wp_head() ?>
One Microsoft, es el lema que según Steve Ballmer inspira la radical reorganización anunciada ayer. A diferencia de lo que pudo esperarse, no habrá una línea divisoria entre dispositivos por un lado y servicios por otro; es lógico, porque de hacerlo así hubiera agravado la fractura entre virreinatos a la que se ha culpado por la persistencia en errores estratégicos que se manifestaban demasiado tarde y se enmendaban a regañadientes (la rectificación sobre Xbox One es el último ejemplo).
Desaparecen las cinco unidades de negocio – Windows, Server & Tools, Business Division, Entertainment & Devices, y Online Services – cada una con un presidente, para dar paso a cuatro «grupos de ingeniería» temáticos a cargo de sendos vicepresidentes ejecutivos, de las que se segregan las funciones centralizadas como marketing y finanzas, hasta ahora gestionadas por cada unidad. Aunque no se admita públicamente, con este criterio Ballmer quiere impedir que ninguno de sus lugartenientes pueda arrogarse un éxito exclusivo, que pudiera interpretarse como ventaja en una eventual – lejana, por lo que se ve – carrera sucesoria. Ninguno de los directivos promovidos o recolocados tiene a priori esa cualidad.
Hay algunas novedades significativas. Una de ellas es la consolidación, a las órdenes de Terry Myerson – hasta ahora a cargo de la ingeniería de Windows Phone – de las tres vertientes de Windows, entre ellas la que rige la familia Xbox. Si hay una estrella ascendente, es Julie Larsson-Green, quien deja su breve responsabilidad por el desarrollo de Windows para asumir un papel aún más delicado, un nuevo grupo llamado Devices and Studio, a cargo del hardware de Xbox y la familia de tabletas Surface, además de accesorios y juegos. Satya Nadella, que hasta ahora dirigía Server & Tools, encabezará el Cloud and Enterprise Group, de nueva creación.
Algunos de estos movimientos se asemejan a los que se han producido en Apple y Google estos últimos meses, pero de ello no puede deducirse una emulación sino la confirmación de que Microsoft se alinea con las nuevas tendencias del mercado. Ya era hora, dirán sus críticos.
La reestructuración implica la salida de algunos directivos, pero no la del veterano Kevin Turner, que conserva la posición de COO aunque pierde la responsabilidad sobre el marketing. Puede que sea el premio por no haber dado pie a figurar en las quinielas de supuestos candidatos al puesto de Ballmer.
Entre otras preguntas, falta saber qué efecto tendrá la reorganización sobre el esquema de presentación de resultados, ya que sería ilógico mantener la clasificación basada en las cinco unidades de negocio que van a desaparecer. La respuesta, el jueves 18, cuando Ballmer presente las cuentas del año fiscal 2013, cerrado en junio.
