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¿De qué hablamos cuando decimos Samsung? Normalmente, de Samsung Electronics, la rama más visible de un conglomerado coreano que acaba de anunciar la próxima salida a bolsa de Samsung Everland, el holding familiar que controla todo el tinglado. ¿Por qué ahora? Hay que ser muy ingenuo para creerse la explicación oficial: «[…]reforzar la transparencia de la gestión, en línea con los estándares globales». Todos hemos leído que el patriarca Lee Kun-hee ha sufrido una crisis cardíaca, de lo que nos atrevemos a deducir que es hora de preparar la sucesión.
Se dice por ahí que el heredero aparente, Lee Jae-yong no está dotado para desempeñar funciones ejecutivas, pero para eso está una plétora de directivos leales. Con independencia de sus cualidades, Jay Lee [así gusta ser llamado] es el único hijo varón del chairman; él y sus dos hermanas controlan el 42% de Samsung Everland, pieza clave del entramado porque de ella se deriva el control sobre Samsung Life, compañía de seguros que, a su vez, es primera accionista de Samsung Electronics. La típica estructura de un chaebol coreano, propiamente un laberinto de participaciones cruzadas. Otro grupo empresarial, KCC, y el fondo nacional de pensiones, apuntalan el dominio de la familia Lee. Se ve muy bien en el siguiente gráfico:
En el fondo, quizás el enfermo señor Lee quiere evitar que entre sus herederos estalle un conflicto como el que él mismo vivió con sus hermanos mayores, que le acusaron [la justicia desestimó este año la demanda] de apropiarse de acciones que su padre, Lee Byung-chu, fundador de la compañía, les había prometido.
En fin, que si todo está atado y bien atado, como se pretende en las dinastías ¿por qué y para qué sacar a bolsa el holding Everland, del que padre e hijos tienen el 46%? Últimamente se han reabsorbido participaciones cruzadas dentro del grupo, lo que da pie a teorías no excluyentes: 1) que las empresas del grupo vendan sus participaciones minoritarias en la cabecera, obedecería al objetivo de acumular recursos con los que financiar su expansión en nuevas oportunidades de negocio o 2) que los hijos del chairman reutilicen los fondos obtenidos por la venta de acciones en el todo, les permitiría reinvertirlos directamente en las partes con el fin de priorizarlas. Ambas teorías, benévolas, confluyen en una supuesta simplificación estructural.
Una tercera teoría es más cínica: un analista del broker coreano Kiwoon Securities comenta: «lo que buscan los herederos es dinero fresco con el que pagar el impuesto de sucesiones a que estarán obligados tras la muerte de su padre» [en el capitalismo coreano, ese impuesto llega al 50% del patrimonio heredado]. Los activos conocidos del patriarca Lee incluyen el 3,4% de Samsung Electronics, el 20,8% de Samsung Life y el 1,4% de la ingeniería Samsung C&T. Al valor actual estimado, sus herederos tendrían un coste fiscal de 6 billones de won (4.300 millones de euros).
La prensa coreana ha advertido que la salida a bolsa de una pieza capital del imperio Samsung podría poner en riesgo la estabilidad bursátil, si se diera el caso de una dificultad seria de la compañía en el mercado mundial: sumando las 24 compañías cotizadas del conglomerado, su valor bursátil equivale a 310.000 millones de euros, un 28% de la capitalización total del Korea Exhange (KRX) y del índice KOSPI.
No entiendo por qué lo llaman simplificación. La economía coreana, asombrosa por muchas razones, presenta una vulnerabilidad insólita, producto del exceso de simplificación: cuatro chaebol suman el 28% de la bolsa: Samsung (28%), Hyundai (12%) SK Group (7%) y el consorcio LG (5,9%). Aunque, claro está, la biología tiene otras reglas.
