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2Jul

2/07/2014

Me cuentan que la 50ª reunión del ICANN en Londres, la semana pasada, fue una de las más tranquilas que se recuerdan, pero un episodio menor ha saltado a los medios como si hubiera sido un escándalo: la oposición del gobierno de Francia a la aprobación del dominio .wine o su variante .vin. La industria vinícola francesa, y tras ella las autoridades, temen que el sufijo pueda servir de coladero para que productos de baja calidad aparezcan en el mismo plano que los protegidos por las denominaciones de origen, con la consiguiente confusión para los consumidores. En esta postura, han sido secundados por los productores californianos y los australianos, pero esto no ha impedido que ciertos comentaristas anglosajones y francofóbicos se valieran de la anécdota para clamar contra el riesgo de que la soberanía sobre Internet pase a manos de los estados y no, como ocurre desde 1998, en las de un organismo supranacional no lucrativo bajo supervisión estadounidense.

De ahí a sostener que la web podría caer bajo la influencia de regímenes totalitarios, hay un umbral que traspasa, entre otros, un análisis de la Heritage Foundation titulado Protecting Internet Freedom and American Interests. Esta sobreactuación ideológica es un efecto retardado del anuncio de la administración Obama, en marzo, de un plan por el que a más tardar en setiembre de 2015, la agencia gubernamental NTIA rescindiría el contrato por el que cede a ICANN el control sobre el funcionamiento de Internet [que, como todo el mundo sabe, fue en origen un desarrollo del departamento de Defensa] incluyendo la responsabilidad por el sistema de dominios. Para esa fecha, las partes representadas en el organismo – ni público ni privado, sino todo lo contrario – deberían encontrar una alternativa viable y aceptable.

Es curioso que el debate vuelva a aflorar ahora, cuando países como Brasil e India, que animaron la campaña para que la ONU se haga cargo de las funciones de ICANN, ya no presionan sobre ello, porque les inquieta mucho más el espionaje de la NSA desvelado por Edward Snowden. Dentro de EEUU, los think tank conservadores han descubierto otro flanco para acusar a Obama de blandura, y le reclaman que rectifique su decisión.

En los pasillos del hotel Metropol de Edgware Road, donde se celebró la reunión, a nadie parecía preocuparle el asunto, aunque se habrá tratado a puerta cerrada. La alternativa al modelo actual no se ha encontrado, y no es seguro que se encuentre, pero ICANN sigue haciendo su tarea. El debate recurrente en torno a la conveniencia de abrir la mano a los nuevos dominios genéricos sigue centrando los trabajos: hay 1.300 solicitudes aprobadas, pero menos de un centenar ya tienen luz verde para iniciar los procesos de registro y comercialización de dominios. No se puede decir que la idea haya sido un éxito hasta ahora, pero candidaturas no faltan. Y fracasos, tampoco: uno polémico es el sufijo .xyz, al que nadie encuentra sentido. Otro más cercano a nosotros, es .berlin., que pretendía ser el modelo sobre el cual se rigieran otras iniciativas para que cada ciudad europea dispusiera de su espacio en la web como vehículo de promoción de negocios, pero en la práctica se ha convertido en un mal ejemplo de autoregistro, con escaso impacto en las empresas alemanas, que se sienten cómodas asociado sus marcas a las terminaciones .de o .com.

La muy eventual privatización completa del sistema DNS – que también tiene defensores – conjuga matices ideológicos e intereses comerciales, pero en el paisaje sobrevuela el temor a que Google haga valer su condición de primer facilitador de la navegación por la Web para, cuando convenga a sus intereses económicos, convertirse en macroregistro global. Se trata de una hipótesis tan fantasiosa como cualquier otra, pero de ella sí se hablaba en los pasillos. Los partidarios del modelo vigente no descartan que pudiera ser una consecuencia indeseable de la batalla entre Google y Facebook por controlar el mayor número de usuarios. Visto lo visto, opinan, la continuidad de ICANN en su formato actual no sólo es necesaria sino que es la fórmula que da más garantías. Al fin y al cabo, así ha llegado la WWW hasta donde ha llegado.

