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Los datos de mercado recopilados por IDC indican que los dispositivos de almacenamiento personal – que la consultora llama de entry level – han caído un 13,4% en el tercer trimestre, con respecto al mismo período de 2014: el valor de los 16,7 millones de unidades vendidas decreció aún más (un 19,8%), hasta quedarse en 1.300 millones de dólares. Y así han sido los últimos doce meses. Mientras la demanda de almacenamiento crece sin cesar, por la necesidad imperiosa de guardar cada vez más datos, estos dispositivos no dejan de retroceder. Ante este desfase inquietante, los fabricantes exploran soluciones, una de ellas la consolidación, y otras maniobras más tácticas que estratégicas. Leer más
La junta de accionistas de Microsoft no ha sido tan placentera como sugieren las fotos difundidas. Tampoco ha sido escandalosa, faltaría más. Pero sí que hubo un discrepante de mucho relieve. El primer accionista a título individual [no Bill Gates, que representa a su fundación conyugal] dio la nota con un exabrupto. Su nombre es Steve Ballmer, lo que ha dado lugar a ver en ello una rabieta contra su sucesor, Satya Nadella, por la distancia que este ha puesto con el legado recibido.
Cuando alguien preguntó a Nadella por qué una aplicación muy popular, desarrollada por la cadena Starbucks [oriunda de Seattle, para más inri], no funciona en los smartphones de Microsoft, el CEO tiró balones fuera: dijo confiar en que Windows 10 servirá para atraer a los desarrolladores con la posibilidad de crear aplicaciones ´universales`, válidas para distintas plataformas. Según una crónica de Bloomberg, Ballmer reaccionó con un seco «eso no va a funcionar». Esta fue probablemente su crítica más fácil de compartir: Terry Myerson, apadrinado por Nadella, ha promovido dos iniciativas de esa naturaleza: el proyecto Islandwood pretende que las aplicaciones originalmente diseñadas para el iPhone puedan funcionar bajo Windows 10, y el proyecto Astoria persigue el mismo objetivo con las de Android.
Islandwood sigue su curso, pero nadie cree realista esperar que estimule a los usuarios de iOS a pasarse al hardware de Microsoft. Astoria podría tener más impacto, pero circulan rumores según los cuales este proyecto se encuentra en un callejón sin salida, por lo que podría ser aparcado. Ballmer fue muy directo: Microsoft debería adoptar Android como sistema operativo de sus smartphones, única manera a su juicio de salir de la marginalidad. Es una propuesta que otros han hecho, pero que él rechazaba categóricamente cuando compró la división de móviles de Nokia.
La segunda disidencia tiene que ver con el discutible cambio del método de presentación de resultados, introducido en este año fiscal por Nadella, en sustitución de la no menos discutible segmentación que heredó de Ballmer. En su día, he comentado aquí que ambas heterodoxias merecen una misma objeción: parecen concebidas para enmascarar los problemas en ciertas áreas. En su sobrevenida condición de crítico, Ballmer sostiene que la compañía debería informar sin subterfugios acerca de las ventas y los márgenes de cada línea de negocio. Dicen que dijo, por ejemplo, que el negocio de hardware debe ser identificado como tal en los resultados.
Acerca de un asunto afín, Ballmer se pasó de la raya al calificar de bullshit una afirmación de su sucesor, quien en el informe a los accionistas presumió de que el negocio cloud lleva un ritmo anual de 8.000 millones de dólares, por lo que espera que en 2018 alcance los 20.000 millones. La noción de run rate – habría dicho Ballmer – es engañosa: «lo que debería decirse es cuánto se ingresa y cuál es el margen». Da la impresión de haber olvidado que él mismo, cuando estaba al mando, usaba esa noción de run rate por las mismas razones que Nadella: esconder bajo la alfombra las malas noticias.
