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CES 2016: Samsung explora otras galaxias

15/01/2016

No era el lugar ni el momento para presumir de un nuevo smartphone: Samsung tiene previsto presentar su nuevo Galaxy S7 en febrero, en Barcelona. Pero el CES de Las Vegas era el escenario idóneo para anunciar al mundo que la compañía coreana no se duerme en los laureles y que su futuro inmediato pasa por crear dos ´ecosistemas abiertos`, uno en torno a sus dispositivos Galaxy y Gear, y otro bajo el paraguas del Internet de las Cosas. Los altos directivos presentes abundaron en prometer un mayor énfasis en el software y los servicios; «el entorno nos obliga a competir por vías que no habíamos explorado en el pasado», declaró por esos días a Bloomberg el vicechairman y co-CEO Kwon Oh-Hyun. Leer más

14Ene

14/01/2016

Que un alto directivo se retire tras 43 años de carrera en una empresa, no debería ser motivo de controversia. Que lo haga a finales de diciembre, no tendría nada de particular. Que se vaya al mismo tiempo que otros dos responsables de áreas fundamentales, es lógico que despierte suspicacias. Hablo del anuncio de que Steve Mills, máximo responsable de la división Software & Systems de IBM, se retira con efectos inmediatos. Simultáneamente, salen de la compañía Danny Sabbah, CTO del negocio cloud y Brendan Hannigan, director general de IBM Security. En principio, lo más relevante debería ser el ´caso Mills`: pese a sus méritos, no hubiera podido ser el sucesor de Sam Palmisano, de su misma quinta, pero permaneció en IBM más allá de la edad recomendada para la jubilación, con el fin de acompañar a Virginia Giny Rometty en una difícil reconversión de la compañía.

Mills era el último miembro del equipo directivo de Palmisano que seguía en nómina. Por natural que sea retirarse a los 64 años – es la explicación oficiosa de IBM – no deja de ser materia de interpretación. ¿Está en marcha otra fase de la reorganización emprendida por Rometty? Misión cumplida, podría decir Mills: hace sólo un año, a sus funciones como VP ejecutivo a cargo del software – posición que ha ocupado durante 15 años – añadió la responsabilidad sobre el hardware, y como tal supervisó la venta de los sistemas x86 a Lenovo. En la nomenclatura de IBM, el nivel más alto suele ser senior VP, por lo que el puesto de Mills a la vera de Giny Rometty ha sido considerado excepcional.

En la hoja de servicios de Mills hay que contar 30 adquisiciones desde 2001 [Lotus, Websphere, Tivoli y Rational, entre ellas] con las que reorganizó la cartera de software de IBM desde la adopción de Linux hasta la decidida apuesta por business analytics iniciada con la compra de Cognos. Cuando el viento empezó a soplar en favor de cloud computing, IBM tardó en reaccionar, hasta que compró SoftLayer, núcleo duro de su oferta en la nube.

Aunque encumbrado orgánicamente, Steve Mills quedó marginado de la máxima prioridad actual de IBM, que gira en torno a la computación cognitiva y la nueva unidad de negocio Watson y fuera de su jurisdicción quedó la importante alianza con Apple. Observadores que conocen los entresijos de IBM comentan que la reorganización de la parcela de Mills comenzó en coincidencia con su último ascenso, más aparente que real.

Rometty fragmentó la división de software en tres grandes unidades de negocio: Analytics [a cargo de Bob Picciano], Commerce [Deepak Advani] y Security [Brendan Hannigan]. Otros activos pasaron a depender de la división Cloud [responsabilidad de Robert LeBlanc], con lo que su VP ejecutivo pasó a desempeñar un papel más propio de asesor áulico de la CEO.

El pretexto de la edad no vale para Sabbah y Hannigan, que no eran miembros de la vieja guardia. Este factor está avivando los rumores según los cuales Rometty ha empezado a configurar el equipo del que debería salir su sucesor o sucesora, previsiblemente, dentro de dos o tres años. Con todo lo que tienen de prematuras estas especulaciones, el nombre que suena como ascendente es el de Tom Rosamilia, que desde hace un año manda efectivamente sobre la división de Sistemas, con atribuciones sobre varias categorías de software.

