obligado a acelerar un giro en su modelo de negocio. No por ello ha abandonado el hardware, como prueba su exitosa entrada en los servidores x86. Chambers lo ha intentado casi todo para transformar Cisco, desde una apuesta fallida por el consumo hasta el esfuerzo actual para auparla a la escena del cloud. La seguridad es otro de sus ejes de actividad en los dos últimos años.
Christian Renaud, consultor que trabajó en Cisco en la década pasada, ha escrito que «bajo su liderazgo [el de Chambers] ha atravesado transiciones dolorosas y no sólo ha sobrevivido sino que ha prosperado». Tras una fase de desconfianza bursátil, en cuatro años consiguió duplicar la cotización, y lo hizo sin apenas recurrir al truco de compañías que recompran acciones propias y premian a los accionistas con dividendos para mantener la acción, explican otros admiradores.
El testimonio más elogioso que he leído está firmado por Jayshree Ullal, antigua empleada de Cisco y hoy CEO de Arista, empresa con la que mantiene un duro litigio sobre propiedad intelectual: «respeto mucho a John por haber tenido el coraje y el pulso necesarios para llevar el timón de una empresa como Cisco en las buenas y en las malas». Y después dicen que veinte años no es nada.
Los internautas europeos son tan hipocondríacos como cualquier otro habitante del planeta. Es la primera conclusión, nada sorprendente, de los datos contenidos en el estudio European citizens digital health literacy, promovido por la Comisión Europea dentro de su serie de eurobarómetros. Hay otra conclusión más inquietante: la UE derrocha tiempo y dinero en informes estériles, mientras demora el desarrollo de proyectos de eHealth que, según sus tesis, devengarían importantes beneficios para los ciudadanos. Es llamativo que el marco de actuación en este campo sea un plan 2012-2020, concebido hace cuatro años, como si nada nuevo ocurriera con las tecnologías que debería impulsar. Leer más
Una semana ha pasado, a vueltas con una noticia, o más bien no-noticia. Según la agencia Bloomberg – ¿chivatazo o rumor interesado? – Salesforce estaría estudiando la posibilidad de dejarse comprar. Lo curioso han sido los comentarios: en lugar de preguntarse por qué Marc Benioff, fundador y CEO de la compañía, estaría dispuesto a sacrificar a su criatura, se han centrado en conjeturas sobre la identidad del eventual comprador de una empresa que hoy vale en bolsa 50.000 millones de dólares, lo que significaría que la operación pasaría a la historia como la compraventa más cara de una empresa de software. Por eso, el primer rasgo del eventual comprador debería ser una enorme fortuna líquida. Leer más
Todo lo que esta semana se ha escrito sobre los sensacionales resultados de Apple durante el primer trimestre (segundo de su año fiscal) se puede condensaren una palabra, China, para después tirar del hilo argumental. Esa unidad geopolítica que Apple etiqueta como Gran China – que incluye Hong Kong y Taiwan, lo que no es del todo descabellado – representa el 29% de las ventas totales de la compañía, exactamente 16.823 millones de dólares sobre un total de 58.010 millones. Y como en esa geografía las ventas crecieron un 71%, se acerca el momento en que inevitablemente superará al continente americano (21.316 millones). ). ¿Europa? Un 12%.
Las cifras globales no son lo más interesante, a mi juicio. «Todo lo que ocurre en China es muy bueno para Apple. Nunca he visto una clase media tan numerosa y ansiosa, a la que debemos la mayor parte de nuestras ventas allí», resumió Tim Cook, quien ha dedicado personalmente mucho tiempo a una diplomacia de equilibrista para desactivar todo posible conflicto con las autoridades chinas.
El analista Gene Munster, un auténtico especialista en Apple, considera que «esta historia de crecimiento en China va a continuar», pero advierte que no debería confiarse demasiado, porque el contexto legal y político es volátil e impredecible. De esto han tenido suficientes pruebas otras empresas estadounidenses de tecnología.
