UHD / 4K TV: la oportunidad se llama premium

20/01/2014

Los hábitos adquiridos durante una larga guerra de precios entre las cinco grandes marcas de televisores no van a cambiar: todas persisten en la tarea de convencer a los consumidores de que vuelvan a comprar, renunciando al ciclo de reemplazo tradicional. La economía no ayuda, y los fabricantes necesitan restaurar, o siquiera mantener, sus márgenes. Una vez constatado que la televisión en 3D no era argumento suficiente para reanimar las ventas, la industria se ha pasado el 2013 promoviendo la ultra-alta definición (UHD), también llamada 4K. Se anunció en el CES de Las Vegas hace un año, se materializó en la IFA de Berlín en setiembre, y ha vuelto a presentarse en el CES 2014. Leer más

17Ene

17/01/2014

No veo razones para escandalizarse, sólo son negocios. De recibir una paga de los fabricantes de Android, Microsoft pasaría a subvencionarlos para que adopten Windows Phone. Y para ese fin habría reservado 2.600 millones de dólares con la condición de que desarrollen y comercialicen este año, almenos un smartphone basado en su sistema operativo. Llama la atención que la cifra sea prácticamente igual a la que Microsoft ingresa como royalties por su reivindicación de patentes relacionadas con Android. O sea que, desde un punto de vista contable, el impacto sería neutro. No hay información oficial, ni la habrá, pero es lo publicado por Eidar Murtazin, un cotilla ruso con fama de acertar en lo que respecta a Microsoft [dicen que sus fuentes proceden de Nokia].

La coincidencia lleva a pensar que la fórmula del incentivo no sería un pago por «inversiones de plataforma», como los 1.000 millones que en su momento animaron a Nokia a cambiar de bando. El caso actual es distinto: más sencillo que mover dinero de un banco a otro es compensar a los fabricantes mediante una reducción (o anulación) de la factura por royalties sobre los Android que ha vendido por cada uno. Aquí paz, y después gloria.

Que esta pueda ser la fórmula, vendría avalado por el desglose que publica Murtazin en Twitter: 1.200 millones para Samsung, 600 millones para Huawei, 500 millones para Sony y 300 millones para «otras marcas»: 2.600 millones en total durante 2014. También es posible que el tuitero ruso echara su cuenta sobre la base de las proporciones que estas marcas tienen en la galaxia Android.

Como suele suceder, lo interesante del asunto es lo que no se ha escrito. Las ventas de Windows Phone han repuntado hasta llegar en noviembre a una cuota del 9,2% en los cinco grandes mercados europeos [2,2% en España] según Kantar Panel. Hay que señalar que esto ocurría en los últimos meses de la vida independiente de Nokia, y que presumiblemente, con los ajustes de integración dentro de Microsoft – y de la gestión de marca – esa tendencia podría recular. Cualquier experto recomendaría aprovechar el tirón para apuntalar la presencia de Windows Phone ampliando el catálogo con otras marcas.

Samsung, que estuvo entre las primeras en apoyar Windows Phone, no llegó a entrar en la partida, por entender que Microsoft no acompañaba con suficientes inversiones en marketing. Habría cambiado de opinión, y en su página web se coló fugazmente días atrás la descripción de un modelo hasta ahora desconocido, basado en Windows Phone y con pantalla full HD de 5 pulgadas. Directivos de Sony y de Huawei han confirmado que está próximo [el Mobile World Congress está a la vista] el anuncio de sendos smartphones con el sistema operativo de Microsoft. A los tres fabricantes les interesa poner un poco de distancia con respecto a Android, y si les pagan por hacerlo, miel sobre hojuelas. Pierre Perron, jefe europeo de Sony, ha declarado que su marca no tiene intención de atarse a un solo sistema operativo. Nada se ha dicho de LG y HTC, pero podrían ser parte de ese resto de 300 millones al que alude Murtazin.

A última hora de ayer, el director de comunicación de Microsoft, Frank Shaw, desmintió la cifra de 2.600 millones, confirmando la existencia de lo que definió como «plan de comarketing con nuestros OEM».

