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Seis décadas ha durado la arquitectura básica en la que se basa la computación, y le queda mucha vida. En los míticos HP Labs, ahora dependientes de Hewlett Packard Enterprise (HPE) se ha desarrollado un prototipo de ordenador cuya arquitectura difiere radicalmente, ya que pone la memoria en el centro del sistema. Con cierta chispa, el proyecto fue bautizado como The Machine, pero su fruto lleva un nombre prosaico: Memory-Driven Computing. Y elocuente: su objetivo es manejar un volumen de datos sin precedentes, cuando se produzca el despliegue masivo de Internet de las Cosas (IoT) la próxima década. HPE prevé introducir gradualmente distintos elementos, y lanzar en 2020 el sistema completo. Leer más
En poco más de tres semanas abrirá sus puertas el Mobile World Congress de este año, punto de encuentro entre los actores de un mercado global. Los usuarios son, con perdón, sólo la referencia en cuyo nombre se diseñan las estrategias corporativas. Un asunto dominante es el advenimiento, cada vez más próximo de la quinta generación de telefonía móvil, o 5G. Todo va según lo previsto y los primeros despliegues se harán a tiempo para los Juegos Olímpicos de Tokio. Si todo está así de claro, ¿de qué se hablará en Barcelona a partir del 27 de febrero? De dinero. Porque 5G evoca expectativas de negocios multimillonarios y exigencias de inversión. En fin, lo que suele llamarse impacto económico. Leer más
Pudo haber sido la primera salida a bolsa de una startup tecnológica en el 2017, buena ocasión para averiguar si el mito de los ´unicornios´ sigue vigente. Pero, 24 horas antes, se interpuso el acuerdo por el que Cisco acepta pagar 3.700 millones de dólares por AppDynamics, a la que en su última ronda de financiación se atribuía un valor (hipotético) de 1.900 millones.
Suele decirse que las cosas valen lo que alguien esté dispuesto a pagar por ellas. En este caso, el brusco giro sugiere la existencia de más de un candidato, y el CEO de Cisco, Chuck Robbins, no quiso que la presa se le escapara. La precipitación no explica qué méritos tiene AppDynamics para duplicar el precio estimado por sus inversores y justificar un múltiplo de 18 veces la facturación del año pasado. Lo que me lleva al interesante ejercicio de preguntarse por las razones que animan a Cisco, más allá de su habitual bulimia compradora.
La primera reacción de los analistas ha sido de perplejidad. Han visto que New Relic, competidor directo y de tamaño similar al de AppDynamics, llevaba dos años vegetando en la bolsa desde su OPV de diciembre de 2014, hasta que la noticia protagonizado por su rival ha hecho que subiera un 14% en un día. Se me ocurren tres preguntas que intentaré responder: 1) ¿vale AppDynamics el precio pactado?, 2) ¿cómo encaja la compra en la estrategia de Cisco?, y 3) ¿dice algo el episodio acerca del estado del mercado?
Permitanme presumir de que este blog visitó AppDynamics en 2014. Su especialidad es ese nicho de mercado que es conocido por la sigla APM [Application Perfomance Monitoring], que analiza el rendimiento ´de extremo a extremo` de las aplicaciones. Además de New Relic, compite con Dynatrace (segregada de Compuware), aunque hay en el mercado otras herramientas más o menos adyacentes.
Promemoria: AppDynamics fue fundada en 2008 por Jyoti Bansal y desde entonces ha sido respaldado por cuatro fondos de inversión que, en septiembre de 2015, ficharon como CEO a David Wadhwani [ex Adobe] con la encomienda de preparar una salida a bolsa.
En los nueve primeros meses de 2016, AppDynamics ingresó 158 millones de dólares [un 54% de incremento] y perdió 95 millones [3% más], lo que permite suponer que al cierre del año habrá facturado algo más de 200 millones y perdido algo más de 100 millones. En el mejor de los casos, es una de esas innumerables compañías de software que crecen con rapidez porque se dan las condiciones para ello, pero no destacan por su disciplina financiera.
