21Mar

21/03/2016

Como saben los lectores, este blog no comenta productos, mucho menos cuando aún no existen. Estos días circulan tantos rumores acerca de lo que está a punto de presentar Apple, que entretenerse con ellos sería una pérdida de tiempo. Pero sí tengo algo que decir en torno a lo que previsiblemente será el anuncio de un nuevo iPhone cuyo rasgo más destacado sería la pantalla de 4 pulgadas. Pretendo entender por qué Apple toma este iniciativa y por qué la toma ahora, cuando los vientos del mercado parecen favorecer a Samsung.

Al parecer, el nuevo iPhone [supuestamente 5se] no será un modelo premium para ponerse a la cabeza del desfile, ni tendrá influencia inmediata sobre las ventas de Apple, que cerrará trimestre el próximo sábado. Podría tenerla en el siguiente, en el que es de prever una ralentización de la demanda del iPhone 6s, por la proximidad del siguiente ejemplar de la familia.

Todos los comentarios que he leído tras el Mobile World Congress señalan que a Samsung le ha bastado una dosis calculada de novedad, para que Samsung consiga situar a su Galaxy S7 (y a su pareja S7 Edge) como «mejor smartphone del año». Salvo sorpresa, durante seis meses disfrutará del marchamo, y a saber cómo será el iPhone 7. Pero no es la batalla que ahora me interesa, sino el efecto que pudiera tener el (presunto) 5se sobre la base instalada de la familia iPhone, estimada en unos 550 millones de usuarios a finales de 2015. De una cifra de tal magnitud, cabe esperar disparidad de gustos y necesidades: no a todos los usuarios les apetecen por igual las funciones adicionales que se obtienen gracias a una pantalla grande.

La paradoja, creo yo, es que, tal como está el ranking mundial de smartphones, la marca que quiera ser relevante necesita en su catálogo un modelo premium de pantalla grande, mientras que lo que necesitaría Apple es un modelo que combine las virtudes de su buque insignia en una pantalla más pequeña.

Hay estudios de analistas que calculan en el 20% la proporción mínima de usuarios de smartphones que prefiere uno que puedan manejar con una sola mano, y esta sería una razón para no desoir el discurso según el cual deberían preferir un phablet. Este discurso ha decaído, y ahora se sostiene que, una vez llegados a las 6 pulgadas, aparece la tendencia a los formatos pequeños sin sacrificar significativamente las prestaciones. Hasta tal punto es así, que – otro rumor – Samsung estaría pensando en lanzar un Galaxy S7 Mini [en el pasado los hubo de S3, S4 y S5, pero no de S6] si a Apple le saliera bien la jugada.

Apple parece tener claro que su base de usuarios es heterogénea, cómo no, y que a cada segmento debería corresponder un formato diferente: en realidad, hay más de un centenar de referencias (SKU) en la familia iPhone. El único modo de agitar el ciclo de renovación es extender la familia hacia abajo, lo que tendría más que ver con los modos de uso que con el precio [de ningún modo se espera que Apple sacrifique sus márgenes]. En la última conferencia de analistas, Tim Cook estuvo fiel al ideario del fundador, al reiterar que Apple no diseña sus productos pensando en el precio. El posicionamiento premium ha dado resultados: la marca goza de la lealtad de millones de usuarios dispuestos a pagar bastante más por un iPhone que la media del mercado, y a desembolsar luego más dinero en aplicaciones y servicios.

Se acabó el tiempo en el que los feligreses de la manzana se daban prisa por cambiar su iPhone al modelo más reciente. Se mantiene, en cambio, la pasión por actualizar cuando antes a la última versión de iOS. Es decir que la elasticidad de la demanda «endógena» es discutible. Significa que la primera fuente de beneficios de la compañía – que eso es el iPhone – pasa a depender fundamentalmente de la demanda «exógena», la captación de nuevos usuarios en los mercados emergentes o, en su caso, de la cuota que arrebate a Android. Pero las condiciones competitivas han cambiado, no sólo por la batalla con Samsung sino por el fuerte empuje de Huawei, que pretende auparse a la segunda posición del ranking, lo que implicaría desplazar a Apple.