16Ene

16/01/2014

Ignacio García Bercero, que negocia en nombre de la Comisión Europea el nuevo marco de relaciones comerciales con Estados Unidos – TTIP o Transatlantic Trade and Investment Partnership – le ha estallado en las manos uno de los daños colaterales del espionaje de la NSA, también conocido como «caso Snowden». Formalmente, las negociaciones incluyen el flujo de datos, la privacidad – que no es de la incumbencia del negociador – se ha convertido en un obstáculo insalvable dadas las circunstancias.

En estas semanas, la UE y EEUU deberían reanudar las discusiones para renovar el acuerdo llamado Safe Harbor, vigente desde el 2000. Según el protocolo, las compañías norteamericanas pueden mover los datos de sus clientes en Europa siempre que den a estos la posibilidad de limitar la recogida y almacenamiento de información «relevante o sensible». En 2006, se reveló que Swift – consorcio de clearing bancario con sede en Bélgica – transfería secretamente a Washington información financiera que pudiera tener, presuntamente, relación con sospechosos de terrorismo. El escándalo – precipitado por el Wall Street Journal – obligó a Swift a inventar un mecanismo por el que esos datos se almacenarían exclusivamente en Suiza. Apagado el rescoldo, se renegociaron los términos en los que «excepcionalmente», Estados Unidos podría tener acceso a la información que le interesa. No muy distinto fue el caso de la información sobre pasajeros de líneas aéreas, que Europa «comparte» con Estados Unidos.

Cuando, en 2012, la Comisión propuso una directiva destinada a reforzar las reglas sobre privacidad, los lobbies de las compañías estadounidenses presionaron para que diera marcha atrás; de hecho, la directiva sobre protección de datos aún no ha sido aprobada por el Parlamento Europeo. Los sucesivos expedientes abiertos contra Google – que dieron lugar a sanciones económicas en España, Francia e Italia – fueron la expresión de ese enfrentamiento. Se superponen las posiciones de tres o cuatro instancias europeas, que involucran a poderosos comisarios: Neelie Kroes, Joaquín Almunia y Viviane Reding.

Kroes quiere cerrar su mandato con la aprobación – imposible con las elecciones europeas en el calendario – de su paralizada agenda digital 2020, Almunia sigue teniendo en la mira el proceder de Google, y Reding ha dicho recientemente, de visita en Washington, que «la protección de los datos no es una carga burocrática ni es proteccionismo, para nosotros es un derecho fundamental».

Por mucho que García Bercero sostenga que no tiene nada que ver, las revelaciones sobre espionaje de la NSA reventaron cualquier atisbo de acuerdo próximo. Cada parte ha endurecido su postura, con un matiz interesante: varios proveedores estadounidenses de servicios cloud, temen perder negocio si insisten en gestionar los datos de sus clientes europeos desde el otro lado del Atlántico. De hecho, algunas – como Microsoft y HP – han empezado a instalar datacenter en Europa, o tienen planes para hacerlo próximamente.

La posición europea dista de ser homogénea. Reino Unido se alinea con el punto de vista americano, mientras Francia y Alemania han descubierto que el conflicto puede ayudar a desarrollar la llamada European Cloud Strategy. Además de diseñar estándares técnicos de seguridad y transparencia para generalizar la confianza en la nube y potenciar la competitividad europea, la CE ha calculado ambiciosamente los beneficios económicos.

Según el documento Unleashing the potential of cloud computing in Europe, la ausencia de un marco común perturba la competitividad europea. Podría inducirse un añadido al PIB comunitario de entre 88.000 y 250.000 millones de euros entre 2015 y 2020, y se crearían 2,5 millones de empleos (!) si los 27 siguieran las recomendaciones de un grupo de expertos convocado al efecto. Estas cifras pueden ser fantasiosas, pero lo interesante es que entre las recomendaciones está la de potenciar el poder de compra del sector público migrando sus sistemas a la nube, en favor de proveedores no necesariamente europeos pero instalados físicamente en Europa. La condición sería cumplir con la nonata directiva de protección de datos. En ese punto están las cosas.