Apaguen sus móviles, si se atreven

2/07/2014

En 2015, habrá un teléfono móvil por persona. Cuatro años más tarde, será uno y pico largo. Si se toma al pie de la letra la estimación del Mobility Report correspondiente al primer trimestre de este año, que acaba de publicar Ericsson, en 2019 el número de terminales móviles activados será de 9.200 millones, y de esa cantidad 5.600 millones serán smartphones. Una perspectiva que tiene alborozada a la industria en sus variadas facetas, desde los fabricantes de minúsculos componentes hasta los operadores con estrategias globales. Porque a partir de esas cifras, hay otras que crecen exponencialmente: el tráfico de datos se multiplicará por 10 y el número de conexiones de banda ancha móvil por 33. Leer más

30Jun

30/06/2014

La sombra del caso Snowden sigue perturbando las relaciones económicas entre Estados Unidos y el resto del mundo. La semana pasada, el gobierno alemán canceló un contrato de servicios con la filial local del operador alemán Verizon, y se lo adjudicó en cambio a Deutsche Telekom. Es un episodio más de las consecuencias de la revelación del espionaje americano sin distinción entre enemigos y aliados. Alemania es un aliado, sin duda. ¿Y China? Esto depende del punto de vista y de las circunstancias. Primera acreedora del gobierno de Estados Unidos y candidata a primera potencia económica del mundo, los recelos que despierta son más que evidentes.

En enero, cuando IBM y Lenovo pactaron en 2.300 millones de dólares la compraventa de la división de servidores x86 de la primera, las partes parecían seguras de que no encontrarían obstáculos. En abril, cuando este cronista fue invitado a una convención de directivos de Lenovo, pudo desayunar con directivos de IBM – también invitados, discretamente pero no en secreto – sin más reparos que los formales. Mas tarde, en la conversación con Gerry Smith, directivo de Lenovo encargado de desarrollar el negocio una vez se haya aprobado la operación, tampoco hubo dudas al respecto.

Desde entonces, las cosas se han complicado políticamente. Barack Obama tiene urgencia por contrarrestar las acusaciones de blandura en su política exterior. No soy quien para decir que China sea un chivo emisario, porque en materia de espionaje nadie puede tirar la primera piedra, pero parece que la administración Obama está atrapada: la derecha republicana le exige mano dura, la industria de las TI le hace responsable por la pérdida de un mercado en el que ponía expectativas de crecimiento. Del otro lado del Pacífico, el gobierno chino aprovecha la circunstancia para apretar las tuercas a empresas como IBM, Cisco, Microsoft y Oracle, a la vez que pone el grito en el cielo por las trabas que las compañías chinas encuentran en EEUU.

Este es el contexto de hipocresía mutua con el que tropiezan IBM y Lenovo para cerrar su contrato. El traspaso de los activos de la primera podría no producirse en agosto, como suponía Smith en la entrevista con este blog. Si así fuera, la cuenta de resultados de IBM seguiría a la baja, y sus competidores usarían en su favor el argumento de la incertidumbre.

A menos, claro está, que IBM y Lenovo puedan ofrecer contrapartidas que salven la cara a los burócratas de Washington. En realidad, la documentación adicional requerida por la CFIUS – órgano dependiente de la secretaría del Tesoro – es un pretexto como otro cualquiera. No tiene sentido sospechar que los servidores x86 puedan representar, en manos de Lenovo, una amenaza para la seguridad del gobierno y las empresas de EEUU hasta ahora son clientes de IBM. No hubo tal sospecha en 2005, cuando IBM vendió su división de PC a Lenovo, por la sencilla razón de que ninguna de las dos tecnologías tiene relevancia «estratégica». Hubo, es cierto, un desplazamiento de compras del gobierno federal en favor de HP y Dell, dos marcas americanas aunque su hardware se produce en China con componentes en su mayoría chinos. Lo mismo podría ocurrir ahora: al fin y al cabo, los servidores de IBM se fabrican en China, y no deja de ser curioso que los empleados de su planta en Shenzhen se hayan puesto en huelga porque prefieren trabajar para un empleador estadounidense que para nuevo patrón chino.

