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Por primera vez en nueve trimestres, desde el último de 2016, el mercado mundial de servidores se ha contraído entre abril y junio de 2019, según IDC. Un primer aviso había sido, durante el primer trimestre, la caída del 5,1% en el número de unidades despachadas, pero este no es el indicador fundamental del mercado, habida cuenta de la variedad de configuraciones a considerar. Lo relevante es el descenso de la facturación global: el 11,6%, que la deja apenas por encima de los 20.000 millones de dólares. Mientras, los despachos se quedaron por debajo de los 2,7 millones de máquinas. En este contexto, adquiere importancia el acelerón logrado por HPE, en virtual empate ´técnico` con Dell. Leer más
Se publican estos días comentarios – más mal que bien intencionados, los lobbies aprietan – acerca de la promoción de Margrethe Vestager, quien hasta ahora ha sido comisaria europea de la cartera de Competencia y, a partir de noviembre, tendrá rango de vicepresidenta de la Comisión Europea presidida por Ursula von der Leyen. A falta de otros recursos narrativos, los medios insisten en comparar su trayectoria con la del personaje protagonista de la serie danesa Borgen o a recordar por enésima vez aquel tuit en el que Donald Trump la designaba como una de las personas que más odian a Estados Unidos. El asunto es más serio que todo eso.
En la nueva CE, Vestager asumirá una cuota de poder que incomoda a los gigantes tecnológicos. Su cartera, hasta ahora concentrada en la vigilancia de infracciones a la legislación, se ampliará hasta acumular un poder regulatorio sin parangón, al que añade una carga de iniciativa legislativa. Su ascenso coincide con una atmósfera favorable, una ola de opinión que pone el acento en cuestiones como privacidad, desinformación, protección de datos personales y otros abusos de compañías como Google, Facebook, Apple y Amazon, que han estado en el punto de mira de la economista danesa durante los últimos años.
El activismo de Vestager contrasta con la benevolencia habitual de los reguladores estadounidense: sólo recientemente el departamento de Justicia (DoJ) y la Comisión Federal de Comercio (FTC) se han puesto las pilas aunque aún se enfadan si alguien escribe que lo hacen a la rastra de Europa. La comisaria Vestager ha dicho con frecuencia que su política consiste en evitar que las empresas tecnológicas sean a la vez jugadores y árbitros en un mismo segmento del mercado.
Con esta premisa, en tres años ha multado a Google por un valor conjunto de 8.700 millones de euros y tiene en marcha otro procedimiento sancionador. Apple tiene recurrida la condena a reembolsar exenciones tributarias del gobierno de Irlanda por valor de 14.000 millones y en este momento hace frente a otro expediente relacionado con su tienda de aplicaciones online. Facebook ha sido multada en 122 millones por combinar los datos personales de sus usuarios con los de su filial WhatsApp. Mientras, Amazon está bajo la lupa por indicios de que usa los datos generados por vendedores independientes para optimizar sus ofertas propias.
Un ex funcionario del departamento de Justicia estadounidense declaraba días atrás al New York Times que “Europa ha tomado claramente la delantera al identificar el control sobre los datos como la palanca que facilita a un puñado de empresas dominar los mercados digitales”. Esta distorsión obedecería, a su juicio, a una característica única de estos mercados: ni los usuarios ni los reguladores tienen visibilidad alguna sobre los algoritmos en los que se apoya una ventaja competitiva decisiva que es potencialmente ilegal.
Cuando su designación quede validada por el Parlamento Europeo, Vestager verá muy reforzadas sus atribuciones actuales. En junio, ante una conferencia de la OCDE, dejó una pista sobre lo que se puede esperar: “la mayor amenaza a la competencia y la innovación proviene de plataformas que no son meramente un negocio unificado sino que forman el centro de imperios económicos [que obstaculizan] el acceso a sus respectivos mercados de empresas que no tienen una dimensión comparable”. No hace falta agregar que discrepa de la política de las comisiones anteriores, empeñadas en proclamaron ambiciosas “agendas digitales 2010 y 2020” que han arrojado frutos nulos y dilapidado recursos.
Tampoco se hace ilusiones: “no pretendo completar mi tarea en solitario [al contrario] porque requiere hacer piña con otros miembros de la Comisión”. Buena falta le hará, porque la presidenta de la nueva CE, , le ha encargado coordinar la política europea de fiscalidad a la economía digital. Esta misión implicará la búsqueda de un consenso internacional en el seno de la OCDE que no parece estar al alcance. O, si el acuerdo no fuera posible antes de finales de 2020, deberá proponer una “tasa digital” europea. Es manifiestamente arduo, a la vista de las divergencias entre los estados miembros y la bien lubricada presión de los lobbies.
Tiene dicho Vestager que su primer mandato le ha hecho ver las limitaciones de una capacidad sancionadora si la inexistencia de un marco fiscal ex ante reduce el valor económico de los castigos ex post.