En el curriculo de Rosamilia publicado en LinkedIn hay un detalle llamativo: se ha desempeñado recientemente como asesor económico del gobernador de la provincia china de Guangdong, donde se asienta la flor y nata de la industria TI de ese país.

Outsourcing, siempre de temporada

14/01/2016

Cloud computing, big data analytics, Internet de las Cosas, movilidad, drones… Estas son algunas de las impetuosas tecnologías que se disputan el protagonismo en los medios especializados (o no) y entre las consultoras que analizan el mercado TI. Hasta el punto de haber desplazado en atención a otros conceptos bien arraigados y que siguen teniendo un impacto que para sí quisieran algunos inventos de moda. No faltará quien ha olvidado que el outsourcing existe: la externacionalización de servicios TI se ha transformado para seguir vigente, de lo que da fe la tercera edición del estudio sobre este mercado en Español, que han elaborado en común Whitelane Research y Quint Welllington Redwood. Leer más

CES 2016: muchos coches, pero no autónomos

12/01/2016

La edición del CES de este año ha sido extraña. A falta de nuevos productos de electrónica de consumo capaces de dinamizar una demanda vacilante y así incrementar la facturación del sector con dispositivos y servicios innovadores y atractivos, se confiaba a priori que los coches serían el nuevo generador de valor para las compañías de TI e Internet, generalmente afincadas en el Silicon Valley. En cierto modo será así pero no exactamente como se vaticinaba. Los coches de los próximos años llevarán más electrónica, más ayudas al conductor y más conexiones con el mundo, pero la industria del automóvil se las ha arreglado para que no escapen a su control y el de sus marcas. Leer más

11Ene

11/01/2016

La primera semana del 2016, las bolsas europeas sufrieron la mayor caída en casi cinco años. En Estados Unidos, las empresas cotizadas perdieron de lunes a viernes 1,3 billones de dólares de capitalización bursátil, y de esta no se salvaron siquiera las estrellas del firmamento tecnológico. Hay una explicación inmediata: fueron arrastradas por el pánico provocado por el colapso de las bolsas chinas. Algunos recordaron que en febrero de 2007 una caída del 9% en Shanghai precipitó una corrida bursáril en Nueva York a los pocos segundos. La economía china no se inmutó: siguió creciendo, y la burbuja siguió inflándose hasta que, al final del año, llegó el rebote de la crisis financiera occidental.

La incertumbre ha vuelto – y no sólo a España, conviene no mirarse demasiado el ombligo – por una combinación de circunstancias que amenazan los muy débiles signos de recuperación de la economía mundial. Afortunadamente (?) el abaratamiento del petróleo equivale a una subvención temporal de nuestras economías, por no hablar de la lluvia de billetes que arrojan los bancos centrales. Las acciones que más influyen en los índices de EEUU y Europa han gozado de una liquidez que no encuentra mejor destino que el atesoramiento y la especulación, porque inversión se ve muy poquita. Así hemos arrancado este año en el que quisiéramos ser felices, por fin.

Vale, aceptemos la simpleza de que China ha sido el disparador. Las bolsas de Shanghai y Shenzhen sufrieron sucesivos batacazos, interrumpidos por las autoridades mediante el mecanismo de ´corto circuito`, que suspende las cotizaciones cuando los índices descienden un 7%. Una solución que es forzosamente transitoria, por dos razones: 1) su repetición acentuaría la desconfianza y 2) al gobierno chino no les disgustaría que las exageradas valoraciones en bolsa se enfriaran, siempre que fuera gradualmente para dar sensación de que controlan.

Tres analistas (chinos) de Bank of America/Merrill Lynch firman un paper según el cual la inestabilidad del sistema financiero chino será este año la regla, no la excepción, y aconsejan acostumbrarse sin dramatizar. Al fin y al cabo, incluso tras lo ocurrido, el Shanghai Composite Index está un 40% más alto que hace dos años, cuando empezó su carrera alcista. Por lo tanto, deberían producirse nuevos descensos, quizá no tan bruscos, y sus correspondientes paliativos.