En estas condiciones, no hay duda de que la prima aceptada por Cisco es excesiva. Sus razones tendrá para asumirla y, ante todo, dispone de una liquidez de 71.000 millones de dólares que hace digerible casi cualquier múltiplo. Desde que Chuck Robbins asumió el mando en Cisco, a mediados de 2015, ha hecho una decena de adquisiciones; esta ha sido la más cara, y equivale a casi tanto como lo pagado por las otras nueve.
O sea que AppDynamics aporta a Cisco algo que esta considera valioso. Hasta ahora, Cisco ofrece a sus clientes una monitorización sistemática del estado de sus redes y de los accesos; ahora puede añadir la capacidad de hacer lo mismo con las aplicaciones. Hilton Romanski, chief strategy officer de Cisco lo ha resumido así: «en un mundo multicloud, nuestra capacidad de mantener la calidad de servicio podría no ser visible para los clientes si carecemos de un instrumento para medir el rendimiento de las aplicaciones».
En arquitecturas híbridas, un número cada vez mayor de aplicaciones se ejecuta en distintas plataformas, ya se trate de un datacenter propio o un proveedor de servicio. Con frecuencia, esas aplicaciones están automáticamente en contacto con el destinatario final, sin que los administradores de sistemas lleguen a percibir a tiempo sus fallos de rendimiento para adoptar medidas correctivas. En este contexto, las herramientas de APM, que en entornos estáticos eran más o menos anecdóticas, adquieren importancia vital.
Tan onerosa adquisición pone de manifiesto que la prioridad estratégica de Robbins es dar un giro a la empresa poniendo en primer plano líneas de negocio como seguridad, colaboración e Internet de las Cosas. La experiencia de Cisco con lo que Romanski llama «el mundo multicloud» está en revisión, tras el efímero apostolado de Zorawar Biri Singh.
Se ha anunciado discretamente que a finales del próximo marzo, Cisco dejará de dar soporte a Intercloud Fabric, una ambiciosa iniciativa de 2014 que buscaba ofrecer servicios de infraestructura cloud prestados por partners con centros de datos alrededor del mundo; el fundamento de esta estrategia era OpenStack, para federar nubes de terceros con las que construir servicios híbridos.
Por razones que ahora no vienen al caso, esa estrategia no llegó a coger altura, pero no por ello Cisco renuncia a su catálogo de productos para que sus clientes y partners puedan montar sus nubes privadas; asimismo, mantiene aparentemente con vida la oferta de ´cloud privada gestionada` fruto de la compra de Metacloud a mediados de 2014. La incorporación de AppDynamics confirmaría que, aunque redimensionada, persiste la voluntad de estar activa en los entornos cloud.
Comoquiera que AppDynamics ha abortado a última hora su salida a bolsa, queda la duda de qué hubiera pasado en caso de concretarla. Probablemente habría sido una más entre las startups de nicho que, tras despertar interés durante un tiempo y gozar de altas valoraciones privadas, acaban perdiendo relevancia cuando salen a bolsa. Lo que no quiere decir que fracasen: son operaciones diseñadas de tal manera que los fundadores e inversores, así como algunos empleados de primera hora, protejen su pellizco. Así es como le han cogido el gusto al juego de inflar valoraciones que no siempre son sostenibles.
Esto parece haber llegado a un punto de inflexión. En 2016, sólo 20 startups tecnológicas salieron a bolsa, la cifra más baja desde 2009. No porque dejaran de aflorar en el paisaje, sino porque los gestores de fondos han comprendido que no siempre la bolsa es el mejor desenlace. Hay empresas tradicionales, con buenas alforjas, que están ansiosas por mostrar a sus accionistas que son capaces de rejuvencer; la cura de moda consiste en la ingesta de vísceras de ´unicornio`.