En algunas parcelas, Margrethe Vestagar tendrá objetivos compartidos con su colega francesa Sylvie Goulard, comisaria de Mercado Interior. Este departamento tradicional de la CE ha sido robustecido a la medida del padrino político de Goulard, el presidente Macron. La “carta de misión” que le ha entregado von der Leyen contempla que ambas comisarias colaboren en la promoción de proyectos de Inteligencia Artificial.
Goulard – ex ministra de Defensa en su país, como von der Leyen lo ha sido en el suyo – tendrá a su cargo una dirección general de nueva creación, llamada Industria de la Defensa y Espacial. Se descuentan las discrepancias con la administración norteamericana, al menos mientras Donald Trump ocupe la Casa Blanca,. Por cierto, uno de los ámbitos de la nueva DG será la creación de un símil europeo de la DARPA estadounidense.
El socorrido discurso de que Apple corre hacia un modelo de negocio volcado en los servicios es cierto y a la vez falaz. Es cierto porque en el tercer trimestre los servicios han representado el 21,3% de los ingresos, casi doce puntos más que en el primero del año. Pero es falaz porque una tendencia disimula otra: el estancamiento de ventas de hardware. Básicamente, los servicios son tributarios de lo que hagan o dejen de hacer los usuarios del iPhone, que aportan el 48,3% de los ingresos. No es razonable hablar de “monocultivo” pero es imposible deshacer esa dependencia. Hay que tenerlo esto en cuenta para explicarse el lanzamiento de Apple Card, por ahora sólo en Estados Unidos. Leer más
No parece que Larry Ellison tenga intención de retirarse. Tampoco podría. A cada incidencia grave en el equipo directivo, Ellison reacciona remangándose. Así, a su papel histórico como cofundador y chairman de la compañía, añadió la responsabilidad de CTO y bifurcó el puesto de CEO confiándolo a Mark Hurd y Safra Catz. En 2018, cuando Thomas Kurian dejó la compañía para marcharse a Google, en vez de nombrar un sustituto, Ellison se puso al frente para dirigir personalmente la batalla contra Amazon Web Services, su bestia negra de los últimos años.
La semana pasada, el rumor sobre los problemas de salud de Mark Hurd se hizo insistente y la compañía salió al paso decidiendo una baja temporal y adelantando 24 horas la presentación de resultados del primer trimestre del nuevo año fiscal. Tiene poco sentido la discusión acerca de si el consejo debió tomar antes esa medida: al fin y al cabo, Oracle no ha hecho como Apple, que mintió durante años el cáncer de Steve Jobs, ni como Alphabet, que esconde a Larry Page de la curiosidad malsana. Si la conmoción pudo controlarse fue porque ahí estaba el bueno de Larry para repartirse la faena con la fiel Safra.
La ausencia de Hurd apenas ha afectado la agenda de la conferencia Open World: la keynote de ayer, que en principio iba a pronunciar Hurd, fue reemplazada por una mesa redonda de altos directivos de la compañía, encabezada por Catz. Lo relevante ocurrió el lunes, con el discurso inaugural de Ellison, dedicado casi íntegramente a pregonar las novedades de la base de datos autónoma que es, hoy por hoy, el producto capital para asegurar su futuro. Y el eje de Open World. De aquel tímido anuncio de 2017 y la disponibilidad parcial en 2018 se ha pasado a una catarata de novedades que poblaron un discurso inaugural en el que, por cierto, tardó sólo tres minutos en lanzar la primera entre decenas, tal vez cientos, de pullas contra AWS.
Parece que la Autonomous Database está teniendo éxito. En el trimestre pasado, añadió 500 nuevos clientes, de los que un 13% no eran usuarios anteriores de la base de datos convencional de Oracle. Estratégicamente, quizá lo más significativo sería que más de un 40% de las cargas no han sido migradas desde el entorno on-premise. La compañía ha dedicado el último año a incorporar numerosos servicios autónomos que Ellison describió el lunes y cuya consecuencia será un sistema operativo ´autónomo´. La primera fase de este salto ha sido el anuncio de Oracle Autonomous Linux.
La tirada inicial de Ellison puso énfasis en la seguridad como resultado de adoptar técnicas de machine learning. Haciendo un parangón con el coche autónomo en el que trabaja la industria, insistió en que al eliminar el papel de los humanos, se elimina el error humano. Y apuntó que – al menos para las grandes organizaciones, que quisieran reducir la complejidad pero sin perder el control – la Autonomus Database de Oracle preserva las opciones de retomar el volante, una posibilidad que tranquiliza a los departamentos de TI.
A propósito de los riesgos de pérdida catastrófica, se valió del ejemplo de CapitalOne, episodio reciente de hackeo de más de 100 millones de datos sobre cuentas y tarjetas, dejando caer al pasar que la víctima es cliente de AWS. ¿De quién debe ser laa responsabilidad de configurar una base de datos?, se preguntó retóricamente. Amazon sostiene que sus clientes mantienen la capacidad de configurar el acceso a sus servicios, por lo que la responsabilidad recae sobre el cliente. “Cuando se usa nuestra Autonomous Database – comparó – esta se autoconfigura: no es posible para el cliente cometer errores”. Para que no quedaran dudas, aseguró Ellison que Oracle será responsable de los datos del cliente en un sistema autónomo. Textualmente: “en la nube de Amazon, quien cometa un error está provocando una pérdida de datos. En la nube de Oracle, si se usa Autonomous Database, no se involucra a seres humanos por lo que no puede haber errores. El sistema es el responsable de prevenir las pérdidas de datos. No ustedes, sino nosotros”.