El principal problema, dice el documento, es el elevado nivel alcanzado por la deuda del sector privado, que entre 2009 y 2014 ha subido hasta un 75% del PIB. «Históricamente, cualquier país en circunstancias similares se vería abocado a una dislocación de su sistema financiero, a recapitalzar los bancos, y a una o más devaluaciones, además de una inflación más allá de lo razonable».

Lo específico del caso chino es que el gobierno ha estimulado el fenómeno durante años, con garantías explícitas o implícitas, parte de una política de reconversión del modelo. Se buscaba que el consumo tomara el relevo (parcial) de la exportación como principal motor económico, Así ha sido: más que «fábrica del mundo», China pasó a ser el principal mercado en el que todo el mundo quería vender. Hasta que el genio escapó de la botella y la estrategia dejó de ser sostenible: la deuda acumulada tropezó con la disminución del retorno financiero.

Lógicamente, esta evolución está teniendo consecuencias sobre el negocio de las empresas tecnológicas occidentales en China, y pronto se verá de qué magnitud, cuando presenten sus resultados. La primera reacción del gobierno de Pekín ha sido depreciar otra vez su moneda, por segunda vez desde noviembre. En lugar de vincular el renminbi (o yuan, como se prefiera) al dólar, la referencia pasa a ser una cesta de trece monedas, una manera sibilina de devaluación con finalidades competitivas. En este contexto, incluso los analistas que elucubraban acerca de las cifras publicadas por Pekín han comenzado a decir que las estadísticas chinas no son verosímiles. No hay mayor incertidumbre que volar a ciegas; por cierto, ¿qué tal por casa?

8Ene

8/01/2016

Feliz año. Como hoy es viernes, no escribiré sobre el seísmo bursátil chino del lunes pasado y sus réplicas en las bolsas occidentales, que nada bueno auguran. Dedicaré este primer newsletter del 2016 a otro asunto, que tampoco es exactamente una alegría: el Consumer Electronics Show de Las Vegas ha dejado la impresión de que el mercado de gadgets languidece, o al menos parece afectado por la apatía de los consumidores. Un estudio desvelado estos días por Accenture lleva un título que, con o sin cálculo, resulta irónico: Igniting Growth in Consumer Technology. Digo que es irónico porque, tras haber entrevistado a 28.000 personas en 28 países (España entre ellos) lleva a la conclusión de que al crecimiento le falta chispa. A continuación, algunos datos:

* El mercado de smartphones ha alcanzado su madurez, y se desacelera. Globalmente, un 48% de los encuestados piensa comprar en 2016 un nuevo smartphone, nueve puntos porcentuales menos que un año antes. Las mayores caídas se esperan en países que hasta ahora han tenido los mayores crecimientos, como China o India [aunque la intención de compra es todavía superior al 60%].

* Aunque en teoría 2016 debería ser un año favorable para la venta de televisores, debido a los eventos deportivos internacionales, sólo el 30% tiene previsto comprar uno nuevo, porcentaje que implica nueve puntos menos que en 2015. También está de capa caída el ánimo con respecto a portátiles (30%) y tabletas (20%)

¿La explicación? Los consumidores se dicen «satisfechos» con los gadgets que tienen: un 56% con sus televisores, el 49% con sus portátiles, un 47% con sus smartphones y un 36% con sus tabletas. De media, el 47% no ve motivos para renovar sus dispositivos en uso. Quienes presumen que la luz al final del túnel está a la vista, deberían saber que el precio es un factor que echa para atrás al 62% de los usuarios de estas tecnologías. El segundo obstáculo (47%) es la inquietud con la privacidad y la seguridad: en otras palabras, el 42% esperarán a que la industria resuelva esos problemas y el 21% declara estar «hartos» de sufrirlos.

Sami Luukkonen, uno de los tres directores del estudio, resume así la situación con tres adjetivos: «la desaceleración de este mercado es irrefutable, seria y global […] se ha pasado el tiempo de lucir gadgets ostentosos, sólo porque están de moda; por el contrario, se busca que sean seguros, con preferencia para aquellos que presten algún servicio digital práctico y faciliten una colaboración más abierta».