Si las encuestas están en lo cierto, unos 200 millones de individuos siguen usando sus iPhone 5, 5c y 5s (o anteriores), en lugar de cambiarlos por los modelos de 2014 y 2015. La lección sería que el ciclo medio de renovación se está alargando, y para que vuelva a lo que solía ser, Apple tendría que ofrecer más opciones de pantalla que, al mismo tiempo, sean compatibles con servicios – entre ellos Apple Pay – que no funcionan con los modelos pretéritos. Cordialmente,

Norberto

Con la eSIM, quién gana qué

18/03/2016

Los usuarios tardarán en darse cuenta, y puede que ni siquiera les importe, pero el advenimiento de la eSIM – estandarizada por la GSMA – tendrá consecuencias, algunas inesperadas, para el mercado de las telecomunicaciones móviles. En principio, la tradicional tarjeta SIM [subscriber identity module] no cambia en su condición física, pero da un paso más en su periódica reducción de tamaño. Libera espacio en el interior de los dispositivos móviles, que podrían ser aún más finos si sólo dependiera de este factor, y facilita que otros nuevos, inicialmente los wearables, tengan conectividad autónoma. Otro fruto de la miniaturización y otro avance del software sobre las funciones del hardware. Leer más

17Mar

17/03/2016

No es amor a primera vista, porque se sospechaba desde hace tiempo. Pero, puesto que Microsoft declara tan explícitamente su amor por Linux, tomemos nota de que SQL Server y Windows ya no son una pareja para toda la vida. Una nueva versión de la base de datos de Microsoft estará disponible para Linux a mediados de 2017.

La noticia es una prueba adicional de la voluntad de Satya Nadella de convivir con plataformas rivales. Se puede interpretar como una capitulación de Microsoft en su añeja hostilidad hacia un sistema operativo que Steve Ballmer – un día de cabreo tras perder un gran contrato – llegó a calificar de «cáncer». También se puede ver como un salto adelante, que incrementa el mercado potencial de SQL Server y le abre las puertas de la nube de Amazon Web Services, mayoritariamente decantada por Linux.

Nadella, muy distante de las políticas de Ballmer, se inspira por un interés material: las tecnologías del siglo XXI se mueven hacia el software open source, en primer lugar Linux, y por consiguiente Microsoft no puede renunciar a esa vía de ´monetización`. De entrada, la explicación se antoja bastante sencilla: para Microsoft la vaca lechera de estos tiempos es Azure, que en la cuenta de resultados, aparece en el mismo grupo que los productos tradicionales de servidor, con el importante matiz de que SQL Server gana terreno mientras Windows Server lo pierde.

No hay duda de que Microsoft ha hecho un gran trabajo durante 30 años, para conseguir que muchos millones de datacenter en todo el mundo funcionen con Windows Server, pero ya se ve que una tercera parte de la base instalada total de servidores funciona con Linux. Hace dos años, una de cada cinco instancias de máquinas virtuales en Azure corría Linux; el año pasado la proporción había subido a una de cada cuatro, y desde entonces sigue subiendo. En ciertos mercados verticales, prácticamente todos los servidores usan Linux por defecto. De modo que en muchos casos, Microsoft no tendría más remedio que abrazarse al enemigo de ayer.

De ahí a convertirse en una compañía genuinamente open source habría un largo camino por recorrer. La verdad es que quien empezó a recorrerlo fue Ballmer, en 2006, cuando llegó a un acuerdo con Novell para que el Linux de Suse corriera en su hipervisor; en 2011, la compañía llegó a ser uno de los cinco mayores contribuyentes al código de Linux.

El momento para el anuncio no podría ser más apropiado: se están dando los últimos toques a SQL Server 2016, cuya release definitiva debería estar disponible antes de finalizar el año. La gran pregunta es si el sobrevenido amor por Linux se detendrá en las bases de datos o llegará al middleware. Esto transmitiría el mensaje de que, llegado el caso, Windows podría ser prescindible en entornos on premise o en nubes privadas. En esa maniobra – una conjetura – AWS no podría seguirla, porque desdeña como artificiales las categorías al uso.

El trasfondo competitivo no hay por qué disimularlo: Microsoft va a por Oracle. Esta compañía es, de lejos, el primer actor del mercado de bases de datos relacionales, y un defensor de Linux. Según Scott Guthrie, VP de Microsoft, SQL Server 2016 «tendrá un TCO [coste total de propiedad] 11,7 veces más bajo que la solución comparable de Oracle, a la vez que presenta sólo una décima parte de las vulnerabilidades identiticadas en la base de datos Oracle 12c». En consecuencia, se ha empezado a cortejar a usuarios de Oracle con una  agresiva oferta de migración a SQL Server.