Un buen amigo me gasta bromas a propósito de una contabilidad que dice llevar sobre cuántas crónicas dedico últimamente a Microsoft. No veo la utilidad del ejercicio ni he comprobado sus cuentas. Pero me parece justo decir que desde que Satya Nadella ocupa el despacho que fuera de Steve Ballmer, Microsoft está dando mucho más juego informativo. Nadella sólo ha cumplido (ayer) cuatro meses en el puesto de mando, y está dando la vuelta a la compañía.
En este tiempo, por ejemplo, negoció discretamente con Apple para que Bing – al que algunos daban por desahuciado – y no Google, sea el motor de búsqueda integrado en Spotlight, que cumple esa misión en el nuevo sistema operativo para Mac, OSX Yosemite. Es una de las novedades – según Mario Kotler, la menos celebrada – anunciadas en la WWDC, y se puede apuntar en la misma lógica de lanzar la versión de Office para el iPad, un viraje con el que Microsoft inauguró la nueva estrategia de favorecer que su software esté presente en tantos dispositivos como sea posible aunque no sean Windows.
Para que nadie confunda sus intenciones al perseverar con el Surface Pro 3, Microsoft respalda esta semana en Computex el anuncio de nuevos productos basados en Windows, entre ellos un dos-en-uno de HP [Pro X2] que podría considerarse como un competidor directo de aquél, y una tableta de Toshiba. De momento, parece que la idea de espolear a la industria con un modelo «de referencia» empieza a tener seguidores.
Windows 8 es considerado por consenso como un fiasco, y cunde la impresión de que a Windows 8.l. no le irá mucho mejor; mientras tanto, Windows 7 se está llevando la mayor parte de las sustituciones de XP, pero no parece que Microsoft se alarme por ello: Nadella ha dado orden de acelerar el desarrollo de Windows 9, con lo que deja ver su disposición a romper el ciclo de vida prolongada que han seguido (o intentado seguir) las versiones anteriores de su sistema operativo. No me extrañaría – lo digo con la debida prudencia – que si estos movimientos salieran bien, el modelo de negocio de Windows puede cambiar radicalmente el año próximo.
Ya he comentado aquí otros movimientos que robustecen Azure como alternativa a Amazon Web Services. La disociación entre Windows y Azure no es sólo nominal: el propio Nadella dijo el otro día que Linus va ganando terreno en su plataforma cloud. Por otro lado, el acuerdo con Salesforce – que todavía no se ha sumado a Azure, pero le falta poco – hay que valorarlo por la originalidad de dar facilidades a un competidor con el que siempre se ha llevado fatal, y que precisamente el mayor obstáculo con el que Dynamics CRM tropieza en el mercado de software como servicio.
Ayer leí una noticia llamativa que abunda en lo anterior: el fichaje de Preston McAfee como Chief Economist de Microsoft, un cargo nuevo en el organigrama de la compañía. Las cualidades de McAfee, según escribe una colega suya, «aúnan la economía, la ciencia de la computación y la ingeniería, un exponente poco común de investigador interesado en la aplicabilidad de sus ideas al mundo real». McAfee es un economista académico que tiene registradas varias patentes en el campo de machine learning.
Si estos antecedentes no fueran suficientes, veamos otros: ocupó el mismo cargo en Yahoo entre 2007 y 2012, año en que pasó a Google como director de tecnologías estratégicas. Harry Shum, VP de la división Microsoft Research, explica así la creación del nuevo puesto: «nuestros modelos económicos están cambiando. En la economía Ford, podías comprar lo que había (un coche de un solo color); en economía Starbucks, te venden lo que pides; ahora estamos en la economía Pandora, compras lo que quieres porque el servicio aprende y se ajusta a tus necesidades y deseos».
Los lectores habituales, incluído mi amigo del primer párrafo, entenderán que me seduzca la idea de combinar la economía y la tecnología; esa es la finalidad de este blog, así que empiezo a imaginar cómo podría ser una entrevista con Preston McAfee.