Ante este cuadro, la primera reacción de la industria – se ha visto en el CES – es volcarse en nuevos dispositivos que encajen con el pretendido auge de IoT, pero Accenture alerta sobre resultados decepcionantes: las llamadas smart things estaría muy lejos de compensar el descenso de las categorías convencionales. Sólo el 13% de los encuestados tiene previsto – o eso dice – comprar un smartwatch este año. En cuanto a los cascos de realidad virtual, que han convocado multitudes en la feria de Las Vegas, sólo despiertan ganas de compra en el 8% de los entrevistados.

«No todo es lóbrego – añade Accenture. «El crecimiento de las nuevas categorías llegará, y cuando llegue será muy rápido, pero la industria tiene que tomar medidas AHORA MISMO [mayúsculas en el original] para que así ocurra. Los vencedores serán aquellos que trabajen con sus partners para impulsar innovaciones disruptivas que conecten a los humanos con la tecnología de manera que satisfaga sus necesidades fundamentales». Como recomendación, no está mal.

Ahora bien: Ben Bajarin, un analista al que respeto y consulto, ha escrito que el CES de este año abre una fase en la que la industria compite más con prototipos que con productos reales: «casi todo lo visto me ha parecido inacabado». Compañeros periodistas que han estado en Las Vegas me cuentan en privado – otra cosa es lo que publiquen los medios, de algo hay que vivir – que, aparte de prototipos de coches, no han visto novedades capaces de dar un vuelco a la demanda, e incluso esos coches fantásticos no llegarán pronto al mercado, o no van a incorporar pronto las tecnologías que han mostrado inmaduras.

Mario Kotler, colaborador de este blog, me escribe el siguiente mail: «creo que podría contar con los dedos de las manos los anuncios del CES 2015 que doce meses después han resistido la prueba del mercado». Teme Mario que ocurra lo mismo en 2016. Ya veremos, pero el hecho de que la industria del automóvil acaparara el estrellato y las noticias invita a la reflexión: nunca había ocurrido que Las Vegas fuera poco más que un prólogo del salón de Detroit. Permitan una coda: que Intel tuviera que contratar a Lady Gaga para dar empaque (?) al inevitable viraje de su empresa hacia campos cuya fertilidad está por comprobar, no me parece un buen síntoma. Con todos mis respetos por Brian Krzanich.

La banca prefiere colaborar con su sombra

8/01/2016

Como suele pasar con los de su género, el estudioFintech 2.0: rebooting financial services, no viene del limbo ni pretende ser neutral. Tiene un objetivo marcado a priori: argumentar a favor de la colaboración de la banca con esos nuevos competidores colectivamente bautizados como Fintech, otras veces llamados «banca en la sombra», que penetran con audacia en segmentos – en principio los más rentables – del negocio bancario. Es lógico que el documento adopte ese punto de vista: ha sido promovido por Innoventures, filial del Banco Santander, y pone de manifiesto que las entidades financieras no se quedarán de brazos cruzados ante el desembarco, pero eludirán la confrontación directa. Leer más

Polifacética gestión de los datos (y 2)

5/01/2016

Esta es la segunda parte del post de ayer, que presentaba varias propuestas cuyo común denominador es la gestión de los datos corporativos mediante herramientas y plataformas que siguen casuísticas variables según el entorno de que se trate. El origen de la crónica es, nuevamente, la participación de este blog como miembro español del grupo IT Press Tour, formado por una docena de periodistas europeos que regularmente visitan empresas del Silicon Valley [en esta ocasión orientadas a aplicaciones; otras centradas en la infraestructura]. Normalmente, dejan como lección un contraste con ciertos mitos circulantes en España acerca de cómo funcionan las startups californianas. Leer más

Polifacética gestión de los datos (1)

4/01/2016

Por activa y por pasiva, se ha dicho y repetido que los datos son fuente de valor – hay quien afirma que la primera fuente – para cualquier empresa de nuestros días. A menudo se habla de los datos como «materia prima» de los negocios, una afirmación discutible si no se consideran factores que completan la ecuación. Aun así, no hay duda de que es fundamental para las empresas tener acceso a toda la información relativa a sus clientes, su marca, sus productos, sus empleados y sus proveedores, y así de seguido. La fórmula consagrada lo resume en dos palabras: Big Data. Pero es una fórmula, una aproximación genérica. Tanto o más importante que el acceso es la gestión que se haga de los datos. Leer más


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