Premios y algún descalabro en Wall Street (y 2)

16/01/2014

Habiéndose equivocado desde 2010 en sus diagnósticos, previsiones y recomendaciones, los economistas se enfrentan con cautela a una situación objetivamente mejor. Los datos que cambian el ambiente vienen de Estados Unidos: si las cosas siguen igual en 2014, la economía estadounidense crecerá entre el 2,5 y el 3%, mientras el bloque del euro se daría con un canto en los dientes si creciera el 1%. La discusión que esto plantea indirectamente es azarosa: ¿puede volver el tiempo de la burbuja, si fuera cierta la advertencia de que las acciones tecnológicas están sobrevaloradas? Conviene seguir con atención lo que ocurra con las empresas que, a efectos de clasificación, la crónica llama ´jóvenes`. Leer más

15Ene

15/01/2014

Los ecos de la compra de Nest Labs por Google van a llegar lejos. Por el monto de la transacción: 3.200 millones de dólares pagaderos en cash. Por la ambición grandiosa que pone de manifiesto. Y, cómo no, por la inquietud que empieza a crecer acerca de las verdaderas intenciones de Google.

Vayamos por partes. Nest es una creación de dos antiguos ingenieros de Apple, Tony Fadell y Matt Rogers, que salió a la superficie en 2010, con su primer producto, un termostato doméstico conectado a Internet. De inmediato llamó la atención por su aspecto minimalista, que hubiera podido firmar Jony Ive, el diseñador favorito de Steve Jobs. No extraña: a las órdenes de Ive, Fadell fue uno de los inventores del iPod, producto que en 2001 inició una nueva era para Apple; Rogers estuvo involucrado en el software de los primeros iPhone. Ambos dejaron la compañía en 2008.

¿Realmente vale 3.200 millones una startup que se ha dedicado a renovar conceptualmente un accesorio tan nimio como el termostato y luego otro, un detector de humo? Depende. Cuando Nest cerró su última ronda de financiación por 150 millones de dólares, se calculó que equivalía a una valoración no inferior a 2.000 millones. El sobreprecio, si lo hubiera, tampoco es raro en Google, después del desatinado precio que pagó por Motorola.

Hay por medio un factor subjetivo. Habida cuenta de los antececentes de Fad del y Rogers, muchos esperaban que un día volverían al redil de Apple para contribuir con Nest a la búsqueda de esos nuevos productos que la marca de la manzana necesita para relanzar su catálogo en otra dirección innovadora. En esa hipótesis interfirió Google, que apoyó financieramente a la pareja a través de su rama de venture capital. Esto le ha permitido seguir los progresos de Nest e imaginar qué otros productos podrían salir de su genio. Así que la transacción es completamente lógica.

Si se reconoce que somos cada vez más permeables – algunos todavía resistimos – a vivir nuestra vida cotidiana en un escaparate online, es obligado aceptar que Google es quien mejor ha sabido transformar esa perversión contemporánea en un modelo de negocio muy rentable. Su estrategia es transparente: expandir sus algoritmos más allá de los ordenadores y los móviles, penetrar en el salón, en los coches y hasta en el cuerpo humano, lo que lleva directamente a la sospecha de que todo lo hace con una misma finalidad: recopilar datos sobre los hábitos de los usuarios. Nest y sus productos añaden la dimensión del Internet de las cosas o, en una acepción inmediata y tangible, la «casa inteligente».

No es la primera vez que Google se asoma a esa ventana. En 2011 anunció un proyecto con Lighting Science para desarrollar bombillas conectadas – de lo que no volvió a hablarse – y se sabe que internamente ha trabajado en un termostato inteligente apodado Energy Sense, con el que pensaba cubrir sus necesidades de optimización de su enorme consumo de electricidad en sus centros de datos.

Para una empresa como Google, que se enfrenta a una larga cadena de acusaciones sobre su gestión de la privacidad de los usuarios, esta nueva dimensión reabrirá las suspicacias sobre su condición de Gran Hermano. En su blog, Tony Faddel procura apaciguar escribiendo que la política de privacidad de Nest ha sido siempre respetuosa de la información privada sobre los usuarios, que mantiene escrupulosamente en el ámbito de lo doméstico. Quizá sea un motivo por el que Nest no se integrará en Google sino que funcionará como empresa y marca separadas.

Lo que no han dicho las partes, pero se puede suponer, es que los recursos de Google permitirán a Nest Labs desarrollar nuevos productos ´revolucionarios` y llevarlos al mercado en un volumen que por sí sola no podría alcanzar, incorporarlos a una serie de accesorios que Google ya ha anunciado: Google Glass y Chromecast, por ejemplo, podrían servir al mismo propósito de meterse en cada aspecto de nuestra existencia cotidiana.

