8Mar

8/03/2018

El viernes pasado, regresando en tren a Madrid, reparé en este titular:  «Más negocios que nuevos teléfonos». El vicio profesional me indujo a valorarlo como un buen resumen a la vez que fruto de un equívoco tan antiguo como el Mobile World Congress. Creo que este ha sido mi undécimo MWC y si algo he aprendido en estos años es que se equivocan quienes lo juzgan como una feria de móviles. Lo he escrito otras veces, pero creo que el error sólo puede crecer.

Sin embargo, reconozco que quien recorre los pabellones de la Fira a caza de gadgets inevitablemente se frustra al descubrir – como ha sido el caso en 2017 y 2018 – que esas novedades no satisfacen su deseo de asistir en primera fila a esa innovación permanente con la que gusta identificarse una industria menos rutilante de lo que se cree. Me consta que algunos han escrito que los productos anunciados se distinguen poco unos de otros y, en el mejor de los casos, sólo aportan avances incrementales. Estoy de acuerdo con ellos.

Todos conocemos empíricamente la explicación: la demanda de smartphones tiende a saturarse. Es notorio en los mercados occidentales y se extiende a los emergentes, entre ellos los asiáticos que han sido el motor de los últimos años. Los consumidores no encuentran motivos suficientes para forzar el ciclo de sustitución comprando el último dispositivo anunciado. Por su lado, las marcas son conscientes de que un porcentaje muy elevado de los usuarios, incluso los más fieles, son conservadores al estirar la vida útil de sus smartphones.

Se ha producido en 2017 una curiosa inversión de tendencias. El mercado de PC ha vuelto a crecer y el de smartphones – que supuestamente sería su killer – ha declinado por primera vez desde que existe la categoría. En concreto, según IDC, los despachos de smartphones descendieron globalmente un 6,3% en volumen durante el cuarto trimestre de 2017, cerrando el año con una décima negativa.  No parece que el primer cuarto de 2018 vaya a cambiar la corriente.

Si acaso el lector se está preguntando por el mercado español, el gráfico siguiente le ayudará a entender la cercanía del problema.

Según GfK, en 2017 se vendieron (al cliente final) en España 11.284.000 smartphones, que parecen muchos pero son un 8,9% menos que en 2016. Lo más revelador del informe es el desglose por tramos de precio: tres de cada cuatro (exactamente el 73,8%) se han vendido a menos de 300 euros y, en el extremo opuesto, el 12,5% a más de 600 euros.

No entraré aquí en el análisis de las marcas, pero avanzaré que 1) en una visión de conjunto, Samsung ha sido la marca más vendida, gracias a su dominio de la gama media y a su fortaleza en la alta, 2) Apple, Samsung y Huawei – dejando algo de espacio a LG – dominan la parte alta del mercado, la más rentable. Se supone que los modelos premium ganan cuota lentamente, pero no creo que esto se deba a sus pantallas ´infinitas´, sus cámaras resultonas o sus e-mojis. Es un fenómeno sociológico de desarrollo desigual del mercado, en el que las apps ya no despiertan ni curiosidad. ¿Cambiará este panorama con la llegada de 5G? Supongo que sí, pero no sé cuándo ni con qué alcance o impacto sobre el mercado. Al menos inicialmente, no parece que los smartphones vayan a protagonizar la fase inaugural de 5G.

Conviene no engañarse. En el MWC, las abundantes referencias a 5G han sido atemperadas por las dudas sobre la regulación – que en Europa rozan la ansiedad – y la consiguiente preocupación acerca de los modelos de negocio que justifiquen financiar la inversión en desplegar redes e infraestructuras.

Desde este punto de vista, el saldo del MWC ha sido agridulce para mi condición de ciudadano europeo. Nuestra debilidad es manifiesta. Créanme que no acostumbro a asistir a mesas redondas, y mucho menos a alocuciones funcionariales, pero esta vez acudí con remilgos a una que se anunciaba bajo el título The Future of the Industry: Transatlantic Digital Policy and Regulation [o mucho me equivoco o yo era el único español en la sala].