Los nativos digitales tendrán que dejar de presumir de tales: el estilo de vida digital ya afecta a todos los grupos de edad. En el universo hiperconectado, todos son screenagers, neologismo que los define al margen de sus edades. Sedientos de tecnología, estos individuos saben discriminar sus eslabones más débiles y romperlos si fuera necesario. Una consecuencia es que ninguna marca puede decir que ´posee` a un consumidor que utiliza el factor confianza como moneda de cambio digital. Estas son algunas de las principales conclusiones del séptimo informe Ametic-Accenture, ‘2015 Digital Consumer Survey España: La explosión del consumo digital’ que se ha presentado recientemente. Leer más
Hay mucha gente convencida de que la economía mundial gira en torno a los datos. Peter Sondergaard, VP senior de Gartner, es uno de ellos, pero con este matiz: «los datos son esencialmente tontos, y no valen de mucho si no se acierta en el modo de explotarlos». El matiz cruza la linde de la discrepancia cuando añade: «el valor real de los datos no reside en ellos sino en los algoritmos que permiten interpretarlos para ponerlos en acción». La ponencia de Sondergaard en la apertura del simposio ITXpo, que Gartner ha reunido en Barcelona, giró en torno a esta tesis: «la transformación digital no consiste en preguntarse qué quieren los clientes sino en comprender qué hacen los clientes». Leer más
Deja un regusto amargo la tarea de describir el acto final de la rica historia de una compañía antes llamada HP: la presentación de los resultados de su año fiscal 2015. Durante tres de los cuatro años de su mandato como CEO, Meg Whitman ha repetido una palabra fetiche, turnround, que en el cuarto cambió por otra no menos repetida: split. Cualquiera en su lugar quisiera olvidar los resultados del 2015, pero había que dar la cara. El pasado martes 24, Whitman apenas habló del pasado, pero quien hasta ahora ha sido su mano derecha, la CFO Cathie Lesjak, dibujó este balance: «el programa de reestructuración iniciado en 2012 está casi completo, con la salida de la compañía de 4.300 personas durante el cuarto trimestre del ejercicio, lo que representa una reducción acumulada de 56.000 hasta la fecha […]». Triste, ¿verdad?
Como de costumbre, un repaso a los resultados anunciados por HP es inherente a la misión de este blog. Los ingresos del cuarto trimestre ascendieron a 25.714 millones de dólares (-9% interanual en moneda corriente), y al cierre del año fiscal sumaron 103.355 millones (-7%). El beneficio neto fue de 1.323 millones (plano) y 4.554 millones (-9,2%) respectivamente.
Según dijo Meg Whitman, el proceso de separación no ha perturbado la relación con clientes y partners, «en todo momento hemos mirado hacia adelante; ahora [ambas compañías resultantes] tienen estrategias claras y definidas».
El desglose de los componentes de las dos ´mitades` arroja para el año fiscal 2015 unos ingresos de 54.387 millones de dólares (Hewlett-Packard Enterprise) y 52.701 millones de dólares (HP Inc). Empezando por la primera [HPE], la señora Whitman subraýó que los dos últimos trimestres han sido positivos. De las divisiones que componen HPE, la hasta ahora llamada Enterprise Group cerró el ejercicio con un incremento del 0,6%, mientras Enterprises Services y Software descendieron (-11,6% y – 6,6% respectivamente.
Hacia el futuro, Whitman señaló cinco prioridades para HPE, empresa de la que será CEO: «prevemos un aumento de los ingresos en moneda constante [una referencia necesaria, tal como está el paisaje monetario] y un incremento del beneficio operativo así como del free cash flow, vamos a mantener la hoja de ruta de innovación y estabilizar los ingresos y los márgenes en Enterprise Services». A esta última, la más problemática, le dedicó esta frase: «en el cuarto trimestre, su beneficio operativo ha sido el mejor desde 2011 y para el conjunto del año tanto los ingresos como el margen operativo ha respondido a nuestras previsiones. A largo plazo, la senda apunta a un margen operativo sostenible de entre el 7% y el 9%».
De informar sobre HP Inc [HPQ] se encargó Dion Weisler, que será su CEO – Whitman se ha reservado el puesto de chairwoman – quien describió un panorama no tan optimista. «Esperamos varios trimestre duros, pero creemos estar en buena posición a largo plazo […] los retos que tenemos por delante no nos intimidan, y sabemos qué hacer para salir adelante».
El mercado de PC no despega, especialmente en el consumo, que en toda la industria y el canal está afectado por un exceso de inventario: «vemos mejoría en EEUU, pero EMEA sigue débil, con una caída interanual del 22% en unidades; la situación [negativa] continuará durante varios trimestres». Weisler hizo esta precisión: «Windows 10 no ha sido todavía el catalizador de las ventas, pese a los buenos comentarios que ha recibido«. En cuanto al negocio de impresión, «observamos una aceleración de la caída, tanto en hardware como en consumibles, con el agravante de los movimientos cambiarios que presionan sobre los precios, incluso más de lo que se esperaba». Aquí lo dejo, por hoy.