El iPhone es, por supuesto, primer actor de esta celebración. Sus ventas en China [vale, en Greater China] crecieron de enero a marzo un 72% en unidades, mientras el mercado chino de smartphones crecía un 5%. Ya es el primer mercado para el iPhone y, viceversa, se discute si fue el primero (IDC) o el segundo (Kantar) en ventas, en disputa con Xiaomi y desalojando a Samsung que era líder hasta el año pasado y confía en recuperarse con sus nuevos Galaxy S6 y S6 Edge, rivales directos de los iPhone lanzados en setiembre. Entretanto, la marca coreana ha vuelto a ocupar la cima del podio del mercado mundial, con 82,4 millones de smartphones despachados frente a los 61,2 millones de Apple.
Como síntoma del apetito de la clase media de la que hablaba Cook, el iPad, que ha declinado en el resto del mundo (-23% en unidades, -29% en ingresos) sigue en alza en el mercado chino. E incluso las ventas de Mac crecen un 31%, frente al modesto 5% del resto de los PC.
En parte, estos fantásticos números se deben a la red de tiendas de Apple en el país, que serán 40 antes de finales de año pero ya atienden pedidos de 350 ciudades chinas.
El analista Munster cree que los productos de Apple se beneficiarán de la lealtad de los consumidores chinos: «no creo que sean muchos los propietarios de un iPhone que se cambien a una marca local como Xiaomi o Lenovo, que pescan en gamas de precio más bajo», escribe en un informe para Piper Jaffray.
Este asunto de la lealtad tiene mucho que ver con el consumo de contenidos y aplicaciones. Según datos no oficiales, China ya es el país con mayor número de descargas que cualquier otro, incluyendo Estados Unidos. Para hacerse una idea de lo que esto significa, recurramos una vez más a un pletórico Tim Cook: en el trimestre, Apple pagó a desarrolladores chinos 5.000 millones de dólares, más de la mitad que en los doce meses anteriores.
El asalto a este mercado «aspiracional» se centra ahora en el Watch, con un énfasis especial en los modelos de lujo, que los nuevos ricos esperan con ansiedad. Más complicado será convencer a los bancos chinos para que se sumen a la iniciativa Apple Pay en condiciones que consideran abusivas. Para esta tarea, Cook ya debería tener preparado el avión, listo para volar a China por enésima vez. Quizás un día tengamos que escribir sobre el exceso de dependencia de Apple respecto de un mercado con demasiadas trampas.
Había fundada curiosidad por conocer y analizar los resultados de la primera earnings season del año en las empresas tecnológicas. Aparte de la conmoción causada por Apple, que va por libre, había un factor que condicionaba las comparaciones con el primer trimestre de 2014: la apreciación del dólar influye sobre esta industria tan globalizada. Tiempo habrá de comentar el fenómeno cuando acabe la estación. Entretanto, he mirado con detenimiento los resultados de VMware, que no es una empresa más, sino que une al mencionado factor otro específico, ha acelerado en este periodo la reconversión de su modelo de negocio.
A priori, los resultados de VMware tienen fácil resumen: 1.510 millones de dólares de ingresos, 11% de incremento [que hubiera sido del 13% en moneda constante, he ahí el efecto dólar] y 196 millones de beneficio neto [decepcionante 1% de aumento] comparados con el primer trimestre de 2014. Satisfactorios para los inversores, que inmediatamente hicieron subir la acción un 5%. Una razón de la acogida es la comprensión de que los números de VMware no suelen destacar al comenzar el año, momento en que las empresas se toman un respiro tras haber gastado sus presupuestos de TI del anterior.
