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Gadgets de electrónica de consumo y automóviles híbridos o eléctricos tienen en común la apremiante necesidad de una nueva generación de baterías. Es uno de los retos tecnológicos del momento: las dos industrias piden baterías más baratas y más compactas, de igual potencia y superior duración, lo que no sólo significaría superar las tecnologías existentes, pero la solución aceptable se hace esperar. Esta es la premisa para entender por qué Panasonic, conocida como marca de electrónica de consumo en retroceso, y Tesla Motors, fabricante del coche de moda, discuten desde hace meses los términos de un matrimonio que se las promete felices pero encuentra dificultades para consumarse. Leer más
Vodafone ha sido el primer operador de telecomunicaciones en admitir que sus redes han sido «pinchadas» por servicios de inteligencia en al menos seis de los 29 países en los que presta sus servicios. Otros podrían decir lo mismo, pero no lo han hecho, y puede que lo hagan en las próximas semanas y meses.
A diferencia de las grandes empresas de Internet, que han reconocido su condición de víctimas o instrumentos involuntarios del espionaje de la NSA, y han reaccionado en defensa de su reputación, Vodafone no acusa a ningún organismo ni gobierno en concreto. Algún tuitero que yo me sé ha llegado a la rapidísima conclusión de que «todos son iguales», pero no es lo que yo he leído en el exhaustivo Disclosure Report de Vodafone. El documento identifica a Albania, Egipto, Hungría, Irlanda, Qatar y Turquía como países en los que «no hemos recibido ninguna demanda de intercepción legal, pero las autoridades tienen acceso directo a las comunicaciones de los usuarios». Acerca de otros países, se señalan ambigüedades de la legislación; por cierto, en la página 76 se explica que en España se requiere expresamente autorización judicial para acceder a las comunicaciones de los usuarios.
Con este gesto inusual, Vodafone ha marcado distancias con respecto a ciertos episodios en los que se ha visto envuelta (como en Egipto, durante la revuelta de Tahir), pero sobre todo ha tomado la iniciativa de propiciar un debate acerca de los límites entre privacidad y seguridad: por primera vez, un operador reconoce que forma parte de su responsabilidad social el reconocer la existencia de un problema que hasta ahora sólo parecía inquietar a organizaciones y activistas de los derechos civiles.
La ola levantada – hace justamente un año – por la publicación en The Guardian de las primeras revelaciones de Edward Snowden, ha reventado los parapetos, y todavía se sospecha que puede haber un goteo de nuevas sorpresas. Los vínculos diplomáticos entre Estados Unidos y Europa se han debilitado [en Alemania, una encuesta ha desvelado que sólo el 35% de los ciudadanos creen que el aliado transatlántico es de fiar], por no hablar de las relaciones con China y Rusia. En esta situación endiablada han quedado atrapadas las compañías de TIC.
Por un lado, aquellas que viven de la confianza que millones de usuarios en todo el mundo depositan en Internet, han reaccionado para advertir a Washington que su credibilidad está en el aire, y han desvelado el número de peticiones recibidas para dar información sobre usuarios de sus servicios. Por otro, una compañía tan notoria como Cisco ha escrito una carta al presidente Obama para pedirle contención y transparencia, tras la publicación de fotos [desmentidas por la NSA] en las que se veía la instalación clandestina de dispositivos espía en algunos de sus equipos de exportación. Al presentar sus resultados trimestrales, la compañía atribuyó a este factor la caída de sus ventas en los mercados emergentes, específicamente el chino.
China, en concreto, se ha convertido en la madre de todas las controversias. Durante años, en EEUU se han aireado sospechas de espionaje sobre Huawei, para vetar sus negociaciones con los operadores norteamericanos. El rebote de esas acusaciones puede ser dañino: las autoridades de Pekin han hecho saber que están «revisando» los ordenadores de IBM instalados en los grandes bancos del país, y estudiando la posibilidad de recomendar su reemplazo por suministradores alternativos. Que se sepa, no han tomado ninguna medida, pero la prensa oficial insinuaba que los sistemas de IBM podrían contener «puertas traseras». Días después, se publicaba la noticia de un presunto veto al uso de Windows 8 en los organismos y empresas públicas, sin dar motivos para medida tan extrema.
