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La coincidencia de lanzamientos concurrentes de Apple (anteayer), Microsoft (ayer y el lunes) y Google (también el lunes) no es una coincidencia: es el trazo deliberado de un nuevo paisaje, el toque de corneta de una batalla entre las fuerzas que dominan las tres categorías de dispositivos más usuales. Cada una necesita pelear en las tres categorías, aun a sabiendas de que probablemente sólo vencerá en una; pero hay que estar en las tres. Es una tesis arriesgada, y sobre todo prematura, pero me resulta difícil imaginar que alguuna de estas potencias pueda salir derrotada.
Lo anterior no es una ocurrencia mía, sino la interpretación libre de lo que postula un informe de Forrester Research titulado ´Windows: The Next Five Years´. Donde el titulo dice Windows, quiere indicar genéricamente la suma de sistemas operativos que desde ahora confluyen en un mismo core, sin ser idénticos: Windows 8, Windows RT y Windows Phone 8.
Es difícil captar la magnitud de este cambio sin ponerle números, reconoce el analista Frank Gillet, partícipe del informe. Estos son, en síntesis, sus números, estimaciones para 2016: Microsoft/Windows seguirá liderando el mercado de PC, con un 90% de cuota, lo que implica que Apple/Mac se mantendrá como alternativa premium con menos de un 10%, mientras que Google/Chrome OS no saldrá de su condición de nicho.
Mucho habrá cambiado el panorama de las tabletas si se cumple el pronóstico de Forrester: Apple/iOS será el primer actor en 2016, con una cuota del 41%, Microsoft/Windows subirá de cero a 27%, que ya es proeza; mientras tanto, Google/Android se acomodará en un espacio del 7%. La cuenta no cierra, observará el lector, pero ese resto del 25% corresponde a las marcas con afiliación laxa a Android (Amazon y otras).
Y así se llega a la tercera categoría, los smartphones. El número uno será Google/Android, con una cuota del 60%, seguido de Apple/iOS con un 25% y una posición premium que le dará “una influencia no proporcional a su peso real en el mercado”. Microsoft/Windows Phone subiría en 2016 al 14% de cuota, otra proeza considerando el punto de partida.
Volvamos, pues, al análisis de Gillet: la cuota de Windows [sumadas todas sus variantes] sobre el conjunto de dispositivos personales sería del 30%, por su debilidad relativa en tabletas y smartphones, pero esto no es malo: significa que en 2016 el terreno se habrá igualado como para que sus rivales tengan, respectivamente, porcentajes similares. ¿Un empate a tres? Todo expresado en unidades, porque estimar el mercado en valor no se puede, y además es imposible.
A propósito del post del martes, alguien me ha hecho llegar un análisis de Horace Dediu, a quien otras veces me he referido aquí, pero al que tenía un poco descuidado. Gracias. Mi corresponsal ha acertado, aun sin haber leído mi crónica de hoy: según se calcule el universo del mercado español en 2012, un 30% serían tabletas y el 70% restante, PC: 1,5 y 3,7 millones aproximadamente.
El analista Dediu plantea en su blog una pregunta que en estos días de lanzamientos múltiples suena pertinente: ¿por qué las tabletas y los smartphones no sufren la dureza de las condiciones económicas que han derrumbado las ventas de PC? Su premisa fáctica es la siguiente: mientras el iPad ha crecido en flecha, los PC (de los que excluye los Mac) han seguido una trayectoria negativa durante cuatro de los ocho trimestres transcurridos desde que, en abril de 2010, Apple presentó su primera tableta: un descenso medio del 9% anual, algo que no se veía desde la anterior recesión de hace once años.
Dediu, un precursor de las tesis sobre la era post-PC, polemiza esta vez con sus colegas de Gartner al sostener que el factor macroeconómico no explica por sí mismo el retroceso de la demanda de PC, y en todo caso las condiciones serían las mismas para el iPad. Por otro lado, el supuesto ´conservadurismo´ de las empresas – otro argumento de Gartner – debería afectar más al recién llegado que al que tiene una base instalada. Buen punto.