Que en 2015 no ocurriera así, debería demostrar que con el aluvión de productos lanzados a lo largo del año pasado, VMware se está quitando de encima el sambenito de «campeón de la virtualización» y ha aprendido a moverse con soltura en un mercado en el que todos – vendan lo que vendan – están bajo el poderoso influjo del cloud computing. En la conferencia con analistas, Pat Gelsinger, CEO de la compañía, pronunció esta frase que tendrá que demostrar a lo largo del año: «nos hemos situado en el centro de la transformación que está experimentando la industria TI, gracias al portfolio más completo en la historia de la compañía».
Si Amazon, Microsoft o IBM pueden presumir y presumen – con mayor o menor detalle – de los buenos resultados de sus negocios cloud, ¿qué espacio ocuparía VMware, durante décadas actor imprescindible en el datacenter? Con ese precedente, ¿cómo seguir siendo relevante en la era de la nube ? Son preguntas pertinentes. Porque el nuevo modelo de negocio de la compañía californiana pasa por un conjunto de soluciones de lanzamiento reciente, cuya adopción explica el cambio de perfil del trimestre. Y del próximo, según dijo Gelsinger.
VSAN – presentada en 2014 – es una solución de almacenamiento definido por software, que ha permitido a VMware ganar autonomía con respecto a EMC, su principal accionista. También es novedosa la integración de otros productos de su cartera con NSX, networking definido por software que compite cara a cara con Cisco, aliada hasta no hace mucho. Destaca también la gradual progresión de AirWatch, hoy una división especializada en EMM (enterprise mobile management).
En lo que va del 2015, VMware ha presentado con cierto ruido vSphere 6, nueva versión de un producto histórico en su cartera, con la finalidad de crear entornos coherentes de mediación entre nubes públicas y privadas, así como la firma de un acuerdo – aún no puesto en marcha – con Google por el que los clientes de esta puedan acceder a las nubes públicas a través de vCloud Air. Por cierto, vCloud Air ya está disponible en Europa como estandarte de la estrategia de nube híbrida que proclama VMware. Por último, la semana pasada, la compañía cruzó otra frontera al presentar dos proyectos open source, con los que pretende despejar las dudas de quienes sostienen que VMware mantiene una actitud reticente ante Openstack y desconfiada hacia Docker, que muchos ven como amenazas a su posición históricamente adquirida.
Intensa actividad, pues, en un trimestre pletórico que lleva a Gelsinger a confiar en que el año puede acabar con 6.690 millones de ingresos, que equivaldrían a un incremento del 11%. O del 14% si no existiera el ´efecto dólar`. Este será un tema recurrente en 2015.
Tras el golpe mediático de los 61 millones de iPhones despachados en el primer trimestre, la batalla entre Apple y Samsung se agudiza. Cada dia, de las fábricas de Samsung salen medio millón de unidades de sus últimos smartphones, los muy elogiados Galaxy S6 y S6 Edge, para atender los abultados pedidos que tenía antes de su lanzamiento real del 10 de abril más los que siguen llegando. Mantener este ritmo de producción y de suministro al canal es todo un reto logístico y tecnológico: si aprueba la asignatura, Samsung saldrá con prestigio reforzado y se dispararán sus beneficios. Está en juego su remontada en la batalla con Apple por la supremacía. A falta de conocer cifras fiables, los presuntos enterados calculan que los operadores de todo el mundo han reservado 15 millones del Galaxy S6 y cinco millones del S6 Edge. Leer más
Durante años, Jeff Bezos, fundador y factotum de Amazon, se las arregló para ocultar las finanzas de su división Web Services, dando pie al rumor de que las escondía para no confesar que perdía dinero, al igual que su emporio online, que crece sin ser rentable. Craso error. Al desglosar por primera vez los resultados, el jueves 23, ha revelado que la división de cloud facturó 1.570 millones de dólares en el primer trimestre, con un margen operativo del 17%. Es el 7,5% de los ingresos totales (22.720 millones) pero gana dinero: 265 millones, y ayuda a minimizar las pérdidas totales. ¿Cómo explicar que la acción de Amazon subiera un 14% en la sesión siguiente? Respuesta: confianza en Bezos. Leer más