Bryan Wang, analista de Forrester, ha escrito en su blog que «compañías locales como Huawei, Lenovo e Inspur están sacando ventaja del caso Snowden, y ganando cuota como proveedores de servidores, equipos de almacenamiento y de networking«. Parece improbable que China pueda reemplazar por completo y a corto plazo la tecnología que adquiere en Occidente, pero para las empresas estadounidenses el golpe puede ser duro. A lo largo de años han invertido en ese país, convencidas de que el crecimiento prometido compensaría la decadencia de otros mercados. Y a la inversa: la semana pasada se ha sabido que Lenovo e IBM han pedido al CFIUS (comité que supervisa las inversiones extranjeras en EEUU) más tiempo para presentar documentación adicional sobre la operación pactada en enero, por la que la empresa china compraría activos de la división de servidores de la americana. Se puede suponer que ambas han querido evitarse un disgusto que hace pocas semanas descartaban [vean el viernes próximo mi entrevista con Gerry Smith].
Cisco Live cumplía 25 años, y festejó el aniversario a lo grande, llenando hasta la bandera el Moscone Center de San Francisco. Pocos días habían pasado desde la presentación de resultados, que por tres trimestres consecutivos han registrado caídas en los ingresos de la compañía, pero John Chambers, su CEO durante 19 de esos 25 años, tenía un mensaje para los 25.000 asistentes: el futuro es brillante para Cisco, pero la industria de las TI camina hacia una «brutal» consolidación: «esas grandes compañías que venden productos, en lugar de arquitecturas, tendrán serios problemas, y quedarán atrapadas entre Cisco por un lado, y los vendedores de marca blanca por otro», predijo. Citó expresamente a HP e IBM. Leer más
¿De qué hablamos cuando decimos Samsung? Normalmente, de Samsung Electronics, la rama más visible de un conglomerado coreano que acaba de anunciar la próxima salida a bolsa de Samsung Everland, el holding familiar que controla todo el tinglado. ¿Por qué ahora? Hay que ser muy ingenuo para creerse la explicación oficial: «[…]reforzar la transparencia de la gestión, en línea con los estándares globales». Todos hemos leído que el patriarca Lee Kun-hee ha sufrido una crisis cardíaca, de lo que nos atrevemos a deducir que es hora de preparar la sucesión.
Se dice por ahí que el heredero aparente, Lee Jae-yong no está dotado para desempeñar funciones ejecutivas, pero para eso está una plétora de directivos leales. Con independencia de sus cualidades, Jay Lee [así gusta ser llamado] es el único hijo varón del chairman; él y sus dos hermanas controlan el 42% de Samsung Everland, pieza clave del entramado porque de ella se deriva el control sobre Samsung Life, compañía de seguros que, a su vez, es primera accionista de Samsung Electronics. La típica estructura de un chaebol coreano, propiamente un laberinto de participaciones cruzadas. Otro grupo empresarial, KCC, y el fondo nacional de pensiones, apuntalan el dominio de la familia Lee. Se ve muy bien en el siguiente gráfico:
En el fondo, quizás el enfermo señor Lee quiere evitar que entre sus herederos estalle un conflicto como el que él mismo vivió con sus hermanos mayores, que le acusaron [la justicia desestimó este año la demanda] de apropiarse de acciones que su padre, Lee Byung-chu, fundador de la compañía, les había prometido.
En fin, que si todo está atado y bien atado, como se pretende en las dinastías ¿por qué y para qué sacar a bolsa el holding Everland, del que padre e hijos tienen el 46%? Últimamente se han reabsorbido participaciones cruzadas dentro del grupo, lo que da pie a teorías no excluyentes: 1) que las empresas del grupo vendan sus participaciones minoritarias en la cabecera, obedecería al objetivo de acumular recursos con los que financiar su expansión en nuevas oportunidades de negocio o 2) que los hijos del chairman reutilicen los fondos obtenidos por la venta de acciones en el todo, les permitiría reinvertirlos directamente en las partes con el fin de priorizarlas. Ambas teorías, benévolas, confluyen en una supuesta simplificación estructural.