Dado su historial, sería imprudente que Microsoft esgrimiera argumentos similares  contra las bases de datos open source como MySQL [controlada por Oracle], MariaDB o MongoDB. O bien las considera irrelevantes o potencialmente aliadas. En realidad, algunas compañías de la galaxia Linux han sido pragmáticas, optando  por calificar como positiva la iniciativa de Microsoft: Canonical (Ubuntu) y van a aprovechar la mano tendida para asegurarse un espacio en el ´ecosistema` Azure.

Está probado el carácter apócrifo de aquella extendida frase del Quijote que dice «cosas veredes, amigo Sancho, que harán fablar las piedras». Aunque falsa, vendría bien como comentario de los amores de Microsoft y Linux.

Además de ´cosas`, IoT necesitará otras redes

15/03/2016

Muchos habían aceptado (y repetido) la cifra como si fuera un axioma. ¿Cómo atreverse a discutirla? Así era hasta que Ericsson, en su Mobility Report interno difundido durante el Mobile World Congress, procedió a corregir discretamente su pronóstico original: de 50.000 millones de dispositivos conectados en 2020, ha bajado a 28.000 millones en 2021. El el actual CEO (rotatorio) de Huawei, Guo Ping, sube el listón a 100.000 millones de conexiones, pero en 2025 sería deseable que las expectativas tuvieran buenos cimientos. Porque, precisamente en el MWC, la industria empezó a delinear una hoja de ruta de cómo serán las redes que soportarán el Internet de las Cosas en la próxima década. Leer más

14Mar

14/03/2016

Había expectación por conocer los primeros resultados de las dos empresas nacidas de la partición de la histórica HP. Un interés justificado por saber si aflorarían tan pronto las supuestas ventajas de un divorcio que, aunque muy elaborado, ha tenido la mala pata de coincidir con un bajón del mercado, que tiñe de rojo las cuentas. Los resultados del primer trimestre de Hewlett-Packard Enterprise [HPE] y HP Inc. [HPQ] muestran que se mantiene la (casi) paridad de tamaño: ingresos de 12.700 millones de dólares [HPE] y 12.200 millones [HPQ], respectivamente. Pero es reseñable que ambas se han achicado: un 2,5% [HPE] y un 12% [HPQ] con respecto a lo que ingresaban, dentro del tronco común, a igual fecha de 2015.

Los CEOs y CFOs de las dos empresas dedicaron tiempo de la conferencia con analistas a desgranar cada parámetro financiero en dos versiones: en moneda corriente y en moneda constante, la segunda menos negativa que la primera. Desde luego, no es una exclusividad: prácticamente todas las empresas estadounidenses insisten en culpar de sus dificultades al efecto cambiario, tanto más notable cuando más dependan de las ventas en otros paises. Disimulan así, de paso, que hasta hace poco se beneficiaban del efecto contrario; la excusa puede sonar más o menos convincente a los accionistas, pero la contabilidad no cambiará.

A pesar de esta observación, las cifras indican que mientras los ingresos de HPE descendían un 2,5% en dólares corrientes, ascendían un 3,8% en dólares constantes. Tim Sronesifer, su CFO, estimó que al final del ejercicio el impacto negativo será de más o menos 3 puntos. En el caso de HPQ, el pretexto sirve todavía menos, porque la caída del 12% en moneda corriente sigue siendo una caída, aunque del 5%, medida en moneda constante.

Dejando aparte los malabares financieros, lo relevante es la marcha de los negocios de cada compañía. Puesto que HPE es la más grande de las dos, empecemos por ella. El único rasgo positivo lo aporta la unidad Enterprise Group: sus 7.100 millones de dólares representan un ascenso del 1% [que, vaya, hubiera sido del 7% de ajustarse el impacto cambiario]. Es un detalle de peso, porque EG respresenta el 55% de los ingresos y es la mayor fuente de beneficio operativo. En el seno del EG, ha tenido un crecimiento destacado la rama de networking, en parte gracias a la adquisición de Aruba. La evolución de los servidores, de las cabinas de almacenamiento y de los servicios, merecería comentario aparte.