Me interesaba la previsible confrontación entre Andrus Ansip, VP de la Comisión Europea, y Ajit Pai, presidente de la FCC estadounidense. A priori, un tipo designado por Trump debía caerme antipático. Pero, al final, Pai fue más convincente, o tal vez seguro de sus fuerzas: ambos son miembros de entes colegiados, pero el americano tiene respaldo mientras el estonio, lo digo en su homenaje, sólo puede exhibir buenas intenciones.

Como es lògico, Pai hizo una orgullosa defensa de la derogación de la así llamada neutralidad de red [sí, ya sé que tengo pendiente este tema] mientras Ansip se escudaba en una disculpa: «en Europa no es tan fácil cambiar las reglas». O sea que el tipo que me caía bien acabó perdiendo el debate. Si 5G fuera una carrera entre tres caballos, Estados Unidos y China galopan hacia la meta mientras al jinete de Europa se le nota enfermo de melancolía por sus hazañas pasadas. ¿A alguien le sorprende?

Pido disculpas a los lectores por la discontinuidad de este blog durante los últimos días, debida a una gripe que me pilló en Barcelona y aún no se ha ido del todo.

Ericsson confía en que 5G abra un nuevo ciclo

5/03/2018

El llamado «capitalismo paciente» del que presume la sociedad sueca, pasa en estos momentos por una prueba (de paciencia, precisamente) en una de sus empresas emblemáticas, la más que centenaria Ericsson. Cerró 2017 con ingresos que por segundo año declinaron un 10% y por muy poco fueron superiores a los de 2018, su peor ejercicio en décadas. Börje Ekholm, CEO de la compañía desde hace trece meses, compareció el lunes 26 ante una veintena de analistas y periodistas en el Mobile World Congress, pero no dedicó ni una palabra a esos resultados, raro en alguien que ocupa su puesto por voluntad de uno de los dos grandes accionistas, el grupo Wallenberg. Esa mañana y en ese marco, tocaba hablar de 5G. Leer más

5G: batallas (y batallitas) antes de tiempo

26/02/2018

Mucho ruido y pocas nueces. Sin ofender, podría decirse de la operación de marketing en torno al «estreno» de la tecnología 5G en los Juegos Olímpicos de Invierno de Corea. Poca gente se ha tomado en serio que este fuera «el primer servicio de banda ancha sobre una red 5G disponible al público», según la propaganda de Korea Telecom. Realmente, ha sido poco más que otra demostración efectista de realidad virtual, soportada por una red 4G acondicionada por Ericsson. Atletas y visitantes del parque olímpico de Pyeongchang han podido divertirse con simulaciones online de esquí, patinaje o vertiginosas carreras de bobsled. Tecnológicamente, más de lo mismo, más rápido y más vistoso. Leer más

Toshiba se pone en manos de sus acreedores

23/02/2018

Lo que se ha presentado como un cambio normal en la presidencia de Toshiba es, en realidad, un vuelco inusual en Japón de la relación entre una compañía industrial y sus banqueros. En abril, el futuro de Toshiba quedará en manos de Nobuaki Kurumatani, hombre sin experiencia industrial: ha presidido la rama japonesa de CVC Capital Partners y antes fue vicepresidente del banco Sumitomo Mitsui. Es decir: representa al pulmón financiero de la economía nipona, cansado de soportar la endogamia de una corporación que durante años sólo ha dado dolores de cabeza a los inversores. La primera misión de Kurumatami será erradicar las malas prácticas que han puesto a Toshiba al borde de la desaparición. Leer más

IBM Security: biometría sí, pero sin prisas

21/02/2018

Cada día, miles de millones de usuarios acceden a servicios digitales a través de distintos métodos de identificación, que históricamente han respondido al binomio usuario-contraseña. El volumen atrae el fraude: de 2010 a 2016 se robaron 112.000 millones de dólares mediante accesos ilícitos (35.600 dólares por minuto), según datos de la consultora Javelin Strategy. Como es de suponer, las estimaciones apuntan a un aumento de estos delitos. Por eso resulta esclarecedor el estudio Future of Identity, publicado por IBM Security, que hace un repaso de la actitud de los usuarios en relación con valores como la comodidad y la privacidad. Su hilo conductor es la adopción de la biometría. Leer más