Una tercera teoría es más cínica: un analista del broker coreano Kiwoon Securities comenta: «lo que buscan los herederos es dinero fresco con el que pagar el impuesto de sucesiones a que estarán obligados tras la muerte de su padre» [en el capitalismo coreano, ese impuesto llega al 50% del patrimonio heredado]. Los activos conocidos del patriarca Lee incluyen el 3,4% de Samsung Electronics, el 20,8% de Samsung Life y el 1,4% de la ingeniería Samsung C&T. Al valor actual estimado, sus herederos tendrían un coste fiscal de 6 billones de won (4.300 millones de euros).
La prensa coreana ha advertido que la salida a bolsa de una pieza capital del imperio Samsung podría poner en riesgo la estabilidad bursátil, si se diera el caso de una dificultad seria de la compañía en el mercado mundial: sumando las 24 compañías cotizadas del conglomerado, su valor bursátil equivale a 310.000 millones de euros, un 28% de la capitalización total del Korea Exhange (KRX) y del índice KOSPI.
No entiendo por qué lo llaman simplificación. La economía coreana, asombrosa por muchas razones, presenta una vulnerabilidad insólita, producto del exceso de simplificación: cuatro chaebol suman el 28% de la bolsa: Samsung (28%), Hyundai (12%) SK Group (7%) y el consorcio LG (5,9%). Aunque, claro está, la biología tiene otras reglas.
Un buen amigo me gasta bromas a propósito de una contabilidad que dice llevar sobre cuántas crónicas dedico últimamente a Microsoft. No veo la utilidad del ejercicio ni he comprobado sus cuentas. Pero me parece justo decir que desde que Satya Nadella ocupa el despacho que fuera de Steve Ballmer, Microsoft está dando mucho más juego informativo. Nadella sólo ha cumplido (ayer) cuatro meses en el puesto de mando, y está dando la vuelta a la compañía.
En este tiempo, por ejemplo, negoció discretamente con Apple para que Bing – al que algunos daban por desahuciado – y no Google, sea el motor de búsqueda integrado en Spotlight, que cumple esa misión en el nuevo sistema operativo para Mac, OSX Yosemite. Es una de las novedades – según Mario Kotler, la menos celebrada – anunciadas en la WWDC, y se puede apuntar en la misma lógica de lanzar la versión de Office para el iPad, un viraje con el que Microsoft inauguró la nueva estrategia de favorecer que su software esté presente en tantos dispositivos como sea posible aunque no sean Windows.
Para que nadie confunda sus intenciones al perseverar con el Surface Pro 3, Microsoft respalda esta semana en Computex el anuncio de nuevos productos basados en Windows, entre ellos un dos-en-uno de HP [Pro X2] que podría considerarse como un competidor directo de aquél, y una tableta de Toshiba. De momento, parece que la idea de espolear a la industria con un modelo «de referencia» empieza a tener seguidores.
Windows 8 es considerado por consenso como un fiasco, y cunde la impresión de que a Windows 8.l. no le irá mucho mejor; mientras tanto, Windows 7 se está llevando la mayor parte de las sustituciones de XP, pero no parece que Microsoft se alarme por ello: Nadella ha dado orden de acelerar el desarrollo de Windows 9, con lo que deja ver su disposición a romper el ciclo de vida prolongada que han seguido (o intentado seguir) las versiones anteriores de su sistema operativo. No me extrañaría – lo digo con la debida prudencia – que si estos movimientos salieran bien, el modelo de negocio de Windows puede cambiar radicalmente el año próximo.
Ya he comentado aquí otros movimientos que robustecen Azure como alternativa a Amazon Web Services. La disociación entre Windows y Azure no es sólo nominal: el propio Nadella dijo el otro día que Linus va ganando terreno en su plataforma cloud. Por otro lado, el acuerdo con Salesforce – que todavía no se ha sumado a Azure, pero le falta poco – hay que valorarlo por la originalidad de dar facilidades a un competidor con el que siempre se ha llevado fatal, y que precisamente el mayor obstáculo con el que Dynamics CRM tropieza en el mercado de software como servicio.
Ayer leí una noticia llamativa que abunda en lo anterior: el fichaje de Preston McAfee como Chief Economist de Microsoft, un cargo nuevo en el organigrama de la compañía. Las cualidades de McAfee, según escribe una colega suya, «aúnan la economía, la ciencia de la computación y la ingeniería, un exponente poco común de investigador interesado en la aplicabilidad de sus ideas al mundo real». McAfee es un economista académico que tiene registradas varias patentes en el campo de machine learning.
