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Pocas horas han necesitado los especialistas de TechInsight para estimar – por ahora sin tocarlo físicamente – los costes industriales de un iPhone 5. Según ellos, un modelo de 16Gb tendría un BOM (bill of materials) de 167,50 dólares, 35 dólares más que el 4S comparable. Dos de los componentes que encarecen la factura serían la pantalla (25,50 en el iPhone 5 contra 21,50 en el anterior) y el procesador, que pasa de 21 a 28 dólares. Previsiblemente, el coste de fabricación es un secreto del sumario.
La mayor curiosidad se centra en el nuevo procesador A6, del que Apple sólo ha dicho que duplica la performance de los CPU y de los gráficos, con respecto al A5 usado en el modelo anterior. Se confirma que ha sido diseñado por Imagination Technologies (adquirida por Apple hace tres años) sobre la base de la licencia adquirida a ARM. La fabricación ha corrido por cuenta de Samsung. Sí, Samsung, primer adversario de Apple y a la vez su primer suministrador de componentes; aunque también se dice que pronto perderá la exclusiva, y quizá todo el contrato, a manos de la taiwanesa TSMC. O alguna otra solución imaginativa.
El A6 es un 22% más pequeño que su antecesor, y mejora la duración de la batería, dos rasgos que podrían ser útiles en la próxima versión del iPad, que está de camino. Se ha montado una discusión entre expertos en torno a la verdadera naturaleza del A6: ¿desarrolla la variante Cortex-A15 de la arquitectura ARM, o es una modificación de la existente Cortex-A9?. Puede parecer un arcano, y lo es, pero conocer la respuesta indicaría cuál es el grado real de madurez de Apple para implementar por sí misma el juego de instrucciones licenciado a ARM y ponerse a la altura de Samsung, que hasta ahora parecía llevar varios meses de ventaja.
Del Intel Development Forum 2012, celebrado la semana pasada en San Francisco, ha quedado la impresión de que hubo un anuncio relevante, sin suficiente concreción, y un montón de lecciones que llevará tiempo digerir. Con los elementos disponibles, un aluvión de presentaciones y documentación, es posible discernir dos ejes principales de la conferencia: la estrategia de Intel en un mundo cada vez más centrado en la movilidad y su empeño en que la arquitectura x86 domine también el mercado de machine-to-machine. La estrella de la conferencia fue este año David Dadi Perlmutter VP ejecutivo y director general del Architecture & Products Group, protagonista de la primera keynote. Leer más
El caso de Alcatel-Lucent es paradójico. Es protagonista importante de un sector en constante ebullición y que vive un crecimiento explosivo del tráfico, pero a la vez la compañía es víctima del recorte de inversiones de sus clientes, y de una feroz competencia china. Tras reestructuración dolorosas, la empresa – refundada en su forma actual en 2006 – sólo ha conseguido ser rentable brevemente, en 2011. Desde entonces, ha vuelto a recaer: en dos trimestres de 2012 ha hilvanado pérdidas, y no se espera que las cosas cambien en los que restan.
El CEO Ben Verwaayen cumplía su promesa, pero la recesión se le ha caído encima, y en julio tuvo que anunciar un plan de reducción de 5.000 de los 76.000 puestos de trabajo, con el objetivo de ahorrar 1.200 millones antes de finales de 2013. Para esa fecha, espera que la cuenta de resultados sea positiva.
Hasta aquí, el guión tiene renglones conocidos en la esta industria. Lo que no es tan habitual es la movida en la cúspide de la compañía. Paul Tufano, el CFO, sumará a esta función la de COO, y asumirá directamente el mando de tres actividades verticales. Sólo dos – networks and platforms, y managed services – tendrán sus propios presidentes. La explicación oficial es que la empresa necesita adelgazar y adoptar un “modelo de negocio simplificado”. Lo que no explica es por qué una decisión de tanta urgencia se aplicará sólo a partir del 1 de enero próximo.