Premios y algún descalabro en Wall Street (1)

15/01/2014

El optimismo ha sido la nota dominante en el cierre de las bolsas. En las de Nueva York, los índices han tocado sus máximos desde 1997, con una ganancia media de casi el 30%. De esto se deduciría que los inversores han dejado de temer una resurgencia de la crisis, y que la renta variable es una alternativa de inversión viable, tras un año en el que el ritmo lo marcaron los bonos. El índice industrial Dow Jones cerró con un 26,5% de incremento, el Standard & Poors 500 con un 29,6%, el mejor final en 16 años. En cuanto al Nasdaq, que suele considerarse como barómetro de las empresas tecnológicas – aunque no todas cotizan en él – subió a 4176,59 puntos, un nivel que no conocía desde setiembre del 2009. Leer más

13Ene

13/01/2014

El won, la moneda coreana, alcanzó la semana pasada su máximo valor en dos años frente al dólar y el euro, y el más alto en cinco años frente al yen. No es el único problema que afronta Samsung, pero no hay duda de que perturba sus exportaciones, dando la vuelta a una de las ventajas que le han permitido ganar la primera plaza en la tabla de ventas de smartphones. La compañía no presentará sus resultados hasta el 24 de enero, pero se ha curado en salud anticipando su estimación de beneficio operativo: 8,3 billones de won (5.700 millones de euros) sobre unos 59 billones (40.600 millones) de ingresos. Aunque provisionales, las cifras son muy inferiores a las que habían calculado los analistas: 9.700 y 61.500 millones de won, respectivamente.

No se conoce (todavía) una explicación oficial, pero puesto a comparar los observadores recuerdan que en el trimestre anterior el beneficio fue un 22% más alto, sobre una cifra de ingresos similar, e incluso si se remontan al cuarto de 2013 encuentran parámetros mejores que los actuales. Es fácil, con esta tendencia, pronosticar que en 2014 se cortará el ciclo ascendente en las cuentas de Samsung.

Todas las interpretaciones que he leído apuntan al descenso en la rentabilidad de los smartphones de la marca, a la debilidad de las ventas de televisores y a la contracción de márgenes en las ventas de pantallas y memorias [cuyo primer cliente sigue siendo Apple], al parecer afectadas por una acumulación de stocks. De todos modos, el primer factor parece ser el más importante, porque la división de móviles aporta dos tercios del beneficio operativo de Samsung Electronics.

El gigante coreano es, sin discusión, líder del mercado mundial de smartphones y segundo en el de tabletas. O sea que tiene más fácil caer que subir. Las ventas del producto estrella, el Galaxy S4 (presentado en marzo, con lo que naturalmente el impacto inicial declina) no han respondido a las expectativas, por lo que la compañía ha optado por lanzar variantes de menor precio para estimular la demanda. Entre setiembre y diciembre, la entrada en escena de los nuevos iPhone 5S y 5C ha implicado que Samsung perdiera cuota en dos mercados clave, Estados Unidos y Japón. El problema podría agravarse en el arranque de 2014 por efecto del acuerdo al que han llegado Apple y China Mobile, el mayor operador móvil del mundo.

Es costumbre en Corea que los grandes conglomerados – Samsung, LG y Hyundai – inicien el año con una ceremonia que tiene el propósito de cohesionar a sus ejecutivos en torno a la estrategia que propone la alta dirección. La prensa de Seúl – menos dócil de lo que pudiera pensarse – se ha ensañado con la foto del chairman Lee Kun-hee (71 años) llegando al auditorio apoyándose vacilante en su hija mayor. ¿Se reavivará el debate acerca de la sucesión? No necesariamente.

En esta ocasión, Lee repitió un mensaje que ya se le ha escuchado hace meses: Samsung tiene que corregir una mentalidad que era adecuada hace cinco o diez años, y tomar conciencia de que el hardware pierde importancia relativa frente al software, su asignatura pendiente. En una alusión que quizá resulte premonitoria, advirtió que Samsung ha sido capaz de alcanzar la cúspide en ciertas áreas de negocio, mientras otras no contribuyen al crecimiento de la compañía.

¿Por dónde piensa crecer Intel?