Meg Whitman, CEO de HPE como antes lo fue de la matriz, prefirió subrayar otro aspecto de su gestión: destinará el 100% del free cash flow previsto en 2016 [de 2.000 a 2.200 millones de dólares] a devolver ´valor a los accionistas`, por la vía de recomprar acciones y pagar dividendo. Al mismo fin dedicará la mayor parte de los 2.000 millones que espera recibir cuando complete la venta del 51% de su filial H3C al grupo chino Tsinghua. A este compromiso cabe atribuir el que la acción de HPE trepara a su cotización más alta desde la separación.

La otra compañía surgida del divorcio, HPQ, tiene otros problemas que afectan a sus dos negocios principales. Personal Systems se ve afectada por la profunda contracción del mercado mundial de PC, por lo que sus ingresos [7.500 millones] bajaron un 13% (o un 6% en moneda constante). El retroceso de Printing Systems [4.600 millones de ingresos] fue porcentualmente más grave: -17% (-11%) y sus causas más tortuosas. La debilidad de la demanda de impresoras se ha visto agravada porque sus competidores (todos japoneses) disfrutan del efecto yen para exportar. Esta circunstancia, según Dion Weisler, CEO de HPQ, será la normal a partir de ahora, y la compañía tendrá que adaptarse al nuevo contexto.

Las medidas tomadas por Weisler para corregir la situación son diversas. Por un lado, privilegiará la oferta de productos de mayor valor, con la obvia finalidad de estabilizar el precio medio y elevar los márgenes; por otro, revitalizará el negocio de consumibles, que aporta dos de cada tres dólares de ingresos a la rama Printing pero está en declive. Cosa muy distinta ocurre con la rentable unidad de artes gráficas y gran formato, y Weisler prometió presentar nuevos productos profesionales en la feria Drupa, a finales de mayo; asimismo, 2016 verá por fin el lanzamiento de la oferta de HPQ en impresión 3D.

Weisler también dijo a los analistas que los esfuerzos operativos no serían suficientes si no se toman medidas de productividad; en otras palabras: sin otra ronda de reducción de plantilla. Quizá podría completarse la frase con la opinión contraria: no sería suficiente recordar costes si no hubiera reactivación de la demanda.

Una visita a los bajos fondos de la Web

9/03/2016

Se publican continuamente estudios sobre la economía del cibercrimen. Lo más frecuente es que se ocupen de los sospechosos habituales, China o Rusia. El equipo de investogación de amenazas de la compañía especializada TrendMicro ha preferido esta vez analizar el asunto desde otra óptica, tal como se manifiesta en Estados Unidos y Canadá. Bajo el título ‘North American Underground: The Glass Tank‘, su informe, elige poner de relieve tanto las similitudes como las diferencias culturales y de estrategias de negocio con otros fenómenos clandestinos. Internet no es (o no es sólo) un paraíso de la libertad de expresión, sino que alberga espacios oscuros en la llamada Deep Web o Internet profunda. Leer más

Smartphones 2016: de innovación justita

8/03/2016

Récord de visitantes, récord de expositores. Cada año, vuelve a repetirse esta secuencia: el Mobile World Congress 2016 no será la excepción pero confirma la regla. Por espectacularidad y repercusión mediática, una vez más Samsung se ha llevado la palma, aunque en parte deba la segunda a Mark Zuckerberg. Cuando alguien que no estuvo en Barcelona pregunta por los smartphones «más chulos» de 2016, es forzoso responder que este es un año de transición, no el de esperar novedades revulsivas [o ´disruptivas`, como se dice ahora]. El aumento de prestaciones será relativamente modesto, porque la demanda ha alcanzado un punto de madurez y los ciclos de sustitución se alargan, razonan los analistas. Leer más

4Mar

4/03/2016

Aprendamos a relativizar. Reino Unido se ha propuesto la meta de ser la mayor economía digital entre las potencias del G7, pero a que se revise la estadìstica, sólo el 2% de los ciudadanos tiene acceso a la infraestructura más rápida y más flexible, la fibra. Un agudo contraste con el 60% en España [que ya no va al G7 ni como invitada]. Con o sin Brexit, la Comisión Europea, ha dictaminado que las telecomunicaciones de Reino Unido están menos avanzadas que un buen número de socios continentales.