Las negociaciones continúan, y puede que al final la solución haya estado desde el primer día al alcance de la mano: Lenovo se comprometería a que el soporte y mantenimiento de sus servidores en Estados Unidos, tanto de la base instalada como de los que venda en lo sucesivo, sea prestado por IBM durante un período no menor de cinco años. Entretanto, no hay signos de que el gobierno chino esté dispuesto a ceder recíprocamente en su hostilidad hacia la actividad de las empresas estadounidenses en su país.

Androides con muchas ganas de mandar

30/06/2014

Si de lo que Google quería presumir en su evento para desarrolladores de la semana pasada era de omnipotencia, hay que concluir que lo ha conseguido. En su prolija (aunque no amena) presentación, Sundar Pichai, VP de Plataformas, ofreció un par de estadísticas: Android tiene en todo el mundo 1.000 millones de usuarios activos, – hace un año eran 530 millones – y una cuota de mercado en tabletas del 62%. Otra cifra, que potencialmente es la más interesante: cada usuario de Android consulta su smartphone 125 veces al día (!). Todo confluye en que, ya que tiene el control de esos mercados, Android – es decir, Google – se propone llevar su hegemonía a más y más esferas de la vida cotidiana. Leer más

27Jun

27/06/2014

Escribí hace poco aquí sobre los trastornos nada inocentes que crea la difusión de las expectativas, provocadas por analistas bursátiles que, mediante la socorrida fórmula del ´consenso` condicionan por anticipado la reacción que tendrá la bolsa cuando una compañía presente sus resultados reales. No sé en qué medida esas expectativas han sido infladas por los susurros desde la dirección de las compañías, pero cuando a veces desembocan en una decepción – tampoco inocente – que es causa de oscilaciones en los días posteriores a conocerse los resultados. Esta semana ha ocurrido lo contrario: un ejemplo de enfriamiento oportuno de expectativas por parte de Samsung, con el transparente propósito de evitar que los datos del segundo trimestre precipiten una caída de la acción.

Si es como la cuentan, la secuencia ha sido ingeniosa. En el tránsito hacia una reunión interna, el CFO de la compañía coreana, Lee Sang Hoon, fue interceptado por un cronista que le preguntó cómo serán los resultados trimestrales, que presentará el 7 de julio. ´Not that good` fue la respuesta, inconcebible en un directivo de ese rango. La frase se publicó en la prensa local, fue reproducida por las agencias internacionales y, como consecuencia, el señor Lee ha conseguido que la acción baje gradualmente en los próximos días, en lugar del batacazo previsible. Nada más conocerse la indiscreción calculada, IBK Securities, importante broker de Seúl, ha estimado una nueva caída del beneficio operativo. Si en el primer trimestre fue del 3,3%, hasta 8.200 millones de won (5.900 millones de euros), la hipótesis para el segundo desciende a 7.800 millones (5.600 millones). Cada vez más lejos, pues, del máximo histórico de 10.200 millones (7.300 millones) alcanzado en el tercer trimestre de 2013.

Con estas tres o cuatro cifras a la vista, la cotización de Samsung ha empezado a bajar pero sin estropicio. Lo que merece analizarse es por qué se ha llegado a esta situación, y esto lo explica muy bien la prensa coreana en inglés. Se esperaba que el lanzamiento del Galaxy S5, en abril, iniciaría otro ciclo de recuperación de la división de Telecomunicaciones. Ante el desfallecimiento de la división de TV, y los altos costes en que ha incurrido la de semiconductores, a esa rama le toca aportar el 75% de los beneficios de la compañía. En el primer mes se vendieron 10 millones de unidades del nuevo Galaxy, pero luego parece haber perdido vigor: se deduce de las compensaciones que Samsung ha empezado a ofrecer prematuramente a quienes compren su modelo estrella.