Cisco acelera su transición hacia el software

20/02/2018

Rowan Trollope

Lo menos que puede decirse de los resultados del segundo trimestre fiscal de Cisco es que avalan la estrategia de Chuck Robbins en su segundo año como CEO. Por primera vez en seis trimestres, los ingresos de la compañía [11.900 millones] han aumentado en comparación interanual. Un 2,7%, es cierto que puede parecer poco, pero es suficiente para un cambio de ´relato` bursátil. La acción de la compañía cotizaba el viernes 16 al nivel más alto desde el glorioso 2000. No solamente como reacción a los buenos resultados sino por la perspectiva de que la repatriación de al menos 67.000 millones de dólares lubricará cuantiosas compras de acciones propias y promete un dividendo más suculento. Leer más

La capitulación de Xerox, una historia triste

16/02/2018

La imaginativa maniobra para presentar la liquidación de Xerox como una ´transformación estratégica` podría colapsar si dos inversores ´activistas` que suman el 15% del capital consiguen convencer a un número suficiente de accionistas. Ambos cuestionan la decisión de vender la compañía a su socio japonés Fujifilm calificándola de fraudulenta, mientras el CEO de Xerox, Jeff Jacobson, la defiende como la oportunidad de «crear un líder global e innovador en tecnologías de impresión y soluciones de trabajo inteligente, preparado para competir en mercados en crecimiento para beneficio de nuestros clientes, empleados y accionistas». Las posiciones de los bandos no podrían ser más antitéticas. Leer más

14feb

14/02/2018

Vuelve a hablarse de una combinación entre Vodafone y Liberty Global en Europa. No es un bulo. Ambas partes confirman la existencia de conversaciones, de lo que se deduce dos desenlaces: o bien el acuerdo es inminente o es imposible. Porque llevan más de dos años activando y desactivando la negociación. En el Mobile World Congress 2015, Vittorio Colao, CEO del grupo británico, comentó a la prensa que «un intercambio de activos» con Liberty Global tendría mucho sentido. No pasó nada más aquel año, al parecer por discrepancias en la valoración de los activos en cuestión .

Pero en 2016, los dos grupos unieron sus operaciones en Holanda bajo la marca Ziggo, y Colao describió la fusión con una metáfora inverosímil:  «es como juntar a Messi con Cristiano Ronaldo». Meses más tarde, Liberty vendió a Deutsche Telekom su filial austríaca por 1.900 millones de euros, acto que extrañamente fue interpretado como un gesto que facilitaría el acuerdo con Vodafone.

Este enero, tras presentar los resultados de su tercer trimestre, Colao ya no habló de «intercambiar activos» sino de «comprar activos» en ciertos mercados continentales donde la actividad de los dos grupos se solapa:  Alemania, Hungría, República Checa y Rumania. Quedarían fuera del trato las posesiones de Liberty en Reino Unido e Irlanda (bajo la marca Virgin) y filiales menores en Polonia y Eslovaquia carentes de interés para el comprador.

Entre todos, sin duda el mercado más importante es Alemania, con diferencia. Para profundizar su estrategia convergente en este país, Vodafone sumaría 7,2 millones de usuarios de telefonía fija – la mitad en banda ancha – a los 6,3 millones con los que ya cuenta. La aportación en telefonía móvil no pasaría de ser marginal, pero la guinda del pastel sería 6,4 millones de clientes de televisión de pago.