“Mi hipótesis – escribe – es que cuando un nuevo producto resuelve nuevos problemas adquiere ventaja sobre la actualización de un producto conocido, cuya compra puede ser postergada porque no aporta un cambio significativo a la resolución de esos problemas” En el primer caso, explica, “la pregunta que la gente se hace es ¿por qué debería comprarlo?, y en el otro ¿por qué no comprarlo?” A Dediu se le ve el plumero, pero su razonamiento está bien construída.
El tercer trimestre del año ha sido desastroso para el mercado español de PC. Un 23,7% de caída bien merece ese calificativo. Y sin embargo, el año acabará probablemente con un total de 3,7 millones de unidades, aproximadamente un 8% menos que en 2011. Cada fabricante echa sus cuentas con esa hipótesis, y elucubra sus razones internas y externas: HP puede presumir de que sigue siendo líder con una cuarta parte del total de unidades, pese a un retroceso del 30%; y justificarse diciendo que el año anterior fue excepcional. Aunque quizás haya perdido el primer puesto (o está a punto de perderlo) en el mundo, su ventaja en Europa y en España es muy holgada. Leer más
Encuentro interesante un estudio de Ovum, pese a que conozco sólo un extracto. La consultora afirma que muchos directivos de empresas no han justipreciado el valor que podrían aportar los social media a sus organizaciones, y en consecuencia son “reticentes a invertir interna o externamente en el concepto, a pesar de que no requeriría grandes sumas de dinero”. Según Margaret Goldberg, que firma el informe, “si los líderes de empresa no despiertan pronto a esta realidad, se quedarán rezagados y pagarán un alto precio por ello”.
Hasta aquí, la opinión de Goldberg – porque de eso se trata, de una opinión –sería representativa de una tendencia conocida: quienes se sienten portavoces de ´lo nuevo´, son proclives a reprochar a otros el seguir anclados en ´lo viejo´. Algo de eso habrá, porque no parece que el estudio haya preguntado a esos directivos las razones de sus reticencias, que las tendrán. El argumento básico merece atención: “Cada vez más consumidores usan las redes sociales para difundir sus quejas y opiniones, y las empresas son las últimas en enterarse. Esto seguirá siendo así con las nuevas generaciones […] Los social media son una tecnología horizontal en una estructura vertical que, bien usada, puede ayudar a las empresas a ganar posiciones competitivas”.
Según el informe de la consultora británica, la adopción corporativa de los social media está más avanzada en ciertos sectores verticales que en otros: el comercio minorista, la hostelería, el transporte y las empresas de tecnología, los usan habitualmente como canal de servicio. Por el contrario, la banca y otras entidades financieras son recelosas, por consideraciones de seguridad o por temor a tener problemas con los reguladores.
Frente a esas resistencias internas, completamente previsibles, Goldberg recomienda externalizar la función de integrar los social media en las estrategias empresariales, y preconiza el crecimiento de un mercado de servicios en modo outsourcing. Para los outsourcers – advierte – la mayor dificultad consiste en cómo encajar el análisis de los datos en su oferta a unas empresas que no están muy convencidas de que esa información sea manejada por terceros: “los prestatarios del servicio tendrán que probar que disponen de herramientas fiables y seguras para el seguimiento y análisis del comportamiento de los usuarios, sobre todo en dispositivos móviles, que plantean problemas específicos”. O sea que no es tan fácil como parecía decir la primera frase. Suele ocurrir, qué quieren que les diga.
