14Oct

14/10/2013

La semana pasada, se difundió una noticia falsa. Una entre muchas, dirán algunos, pero esta ha tenido consecuencias que me animan a comentarla. BusinessWire, un sitio web que vive de publicar notas de prensa, reprodujo una según la cual Samsung había cerrado en firme un acuerdo para comprar la empresa sueca Fingerprint Card (FPC), especializada en tecnologías biométricas aplicadas a dispositivos móviles. Era falso, y ambas partes desmintieron la noticia cuando se enteraron. Entretanto, había circulado, y las acciones de FPC subieron casi un 50% en la bolsa de Estocolmo, antes de que se suspendiera su cotización. La sospecha es obvia: quien lanzó el bulo tenía como objetivo beneficiarse del efecto que la supuesta oferta de 650 millones de dólares tendría sobre el precio de la acción. La agencia de PR explica que fallaron sus filtros y no contrastó la veracidad de una llamada, supuestamente de su cliente FPC. ¿Por qué fallaron? Por la ansiedad de llegar antes que Twitter.

No es la primera vez que ocurre, ni será la última. El año pasado circuló otra noticia falsa, que atribuía a Google la intención de pagar 400 millones de dólares por una empresa de servicios wifi. También entonces, el vehículo del fraude fue una agencia de PR, engañada por una fuente con intereses. Aunque se trata de algo muy distinto, no está el recuerdo de la salida a bolsa de Facebook, en la que los bancos implicados manipularon órdenes de compra inexistentes para forzar un ascenso artificial en su primera sesión en el Nasdaq.

En el caso de FPC, la noticia tenía visos de realidad: es lógico que Samsung tenga interés en adquirir tecnologías biométricas – reconocimiento de huella digital, en este caso – para hacer frente a la novedad que Apple ha introducido en su iPhone 5S. Bien pensado, pero falso.

En mi opinión, lo relevante reside en la inmediatez con la que fluye este tipo de informaciones: puede dar lugar a engaños si no existen mecanismos profesionales de verificación. Perdonen que vuelva con mi batallita de viejo periodista, pero es lo que echa en falta: verificación. No hace muchos años, ningún medio de prensa respetable hubiera publicado una noticia semejante sin contraste. Ahora alcanza con colarla a un medio no tan respetable o, mejor aún, lanzarla en Twitter. Ni siquiera hay que tener intención fraudulenta: a alguien le dan un soplo, creíble o increíble, e instantáneamente lo publica en Twitter. Luego, si ese individuo es honrado, pedirá disculpas tardías.

No menciono a Twitter porque sí. Por esta red social no sólo circulan tuits espontáneos escritos entre dos estaciones de metro, opiniones más o menos peregrinas, y muchas chorradas de y sobre celebrities. Hay quienes sostienen que esa papilla de ingesta rápida será el formato de la información que consumiremos en el futuro. Quizá, pero está probada la capacidad que tiene un hashtag para mover los mercados bursátiles [en abril, un tuit multiplicado hizo que el índice Dow Jones perdiera 145 puntos en pocos minutos].

Ahora, Twitter está inmersa en su salida a bolsa, y los analistas miran estos asuntos con más cuidado: la cantidad de tráfico es un indicador, pero la calidad podría desalentar a muchos anunciantes, y el futuro de la compañía depende de la publicidad. El Financial Times comentaba este sábado un estudio académico que analiza el llamado «sentimiento» en las redes sociales y su influencia sobre el precio de las acciones. Según el artículo, hay varias compañías que hacen data mining sobre el contenido de Twitter y luego venden sus tablas a fondos de inversión y brokers de bolsa. Social Media Analytics, una de ellas, analiza el «sentimiento» que se expresa en Twitter acerca de 8.000 ítems y luego envía sus resúmenes a miles de profesionales. «Cada bit es una fuente potencial de ingresos», dice el fundador de esta empresa de Chicago.

VMware: después de predicar, toca dar trigo

14/10/2013

Esta semana, VMware traerá a Barcelona, por segundo año consecutivo, la versión europea de VMworld, su evento para clientes y partners. No se esperan nuevos anuncios de relieve, pero sí la confirmación de los muchos que se hicieron en San Francisco a finales de agosto, y que estarán disponibles en los próximos meses. Pat Gelsinger, CEO de VMware, suele decir que «esta es la última compañía de la era cliente-servidor», llamada a ser protagonista relevante en la construcción de la arquitectura del datacenter de una nueva era. Lo viene pregonando desde hace más de un año – ocupa su puesto desde setiembre de 2012 – pero por el camino se le ha echado encima la hora en que tiene que pasar de predicar a dar trigo. Leer más

11Oct

11/10/2013

Pivotal es un adjetivo que últimamente se usa mucho en el sector de las TI. Según mi diccionario, se traduce como «cardinal, fundamental o céntrico». Pues bien, pivotal es el adjetivo que usó el miércoles Meg Whitman para decir que el año fiscal que acaba este mes de octubre, ha sido para HP de estabilización, lo que se traducirá en un descenso estimado del 3,1% en los ingresos, que ya es mejorar tras la caída precedente del 7,7%. Eso sí, el que empezará en noviembre traerá de vuelta el crecimiento. ¿Hay que entenderlo como una buena o como una mala noticia? La reacción positiva de la bolsa, en la que las acciones de HP subieron un 9% al término del Analyst Day, indica que los inversores han entendido el mensaje como esperanzador. Le disculpan, pues, por la rectificación a la que se ha sometido: el año pasado por estas fechas prometió que en el ejercicio actual, no en el próximo, los ingresos volverían a crecer. Pero en agosto advirtió, justo a tiempo, que probablemente no sería así.