La mediana empresa europea malgasta millones de euros en la compra de software de gestión que no llega a desplegarse o es infrautilizado. Así de rotunda es la principal conclusión del estudio Mid-Market Business Software 2014, que la consultora Redshift Research ha elaborado por encargo para Sage. El 88% no tienen activadas todas las capacidades del software que han adquirido en el año precedente, Dando un paso más en el diagnóstico, se afirma que «los decisores de TI no escuchan suficientemente a los usuarios finales». Por el lado positivo, España estaría en las primeras posiciones en todos los parámetros que analiza el estudio, a la misma altura que Alemania o Reino Unido. Ver para creer. Leer más
Hablar de Apple es hablar del iPhone y del iPad, ¿no es cierto? Se entiende por qué: el pasado trimestre se vendieron 44 millones del primero y 16 millones de su prima la tableta. Pero sólo 4 millones de Mac, cuya base instalada, sin embargo, es de 72 millones. Sería muy raro encontrar un usuario de Mac que no lo sea también del iPhone y/o del iPad, de lo que ahora se trata es de forzar la tendencia inversa: convertir usuarios de iOS en usuarios de Mac. Desde hace tiempo, estaba latente la pregunta de qué haría Apple para que las dos grandes ramas de su familia de productos se beneficien recíprocamente: un acercamiento (no una impracticable fusión) entre los dos sistemas operativos les permitiría actuar dentro de un ´ecosistema` común, conservando la singularidad de cada plataforma.
Esto ha sido, en sustancia, lo que se anunció el lunes en la primera jornada de la conferencia de desarrolladores WWDC, convocada por Apple en San Francisco. La anécdota del cambio de la serie de felinos por paisajes californianos, es sólo una anécdota. Lo relevante es que un año después de anunciar Mavericks, de esta última versión de se habían instalado 40 millones de copias, lo que significa que la mitad de los usuarios de Mac se han puesto al día en un año. Ya quisiera Microsoft poder decir lo mismo de Windows. Tim Cook se encargó de recordar con malicia que la cuota de Windows 8 es de sólo el 14% [omitió decir que, a diferencia de Mavericks, no es gratuito].
Lo cierto es que – estadísticamente aunque no sociológicamente – el Mac forma parte del mismo universo que Windows, lo que llamamos mercado del PC. Con una diferencia: en lugar de caer sistemáticamente, las ventas de Mac han resistido, e incluso han logrado arañar algo de cuota en estos años de decadencia ajena. Aunque últimamente flojea, lo que exige una reacción por parte de Apple. En el segmento de consumo, y en ciertas profesiones, Mac tiene bien ganado su estatus, pero le falta dar el salto al de empresas, donde tiene una cuota de mercado manifiestamente mejorable, injusta con sus cualidades.
En cierto momento pudo pensarse que el número creciente de usuarios de iPhone e iPad en las empresas, haría más fácil que estas aceptasen la entrada del Mac. No ha sido así, y el lanzamiento de Yosemite indica que Apple se mueve en esa dirección: su modelo de negocio y su cuenta de resultados empujan a Tim Cook a profundizar en el software y los servicios, en lugar de escuchar a los que gustaría jalear el alumbramiento de una nueva categoría «disruptiva» de hardware.
Yosemite – OSX 10.10, la undécima versión del sistema operativo para Mac – representa un cambio radical, porque conjuga prestaciones de desktop y de smartphone en un mismo concepto, al incorporar Continuity, una función que permite pasar de uno a otro con extrema facilidad. Es, en realidad, una extensión del software AirDrop, que ya permitía enviar ficheros en ambas direcciones entre un iPhone y un Mac, pero en este caso añade la posibilidad de transferir tareas entre uno y otro. Asimismo, los usuarios de Mac y de iPhones podrán usar sus dispositivos para enviar mensajes y hacer llamadas a otros que no sean usuarios de la marca.
Craig Federighi, VP de ingeniería de Apple mostró también un nuevo servicio de sincronización en la nube, llamado iCloud Drive. Es un claro competidor de Dropbox, que permite compartir archivos y carpetas directamente. Hay otras mejoras, pero las dos mencionadas son las que podrían apuntalar una eventual ofensiva comercial de Apple hacia las empresas. ¿Cuándo habrá nuevos modelos de Mac? Cuando toque.