Analistas del sector creen saber que no habrá más noticias sobre la transacción hasta sondear la opinión del regulador germano Bundesnetagentur. Entretanto, el Financial Times ha anticipado un precio hipotético de 14.000 millones de euros, que a primera vista parece bajo, si se tiene en cuenta que el ebitda que genera la filial alemana de Liberty es de 2.000 millones y un múltiple típico en el sector es de 10x. Cabe, por tanto, que se piense en una estructura financiera conjunta, que rebajaría el coste para Vodafone y esquivaría objeciones del regulador. A priori, Deutsche Telekom no se opondría al acuerdo entre sus rivales, tras haberse quedado con la filial austríaca de Liberty.

«Si Europa quisiera crear una alternativa real a los incumbentes – ha dicho Colao – la unión de Vodafone y Liberty es la mejor opción». La compra de activos de Liberty reforzaría la huella continental de Vodafone – aún le queda por resolver su debilidad en Reino Unido – pero conviene fijarse en el contexto.

Y ese contexto nos dice que hay una discrepancia de fondo en Europa entre los operadores a un lado y los reguladores a otro, en torno a la consolidación transfronteriza. Según los primeros, es imprescindible para financiar la inversión en infraestructuras, mientras que los segundos la ven como un perjuicio potencial para el consumidor. Estos días ha habido un episodio revelador: el operador danés TDC optó por aceptar la oferta de un fondo australiano al comprobar el desinterés de su vecino sueco Telia, que se abstuvo por temor al bloqueo de la Comisión Europea.

De concretarse, la transacción entre Vodafone y Liberty confirmaría la estrategia de Colao: no sueña con fichar a Messi y Cristiano, sino con algo posible en este mundo: conformar en Alemania un polo fuerte, capaz de competir mano a mano con Deutsche Telekom y derrotar a la un poco alicaída filial germana de Telefónica.

¿Competir en qué y cómo? En banda ancha, soportada por una potente infraestructura de cable y fibra e inversiones en la red 5G. No parece, en cambio, que Vodafone tenga intención de meterse en una batalla por los contenidos audiovisuales, como han hecho BT en Reino Unido y Telefónica en España. Ha dado marcha atrás en su plan de lanzar un servicio de TV de pago en Reino Unido para, en cambio, dedicar recursos a mejorar la red y el servicio a los usuarios, el problema más urgente que tiene en su país de origen.

Al respecto, sirve como lección es el caso de Orange, uno de los primeros operadores en meterse en ese jardín, que ofrece TV a 2,7 millones de clientes pero descree de la «seudo convergencia entre telecos y medios», en palabras de Ramón Fernández, CEO adjunto del grupo francés. Algo parecido ha dicho Tim Hoettges, CEO de Deutsche Telekom: «en vez de tratar de convertirnos en un Time Warner [obsérvese la ironía] vamos a desplegar tanta fibra como podamos».

Queda suficientemente claro por qué Colao está dispuesto a alguna forma de fusión. Lo que hay que preguntarse es por qué lo está John Malone, fundador de Liberty. Su mote, Cable Cowboy, dice mucho de sus métodos de negociación. Una de las diferencias entre los personajes es que el americano ha sido siempre proclive a endeudarse, mientras que el directivo italiano ha mantenido la deuda de Vodafone bajo control: 2,1 veces el ebitda.

Si de la opinión de los inversores dependiera el acuerdo, la acción de Vodafone escaló un 4,4% en Londres y la de Liberty un 3,2% en Nueva York, tras conocerse la noticia.

Uber se reconcilia con Google su hermano mayor

13/02/2018

Travis Kalanick

Pudo haber sido uno de esos juicios interminables, que se alargan años y consumen millonadas en honorarios. Las partes han preferido acortar el espectáculo con un acuerdo extrajudicial de poca monta: 245 millones de dólares en acciones pagará Uber a Waymo – filial de Alphabet – por haber violado su propiedad intelectual en el desarrollo de coches autónomos. Se esperaba que el veredicto hubiera servido para «enviar una potente señal – palabras del juez – acerca de los límites de la apropiación y uso indebido de secretos industriales”. De haber proseguido, el juicio habría dañado todavía más la reputación de Uber, pero 245 millones es poca cosa para una empresa que, se supone, vale unos 70.000 millones. Leer más


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