Lo que está claro es que Whitman goza de la simpatía – o la paciencia, vaya uno a saber – de los accionistas. Porque ella es la única posibilidad de consumar el cambio de rumbo tras el aventurero Mark Hurd y el desastroso Leo Apotekher. Ha recortado drásticamente los costes – sugirió que la supresión de puestos de trabajo podría llegar a los 33.000, de los que ya ha eliminado 22.700 – y que espera conseguir un free cash flow de 6.000 a 6.500 millones de dólares, lo suficiente para premiar a los accionistas con un dividendo y, quizá, para cerrar el ejercicio con beneficios pese al descenso de los ingresos.

Meg Whitman sabe cómo tratar a los analistas. Dió la cara por su programa de reforma de la compañía, y prometió mantenerse firme en los objetivos quinquenales: «hace un año, nuestras unidades de negocio carecían de una estrategia clara e integrada; nuestra innovación no llegaba al mercado. Ahora, por fin, me siento confortada por lo que estamos haciendo». Por el camino, se ha desembarazado de varios pesos pesados de la compañía, el último Dave Donatelli, y ha promovido a Bill Veghte a la condición de mano derecha.

En el litúrgico repaso anual a las líneas de negocio, Whitman subrayó que los servicios son su principal motivo de preocupación, y es fácil entender lo que quiso decir: que se trata de una carga heredada. Por el contrario, ve el software como un área fundamental. Entre medias, insistió en que la solución integrada que ha bautizado como HAVEn (Hadoop, Autonomy, Vertica, Enterprise Security and nApps) ya está disponible, y que confía en ella para reforzar esa «bolsa de crecimiento» que atisba para el próximo ejercicio.

El mensaje de la convergencia lo dejó a cargo de Veghte, que sonó convincente: el Enterprise Group es… en fin, pivotal: «HP tiene todos los elementos para hacer valer su ventaja competitiva». Algún analista ha comentado que esta división se parece mucho a IBM por su visión, aunque no por su tamaño: 1.900 empresas trabajan con HP en proyectos cloud, y entre ellas está el 37% de las 500 del ranking de Fortune.

Muchos se preguntaban qué diría Whitman acerca de sus proyectos para la división de sistemas personales. Una de las cosas específicas que dijo es que Microsoft, un socio histórico de HP, se ha convertido en competidor. Esta semana, precisamente, HP anunció un notebook low cost con sistema operativo Android, después de haber presentado en Barcelona días atrás una batería de tabletas que subrayan su acercamiento a Google. También había alguna Windows 8, faltaría más.

9Oct

9/10/2013

¿Cloud? ¿Qué cloud? Microsoft acelera para acortar la distancia que separa Azure de Amazon Web Services, líder indiscutido del mercado cloud en su acepción de infraestructura como servicio. A su vez, AWS da pasos evidentes – que probablemente mostrará en su conferencia de noviembre – para superar los recelos de muchas empresas que no están muy convencidas de que su oferta sea apropiada para alojar aplicaciones críticas. A su vez, Microsoft, que no tiene ese problema de identidad, reconoce que AWS ha llegado primero, y ambas colaboran en algunos terrenos, pero están destinadas a competir con dureza. De este tono fue el discurso de Satya Nadella, VP Ejecutivo de Cloud & Enterprise de Microsoft, en una rueda de prensa en San Francisco [a la que asistió Mario Kotler, colaborador de este blog].

Como gusta a Microsoft, la presentación fue descrita como «una oleada» de novedades en torno a Azure, una táctica de marketing muy diferente de la que aplica AWS (un servicio cada vez, y actualizaciones casi mensuales). Azure es el número dos, insistió Nadella, pero su baza es que ofrece a los usuarios de su nube el software que conocen, y ejecutarlo bajo Azure en los servidores (o en los de sus partners) en una trama de datacenter alrededor del mundo. En teoría, esto simplifica la transferencia de cargas de trabajo y permite el despliegue de nubes híbridas.

Que el número dos reconozca la existencia del número uno puede parecer fair play, pero Nadella mezcló deliberadamente los planos: su táctica responde a la necesidad de combinar la conveniencia de acelerar su propuesta cloud con la necesidad de reconvertir el modelo de negocio convencional. La fortaleza de Microsoft, vino a decir, consiste en que las empresas quieren en la nube el equivalente a un régimen de licencias y los niveles de calidad a los que están acostumbrados on-premise, una manera casi directa de recordar que AWS ha tenido numerosos fallos en su servicio.