La noticia debió haber sido esta: el mercado mundial de PC desciende más del 8% en el tercer trimestre del año. Hilando un poco más fino, el 8,6% según IDC y el 8,3% según Gartner, que hace una diferencia de menos de 300.000 unidades, atribuible a diferencias de método. Pero la ansiedad transformó esa noticia en titulares con dos variantes: “HP conserva su liderazgo del mercado mundial”, según IDC, o “Lenovo supera por primera vez a HP y conquista el primer puesto”, según Gartner. Los directivos de HP se encendieron ante esta contradicción, y tomaron partido por la cifra más favorable, la de IDC. Y Lenovo, por supuesto, distribuyó un comunicado dando por buena la cifra de Gartner. Leer más
El chusco episodio del operador que pulsó la tecla equivocada y publicó antes de tiempo los resultados de Google, no habría tenido trascendencia si los resultados fueran buenos. Pero fueron malos, aunque Larry Page los defendiera como magníficos. De entrada, los analistas querían diagnosticar la debilidad congénita de Motorola Mobility, una compra de 12.000 millones de dólares que nunca ha convencido a Wall Street y que, en el pasado trimestre, ha aportado ingresos de 2.580 millones… y pérdidas de 527 millones. Algunos observadores han soslayado el valor de esa estrategia, y en cambio han criticado que Google no se está adaptando con suficiente rapidez al cambio de tendencia de los usuarios, que cada vez hacen más búsquedas desde sus móviles, actividad con la que generan menos ingresos publicitarios. “La monetización de la actividad del tráfico de dispositivos móviles es un problema que la industria no ha conseguido resolver”, sanciona Jonathan Yarmis, analista de iSuppli.
Dicho de otro modo, los resultados de Google dependen demasiado de su core business, el buscador clásico, y más abajo se verá por qué es inquietante. Pero el CEO de la compañía optó por hablar de grandes números, y eludir preguntas incómodas. Por primera vez, reveló que el negocio móvil de Google genera ingresos que, si se anualizaran, representarían unos 8.000 millones de dólares. La cifra impresiona, pero no se explicitan sus componentes (publicidad, aplicaciones, contenidos).Y como Page no estaba por la labor de discutirla, quedó en el aire la desconfianza con la que se inició una anómala conferencia.
El beneficio operativo del tercer trimestre equivale al 19% de los ingresos, y la cifra no sólo es inferior a la de igual período de 2011 sino que entonces equivalía al 31% de los ingresos. De ahí se pasa a una cuestión peliaguda: ¿está declinando el propio core business de Google?. Según los grandes números, no. Pero hay un dato apenas enmascarado: el cost-per-click, medida de lo que los anunciantes pagan a Google como remuneración por los resultados de búsquedas, ha caído un 15% en doce meses.
Entre unas cosas y otras, la acción de Google sufrió el viernes un batacazo y la compañía perdió, al menos temporalmente, el segundo puesto en el ranking de capitalización bursátil, que había conseguido arrebatar a Microsoft. Ambas valen aproximadamente la mitad de Apple, que también tuvo una semana de bajón.
El consejo del grupo Vodafone se reunió días atrás en Madrid, un gesto que el CEO de la compañía, Vittorio Colao, describió como de respaldo a la gestión del equipo directivo español, encabezado por Francisco Román, presidente, y António Coimbra, consejero delegado. Con este motivo, Colao recibió a un grupo de periodistas y, aunque no concedió entrevistas, la transcripción de sus palabras dará a los lectores de este blog una idea más completa que las sucintas informaciones publicadas en los medios y centradas, lógicamente, en la polémica suscitada en torno a la oferta Movistar Fusión, lanzada por Telefónica, aprobada por el regulador y cuestionada por sus competidores, y con especial énfasis por Vodafone. Leer más
La semana próxima será rica en novedades. Por ejemplo, Microsoft y Apple se disputarán los titulares con sus lanzamientos de la tableta Surface y un (por ahora presunto) iPad Mini. Este blog no comenta rumores, pero en esto hay poco misterio. Es bien sabido que en el dogma de Steve Jobs no tenía sentido una tableta más pequeña que las 10 pulgadas del iPad; hasta ahora su absoluta hegemonía en el mercado parecía darle la razón. Pero los competidores atacan justamente por ese flanco: Kindle Fire (Amazon) y Google (Nexus 7), junto con Samsung y varios fabricantes menores, han creado de facto una categoría de tabletas de 7 pulgadas. Por primera vez, Apple ve rivales en el retrovisor, y Tim Cook, sucesor de Jobs, ha decidido que es mejor reaccionar a tiempo que desdeñarlos.
No es sólo cuestión de tamaño sino, sobre todo, de precio. Ahí aprietan los competidores – por su modelo de negocio, Amazon y Google pueden permitirse vender al coste o incluso perder dinero – y Apple tiene el dilema de seguirles por ese camino, o colocarse en un peldaño superior. Probablemente hará lo segundo. Pero en los dos casos su margen no podrá compararse con el que obtiene del iPad original. Y si el iPad Mini (o como se llame) se vendiera barato para competir con Amazon y Google, el riesgo sería que también compita con su hermano mayor.