El Investor´s Day de Intel, de hace hoy una semana, ha confirmado de manera brutal lo ya conocido: el fracaso de la compañía en el mercado de los procesadores para móviles no tiene arreglo. De entrada, el chairman, Andy Bryant, se salió de su papel de maestro de ceremonias y, antes de dar paso al CEO, Brian Krzanich, dejó claramente dicho que Intel recortará sus inversiones en los negocios no rentables para poner el acento en las áreas clave de crecimiento. Como principio, nadie podría objetar la lógica de esa decisión; el problema está en que tanto Krzanich como el CFO, Stacy Smith, hicieron lo posible por enmascarar el problema. Su mensaje fue, en síntesis, que Intel no renuncia a jugar un papel en los mercados de smartphones y tabletas, y pondrá el acento en los negocios de datacenter e Internet de las Cosas.
El intento de disimulo tiene un antecedente: a principios de año, se anunció la fusión de los antiguos Mobile Computing Group y Client Group. Pronto no habrá manera de desglosar las pérdidas del primero. Si se contrasta la presentación del jueves 19 con la equivalente del 2014, no hay modo de encontrar en qué ha quedado aquella previsión de «mejora del margen operativo» en 800 millones de dólares. Un año después, los 800 millones siguen ahí, como pronóstico de «mejora de la rentabilidad en 2016».
El producto que debía producir esas sucesivas mejoras es la plataforma SoFIA, traducido en la práctica como procesador Atom X3. El problema es que los fabricantes de smartphones no han respondido a la llamada de Intel. Incluso el Asus Zen Phone 2, cuyo nombre se ha invocado como líder de una corriente que introduciría a Intel en los smartphones, en realidad no lleva el X3 sino una versión anterior de Atom. No estoy en condiciones de opinar sobre benchmark, pero los que he visto publicados dejan mal parada esa apuesta de Intel en comparación con los procesadores de las dos marcas líderes en el mercado, que siguen la arquitectura ARM. En su discurso, Krzanich insistió en que Intel seguirá peleando por estar presente en el mercado de smartphones con otro componente vital pero menos notorio, el modem. Ahí puede que tenga más suerte, habida cuenta de los problemas que está sufriendo Qualcomm.
El otro problema que salió a relucir fue el colapso del mercado de tabletas. El año pasado, hubo mucha satisfacción por haber vendido 46 millones de chips para esta categoría, pero tal como van las ventas hasta el cierre del tercer trimestre, este año no se llegaría a esa cifra. Por otro lado, como del mercado de PC no se espera crecimiento, Intel seguirá insistiendo en el concepto de 2-en-1, portátiles híbridos equipados con su procesador Skylake (Core M) y confía en que a Microsoft le vaya bien con Windows 10. Dada la inmensa base instalada de PC bajo Windows, muchos de ellos de más de tres años de antigüedad – y ya sin la supuesta amenaza de las tabletas ´puras` – se puede esperar que la categoría 2-en-1 siga avanzando.
Ante este panorama, ¿cómo se explica que la acción de Intel reaccionara positivamente tras el Investor´s Day? Aparentemente, a las dos áreas de crecimiento mencionadas, y a que Smith se comprometió a mantener una política de dividendo y autocartera que beneficiarán a los accionistas. Hay que ganar tiempo, y mientras tanto confiar en la indiscutible capacidad industrial de Intel y encomendarse a los milagros de ese santo laico llamado Moore.
Hay lectores de este blog que manifiestan su aprecio cuando los análisis son narrados – siempre que sea posible – a través de historias personales. La crónica de hoy será de su gusto, porque hilvana cuatro historias de emprendedores reincidentes. El contenido puede no ser ameno para todos, al circunscribirse al proteico mercado del almacenamiento de datos, que vive una explosión de innovación sin precedentes. El post que sigue está basado en otra visita del autor – junto con una decena de colegas europeos – al Silicon Valley, y tiene como protagonistas a cuatro empresas muy distintas, cada una con su personaje singular: Avere Systems, NexGen Storage, DataDirect Networks y Hedvig. Leer más
«Los usuarios sabrán distinguir entre una pieza de información para llevar en la muñeca y una pieza de arte que puede llevarse en la muñeca». Esta aseveración de Jean-Claude Biver no está demostrada, pero es el fundamento de la respuesta de la marca de relojes TAG-Heuer, de la que Biver es CEO, ante la irrupción de Apple en el exclusivo y secular dominio de la industria suiza. La respuesta lleva un nombre poco original, Connected, pero es el fruto de la colaboración de TAG Heuer con Google e Intel. No es su primer intento de fabricar un smartwatch [el anterior ha sido retirado del catálogo], pero en todo caso confirma que la industria suiza no puede rehuir esta batalla existencial. Leer más
Que Google (ahora Alphabet) compre una startup no tiene nada de particular: ha absorbido 186 desde el 2001. Que esa empresa de 40 empleados y tres años de existencia sea la última creación del matrimonio formado por Diane Greene y Mendel Rosenblum, fundadores de VMware en 1998, es verdaderamente singular. Porque, por muchos que sean los méritos de la startup adquirida, lo relevante es que se acompaña de la incorporación de Greene a Google, con rango de vicepresidenta a cargo del negocio de empresas, que precisamente es un punto débil de la compañía.