Si estos antecedentes no fueran suficientes, veamos otros: ocupó el mismo cargo en Yahoo entre 2007 y 2012, año en que pasó a Google como director de tecnologías estratégicas. Harry Shum, VP de la división Microsoft Research, explica así la creación del nuevo puesto: «nuestros modelos económicos están cambiando. En la economía Ford, podías comprar lo que había (un coche de un solo color); en economía Starbucks, te venden lo que pides; ahora estamos en la economía Pandora, compras lo que quieres porque el servicio aprende y se ajusta a tus necesidades y deseos».
Los lectores habituales, incluído mi amigo del primer párrafo, entenderán que me seduzca la idea de combinar la economía y la tecnología; esa es la finalidad de este blog, así que empiezo a imaginar cómo podría ser una entrevista con Preston McAfee.
La mediana empresa europea malgasta millones de euros en la compra de software de gestión que no llega a desplegarse o es infrautilizado. Así de rotunda es la principal conclusión del estudio Mid-Market Business Software 2014, que la consultora Redshift Research ha elaborado por encargo para Sage. El 88% no tienen activadas todas las capacidades del software que han adquirido en el año precedente, Dando un paso más en el diagnóstico, se afirma que «los decisores de TI no escuchan suficientemente a los usuarios finales». Por el lado positivo, España estaría en las primeras posiciones en todos los parámetros que analiza el estudio, a la misma altura que Alemania o Reino Unido. Ver para creer. Leer más
Hablar de Apple es hablar del iPhone y del iPad, ¿no es cierto? Se entiende por qué: el pasado trimestre se vendieron 44 millones del primero y 16 millones de su prima la tableta. Pero sólo 4 millones de Mac, cuya base instalada, sin embargo, es de 72 millones. Sería muy raro encontrar un usuario de Mac que no lo sea también del iPhone y/o del iPad, de lo que ahora se trata es de forzar la tendencia inversa: convertir usuarios de iOS en usuarios de Mac. Desde hace tiempo, estaba latente la pregunta de qué haría Apple para que las dos grandes ramas de su familia de productos se beneficien recíprocamente: un acercamiento (no una impracticable fusión) entre los dos sistemas operativos les permitiría actuar dentro de un ´ecosistema` común, conservando la singularidad de cada plataforma.
Esto ha sido, en sustancia, lo que se anunció el lunes en la primera jornada de la conferencia de desarrolladores WWDC, convocada por Apple en San Francisco. La anécdota del cambio de la serie de felinos por paisajes californianos, es sólo una anécdota. Lo relevante es que un año después de anunciar Mavericks, de esta última versión de se habían instalado 40 millones de copias, lo que significa que la mitad de los usuarios de Mac se han puesto al día en un año. Ya quisiera Microsoft poder decir lo mismo de Windows. Tim Cook se encargó de recordar con malicia que la cuota de Windows 8 es de sólo el 14% [omitió decir que, a diferencia de Mavericks, no es gratuito].
Lo cierto es que – estadísticamente aunque no sociológicamente – el Mac forma parte del mismo universo que Windows, lo que llamamos mercado del PC. Con una diferencia: en lugar de caer sistemáticamente, las ventas de Mac han resistido, e incluso han logrado arañar algo de cuota en estos años de decadencia ajena. Aunque últimamente flojea, lo que exige una reacción por parte de Apple. En el segmento de consumo, y en ciertas profesiones, Mac tiene bien ganado su estatus, pero le falta dar el salto al de empresas, donde tiene una cuota de mercado manifiestamente mejorable, injusta con sus cualidades.
En cierto momento pudo pensarse que el número creciente de usuarios de iPhone e iPad en las empresas, haría más fácil que estas aceptasen la entrada del Mac. No ha sido así, y el lanzamiento de Yosemite indica que Apple se mueve en esa dirección: su modelo de negocio y su cuenta de resultados empujan a Tim Cook a profundizar en el software y los servicios, en lugar de escuchar a los que gustaría jalear el alumbramiento de una nueva categoría «disruptiva» de hardware.