Los directivos de la industria automovilística recordarán por mucho tiempo este mes de enero. Empezaron el año en Las Vegas: una quinta parte de los expositores del CES tenían algo que contar en relación con proyectos de coches autónomos. A la semana siguiente, los grandes jefes no se dejaron ver para que nadie les preguntara por la presión de Donald Trump para fabricar en Estados Unidos y no en México. A la fecha, Ford, Fiat Chrysler, General Motors y Toyota se han inclinado ante esa exigencia. Pero, como este blog se ocupa de tecnología, pues cada cosa a su tiempo. A falta de novedades espectaculares, el coche autónomo fue el gancho perfecto para los paparazzi en la feria de Las Vegas. Leer más
La conversación con un colega me ha sugerido este newsletter de hoy. En España tenemos tendencia a identificar a Toshiba como una marca de portátiles y poco más. No deja de ser cierto [conste que escribo este comentario en un Portegé] pero, aparte de estar en repliegue, esta rama de su negocio representa una cuota menor de los ingresos de la diversificada corporación japonesa. El primer capítulo de estos ingresos es la división que agrupa los activos de energía nuclear, una de las peores apuestas que pudo haber hecho: en 2006 compró la estadounidense Westinghouse por 5.300 millones de dólares y en 2015 persistió al adquirir otra compañía de construcción de centrales pero – efecto retardado de la catástrofe de Fukushima – tuvo que amortizar 2.300 millones de su valor en libros. Ni por esas: el pasado diciembre, la compañía reconoció que será necesaria otra amortización de «varios miles de millones» [quizás más de 4.000 millones, según Nikkei]
Está fresco el recuerdo del escándalo de irregularidades contables que costó la cabeza al entonces presidente de la compañía. Tras lo cual esta vendió a Canon su división de electromedicina y, a trancas y a barrancas, enderezó sus cuentas. Lo cierto es que, con ese antecedente, Toshiba es una apestada en los mercados de capitales: sería casi imposible obtener crédito para salir del brete. ¿Solución? Seguir sacrificando activos.
Satoshi Tsunakawa, presidente de Toshiba desde mayo, se reafirma en que la energía nuclear es mejor negocio que la electrónica de consumo, saqueada por la industria china. Raro consuelo, porque no encontraría – ni siquiera en China – quien quisiera comprar la herencia de Westinghouse. La salida menos mala apunta a la venta de su división más rentable, la de semiconductores, que aporta el 70% de los beneficios totales del grupo pero seguirá requiriendo inyecciones de capital para mantenerse en un mercado. Su principal fuente de ingresos son las memorias NAND, que confieren a Toshiba la segunda posición (20%) en un mercado liderado por Samsung (35%).
Aquí es donde la situación conecta con los intereses de este blog y, eso creo, de sus lectores. Cuando hablamos de memorias en genérico, hay que distinguir tres bloques, encabezados respectivamente por Samsung, Micron/Intel, y Toshiba/SK Hynix. En un paisaje como este, cualquier movimiento suscita la idea de consolidación. Para unos, esta sería positiva; para otros, dispararía temores geopolíticos. Veamos.
Sostiene Goldman Sachs que, sin el atractivo de su negocio de chips, el valor de mercado de Toshiba se vendría abajo. Por lo que le aconseja no vender más del 30%, para recibir algo así como 3.000 millones de dólares que serían preciosos dadas las circunstancias. No es tan sencillo: a priori, el mejor candidato sería Western Digital, pero está financieramente exhausta tras comprar SanDisk y, lo más grave, podría encontrarse con el veto antitrust.
Habría, tal vez, un puente para sortear el escollo: los fondos de capital Bain y Permira parecen interesados en asociarse con Toshiba y más adelante, podrían revender los activos adquiridos, dado que ese mercado está boyante. Considérese que incluso en medio de sus perturbaciones, Toshiba ha aumentado un 12% sus ingresos por venta de memorias.
En Japón se preferiría una fórmula nacional. Los bancos acreedores han decidido no asfixiar a Toshiba, dándole tiempo a encontrar una salida antes del cierre de su año fiscal, en marzo. Quizás Canon podría acudir otra vez al rescate: junto con Toshiba tiene en desarrollo una tecnología de fabricación de memorias usando nanoimpresión, y espera que estará en producción en 2018. Juntas, Toshiba y Canon podrían anticiparse a la coreana SK Hynix que sigue la misma línea. Pero, por otro lado, Toshiba y SK Hynix tienen un acuerdo de colaboración a largo plazo. Así que, quién sabe.
Como telón de fondo, la infaltable hipótesis china. La empresa para estatal Tsinghua Unigroup, manifiesta intenciones de invertir en la producción de memorias, como parte de un esfuerzo por dotar al país de una industria de semiconductores que considera como materia de soberanía. El resto de los competidores ven con aprensión la posibilidad de que – a falta de otra salida – Toshiba se resigne a asociarse con Tsinghua, que intentó infructuosamente invertir en Western Digital, pero tiene un acuerdo de cooperación con Intel.