El problema no es sólo el Galaxy S5, aunque todo indica que las ventas de smartphones de alta gama se han desacelerado, no sólo para Samsung sino también para Apple. El resto del catálogo está tropezando con la durísima competencia de las marcas chinas, Xiaomi en primer lugar, que hasta ahora eran consideradas de segundo rango, pero están consiguiendo buenos resultados de ventas, y no sólo en China. Entre uno y otro factor, calcula IBK Securities, los despachos totales de móviles Samsung habrán sumado 78 millones de unidades en el segundo trimestre, frente a los 87 millones del precedente [que no incluían el Galaxy S5]. Obviamente, cuando se cruza el umbral del 30% del mercado mundial, se hace difícil no sólo crecer, sino incluso mantener la cuota. Pero un analista de IDC, menos dramático, anticipa que se repetirá la cifra anterior. Mejor esperar unos días, que arriesgar conjeturas.

26Jun

26/06/2014

Cada día, no exagero, recibo alguna infografía. El procedimiento se ha hecho habitual entre los departamentos y agencias de comunicación para complementar, o sustituir sus notas de prensa, o simplemente llamar la atención sobre un texto que de otro modo no la merecería. Para los medios, desde luego, una infografía puede ser un elemento vistoso y ahorrar trabajo. Pero, como suele suceder, lo que al principio era una costumbre simpática, empieza a resultar cargante. Para mí, quiero decir.

El párrafo anterior me ha sido sugerido por una conferencia que Tim Harford – autor de la deliciosa columna The undercover economist, en el Financial Times – pronunció en abril ante una convención de Teradata, en Praga. No pude asistir al evento, pero me he procurado un resumen de lo dicho por Harford. En lo que viene al caso, advirtió “la desinformación puede servirse camuflada bajo imágenes atractivas e interesadas”. Toda visualización de datos cuenta una historia – afirmó – y lo mejor que podemos hacer es preguntarnos es por qué nos están contando esa historia.

He leído artículos críticos de Harford sobre los excesos de entusiasmo con respecto a Big Data, influidos por necesidades del marketing. En concreto, ha polemizado con el ingenioso Chris Anderson [aquel de “La larga cola”, ¿recuerdan?] que en 2008 publicó en Wired un artículo provocador, titulado Big Data and the end of theory. En resumen, Anderson venía a sostener que si se dispone de un gran volumen de datos y se representan adecuadamente, “los números hablarán por sí mismos”. Harford se revuelve contra esta tesis: “resulta muy fácil ser cínicos acerca de las estadísticas, pero siguen siendo el mejor método que tenemos para entender la realidad de nuestro mundo […]”.

Pero… tras recordar el célebre caso del artículo en Nature según el cual Google habría desarrollado un algoritmo que permitiría predecir una epidemia sin necesidad de ensayos clínicos [luego refutado por Nature, pero que sigue circulando], Hartford advirtió seriamente a los asistentes: “el análisis de los datos no tiene por qué ser omnisciente para ser útil”. En otras palabras, lo esencial no es el volumen sino el método que se emplea en el análisis, y si las conclusiones están predeterminadas por conveniencias previas, lo más probable es que acabe en una pérdida de tiempo.

Volviendo a las infografías, retomo esta otra frase de Tim Harford: “una de las cosas que me preocupan [de la euforia sobre Big Data] es que “el uso de herramientas de visualización pueda llevarnos a ignorar las lecciones de 200 años de ciencia estadística”.