Durante años, Microsoft ha promovido su software Dynamics CRM (primero producto, luego servicio) como «la» alternativa al CRM de Salesforce, pero no pudo debilitar el liderazgo de este. Durante años, el fundador de Salesforce, Marc Benioff, ha lanzado su artillería verbal contra Microsoft: en setiembre, escribió un tuit en el que recomendaba a su competidor el regreso de Bill Gates para resetear la compañía, única solución al «desastre completo» que dejaba Steve Ballmer, que acababa de anunciar su retirada.
Con esos antecedentes, causa perplejidad ver a Benioff junto a Satya Nadella, los dos sonrientes, anunciando un nuevo espíritu de cooperación entre las dos empresas. Si lo pienso dos veces, no es tan raro: lo que está haciendo Nadella es resetear Microsoft. Hace casi un año, Benioff anunciaba un acuerdo con su antiguo empleador y permanente adversario Larry Ellison. En aquel momento interpreté la ceremonia como un signo de debilidad de Oracle, pero luego he podido ver algunas costuras mal hilvanadas de Salesforce y he comprendido que la debilidad era recíproca.
Algo así ocurre ahora entre Microsoft y Salesforce. El anuncio indica que las aplicaciones CRM de la segunda van a estar disponibles en dispositivos Windows 8.1 y Windows Phone, y que se integrarán con Office y Office 365. Pero Benioff ha precisado que no está decidido, por ahora, que sus aplicaciones y servicios estén disponibles en Azure. Por el momento, Heroku, la plataforma de Salesforce corre sólo sobre Amazon Web Services, y esto no va a cambiar a corto plazo. Por cierto, Dynamics CRM tampoco está disponible en Azure, aunque puede correr en una máquina virtual sobre Windows Server en la plataforma cloud de Microsoft.
Otra noticia concomitante es el acuerdo alcanzado entre Microsoft y SAP para que varias aplicaciones de la compañía alemana – Business Suite y su para ERP Business All-in-One – estén soportadas sobre Azure. Otro producto de SAP incluído en el trato es la herramienta de desarrollo para móviles – una herencia de la compra de Sybase – que será certificada para la plataforma de Microsoft. Pero me parece que lo más interesante del anuncio es la edición para desarrolladores de la base de datos en memoria HANA – de momento sólo para prototipos, no como base de datos pura – un ciclo que repite el que SAP ha seguido con AWS.
A diferencia del caso Salesforce, la cooperación entre Microsoft y SAP es antigua y cordial, pero la realidad es que HANA se ha certificado antes para Amazon que para Azure. No sé si en este cambio de actitud ha tenido algo que ver la aproximación reciente entre Microsoft y Oracle, pero en todo caso la estrategia cloud de SAP está mostrando síntomas de menos ingenuidad. Estas noticias, creo yo, se inscriben en una tendencia que merecería ser tratada con detenimiento: la ´cloudización` de las aplicaciones para empresas requiere que estén disponibles en varias plataformas, porque a los clientes no les gusta sentir que están obligados a un proveedor único.
Google ha optado por no resistir la sentencia (no podría, porque no es recurrible) ni tergiversar su cumplimiento (no sería la primera vez). O sea que en pocos días ha puesto en marcha un procedimiento para que los usuarios europeos puedan ejercer el «derecho al olvido» solicitando la eliminación de enlaces con informaciones publicadas que consideren perjudiciales o desactualizadas. Pero no por ello se ha acallado la polémica ni se agotan las ramificaciones del caso.
Larry Page ha dado la cara personalmente para explicar el razonamiento de Google. Eric Schmidt, beligerante habitual en estas cuestiones, no ha aparecido en escena, por ahora. «Están en juego cuestiones muy amplias que debemos valorar – ha dicho Page – porque siempre puedes estar haciendo daño a alguien, y nadie tiene derechos absolutos para hacer lo que sea». Nadie negará que este pragmatismo reflexivo es un cambio de tono. Pero algo conocido subyace en estas palabras apaciguadoras.