La situación del mercado global de memorias es cambiante. Nunca ha sido mayor la escasez de memorias NAND, y se predice que lo mismo ocurrirá dentro de unos meses con las DRAM. En ambas categorías, la producción se ha concentrado en pocas manos, y la aparición de la tecnología 3D NAND ha provocado confusión en los los planes de todos. La situación podría sufrir un vuelvo con la entrada en producción de nuevas capacidades en China. La empresa paraestatal Tsinghua dice tener planes para invertir 24.000 millones de dólares en una nueva planta que produciría DRAM y NAND en Nanjing (China).
Otro contratiempo para Qualcomm, uno de los mayores que la empresa ha sufrido. Sin exageración alguna, a menos que Steve Mollenkopf, su CEO, encuentre una solución en breve, podría ver amenazado su modelo de negocio, una gran parte de su facturación y hasta la integración de NXP, adquirida en octubre. Por cierto, también la Comisión Europea está en la fase preliminar de un expediente contra Qualcomm. No se trata de un litigio corriente sobre patentes, ni de un clásico proceso antitrust. Es mucho más complicado, y quizá mucho más caro. Su adversario es nada menos que Apple, su principal cliente. Leer más
Virginia Rometty, que desde 2012 acumula los cargos de chairwoman, CEO y presidente de IBM, ha estado en el candelero las últimas semanas. En diciembre, se desmarcó de sus pares de la industria, circunspectos ante el inminente cambio en la Casa Blanca. Antes de peregrinar como casi todos a las alturas de la Trump Tower, hizo llegar al presidente electo sus ideas sobre cómo la nueva administración debería facilitar la contratación de personal (estadounidense) por las empresas de TI, precisando que IBM estaría dispuesta a crear 50.000 puestos de trabajo en cuatro años. Buen drive para una jugadora – dicen que bastante buena – de golf. En enero, llevó la bola al bunker de Davos: contradijo al propio World Economic Forum, sosteniendo la inverosímil tesis de que la inteligencia artificial creará empleos en lugar de suprimirlos.
Estas apariciones estelares no servirían de mucho si no las respaldaran unos buenos resultados económicos de IBM. Rometty no asistió a la conferencia con analistas, dejando al CFO Martin Schroeter la tarea de presentar las cuentas del cuarto trimestre, último del año fiscal 2016. Las cifras de ingresos y beneficios han superado las mejores pronósticos de los analistas y, además, Schroeter mejoró sus previsiones anteriores para 2017. Inmediatamente después, la acción de IBM sería premiada con un ascenso que no vivía desde julio de 2015.
El despiece de las cuentas del 2016 merece un análisis de algunos pormenores. Como en cualquier compañía, los resultados ponen por delante lo que conviene desvelar y disimulan lo que no. Para empezar, tanto los ingresos como los beneficios evidencian que IBM es una empresa cada año más pequeña: los 79.900 millones de dólares facturados en 2016 equivalen a tres cuartas partes de los que obtuvo en 2012, el primer año con Rometty al mando. En igual proporción, el beneficio neto, 12.800 millones de dólares, es inferior a los 16.600 millones de entonces.
Los ingresos de IBM llevan cayendo diecinueve trimestres. No hay razón para alarmarse, advierte Schroeter, y tiene razón: el achicamiento se debe básicamente, a las desinversiones de los últimos años [la última, la venta de los servidores x86 a Lenovo], a las que habría que añadir las fluctuaciones cambiarias. Si se ajusta el perímetro, el declive de 2016 sería de sólo el 1,7%. O del 0,7% al corregir el efecto monetario. Mensaje recibido.