Chromebook nació sin otro rumbo claro que no fuera hacer daño a Microsoft. Dos años después, el derrotero de Windows se ha encargado de despejar su camino. Porque, tras un arranque fuerte, Windows 8 perdió fuelle y ha requerido una rectificación urgente. Si a Chrome OS se le reprochaba al comienzo su dependencia de la nube – es decir, su atadura a los servicios de Google – Windows 8 ha sido criticado por trastornar el modelo de interfaz con el que los usuarios estaban familiarizados. Pero no ha sido este el principal factor gracias al cual la triada navegador/sistema operativo/portátil planteada por Google está ganando un reconocimiento, que quiere convertir en cuota de mercado. Leer más
Ayer, el quinto aniversario de la AppStore se vio enturbiado por una derrota judicial de Apple. En un proceso iniciado por el departamento de Justicia, secundado por 33 estados, se acusaba a Apple y a cinco de los seis mayores grupos editores de libros en Estados Unidos, de eliminar la competencia al fijar en común el precio de los ebooks que aquella vendería a través de su tienda online. La jueza Denise Cole ha dictaminado la existencia de una conspiración que tuvo dos objetivos concomitantes: inflar artificialmente los precios para beneficio recíproco,y reducir la competencia con el fin de perjudicar la estrategia comercial de Amazon. Según la decisión judicial, Apple quería aderezar el lanzamiento del iPad, en enero del 2010, con una oferta masiva de ebooks, y sugirió a los editores fijar un precio estándar por encima del de 9,99 dólares que aplica Amazon. Previamente, dos de los editores – MacMillan y Hachette – habían intentado convencer a Amazon de subir su precio, pero al fracasar optaron por otra táctica: aceptar las condiciones de Apple. Durante las audiencias, Eddy Cue, VP de Apple y primer responsable de la creación de iBookstore, admitió que como consecuencia del acuerdo con los editores “algunos precios efectivamente subieron”, declaración que ha llevado a la jueza a concluir que “en esencia, no observo discrepancia acerca de los hechos materiales que son objeto de la demanda”. Tratando de enmendar el efecto de las palabras de Cue – quien, además, dijo haber negociado con instrucciones directas de Steve Jobs – un coro de blogueros afines a Apple se ha volcado en la misión de denunciar que no se puede dar el mismo trato a un distribuidor como Apple y a un pool de compañías que se conciertan transversalmente para fijar sus precios. Los editores se han declarado “víctimas de Amazon”, pero un directivo de esta – llamado a testificar – denunció que se trataba de una conspiración para proteger el precio de los libros tradicionales contra la competencia del libro electrónico. “Víctima” a su vez de un ultimatum, Amazon cree que el objetivo de Apple era perjudicar las ventas de Kindle pero no se ha personado como parte en el juicio. Se espera ahora que el departamento de Justicia pida cuanto antes al tribunal que fije una sanción económica, pero nadie tiene la menor duda de que el asunto no acabará aquí: los abogados de Apple confiaban en otro resultado, y apelarán la decisión judicial.
Gartner ha publicado un informe sobre el mercado de los discos duros en el que toca de refilón la situación de los productos flash. A falta de cifras más precisas, la consultora ofrecía este dato: en cinco años, el número de unidades en estado sólido vendidas se multiplicará 163 veces con respecto a la actualidad. Y los dispositivos SSD son sólo uno de los caminos que ha comenzado a recorrer la tecnología de almacenamiento, como se verá en esta crónica. Basta una semana de visitas a empresas del Silicon Valley para comprender que el escenario está cambiando, con múltiples novedades e inversiones en compañías con distinto grado de madurez. A continuación, la crónica del viaje. Leer más
No ganamos para sustos. Es cada vez más frecuente que las empresas del sector atribuyan sus contratiempos a la situación económica, y por lo general tienen razón. Una razón que días atrás validaba, con matices, Gartner en sus previsiones sobre el gasto en TIC de este año. Y esta semana se confirmaba que en España lo que hemos convenido en llamar «salida de la crisis» se aplaza hasta el 2015, una expectativa que estará vacía de contenido mientras no nos expliquen qué va a dejar atrás esa salida, que bien bien pudiera ser en falso, como nos recuerdan un día sí y otro también los economistas menos complacientes. No van mejor las cosas si las miramos con perspectiva global: en la eurozona, la recesión ya no es patrimonio exclusivo de los países problemáticos – esperemos que alguien tenga la honestidad intelectual de pronunciarse sobre la interacción de las economías española y portuguesa en lugar de mirar al vecino por encima del hombro – sino que la mancha se va extendiendo hacia el norte.
Si nos vamos a las antípodas, a Japón, ejemplo de esperanzas frustradas durante dos décadas, vemos que el entusiasmo por la Abenomics se ha enfríado rápidamente, hasta el punto de que estos días se discute menos sobre cómo estimular la economía que acerca de cómo evitar la quinta o sexta recesión, porque ni siquiera en llevar la cuenta se ponen de acuerdo.