Los analistas de Chevreux (grupo Crédit Agricole) añaden un motivo de inquietud: la liquidez de Alcatel-Lucent desciende peligrosamente. Ante esta perspectiva, le recomiendan que abandone la ambición de ser un conglomerado de infraestructuras de telecomunicaciones, que enajene ciertas líneas de producto y que deje de estar presente en países y/o regiones deficitarias. “Con los chinos no hay quien pueda”, dictamina un analista, refiriéndose a Huawei y ZTE.
Es curioso que esto se diga justamente cuando Alcatel-Lucent acaba de ganar un contrato del operador China Telecom para suministrarle infraestructuras ópticas de banda ancha, por una cifra no revelada. Tampoco se ha informado del monto de otro contrato, adjudicado por Telefónica, para la integración de sus plataformas de gestión de operaciones de red en todas las filiales del grupo. No hay duda de que son dos alegrías que alivian la pesadumbre de una lista de malas noticias.
No hace falta sumarse al festín de rumores sobre el iPhone 5 que estos días tiene entretenida a la peña, para calificarlo como un hito industrial. En primer lugar porque la caída del 26% en las entregas durante el segundo trimestre (26 millones de unidades en lugar de los 35 millones del primero) ha sido la causa principal del descenso global del mercado de smartphones en un 1%. Es prácticamente seguro que la reincorporación de Apple a la pista (entre 48 y 53 millones en el último trimestre) conseguirá el milagro de dar la vuelta a la tendencia del mercado mundial: de 272 millones de smartphones vendidos en el primer semestre, se pasaría a 345 millones en el segundo. Esto sería bueno para todos.
Para todos, menos para sus competidores, que durante varios meses tendrán que replantearse su oferta, algunos a sabiendas de que Apple estará vigilante por si, en caso de creer que tiene argumentos, acusarlos de violación de sus patentes. Y, desde el punto de vista del marketing, durante esos meses el iPhone volverá a ser el más deseado, aunque no necesariamente el más vendido, un trono que le ha arrebatado Samsung con su Galaxy S III.
Hay otro aspecto que puede ser revulsivo. Como el último iPad lleva LTE, se presume que el iPhone 5 también lo llevará. Es más que plausible, en principio, sólo en Estados Unidos, donde la cuarta generación es un reclamo clave para los operadores, y la demanda está ansiosa. Pero también es posible que esa expectativa ayude a acelerar los planes de despliegue en Europa (como se está viendo estos días en Reino Unido). Otros fabricantes tienen smartphones con LTE, pero ninguno tiene una capacidad de convencer comparable.
Tiene cierta gracia que, a diferencia de lo que ocurriera con la tecnología 3G – que hizo crecer como la espuma un parque de móviles casi inexistente al comienzo – la disponibilidad de dispositivos 4G (incluídos los Android) va a presionar en favor de la inversión en nuevas capacidades de red. Los operadores echan cuentas.
Estábamos en que, aprovechando la fecha propicia de la feria berlinesa IFA 2012, varios fabricantes han dejado atisbar los productos, con los que van a participar, de la primera camada de portátiles y tabletas basadas en el nuevo Windows. El hecho de que haya dos sistemas operativos, y que los dos tengan el mismo nivel de respaldo por Microsoft (aunque no el mismo de aplicaciones disponibles), crea algo de incertidumbre: sólo cuatro marcas se han apuntado desde el primer momento a Windows RT. Otro factor es la diversidad de diseño: los ultrabooks e híbridos dejarán de parecerse unos a otros y romperán la monotonía que ha caracterizado a este segmento del mercado. Leer más
No ha sido una sorpresa, pero ha surtido efecto como si lo fuera. Ha bastado que Intel rebajara sus previsiones del tercer trimestre – los resultados se publicarán el 16/10 – para que sus acciones y las de sus grandes clientes cayeran de inmediato. De un rango entre 13.800 y 14.800 millones de dólares, ha pasado a 12.900/13.500 millones. Como media, 1.000 millones menos de ventas entre julio y septiembre. Intel hilvana cinco explicaciones: caída de ventas de PC, estrechamiento de los inventarios, incertidumbre sobre Windows y, algo relativamente nuevo, el retroceso de la demanda en Asia-Pacífico.