En realidad, como muestra el gráfico siguiente, el achicamiento de IBM no es lo único importante. Si uno quiere tener contentos a los accionistas, lo que debe hacer es pagar por su fidelidad, y para esto existe una fórmula irresistible: recomprar acciones propias y mantener en alza el dividendo. El último dato disponible indica que el número de acciones en el mercado ha caído hasta 950 millones [multiplicadas por los 170 dólares del viernes, dan una capitalización bursátil de 162.000 millones de dólares]; en cuanto al dividendo, no ha cesado de aumentar desde que Rometty es CEO (y antes, con Sam Palmisano]
En 2016, IBM dedicó 8.800 millones de dólares – el 11% de sus ingresos – a remunerar a sus accionistas: 5.300 millones en dividendos y 3.500 millones en recompra de acciones. Ya sé que algunos piensan que se trata de argucias financieras. Echemos juntos, pues, una mirada al negocio.
La estrategia seguida por el tándem Rometty-Schroeter ha consistido en dar prioridad a cinco áreas de negocio que, en inglés, se desglosan como 1) analytics, 2) cloud, 3) mobile, 4) security y 5) social. En ellas deberíais fijaros, recomendó Schroeter a los analistas invitados a la call. Dicho y hecho: analytics creció un 9% [19.500 milones], cloud un 35% [13.700 millones], mobile también 35% [4.100 millones], security menos, un 14% [2,000 millones] y social, el capítulo menor, descendió un 10% [1.000 millones]. Los ingresos generados por estas cinco áreas suman 32.800 millones, y representan el 41% del total de la compañía.
En la conferencia, Schroeter insistió mucho en que el mercado debería prestar atención a estas cinco áreas, que en el metalenguaje de IBM son los «imperativos estratégicos», y en 2020 deberían representar el 55% de los ingresos totales de IBM, que una proyección oficiosa estima en 85.600 millones. Este supuesto implica un crecimiento descendente: desde el 11% este año hasta el 8% en 2020. Al mismo tiempo, los ingresos de las áreas tradicionales «no imperativas» irían a la baja al ritmo del 5% anual.
En la práctica, las cinco áreas mencionadas – particularmente analytics y cloud – incluyen ciertos negocios tradicionales junto con otros recientes, por lo que se propone un desglose más revelador centrado en soluciones cognitivas y plataforma cloud, estrellas vigentes que deberían ser las primeras fuentes de crecimiento y dictar las prioridades de inversión en los próximos años.
Cada vez que tienen ocasión, los directivos de IBM predican las soluciones cognitivas, cuyo gran escaparate es Watson. En realidad, esta línea de negocio incluye productos de la vieja escuela, pero no hay modo de obtener un desglose más preciso. Sólo que Rometty ha prometido que Watson representará en 2024 unos 10.000 millones de dólares de facturación. Claro que, para esa fecha, la actual CEO se habrá retirado.
La analista Kathy Huberthy, de Morgan Stanley trató de presionar al CFO de IBM: ¿cuál ha sido la contribución de Watson a los ingresos de 2016?. Pero Huberthy pinchó en hueso: Schroeter le dedicó esta réplica: «Watson está firmemente, firmemente [redundó] establecido como el ´hilo de plata` que atraviesa nuestras soluciones cognitivas y su influencia se puede ver en varias de las áreas estratégicas […]» No hay que esperar próximamente una cifra asociada explícitamente a Watson, pero – según el CFO – lo relevantes es que IBM está «usando nuestro caudal de conocimientos para construir soluciones verticales y entrenar a Watson en dominios específicos. Lo que [nuestros clientes] esperan es más y mejores datos, algoritmos que automaticen la solución a sus problemas reales». Lo dicho: la acción de IBM está a 170 dólares, uno de los niveles más altos de los últimos cinco años.
Cuando el río suena… El adagio, tantas veces fallido, se ha cumplido esta vez: el martes se anunció que Hewlett-Packard Enterprise (HPE) ha cerrado el acuerdo para adquirir Simplivity, por la que pagará 650 millones de dólares. La sorpresa no está en la compra, de la que se hablaba desde hace tiempo, sino en el precio, notablemente bajo. En su cuarta ronda de financiación, Simplivity recaudó 175 millones de dólares, que proyectaban una valoración de 1.000 millones, y los rumores añadían la disposición de HPE a desembolsar una cifra cuatro veces mayor: 3.900 millones.