Los ojos se vuelven a China, cuyo PIB se desacelera del 10% al 8% en este año de la serpiente. No estaría mal la cifra si no fuera por otros indicios similares y porque de ella dependen tantas cosas en nuestras economías occidentales. ¿Es el dato un síntoma de crisis incipiente o el fruto de maniobras temporales para evitar que se precipiten situaciones no deseables? Otros mercados «emergentes», los países del bloque BRIC, envían señales inquietantes: el crecimiento del PIB indio ha bajado del 11,2 al 5,7%. Rusia y Brasil sólo crecen un 3%, también con tendencia descendente. Es lo que pasa por jugar todas las cartas al precio de las materias primas. Por otro lado, poco podemos esperar de Estados Unidos, empantanado en un crecimiento mediocre, de apenas el 1,5% en los últimos trimestres, modesto rédito de la política monetaria de quantitative easing.
En pocas palabras, el crecimiento es decepcionante en todos los horizontes, pero los mercados financieros se dan ánimos para creer – o hacer creer – que en la segunda mitad del 2013, a más tardar durante 2014, la tendencia de los datos cambiará y la inflación se mantendrá baja, una combinación que – si la mezcla funcionara – permitiría prolongar la era de dinero barato impulsada por los bancos centrales alrededor del mundo. En cada caso, atenderán a razones internas, dejando las visiones globales para los discursos y las cumbres.
Nouriel Roubini, quien sobrelleva con jactancia el sambenito de portador de malas noticias, acaba de diagnosticar «un nuevo período de incertidumbre y volatilidad», que podría traducirse en una menor apetencia por el riesgo y un nuevo desorden en la valoración de activos. ¿Qué harán aquellos que controlan el flujo de liquidez, y que no son precisamente los personajes investidos de autoridad formal sobre la economía? Ahí queda eso.
Ayer, el quinto aniversario de la AppStore se vio enturbiado por una derrota judicial de Apple. En un proceso iniciado por el departamento de Justicia, secundado por 33 estados, se acusaba a Apple y a cinco de los seis mayores grupos editores de libros en Estados Unidos, de eliminar la competencia al fijar en común el precio de los ebooks que aquella vendería a través de su tienda online. La jueza Denise Cole ha dictaminado la existencia de una conspiración que tuvo dos objetivos concomitantes: inflar artificialmente los precios para beneficio recíproco,y reducir la competencia con el fin de perjudicar la estrategia comercial de Amazon.
Según la decisión judicial, Apple quería aderezar el lanzamiento del iPad, en enero del 2010, con una oferta masiva de ebooks, y sugirió a los editores fijar un precio estándar por encima del de 9,99 dólares que aplica Amazon. Previamente, dos de los editores – MacMillan y Hachette – habían intentado convencer a Amazon de subir su precio, pero al fracasar optaron por otra táctica: aceptar las condiciones de Apple.
Durante las audiencias, Eddy Cue, VP de Apple y primer responsable de la creación de iBookstore, admitió que como consecuencia del acuerdo con los editores «algunos precios efectivamente subieron», declaración que ha llevado a la jueza a concluir que «en esencia, no observo discrepancia acerca de los hechos materiales que son objeto de la demanda».
Tratando de enmendar el efecto de las palabras de Cue – quien, además, dijo haber negociado con instrucciones directas de Steve Jobs – un coro de blogueros afines a Apple se ha volcado en la misión de denunciar que no se puede dar el mismo trato a un distribuidor como Apple y a un pool de compañías que se conciertan transversalmente para fijar sus precios.
Los editores se han declarado «víctimas de Amazon», pero un directivo de esta – llamado a testificar – denunció que se trataba de una conspiración para proteger el precio de los libros tradicionales contra la competencia del libro electrónico. «Víctima» a su vez de un ultimatum, Amazon cree que el objetivo de Apple era perjudicar las ventas de Kindle pero no se ha personado como parte en el juicio.