La frase de Page que me ha llamado la atención es la siguiente: «estamos intentando razonar como europeos, tenemos que pensar estas cuestiones dentro del contexto europeo». Esta voluntad sobrevenida no es retórica: responde al hecho de que el acuerdo al que en febrero llegaron los abogados de Google con la Comisión Europea no está todavía aprobado oficialmente, y mientras tanto las circunstancias han cambiado. En la inminencia de cambio de la CE, tras las elecciones del día 25, han aflorado presiones para que la propuesta sea rechazada.
Joaquín Almunia, vicepresidente de la CE y responsable de la cartera de Competencia, que inicialmente había bendecido el acuerdo, ha modulado su punto de vista: «si, una vez oídas las opiniones de terceros, llegáramos a la conclusión de que las propuestas que tenemos sobre la mesa no son suficientes, deberíamos decidir qué pasos dar al respecto». Viviane Reding, comisaria europea de Justicia, ha dicho que la propuesta es «por ahora, un paso en la buena dirección». Si estas palabras significan lo que parece, podrían llevar a una excepcional marcha atrás en una fase en la que la Comisión está en funciones. Y la composición del nuevo parlamento no será más propicia para Google.
Extraoficialmente, funcionarios de Bruselas han sugerido que algunos de los elementos de la propuesta «voluntaria» presentada por Google [destinar espacio a los competidores en la presentación de resultados de las búsquedas comerciales] debería ser «revisitada». Aunque su lista no ha sido la más votada, Martin Schulz, candidato socialdemócrata a presidir la próxima CE, dijo en campaña que «nadie discute que Google ejerce un monopolio de facto, por lo que es necesario que se le apliquen los instrumentos de defensa de la competencia»
En los últimos días, el ministro de Economía francés, Arnaud Montebourg, ha dicho que, tal como está redactado, no protege suficientemente los intereses de las empresas europeas: «no queremos convertirnos en una colonia digital de los gigantes globales de Internet». Su colega alemán, Sigmar Gabriel, ha insinuado en una entrevista al Frankfurter Allgemeine, que Google debería ser regulada con criterios análogos a los que se aplican a los operadores de telecomunicaciones, para evitar que abuse de su posición dominante. Una posibilidad que, irónicamente, no disgustaría a los operadores.
Los adversarios de Google argumentan que la propuesta no impedirá que promueva sus propios servicios en detrimento de los competidores. En particular, objetan el mecanismo de subasta por el que deberían pujar para fijar el precio del espacio que Google les dejaría en su página de resultados. El regulador alemán de la competencia, Bundeskartellamt, ha recibido el encargo del gobierno de llevar a cabo un análisis del acuerdo nonato entre Google y Almunia. En Francia se espera que la Autorité de la Concurrence abra un procedimiento de consulta sobre las consecuencias eventuales de un acuerdo.
Aparentemente, privacidad y competencia serían materias con poca relación entre sí, pero en este caso confluyen en una empresa que se ha asignado como misión «organizar toda la información del mundo para hacerla universalmente accesible y útil». Bien hace Larry Page en preguntarse cómo piensan los europeos, porque en algún momento, las reglas que rigen la actividad de Google deberían tender a unificarse globalmente, y lo más probable es que sea su favor. De momento, el «derecho al olvido» regirá sólo en las versiones europeas del buscador, pero los enlaces cuestionados seguirán inalterados en google.com.
