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En los últimos tiempos se extiende la sensación de que Apple marcha a remolque, pero no está claro de quién. Puede que sea fatiga o quizás sólo haga falta un revulsivo que se va haciendo desear. Pudo serlo la ola de IA generativa que arrastra a la industria tecnológica, pero si por algo destaca la compañía de la manzana es por un aparente – e imprevisto – bloqueo de su capacidad de protagonismo. Septiembre ha sido el mes reservado para lanzar el último iPhone mientras sus competidores se resignaban a verle en el centro de la escena. Llegar antes no es lo principal, pero Apple siempre se las ha arreglado para que su festejo anual marcara la pauta del mercado. ¿Será esta vez el caso?
Corren tiempos de cambio para LinkedIn. Sin hacer ruido, la plataforma procura exprimir sus fuentes de ingresos más allá de la proverbial adustez B2B, al tiempo que refuerza las funciones de búsqueda de empleo incorporando inteligencia artificial generativa. No está de más, puesto que la llegada de los agentes de IA promete facilitar la aparición de rivales apoyados en esta novedad. El momento actual también lleva a pensar en una etapa de reflexión por parte de su propietaria, Microsoft / , que desde 2016 siempre ha respetado la identidad y la independencia operativa de esta peculiar red social. Es inevitable que ciertos movimientos parezcan inspirados por un deseo de más integración.
Han tenido que pasar casi cuatro años para que Kyndryl comience a sentir que es la compañía que quería y quiere ser. Tras la presentación de resultados del primer trimestre de su año fiscal 2026, su CEO Martin Schroeter ha confesado que la carga de la herencia de IBM. Y él lo dice, por tratarse del antiguo CFO de IBM y, como tal, primer autor del diseño de la empresa segregada, cómo no creerle. Se anunciaba algo más que el quinto trimestre consecutivo de crecimiento mejorado de ingresos de la compañía, el primero en positivo desde su alumbramiento. Dos síntomas de que la estrategia comienza a dar sus frutos, a pesar de los retos que tenía ante sí, entre ellos un cambio cultural.
Cinco trimestres consecutivos de crecimiento de los ingresos no deberían ser algo excepcional, ya que la media ha sido del 2,8% trimestral y han pasado de 13.500 a 13.900 millones de dólares. No obstante, la CFO de HP, Karen Parkhill, se declara satisfecha con tres parámetros: 1) la envejecida base instalada de PC exige sustitución; 2) es imperativo el reemplazo de Windows 10 por Windows 11, y 3) en los PC que se venden aumenta la proporción de los equipados con IA, lo que supone aumento del precio y del margen. La buena noticia subyacente es que los PC representan el 71% de la facturación de HP. Los problemas están en otra parte, en el estancamiento de las impresoras, sobre todo las de consumo. Leer más
Al ritmo que galopa la IA, dos años de espera pueden desesperar a cualquiera. Es el tiempo que ha tardado en aparecer GPT-5 desde la anterior versión con número redondo. Y con los retrasos sucesivos brotaron las especulaciones, como se podía esperar: 1) que si OpenAI ha perdido fuelle; 2) que si la tecnología subyacente ha tocado techo o 3) que si la saga ha perdido su capacidad de transformar. Realmente, no será lo uno ni lo otro, pero las posiciones dejan pistas acerca de cuál podría ser el foco de las empresas de IA en los próximos meses. A primera vista, GPT-5 no es el salto tecnológico que predica Sam Altman ni siquiera ha conseguido la caducidad de sus versiones anteriores.
Tras casi año y medio de incertidumbre, el verano ha traído a HPE una secuencia afortunada. La incorporación de Juniper Networks a las cuentas – sólo el mes de julio – ha engordado los resultados, facilitando que el tercer trimestre del año fiscal se cerrara con 9.136 millones de ingresos (+19% interanual). Su contribución ha sido crucial para que la división Networking – antes Intelligent Edge – pasara en un año de 1.121 a 1.730 millones (+54%) y se quedara cerca de sostener la mitad de los beneficios operativos. El tortuoso desbloqueo de la adquisición de Juniper inaugura una nueva etapa en la historia de la compañía, ahora viene la integración de dos estructuras y dos líneas de negocio. Leer más
Es sabido que al fundador de Facebook y Meta no le asustan las cifras ni tampoco retrocede ante las expectativas. De ambas va bien servido en su carrera desbocada por a) contratar especialistas en inteligencia artificial, b) adquirir participaciones en startups del ramo y c) incrementar las inversiones en centros de datos. De esta triple estrategia, que parece diseñada a trompicones, emerge la creación del Meta Superintelligence Labs, unidad concebida para concentrar todos los desarrollos de tecnología y productos de la compañía relacionados con la IA en su vertiente más ambiciosa. Motivos no le faltan para espabilar en este terreno, pero aun así el volantazo sorprende y abre incógnitas. Leer más
Conseguir que Intel vuelva a ser cabalmente competitiva sería una tarea titánica, tal vez quimérica, a la que nada contribuye el extravagante acuerdo por el que la administración Trump asumirá el 9.9% de las acciones a cambio de 8.900 millones de dólares. “Asumir” es el verbo justo, no así “adquirir”, ya que la operación se limita a capitalizar sumas no desembolsados pero prometidas por la administración Biden bajo condiciones que se dan por cumplidas. Se capitalizan, pero no son recursos nuevos con los que la compañía no contara. Es la falacia del anuncio presidencial: I PAID ZERO FOR INTEL, IT IS WORTH APPROXIMATELY 11 BILLION DOLLARS, en el reconocible estilo de Donald Trump. Leer más
Para las grandes tecnológicas estadounidenses y las no tan grandes que viven a su cobijo, el AI Action Plan presentado en verano por Donald Trump supone un espaldarazo, al que responden con una ostensible (y ostentosa) adulación. Políticamente, el movimiento desregulatorio traduce un objetivo que todos comparten, ganar a China la partida de la IA. Entretanto, les garantiza que podrán hacer negocios con el gobierno federal durante cuatro años. Introducido con un antetítulo explícito, Winning the race, el documento destierra los últimos restos del enfoque de la administración Biden, tras haber derogado previamente la orden ejecutiva de 2013 que propugnaba unos estándares de seguridad en la IA. Leer más