Yosemite – OSX 10.10, la undécima versión del sistema operativo para Mac – representa un cambio radical, porque conjuga prestaciones de desktop y de smartphone en un mismo concepto, al incorporar Continuity, una función que permite pasar de uno a otro con extrema facilidad. Es, en realidad, una extensión del software AirDrop, que ya permitía enviar ficheros en ambas direcciones entre un iPhone y un Mac, pero en este caso añade la posibilidad de transferir tareas entre uno y otro. Asimismo, los usuarios de Mac y de iPhones podrán usar sus dispositivos para enviar mensajes y hacer llamadas a otros que no sean usuarios de la marca.
Craig Federighi, VP de ingeniería de Apple mostró también un nuevo servicio de sincronización en la nube, llamado iCloud Drive. Es un claro competidor de Dropbox, que permite compartir archivos y carpetas directamente. Hay otras mejoras, pero las dos mencionadas son las que podrían apuntalar una eventual ofensiva comercial de Apple hacia las empresas. ¿Cuándo habrá nuevos modelos de Mac? Cuando toque.
Durante años, Microsoft ha promovido su software Dynamics CRM (primero producto, luego servicio) como «la» alternativa al CRM de Salesforce, pero no pudo debilitar el liderazgo de este. Durante años, el fundador de Salesforce, Marc Benioff, ha lanzado su artillería verbal contra Microsoft: en setiembre, escribió un tuit en el que recomendaba a su competidor el regreso de Bill Gates para resetear la compañía, única solución al «desastre completo» que dejaba Steve Ballmer, que acababa de anunciar su retirada.
Con esos antecedentes, causa perplejidad ver a Benioff junto a Satya Nadella, los dos sonrientes, anunciando un nuevo espíritu de cooperación entre las dos empresas. Si lo pienso dos veces, no es tan raro: lo que está haciendo Nadella es resetear Microsoft. Hace casi un año, Benioff anunciaba un acuerdo con su antiguo empleador y permanente adversario Larry Ellison. En aquel momento interpreté la ceremonia como un signo de debilidad de Oracle, pero luego he podido ver algunas costuras mal hilvanadas de Salesforce y he comprendido que la debilidad era recíproca.
Algo así ocurre ahora entre Microsoft y Salesforce. El anuncio indica que las aplicaciones CRM de la segunda van a estar disponibles en dispositivos Windows 8.1 y Windows Phone, y que se integrarán con Office y Office 365. Pero Benioff ha precisado que no está decidido, por ahora, que sus aplicaciones y servicios estén disponibles en Azure. Por el momento, Heroku, la plataforma de Salesforce corre sólo sobre Amazon Web Services, y esto no va a cambiar a corto plazo. Por cierto, Dynamics CRM tampoco está disponible en Azure, aunque puede correr en una máquina virtual sobre Windows Server en la plataforma cloud de Microsoft.
Otra noticia concomitante es el acuerdo alcanzado entre Microsoft y SAP para que varias aplicaciones de la compañía alemana – Business Suite y su para ERP Business All-in-One – estén soportadas sobre Azure. Otro producto de SAP incluído en el trato es la herramienta de desarrollo para móviles – una herencia de la compra de Sybase – que será certificada para la plataforma de Microsoft. Pero me parece que lo más interesante del anuncio es la edición para desarrolladores de la base de datos en memoria HANA – de momento sólo para prototipos, no como base de datos pura – un ciclo que repite el que SAP ha seguido con AWS.
A diferencia del caso Salesforce, la cooperación entre Microsoft y SAP es antigua y cordial, pero la realidad es que HANA se ha certificado antes para Amazon que para Azure. No sé si en este cambio de actitud ha tenido algo que ver la aproximación reciente entre Microsoft y Oracle, pero en todo caso la estrategia cloud de SAP está mostrando síntomas de menos ingenuidad. Estas noticias, creo yo, se inscriben en una tendencia que merecería ser tratada con detenimiento: la ´cloudización` de las aplicaciones para empresas requiere que estén disponibles en varias plataformas, porque a los clientes no les gusta sentir que están obligados a un proveedor único.