IoT: una marabunta invisible y sin alma

26/06/2014

Para unos es el remedio a todos los males, para otros una pandemia inevitable capaz de reproducirse hasta el infinito. En 2020, más de 50.000 millones de objetos físicos estarán conectados al universo etéreo de la Internet de las Cosas (en adelante IoT): un organismo en continuo movimiento expansivo, con irrefrenable vocación resultadista y muy pocas ataduras morales. Un fenómeno al que Pew Research dedica el informe Digital Life in 2025: The Internet of Things will thrive by 2025, en el que uno de los ‘padres’ de Internet, Vinton Cerf, asegura que para esa fecha la “monitorización continua será probablemente el elemento más poderoso de nuestras vidas”. Nada menos. Leer más

24Jun

24/06/2014

En noviembre pasado, cuando John Chen se hizo cargo imprevistamente del timón de BlackBerry, el barco parecía a punto de hundirse. Creo haber escrito entonces que, aparte de su experiencia en el reflotamiento de Sybase, el mérito de Chen consistía en no tener vínculos emocionales con la empresa que le tocaba salvar. Por eso mismo, no tuvo contemplaciones a la hora de aplicar recortes de plantilla y dejar el casco desarbolado. La historia de cómo se llegó a esa situación, desde el orgulloso Jim Balsilie al patético Thorsten Heins, puede rastrearse en el archivo de este blog.

Desde entonces, los mensajes del nuevo CEO me han parecido erráticos: no llegué a tener claro si se proponía salvar la continuidad de la compañía o ganar tiempo para una venta que salvara a los accionistas (no a los de antes que no consiguieran saltar a tiempo, sino a los nuevos, fondos de especuladores y acreedores). Tampoco entendí si se proponía sacrificar el negocio de hardware, en retroceso o se atrincheraría en el servicio a la clientela corporativa, cuya fortaleza se mide en 85 millones de usuarios. Al final, Chen hizo un poco de las dos cosas.

La semana pasada, algunas cosas empezaron a ser evidentes. BlackBerry es hoy una empresa jibarizada: facturó en el primer trimestre 966 millones de dólares, frente a los 3.070 de un año antes (que ya eran una brutal caída sobre el pasado), pero sigue a flote. Vendió 2,6 millones de smartphones, muy pocos para entrar en cualquier ranking; comparados con los 3,4 millones del mismo período de 2013 la caída no es catastrófica. Ha tocado fondo para volver a subir, dicen los analistas. Y los accionistas, tan contentos porque, aunque sin salir de pérdidas, su tesorería ha pasado de 400 a 3.100 millones de dólares.

Los inversores han querido ver la botella medio llena, y en consecuencia han dado carrete a Chen para seguir maniobrando: la acción de BlackBerry subió de pronto un 12%, pero los analistas son cautos al pronunciarse sobre la sostenibilidad. Al célebre servicio corporativo de BlackBerry le han salido competidores; algunos demasiado pequeños y uno demasiado grande: Samsung ha conseguido la certificación del departamento de Defensa de EEUU para su plataforma Knox, y anda pregonando esta referencia como mérito para ganar clientes corporativos.

Por otro lado, Chen ha hecho una rara jugada. Se ha aliado con Foxconn para producir una nueva familia de smartphones de bajo coste, el Z3 (apodado Jakarta) destinado a hacer volumen en los mercados indonesio e indio (quizá en China) amparándose en el prestigio de la marca. Por menos de 200 dólares, un profesional indio de clase media puede jactarse de usar el mismo móvil (que obviamente no es el mismo) de Barack Obama. Nada más anunciar los resultados, Chen ha mostrado dos nuevos modelos para los mercados desarrollados, como anticipo un poco forzado de su presentación formal, prevista en Londres en setiembre.

Ni relojes ni inteligentes… por ahora

24/06/2014

Se han reactivado los rumores acerca del iWatch, cuyas primeras menciones (falsas) en prensa se remontan a finales de 2012; ninguna de las supuestas fechas de lanzamiento se ha cumplido, pero esta vez las «fuentes de la industria» son específicas. La producción, a cargo de la taiwanesa Quanta, se iniciará en julio para que Apple pueda llegar a tiempo para la temporada navideña. Las mismas «fuentes» sugieren que en su primer año en el mercado se venderán entre 18 y 20 millones de unidades de varios modelos, todos ellos basados en iOS 8. La información es demasiado precisa para ser del todo falsa. A Apple le conviene la expectación, porque necesita tener cuanto antes algo nuevo y «disruptivo». Leer más


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