Se espera ahora que el departamento de Justicia pida cuanto antes al tribunal que fije una sanción económica, pero nadie tiene la menor duda de que el asunto no acabará aquí: los abogados de Apple confiaban en otro resultado, y apelarán la decisión judicial.
Mientras sigue la espera de una reorganización en la alta dirección de Microsoft, uno de los supuestos candidatos a sentarse a la diestra de Steve Ballmer, ha decidido saltar en paracaídas. Un paracaídas de oro, porque Don Mattrick le han prometido 50 millones de dólares en salario, bonus y opciones, si consigue enderezar los negocios de Zynga, la compañía de juegos que durante un tiempo fue admirada y luego vista con recelo por los inversores. Don Mattrick, hasta ahora máximo responsable de la división Entretenimiento de Microsoft – y en tal condición, responsable de Xbox One – ha sido escogido como CEO de Zynga, cuyo fundador, MarkPincus, pasa a ser chairman.
Si alguien conoce a fondo el sector de los videojuegos, es Mattrick, que de sus 49 años ha pasado 22 en esa industria. A algunos, la noticia podría parecerles poco relevante, si no fuera por un ingrediente sabroso: hace dos años, cuando Zynga estaba en la cresta de la ola, Mattrick negoció con Pincus, en nombre de Microsoft, una posible compra, que no se concretó. Desde sus inicios, Zynga ha girado en la órbita de Facebook, casi su única fuente de ingresos gracias al éxito de sus juegos entre los usuarios de la red social. Pero cuando estos – y Facebook, por consiguiente – giraron hacia las plataformas móviles, Pincus no acertó a seguir la corriente, y su empresa empezó a zozobrar en bolsa. La semana pasada, la noticia de la contratación de Mattrick provocó un subidón que todavía dura.
La pregunta es por qué. Unos inversores confían en la experiencia de Mattrick (como directivo de Electronic Arts, fue artífice del éxito de la serie Los Sims para devolver a Zynga el brillo perdido. Otros hilan más fino, y suponen que su salida de Microsoft – presuntamente porque Ballmer no lo premiará en la reorganización en marcha – sería una especie de comedia, el anticipo de un nuevo intento de compra, que reforzaría la cartera de contenidos de la división que ha dirigido hasta ahora.
Esta versión tiene toda la pinta de ser falsa. Primero: se puede ver un parangón con Steve Sinofsky, que días después de presentar Windows, su obra de años, dejó la compañía. Segundo: una suposición parecida se propagó cuando Stephen Elop – curiosamente, canadiense como Mattrick – dejó su puesto directivo en Microsoft para pasar a dirigir Nokia: que sería un «tapado» para preparare el terreno a una absorción; se sigue diciendo, pero nada indica que sea verdad.
Ya que la menciono, la reorganización de Microsoft puede darse por cerrada, y debería anunciarse los próximos días, en consonancia con los resultados del año fiscal 2013. La cotización está en sus máximos de los últimos cinco años, el modelo de negocio ha cambiado profundamente, y Ballmer se siente reforzado para iniciar una nueva fase de su misión como CEO, tras prescindir de cuatro de los cinco históricos que le acompañaron durante años sin que ninguno tuviera, a sus ojos, talla de sucesor.
El relanzamiento de la imagen de Apple ha llegado a España este fin de semana con un despliegue publicitario a doble página en prensa que resulta insólito para la marca en un mercado para ella periférico. La clave del anuncio se puede resumir en una frase, ´Designed by Apple in California´ cuyo subtexto es más que evidente: todo el mundo sabe que sus productos se fabrican en China, por lo que hay que presumir del diseño hecho en casa, una manera indirecta de recordarnos que sus rivales, en especial Samsung, son asiáticos desde el diseño hasta el marketing.