A nadie escapa que el fichaje de Diane Greene es la clave de la adquisición, aunque no se puede descartar que Rosenblum, que se tomó una larga excedencia de su cátedra en Stanford – a la que ahora volverá – para desarrollar Bebop, haya inventado otra vez algo sensacional.
Pocos iniciados sabían de la existencia de Bebop Technologies, cuya actividad se define, sin más detalles, como una plataforma de desarrollo de aplicaciones para la nube. Al desvelar la adquisición/fichaje, Sundar Pichai, CEO de Alphabet (antes Google), ha reconocido explicitamente la necesidad de dar un giro a la oferta cloud de la empresa, y que para darlo no es suficiente el crecimiento orgánico ni basta con aumentar su colección de startups: «Diane comprende muy bien lo que necesitan las empresas, y su experiencia nos ayudará a alcanzar nuestro potencial en el mercado corporativo». El tiempo dirá si esta iniciativa conduce a la segregación de una filial especializada, separada del negocio de consumo.
Del anuncio de Pichai se desprende que el equipo dirigido por la nueva vicepresidenta combinará todo el negocio cloud, incluyendo Google for Work, Cloud Platform y Google Apps, abarcando todas las facetas desde la ingeniería hasta el marketing y las ventas. Puede decirse que esta es la primera gran iniciativa de relieve estratégico que haya tomado Pichai desde que este año fue promovido al puesto de CEO.
Urs Hölzle, VP senior de infraestructura de Google, dijo el otro día, en una conferencia en San Francisco, que los ingresos del negocio cloud serán en 2020 tan importantes como los de publicidad, y la frase fue acogida con escepticismo. Aunque la compañía no desglosa los números de esa actividad, no parece que sean para presumir tan prematuramente. Un informe reciente de Forrester Research concluye que es un competidor secundario en un mercado liderado por Amazon Web Services y Microsoft (Azure), seguidos a bastante distancia por IBM y otros. «A pesar de su escala y de su excelencia tecnológica, Google no ha logrado ser reconocida como un proveedor de servicios IaaS o PaaS, ni siquiera entre las empresas que pagan por sus productos ofimáticos en la nube», advierte la consultora.
La estrategia cloud de Google ha empezado por lo que tenía más fácil: ofrecer a las empresas, en pago por uso, sus aplicaciones ofimáticas. Pero ser realmente un competidor de peso exige jugar en otra liga. Google Cloud Platform, que incluye App Engine y Compute Engine, es una oferta cloud atractiva para startups y desarrolladores, pero está lejos de serlo para las grandes corporaciones que se plantean la migración de cargas de trabajo desde sus datacenter hacia la nube en sus modalidades híbrida y pública.
Greene no sólo comprende las necesidades de las empresas sino que conoce Google por dentro: desde 2012 es miembro del consejo, cargo que conservará en paralelo a su función directiva (aunque tendrá que abandonar la presidencia del comité de auditoría).
Las credenciales de Diane Greene no podrían ser mejores. Fundó VMware y la erigió en líder del mercado de virtualización, hasta que que fue adquirida por EMC en 2004; permaneció en el cargo de CEO más de tres años, hasta que sus discrepancias con Joe Tucci, chairman de EMC, se hicieron insalvables y dejó el puesto a un ex directivo de Microsot, Paul Maritz. Desde ese momento, Greene inició una segunda carrera como inversora, apoyando exitosas startups afines como Cloudera, CloudPhysics y Nicira [que en 2013 sería comprada por VMware]. Su contratación por Pichai es al mismo tiempo un síntoma de la debilidad de Google y de la absoluta necesidad de competir en un mercado del que se espera un acelerado crecimiento en los próximos años.
No es que haya relación de causa-efecto, pero la noticia ha coincidido con otra significativa: la acción de Alphabet ha alcanzado la cotización histórica de 756,60 dólares, nunca alcanzada mientras se llamó Google.