Déjenme darle una vuelta más al asunto. Apple tiene necesidad de replicar a lo que hacen sus competidores, esta es mi hipótesis. Sería exagerado interpretarla como un signo de debilidad – ya veremos sus resultados trimestrales – pero una dinámica nueva se ha hecho presente: más pronto o más tarde, la estrategia de gadgets de gama alta, tan rentables, tiene que tocar techo. La pregunta que surge es si el iPad Mini (o como se llame) será la punta de lanza de una estrategia más modulada, que pretenda captar sectores de población que no pueden permitirse el precio de un iPhone o un iPad; ahí, en esos sectores, está el crecimiento del mercado. ¿Veremos en 2013 un iPhone Mini, o se repetirá una vez más el ciclo, con un iPhone 6 más chulo y más caro?
Ya habrá tiempo de tratar otro día la rivalidad que se perfila entre el iPad y las nuevas tabletas Windows 8 y Windows RT. Entretanto, como digo, la semana próxima se presenta rica en noticias del sector; después de los mediocres resultados de Intel e IBM, ayer supimos de la caída de beneficios de Google. Y si estos estornudan…¿habrá resfriado general en el cuarto trimestre?
Si dos operadores móviles [Verizon y AT&T] suman el 63% del mercado estadounidense, se abre una enorme oportunidad al challenger que sólo tiene el 16%. Esta ha sido el peculiar razonamiento por el que Masayoshi Son, presidente de Softbank, ha decidido invertir 20.000 millones de dólares en la compra del 70% de Sprint. Es muy propio de Son, que en 2006 compró la ruinosa filial nipona de Vodafone para fusionarla con su compañía, y prometió elevarla al primer puesto en diez años; tiene tiempo hasta 2016 para cumplir, aunque se antoja arduo derrotar a dos monstruos como NTT DoCoMo y KDDI. En Estados Unidos lo tendrá aún más difícil, porque no podrá repetir la clave del ascenso de Softbank en el mercado japonés, la exclusividad del iPhone.
El audaz movimiento de Softbank, que gusta poco a sus accionistas, se inscribe en una tendencia a la consolidación entre operadores móviles. Unos días antes, T-Mobile USA acordó unirse a Metro PCS, con la expectativa de que la fusión del número cuatro y el número cinco pòdría dar alcance a Sprint. Ya no es tan seguro. Mientras se reconfigura el mercado estadounidense, en Europa asistimos a otras movidas. Esta vez no se trata de la llegada de Carlos Slim ni de la supuesta venta de Yoigo, sino de algo más gordo aún. El operador francés SFR vive una crisis de identidad (y de mercado) que ha llevado a su propietario, el grupo Vivendi, a plantearse salidas, una de las cuales podría ser …la venta a Vodafone.
¡Quién lo hubiera dicho! En 2011, Vodafone decidió retirarse del mercado francés, en la imposibilidad de controlar SFR; vendió el 44% a su socio Vivendi y se apuntó una preciosa plusvalía. Tan en serio iba el comprador, que fichó a Michel Combes, hasta entonces presidente europeo de Vodafone, para dirigir la nueva SFR. Los planes se desbarataron con la entrada en el mercado de un cuarto operador que arrasó los beneficios de SFR. En la cúpula del conglomerado francés [también propietario de Canal Plus, Universal y Activision] se produjo una ruptura, saldada con la decisión de deshacerse de sus activos de telefonía: la participación en Maroc Telecom está en venta, y también lo está un operador brasileño muy prometedor pero que requiere fuertes inversiones.
En este marco, ¿tiene sentido seguir soportando pérdidas en SFR? Entretanto, Combes no llegó a ocupar su puesto en SFR, pero negoció un compromiso para seguir colaborando [en disponibilidad, se diría en el ejército] con su anterior empleador. Ahora se produce una rara carambola, por la que Vivendi podría hacer aquello a lo que se negó durante años: vender SFR a Vodafone. Se entiende que depreciada.