Se veía venir, y así quedó escrito en este blog al comentar los resultados del mercado español de PC en 2013. El año acabó con una caída del 24,0% que en el último trimestre se había moderado a sólo el 7,2%. Se esperaba una reacción de la demanda, y así ha sido: el primer trimestre de 2014 ha cerrado un crecimiento superior al que vendedores y analistas esperaban: un 15,1% de incremento en los despachos rompe drásticamente la curva. A estas alturas, parece posible que 2014 se cierre con saldo positivo, en lugar del que pronosticaba IDC hace sólo unos meses. A estas alturas, sin embargo, parece imposible un retorno a los números de hace dos, tres o más años. Los buenos tiempos no volverán, y la industria lo sabe. Leer más
Decididamente, Satya Nadella ha traído un nuevo talante a Microsoft. Desde que hace tres meses sustituyó como CEO a Steve Ballmer, ha ido dosificando con frases y apariciones públicas un cambio de estilo personal y un ajuste fino de la estrategia heredada. Esta semana acudió a la conferencia de Re/Code donde fue entrevistado por Walt Mossberg y Kara Swisher. De las transcripciones he rescatado varias perlas.
La más categórica: «estamos en el comienzo de la era del post-post-PC […] hemos marcado algunas tendencias y nos hemos perdido otras «. La más sabrosa fue su reafirmación de que Microsoft es una empresa de software destinado a múltiples plataformas. Puede parecer obvio, pero es una manera, la suya, de apartarse sutilmente de la consigna ´services and devices` que le dejó como legado su antecesor. Y de subrayar que Windows no es el centro de todo para Microsoft
No se interprete como una marcha atrás: «el software es nuestra experiencia más dúctil, la gran fuerza de Microsoft, pero por sí solo no es suficiente; de vez en cuando necesitamos crear dispositivos […] diseños de referencia que requieren inversiones por parte de nuestros OEM». Con este matiz, que es más que un matiz: «el software de Microsoft tiene que estar disponible en todos los dispositivos». Propios y ajenos, no sólo los que corren Windows. La introducción de Office para el iPad es una señal: «Haremos más cosas en otras plataformas, si pensamos que aportan más usos a nuestro software»
La única pregunta que rehusó responder fue la referida a su supuesta oposición a la adquisición de Nokia, pero dejó en el ambiente la impresión de que, cualquiera fuera entonces su opinión, apechugará con las consecuencias. Añadió «no vamos a competir con nuestros OEM», a lo que Mossberg percutió «ellos piensan lo contrario». Así fue el diálogo: [Nadella] «el ecosistema del PC necesita innovación en aplicaciones, en plataformas y en hardware». [Mossberg] «¿acaso no innovan Acer o Dell?». [Nadella] «pueden innovar, y lo hacen, pero no es un juego de suma cero».
Corrigió una pregunta sobre ´Windows Azure` precisando que su nombre actual es Microsoft Azure: «queríamos dar una señal de cambio» y dijo más: entre el 15 y el 20 por ciento de Azure está basado en Linux.
Desde hace tiempo, se atribuye a Yahoo insatisfacción con los resultados de su acuerdo con Microsoft, por el que Bing es su buscador común hasta 2020. Nadella dejó claras tres cosas: 1) que Microsoft está satisfecha con el acuerdo, 2) que no abandonará el mercado de las búsquedas y 3) que en su estrategia, Bing es mucho más que un buscador.
Kara Swisher, más incisiva que Mossberg, le preguntó por los competidores, empezando por Google, y sin alterarse (como hubiera hecho Ballmer) respondió «la competencia no mata […] vivimos en un mundo en el que la gente puede elegir». Vale pero, ¿qué dijo de Google? Que ha hablado con Larry Page, que es una gran compañía, y que las diferencias no son tecnológicas sino de modelos de negocio […] no todo puede encajar en un modelo financiado por la publicidad, y para nosotros es importante el equilibrio». Por cierto, también ha llamado a Tim Cook y a Jeff Bezos.
Se puede ver en vídeo el tramo de la entrevista en el que Kara Swisher le preguntó por el papel de Bill Gates. «Dedica mucho tiempo a la reinvención de Office. Como fundador, tiene una capacidad de galvanizar a las personas que ningún CEO podría emular […] pero que no haya confusión: el jefe soy yo, y Bill es de gran ayuda».