Ofcom, el ente regulador de las telecomunicaciones en las islas, se propuso hacer un análisis exhaustivo de la situación, y su diagnóstico dice que el problema radica en BT, el antiguo incumbente, como responsable a través de su red Openreach de suministrar nueve de cada diez conexiones de banda ancha. Con la reciente adquisición de EE y la apuesta por la TV de pago y los derechos audiovisuales del fútbol, BT despierta protestas de sus competidores, entre los que el más pertinaz es Vodafone. O2, filial de Telefónica, ha adoptado por un perfil bajo por dos razones: tiempo atrás negoció su fusión con BT, y acabó firmando su venta a Three, procedimiento que Ofcom ha derivado a Bruselas.

Aparte de la cuestión de si debería haber tres o cuatro operadores, la posición de BT ha sido siempre controvertida desde la privatización a principios de los 80, y ahora lo es más aún: el regulador opina que no es preciso separar Openreach del negocio de BT como proveedor de servicio a los usuarios. Bastaría con forzarla a abrir su infraestructura para que los competidores instalen sus ´ductos` en la última milla. En resumen, se trataría de potenciar la competencia, en vez de multiplicar inversiones en red. Es un debate que en España tenemos resuelto – con matices, claro – pero que hoy es de rigurosa actualidad precisamente en el país de donde partió la ola liberalizadora en Europa.

Ofcom, a través de su energética directora ejecutiva, Sharon White, ha rechazado las opiniones de quienes defienden la separación obligatoria de Openreach de BT [que probablemente conduciría a la creación de una empresa pública, anatema para el neothatcheriano David Cameron]. En cambio, ha puesto en circulación una consulta sobre su propuesta: trazar una muralla interna para que la red tenga su propio presupuesto de inversión y su propia estrategia, además de sentar en el consejo a los rivales del operador dominante, pero sin fragmentar BT.

Esta sería la fórmula para que, en el plazo de diez años, según White, Reino Unido se convirtiera en una potencia de la economía digital, rango que sin duda merece, con o sin Brexit. Admite White en entrevistas a los medios que la receta ideal sería la separación orgánica de Openreach, pero «supondría una disrupción significativa y costes difíciles de asumir por BT y el conjunto de la industria». Gavin Patterson, CEO de BT, secunda esa posición: «pasar los próximos años en un ambiente de incertidumbre no sería la situación ideal para las inversiones que el país necesita». Acepta Patterson que Openreach adquiera autonomía y transparencia pero «bajo control del consejo de BT».

La polémica se calienta aún más porque Ofcom aún no ha concluído la revisión de los costes de Openreach. Sus hallazgos iniciales indican que las cuentas de 2013 y 2014 deberían rehacerse conforme a las nuevas reglas.

Vodafone – que tiene poca fibra propia, por lo que usa principalmente la red del incumbente para sus servicios de Internet – ha quedado en posición incómoda en su país de origen. Un esperado acuerdo con Liberty Global, dueña de Virgin Media, estaría ahora supeditado al desenlace de la polémica sobre BT. Entretanto, Vodafone denuncia que BT carga sistemáticamente costes propios en las cuentas de Openreach. Y, en relación con la consulta pública, la califica de «juego del escondite intelectual». Su alternativa es Ofcom ordene la separación completa de Openreach con todas sus consecuencias. Con seguridad, la discusión no quedará así.

Realidad virtual, el señuelo de 2016 (y 2)

4/03/2016

A pesar del ruido que se ha montado en torno a la realidad virtual en el Mobile World Congress, en parte una réplica de las sacudidas de CES de Las Vegas, su pretendida adopción masiva tiene fallas. Las estimaciones sobre su mercado prevén – ritualmente – un fuerte crecimiento, pero los propios analistas le ponen pegas: la incomodidad de tener puestas las gafas, la escasa concreción sobre los controladores o la falta de contenidos nativos son algunas de las objeciones pronunciadas en sordina. Si se suma el factor precio, habría motivos para frenar un poco el entusiasmo. Mike Schroepfer, CTO de Facebook, ha dicho que esta tecnología tardará en alcanzar todo su desarrollo potencial. Leer más


Contacto Suscríbete RSS


Sobre el autor. Copyright © 2025 El dominio norbertogallego.com es propiedad y está administrado por Diandro SL. B85905537. Creative Commons