Es incierto el impacto que esta apelación patriotera pueda tener sobre las ventas de Apple en su país, y dudoso en el exterior. Pero no deja de haber inteligencia en el hecho de que no recurre a la épica americana de las barras y estrellas, sino a la retórica californiana, muy admirada al menos en Europa. La marca de la manzana vuelve así a tener un mensaje contundente, el primero desde aquel Think Different que reflejaba con eficacia el ideario de Steve Jobs en vida.
Comenta mi amigo Mario Kotler, que reside en San Francisco, que Apple ha lanzado esta campaña con profusión de anuncios en televisión. En una secuencia, sobre las imágenes de un grupo de niños asiáticos cada uno con su iPad (sic), la voz del locutor alecciona al espectador: This is what matters. Sutilmente subliminal. Buen observador, Mario ha reparado en esta otra frase: We spend a lot of time on a few great things.
El analista Gene Munster ha comentado que, en ausencia de un producto rompedor que presentar, la campaña deja caer el mensaje de que las cosas bien hechas requieren tiempo, y vale la pena esperar por ellas. Justificación para el hecho de que una generación de sus productos y la siguiente pasa un año y medio o dos.
A juicio de Munster, el iPhone ya no se vende solo, y el atractivo de Apple entre los jóvenes se diluye lentamente; por ambas razones Phil Schiller, VP a cargo del marketing, está convencido de la necesidad de dirigirse a una audiencia intergeneracional, sin alusiones explícitas a un producto en particular.
Los especialistas en marketing se preguntan si la campaña será tan eficaz como otras que han pasado a la historia de Apple: el célebre anuncio de 1984, emitido durante la Superbowl, con Big Brother como antagonista, una referencia apenas velada a IBM o la humorística serie Get a Mac (2006), cuyo inequívoco destinatario era Microsoft. Hoy, el enemigo es otro, se llama Samsung, y es «extranjero». ¿Funcionará el truco?
No son tan malas las noticias que nos trae Gartner en su pronóstico de julio, aunque corrijan a la baja las publicadas en marzo. El gasto mundial en TI crecerá un 2,0% este año [3,72 billones de dólares] que es bastante menos del 4,1% [3,78 billones] del informe anterior. Nos vamos acostumbrando: recordemos que el resultado final de 2012 fue un 2,5% superior al de 2011.
Hay un factor al que Gartner atribuye en parte el descenso, y ese factor es la depreciación del dólar, lo que tiene mucha lógica porque una gran parte de las empresas multinacionales son estadounidenses o, incluso sin serlo, facturan en dólares. Si el cálculo se ajusta para expresarlo en moneda constante, el crecimiento de 2013 sería del 3,5%, medio punto menos que el año pasado en la misma acepción.
¡Ay, ojalá todo el problema fuera cambiario! El problema que más inquieta es la brutal caída del PC; se adivina que será brutal, porque Gartner la sumerge en un crecimiento del 2,8% de la categoría devices, sin desglosar sus componentes (al menos en la versión pública del informe); pero sabemos, por otros estudios de la consultora, que su previsión de ingresos para las tabletas es del 38,9% y para los smartphones un 9,3%, y también sabemos que los despachos de PC caerán este año un 10,9%.
Vale que los devices deprimen la curva, pero representan el 18,4% [695.000 millones] del total. En cambio, los servicios TI [926.000 millones] llegan al 24,8%, pero no ayudan a mejorar la perspectiva: durante años, han marcado la línea del gasto total, y en el actual se espera que crezcan un 2,2%. El software para empresas – 304.000 millones de dólares, 8,2% del gasto total – se lleva la medalla, con una previsión del 6,4%, confirmando que su demanda está en auge, y así seguirá en 2014.
Porque va siendo tiempo de pensar en 2014, y Gartner contempla una aceleración generalizada: 4,1% de crecimiento del gasto mundial, hasta 3,875 billones de dólares. De todos los componentes de la tabla se espera un incremento superior al que han tenido este año. Crucemos los dedos.