Para mi gusto, la frase de Nadella que mejor expresa el cambio de talante (¿o de rasante?) es esta: «se necesita tener mucha paciencia, y la dosis justa de impaciencia».
La informática francesa pasa por una fiebre de fusiones. Ansiosa por ocupar un asiento de primera clase en el mercado europeo de cloud computing y big data, la compañía de servicios francesa Atos ha presentado una oferta de compra por su compatriota Bull, a la que asigna un valor de 620 millones de euros. Esta es su segunda iniciativa de los últimos tiempos: Steria, otra SSII [así llaman en Francia a las compañías de servicios TI] ha rechazado una oferta de Atos, prefiriendo fusionarse con Sopra, una boda «más equilibrada».
El muñidor de estos movimientos es Thierry Breton, CEO de Atos y consumado especialista en reflotar empresas problemáticas: ocupó el mismo cargo en Bull de 1994 a 1997, y presidió sucesivamente Thomson y France Télécom antes de convertirse en ministro de Finanzas bajo la presidencia de Jacques Chirac. A su regreso a la esfera privada, fue escogido para presidir Atos, financieramente sana pero con urgencia de reducir el peso que en su negocio tiene el outsourcing. La combinación con Bull escalaría la facturación conjunta hasta casi 10.000 millones de euros, y potencialmente abriría las puertas de tres áreas en rápido ascenso: cloud, big data y seguridad. Según Breton, el objetivo es llegar a ser el primer proveedor europeo en estos segmentos.
La oferta tiene buenas posibilidades de ser aceptada. Atos se ha asegurado el apoyo del 24% en manos de inversores vinculados al actual CEO de Bull, Philippe Vannier, y confía en el consentimiento de Orange (8%) y de una sociedad instrumental del gobierno francés (5%). Con estos porcentajes, tendría fácil convencer al resto de los accionistas, a los que ofrece pagar nueve veces el ebitda de 2013.
La idea de Breton no se limita a transformar Atos, sino que busca restaurar la potencia que en otros tiempos tuvo Francia en un mercado que entretanto ha dado varias vueltas sobre sí mismo. «Tener masa crítica es esencial para nuestra vocación de liderazgo en un mercado abocado a fuerte crecimiento», presumió en declaraciones que publica el diario económico Les Echos. Sebastian Lamour, analista de IDC en Francia, lo explica más llanamente: «todos aquellos que pesan en el mercado de cloud, como IBM, Amazon y Google, cuentan con infraestructuras propias en Europa, activos esenciales para diferenciarse en un mercado para el que no están adaptadas las capacidades convencionales de Atos».
Más allá de las frases de intenciones, la experiencia de Bull en los sistemas de alta performance puede ser importante para competir en Big Data y así evitar la fuga de clientes en la banca y el retail (un gran cliente de Atos es Carrefour]. La compañía fusionada crearía una división especializada, dirigida por Vannier, que también se ocuparía del negocio de seguridad.
En principio, la marca Bull seguiría viva, y se promete que no habrá despidos entre los 18.000 empleados que las dos partes suman en Francia. Se estima en unos 80 millones de euros las sinergias de costes, sobre todo fuera del país. Tras completar la digestión de la rama informática de Siemens, adquirida en 2010, Breton cree ha llegado el momento de iniciar otra fase de crecimiento.
Para quienes, como yo mismo, hemos conocido Bull treinta años atrás, esta operación activa la memoria. La original Compagnie des Machines Bull fue el primer competidor de IBM en Europa, pero periódicamente hubo de ser rescatada con la entrada de socios industriales (General Electric y Honeywell en distintas fases) y del estado francés. El presidente de Gaulle quiso apoyarse en ella para lanzar el Plan Calcul, respuesta a la hegemonía de EEUU, y tardíamente intentó una alianza europea fallida con Siemens y Philips. Nacionalizada en 1982 por Mitterrand al borde de la quiebra, volvió a ser privatizada en 1994, con Thierry Breton en la presidencia. Curiosa voltereta del destino.