13/01/2014

El próximo jueves Intel presentará los resultados del cuarto trimestre que ha cerrado su año fiscal 2013. Antes de pasar por el ritual preceptivo, Brian Krzanich celebró su primera conferencia con analistas desde que fue nombrado CEO. Al hacerlo. adelantó pistas sobre lo que espera de 2014. Un ejemplo: los ingresos del nuevo año fiscal no serán diferentes de los de 2013. Sorprendió a algunos que, en ese contexto, el CFO de la compañía, Stacy Smith, dijera que el monto de la inversión en plantas y equipos de producción no se reducirá sino que repetirá los 11.000 millones de dólares. Si los ingresos no van a aumentar, y tampoco el beneficio,¿por qué mantener el elevado ritmo de capex? Leer más

10Ene

10/01/2014

Dual booting. Sin llegar a ser del todo escéptico, no estoy seguro de que la idea que ha presentado Intel esta semana sea la solución para un problema que nadie ha planteado: la convivencia de Windows y Android en un mismo dispositivo (tableta o dos-en-uno). Pero dará mucho que hablar en los próximos meses, si un número suficiente de marcas suben a bordo. Para empezar, la idea no es nueva. Viewsonic lanzó en 2011 una tableta híbrida Windows 7/Android 2.3, que retiró pronto del mercado porque la versión de Windows no estaba optimizada para interfaz táctil, de modo que la convivencia era confusa para el usuario. Samsung lo intentaría con su convertible ATIV-Q, ya con Windows 8 y Android 4.2.2, pero también se echó atrás, dicen que por asuntos de patentes.

Al parecer, Microsoft y Google ven con recelo esta aventura de Intel. Se entiende en el primer caso, porque sería un obstáculo adicional para la aceptación de Surface 2; se entiende menos en Google, porque lo menos que puede conseguir son más datos de más millones de consumidores, pero quizá sea porque su estrategia contra Microsoft pasa más por Chrome OS que por Android.

Deberían pensarlo otra vez. Porque el dual booting ofrece – si los usuarios lo acogen, que no es seguro – la oportunidad de a) dar más que el iPad al mismo precio, y cuando digo más que el iPad quiero decir Office, o, en su caso b) meter Android en casa del enemigo.

Hay que ponerse en el lugar de Intel, que es quien propone la idea a través de su CEO Brian Krzanich. Para que se cumpla su previsión de 40 millones de tabletas basadas en su silicio en 2014, toda ayuda será buena, y difícilmente podría alcanzar la cifra sólo con Windows 8.1. Para este uso, recomienda Bay-Trail en lugar Haswell, por la sencilla razón de que un procesador más barato implica un dispositivo más barato. Por otra parte, no parece complicado que Bay Trail-T corra a la vez dos sistemas operativos, sin más costes adicionales que una adaptación de las instrucciones [habría que ver qué dice Microsoft acerca de las patentes], salvo los de promoción.

Según me han contado, Intel estaría dispuesta a subvencionar el marketing de los fabricantes que se sumen a su iniciativa. Y como ya hay varios (Acer, Asus, HP, Lenovo, Samsung y Toshiba me vienen a la memoria) tienen tabletas y/o convertibles Android porque no se fían de que Windows tenga suficiente tirón. Si pudieran fusionarlos con un precio inferior al del iPad [es factible} tendrían mucho espacio por delante contra Apple. De paso, y no es poca cosa, Intel daría otro paso en su sueño de influir sobre el diseño final de los productos ajenos que llevan sus chips – ya lo hizo al promover los conceptos de ultrabook y dos-en-uno – con lo que conseguiría ser escuchada en la definición de las tabletas (o como se llamen) que sucederán a las tabletas de hoy .

Ah, claro que sí, podría ser un arma en la defensa de x86 contra la arquitectura ARM que prevalece en los dispositivos Android. Al mismo tiempo, AMD aparece inmediamente en escena para decir sin dar detalles que, junto con su partner BlueStacks [que también lo es de Intel] tiene un plan para «llevar la experiencia de Android a las tabletas Windows». Ya están todos, como en el camarote de los Hermanos Marx.

Finalmente, veamos el hipotético punto de vista del usuario de tabletas. A la mayoría le tiene sin cuidado la capacidad de computación del invento. Si la fórmula llegara a cuajar, uno puede imaginar que estarán contentos aquellos que dependen de Windows por su software asociado, pero que son adictos a las aplicaciones de la tienda de Google que no existen en la de Microsoft. Los directivos de Intel creen que el mercado natural para el dual booting está en la educación, y puede que tengan razón.


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