Google ha optado por no resistir la sentencia (no podría, porque no es recurrible) ni tergiversar su cumplimiento (no sería la primera vez). O sea que en pocos días ha puesto en marcha un procedimiento para que los usuarios europeos puedan ejercer el «derecho al olvido» solicitando la eliminación de enlaces con informaciones publicadas que consideren perjudiciales o desactualizadas. Pero no por ello se ha acallado la polémica ni se agotan las ramificaciones del caso.
Larry Page ha dado la cara personalmente para explicar el razonamiento de Google. Eric Schmidt, beligerante habitual en estas cuestiones, no ha aparecido en escena, por ahora. «Están en juego cuestiones muy amplias que debemos valorar – ha dicho Page – porque siempre puedes estar haciendo daño a alguien, y nadie tiene derechos absolutos para hacer lo que sea». Nadie negará que este pragmatismo reflexivo es un cambio de tono. Pero algo conocido subyace en estas palabras apaciguadoras.
La frase de Page que me ha llamado la atención es la siguiente: «estamos intentando razonar como europeos, tenemos que pensar estas cuestiones dentro del contexto europeo». Esta voluntad sobrevenida no es retórica: responde al hecho de que el acuerdo al que en febrero llegaron los abogados de Google con la Comisión Europea no está todavía aprobado oficialmente, y mientras tanto las circunstancias han cambiado. En la inminencia de cambio de la CE, tras las elecciones del día 25, han aflorado presiones para que la propuesta sea rechazada.
Joaquín Almunia, vicepresidente de la CE y responsable de la cartera de Competencia, que inicialmente había bendecido el acuerdo, ha modulado su punto de vista: «si, una vez oídas las opiniones de terceros, llegáramos a la conclusión de que las propuestas que tenemos sobre la mesa no son suficientes, deberíamos decidir qué pasos dar al respecto». Viviane Reding, comisaria europea de Justicia, ha dicho que la propuesta es «por ahora, un paso en la buena dirección». Si estas palabras significan lo que parece, podrían llevar a una excepcional marcha atrás en una fase en la que la Comisión está en funciones. Y la composición del nuevo parlamento no será más propicia para Google.
Extraoficialmente, funcionarios de Bruselas han sugerido que algunos de los elementos de la propuesta «voluntaria» presentada por Google [destinar espacio a los competidores en la presentación de resultados de las búsquedas comerciales] debería ser «revisitada». Aunque su lista no ha sido la más votada, Martin Schulz, candidato socialdemócrata a presidir la próxima CE, dijo en campaña que «nadie discute que Google ejerce un monopolio de facto, por lo que es necesario que se le apliquen los instrumentos de defensa de la competencia»
En los últimos días, el ministro de Economía francés, Arnaud Montebourg, ha dicho que, tal como está redactado, no protege suficientemente los intereses de las empresas europeas: «no queremos convertirnos en una colonia digital de los gigantes globales de Internet». Su colega alemán, Sigmar Gabriel, ha insinuado en una entrevista al Frankfurter Allgemeine, que Google debería ser regulada con criterios análogos a los que se aplican a los operadores de telecomunicaciones, para evitar que abuse de su posición dominante. Una posibilidad que, irónicamente, no disgustaría a los operadores.
Los adversarios de Google argumentan que la propuesta no impedirá que promueva sus propios servicios en detrimento de los competidores. En particular, objetan el mecanismo de subasta por el que deberían pujar para fijar el precio del espacio que Google les dejaría en su página de resultados. El regulador alemán de la competencia, Bundeskartellamt, ha recibido el encargo del gobierno de llevar a cabo un análisis del acuerdo nonato entre Google y Almunia. En Francia se espera que la Autorité de la Concurrence abra un procedimiento de consulta sobre las consecuencias eventuales de un acuerdo.
Aparentemente, privacidad y competencia serían materias con poca relación entre sí, pero en este caso confluyen en una empresa que se ha asignado como misión «organizar toda la información del mundo para hacerla universalmente accesible y útil». Bien hace Larry Page en preguntarse cómo piensan los europeos, porque en algún momento, las reglas que rigen la actividad de Google deberían tender a unificarse globalmente, y lo más probable es que sea su favor. De momento, el «derecho al olvido» regirá sólo en las versiones europeas del buscador, pero los enlaces cuestionados seguirán inalterados en google.com.