Hablaba Ellison de su base de datos con constantes incursiones en el asunto adyacente, la nube, en la que propone su Oracle Cloud Infrastructure (OCI) el otro protagonista de la sesión. Según él, la tecnología autónoma sería el elemento clave que diferencia una segunda generación de cloud de la precedente. “El único beneficio real de la primera generación es el pago por uso – aseveró – mientras que en la segunda, nos encargamos de eliminar el trabajo humano de la ecuación”. Esto llevaría a un corolario según el cual la ventaja económica del modelo cloud no radica en cuál cuesta menos sino en cuál previene los robos de datos, algo imposible en un servicio cloud [como el de AWS, machacó] configurado manualmente.
Otra de las novedades fue el anuncio de que Oracle pondrá en marcha 20 nuevas ´regiones` de su infraestructura cloud para llegar a finales de 2020 con un total de 36. Al menos cinco de ellas – incluyendo en Europa dos centros de datos interconectados en Londres – corresponden al desarrollo del acuerdo firmado con Microsoft. De este otro asunto habló Larry Ellison sólo de pasada; puede que lo reserve para su segunda keynote.
Al regresar de un viaje a China, Thomas Friedman, veterano columnista del New York Times, escribe que Huawei tiene un plan para que Donald Trump ponga fin al veto que le impide comerciar con empresas estadounidenses. Si lo dice Friedman – que tuvo el privilegio de entrevistar a solas a Ren Zhengfei, fundador de la compañía – por algo será. Entretanto, este jueves está previsto un acontecimiento insólito: Huawei presentará su nuevo smartphone Mate 30 en el que no podrá integrar los servicios de Google asociados al sistema operativo Android. Por esto, salvo sorpresas, los analistas auguran que las ventas de este dispositivo en los mercados occidentales estarán condenadas al fracaso. Leer más
Hace meses, este blog comentaba un estudio de la consultora Quint Group preguntándose por qué España tardaba en subirse a la nube. En su edición 2019, el estudio hila más fino: el mercado español “asciende a la nube lentamente, pero con criterio”. Y razona que “pese a que la falta de madurez de las soluciones cloud y la crisis económica retrasaron el nivel de adopción […] la organizaciones españolas perciben hoy la nube en términos más estratégicos”. La reducción de costes ha dejado de ser un objetivo primordial. Es una de las claves del documento Cloud Computing en España 2019, elaborado sobre la base de 120 cuestionarios a directivos, sin especificar el número de empresas consultadas. Leer más
Durante julio y agosto, con una desconexión informativa más aparente que real, Huawei no ha dejado de ser noticia. Atrapada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, sufre en su papel de víctima propiciatoria. El único alivio, aunque provisional, es que Donald Trump, por consejo de sus asesores, ha renunciado a incluir a Huawei en la agenda de las negociaciones bilaterales que se reabrirán en octubre. Entretanto, imposible fingir normalidad, Huawei se prodiga en anuncios: su procesador Kirin 990 y, la semana próxima en Munich, el smartphone Mate 30. A continuación, un intento de reconstrucción razonada de lo ocurrido en este conflicto mientras algunos estaban de vacaciones. Leer más
Han bastado tres meses desde la salida a bolsa para confirmar los peores temores sobre Uber: la compañía ha resultado estar muy sobrevalorada. El segundo trimestre del año se ha cerrado con las peores pérdidas de su historia (5.200 millones de dólares) poniendo nuevamente en duda el modelo de negocio. La peor de las noticias consiste en que las pérdidas se multiplicasen por cinco sino en que los ingresos se han desacelerado (3.200 millones) alejándose más todavía del presunto punto de equilibrio que sería aceptable para las tragaderas de los accionistas. Se tambalea así la pretensión de seguir creciendo aunque sea a pérdida para llegar dominar el mercado y luego ir a por la rentabilidad. Leer más
El dominio de Intel sobre el mercado de microprocesadores es tan sólido estadísticamente como quebradizo subjetivamente. Por esto, la compañía no podía dejar de reaccionar ante la impresión pública – extendida pero falaz – de que AMD está a punto de darle caza. El problema está en que la reacción ha sembrado confusión incluso entre los más fieles, que difícilmente van a desertar de los productos de Intel. ¿Por qué esta ha presentado una nueva hornada de chips Comet Lake, destinados a portátiles ligeros y de alto rendimiento, hablando de décima generación pese a que están fabricados con una tecnología que se remonta a 2016? Muy simple: para que su rival no sea el centro de la conversación. Leer más