No ha sido una sorpresa, digo, porque tras enunciar en enero un objetivo de crecimiento del 7 al 9% para 2012, Intel lo ajustó antes de cerrar el segundo trimestre, bajándolo al rango de 3 al 5%. Ahora, el nuevo recorte equivale a decir que 2012 podría cerrarse con “crecimiento casi cero”. Sí, es coherente con el pronóstico de IDC sobre la venta de PC este año: menos del 1%. Vale que se nos pronostica un 7% anual entre 2013 y 2016, pero ya aparecen las dudas sobre 2013.
En un informe de rutina, un analista del Citi, Glen Yeung, advierte que el anuncio de Intel es “la evidencia que faltaba de que la industria de PC va de cabeza a un segundo semestre desastroso, la peor segunda mitad que se recuerde”. La debilidad económica es un factor, señala, pero la confusión en torno a los roles de Windows 8 y Windows RT tiene al sector en vilo.
Puedo asegurar que no ha sido premeditada la coincidencia de fecha entre este comentario y el análisis de las novedades híbridas que se han visto en Berlín. Pero, ya que coinciden, por algo será.
Fue bonito mientras duró, se habrán dicho Acer y Asus, que durante años han sido grandes valedores de los netbooks. Según Digitimes (Taiwan) ambas preparan la muerte de la controvertida categoría. El CEO de Asus, Jerry Shen, lo ha confirmado al declarar que dejará de producir la serie EeePC, debido al impacto que han tenido las tabletas y los ultrabooks, entre ellos los de su propia marca. Acer no ha sido tan explícita, pero ya dejó pasar Computex sin anunciar ningún modelo de la familia Aspire One – la más vendida en su tipo – y desde entonces sus planes van en otra dirección. Fabricantes como Toshiba, Dell y Samsung, han dejado de hablar de este segmento hace tiempo. Leer más
A primera vista, el gráfico no necesitaría explicación: en veintiún meses, Apple ha duplicado su cotización, Samsung ha aumentado la suya un 13%, y sus tres principales competidores se han hundido sin remedio a la vista. Desde el final de la curva, el 31 de agosto, la tendencia se ha acentuado, en especial la de Apple, que la semana pasada alcanzó su cota máxima a 680,44 dólares. Samsung, tras el impacto del veredicto desfavorable, ha vuelto a remontar en bolsa, todavía por debajo de su máximo de abril. Nokia, HTC y RIM siguen hundidas. De modo que el duopolio de facto que se observa en el mercado de los móviles tiene una réplica casi proporcional en el mercado bursátil. Leer más
Un respetable colega, que sigue una dieta casi exclusiva de manzanas, escribía ayer que la caída de Nokia en bolsa, tras la presentación de los nuevos Lumia, es un aviso del fracaso que puede sufrir Windows Phone 8. Como poco, es una opinión apresurada. Y es un error tomarlos altibajos bursátiles como expresión de una voluntad colectiva, supuestamente racional. El descenso de las acciones de Nokia es fácil de explicar: es el rebote tras el subidón que han vivido desde julio, empujado por las expectativas en la aparición de estos modelos. Cumplido ese requisito, los inversores vuelven a operar en corto, tomar y deshacer posiciones, que ese es su modo de vida. Lo que no significa que Nokia esté ya con un pie fuera del purgatorio, ni mucho menos.
Sobre los móviles y la bolsa tengo previsto un post para la semana próxima. Entretanto, advierto que un titular como “los móviles de Nokia no convencen al inversor” es falaz o, como poco, ingenuo. A quienes tienen que convencer Nokia (y Microsoft) no es a los inversores sino a los usuarios, y en esta tarea les correspondería un papel a los operadores.
Precisamente esta semana, en el encuentro anual del sector telecomunicaciones, del que regresé ayer, un tema recurrente de comentario era el deseo manifiesto de los operadores – al menos tres de los cuatro – en que Nokia vuelva a ser competitiva y Microsoft recupere cuota de mercado. Para ellos, que a menudo han expresado su disgusto con las prácticas de Apple y su desconfianza hacia Google, resulta interesante la existencia de una alternativa viable. Los operadores pecan de muchas cosas, pero no de forofismo.