Tal vez aquella expectativa estuviera influída por la salida a bolsa de Nutanix, cuyo valor se ha duplicado desde la salida a bolsa [4.200 millones de capitalización], Lo cierto es que HPE ha conseguido una rebaja sustancial . ¿Por qué? Una conclusión posible es que los inversores en Simplivityse habrán convencido de que no van a recibir ofertas más altas: el total que han desembolsado en seis años ha sido de 350 millones, de modo que la plusvalía no está a la altura de la que han obtenido otros ´unicornios`. O que no están maduras las condiciones para salir a cotizar.
Intuyo que Doron Kempel, fundador de Simplivity – un tipo arrollador y competitivo – debe experimentar una cierta frustración. Cuando le entrevisté, se las arregló para no responder la pregunta sobre una eventual oferta de la que ya entonces se hablaba. A cambio, me contó que en 2008 vendió su primera empresa, Diligent [deduplicación de datos], bajo la presión de sus socios israelíes, más dispuestos que él a aceptar los 200 millones de IBM. Esta vez, ha dicho que «unirnos a HPE era un paso lógico para la solución de TI híbrida que buscan nuestros clientes».
Queda la sensación de que la hiperconvergencia puede no tener tanto recorrido como se esperaba, al menos para las startups que abrieron el camino. La idea de combinar en un mismo sistema servidores, almacenamiento y networking, recortar costes y acercar la facilidad de un datacenter a las prestaciones cloud, da para alimentar un mercado de 2.400 millones de dólares en 2016 que, a una ratio del 25% anual, podría llegar a 6.000 millones en 2020. Pero hay serias dudas de que este segmento relativamente pequeño pueda prosperar como alternativa a los grandes proveedores de infraestructuras. De hecho, el líder del mercado es Dell EMC, que se apoya en Nutanix, lo que quiere decir que Nutanix será sostenible mientras pueda contar con Dell EMC.
La obsesión de Kempel ha sido comparar Simplivity con Nutanix, pero al final ha descartado una futura OPV. Por el lado de HPE, el análisis tiene más matices. Aparte de los piropos de manual [best-in-class / industry-leading], Antonio Neri, VP Ejecutivo de su Enterprise Group, ha afirmado que la compra de Simplivity dará un vuelco al mercado de la hiperconvergencia y robustecerá la oferta de datacenter definido por software de su compañía: «tenemos por delante una hoja de ruta excitante para nuestros appliances hiperconvergentes, para Synergy y 3Par en los próximos doce meses».
Según Neri, «esencialmente, las empresas quieren tener en casa una experiencia cloud, en velocidad, costes y facilidad, sin sacrificar el control ni la seguridad: la tecnología de Simplivity está diseñada con base en estos criterios». Un aliciente adicional para la oferta de compra ha sido el interés en evitar (a un precio asequible) que Simplivity pudiera echarse en brazos de uno de sus competidores. A ese precio, no faltarían ofertas.
El caso es que HPE y Simplivity casi no tenían relaciones contractuales, pero la oferta hiperconvergente de la primera – derivada de la compra de LeftHand en 2008 – anda necesitando una renovación. Según se ha dicho, la compra de Simplivity no sustituirá la actual gama CS200. Sin embargo, una nueva familia cuya cabeza será el appliance H 380, que fusionará las tecnologías de ambas procedencias, estará disponible 60 días después de consumada la integración de Simplivity en HPE.
Una incógnita del momento es qué hará Cisco ante este panorama. ¿Será suficiente con su producto Hyperflex, consistente en combinar servidores UCS con el almacenamiento definido por software, que ha desarrollado en común con Springpath? Podría tirar de chequera para comprar alguna compañía mucho menos crecidita que no tendría más opciones que seguir los pasos de Kempel. Habrá que estar atentos.
Cuanto mayor sea el número de dispositivos y más prolifere el uso de las tecnologícas, tanto más aumentará la superficie de ataque a favor de la ciberdelincuencia. Es una premisa sencilla, una obviedad. Partiendo de ella, puede afirmarse que este año crecerán los retos a los que deberán hacer frente las infraestructuras, con especial énfasis en las industrias críticas y el sector médico. Al catálogo de amenazas habrá que sumar en 2017 lo que empieza a llamarse randsomware of things (RoT). Estos son algunos de los asuntos que aborda el documento Trends 2017: security held ramson, elaborado por la compañía especializada ESET, vieja conocida de este blog. Leer más