Es cierto que si el genérico cloud se reduce a la noción de IaaS, no hay competidor que se acerque a la oferta de los dos líderes, pero no es muy elegante ignorar que hay en el mercado otros actores importantes como OpenStack. Y si ningunear a Google puede entenderse en un directivo de Microsoft, el pelotón de competidores está nutrido por nombres como HP e IBM, Oracle, Salesforce, OpenStack y otros que apuestan – como Microsoft, por cierto – la carta de las nubes híbridas. Sin olvidar a VMware, que también corre para competiir con su propia estrategia cloud, que la semana que viene presentará en Barcelona a sus clientes y partners europeos.

Para no extenderme sobre la discutible dicotomía expuesta por Nadella, valdría la pena investigar una tendencia que creo observar: al calor del auge del cloud computing, han surgido iniciativas que intentan crecer a la sombra de los grandes. Joyent, es un modelo que trata de desarrollarse como marca blanca, pero también lo es (o era) Nirvanix, que más modestas, que apuestan por venderse como marcas blancas: Joyent es un buen ejemplo, pero también lo era Nirvanix, que ha optado por declararse en quiebra ante las dificultades de un mercado que, inevitablemente, se concentra.

En almacenamiento, EMC manda aún más

9/10/2013

Era previsible. El declive sistemático del mercado de servidores ha acabado por arrastrar en su caída al mercado adyacente, el de los equipos de almacenamiento en disco. Según sendos informes publicados por IDC, un descenso del 6,2% del primero se proyecta en un – 5% del segundo, en ambos casos en valor y durante el segundo trimestre de 2013 con relación al mismo período de 2012. Hay otros factores en juego, pero esa correlación es la fundamental. Sólo se puede encontrar un poco de consuelo en el hecho de que el segmento de hardware externo – discos conectados por red con los servidores, y que representan tres cuartas partes del mercado total de almacenamiento – ha sufrido sólo un 0,8% negativo. Leer más

8Oct

8/10/2013

Parece que no iba descaminada mi hipótesis acerca de BlackBerry y la oferta de compra presentada por un fondo de inversión canadiense. Ya se puede afirmar que la oferta era una tapadera para dar tiempo a Thorsten Heins, a la sazón CEO de la compañía, a moverse en busca de otras «opciones estratégicas». Lo increíble es que Heins haya llegado a este punto negando una y otra vez la realidad. Según la agencia Reuters, Heins ha pedido a potenciales compradores que presenten sus «expresiones de interés preliminar», y la lista suena más plausible: SAP, Cisco y Google, además de competidores como Samsung y LG.

Tiene lógica industrial, algo que la oferta de Fairfax no tenía. Sin un candidato industrial, la compañía estaría abocada a ser atrapada por alguno de esos fondos buitres que se especializan en el desguace de compañías fallidas. Cerberus, uno de esos fondos, ya ha pedido ser tenido en cuenta para presentar otra oferta.

Pero BlackBerry no es una compañía fallida: está minusvalorada como consecuencia de errores de estrategia que se han agravado incluso después de presentar unos resultados trimestrales desastrosos que Heins intentó disimular. Hasta el extremo de que un accionista lo ha demandado por «engaño deliberado, al presentar unas perspectivas irreales» . No fue hasta la semana pasada que BlackBerry admitió la «incertidumbre en torno a nuestra revisión estratégica inconclusa» pudo haber afectado la demanda de sus productos en el trimestre cerrado en agosto.

Y tanto que la ha afectado, que un informe de Gartner recomienda a las empresas clientes de BlackBerry la búsqueda de alternativas, postura que la compañía ha rechazado como «especulativa». Por otro lado, IDC estima que la cuota global de BlackBerry entre las empresas ha caído del 31% en 2010 al 8% a mediados de 2013. Se mire como se mire, el mejor activo que BlackBerry puede poner en cualquier negociación es su plataforma Enterprise Server, de cuya última versión habría – según Heins – unos 25.000 ya instalados en espera de ser homologados por clientes.

A priori, BES 10 encajaría bastante bien con la estrategia de SAP, que en 2010 compró Sybase, y con la de Cisco, cuyo apetito es conocido. Cualquiera de las dos, añadiría a su oferta una propuesta fiable de gestión de dispositivos multiplataforma. En cambio, es dudosa la coherencia que pudiera haber entre BlackBerry y Google, que ya tiene sus problemas como consecuencia de la compra de Motorola. Para Samsung, adquirir activos de BlackBerry sería un atajo en el tránsito del consumo a las empresas; para LG sería una manera de evitar que su compatriota se le escape.

¿El precio? Depende de lo que se compre. Si se confía en los analistas, el valor del sistema de mensajería, al que BlackBerry debe su reputación, oscilaría entre 3.000 y 4.500 millones de dólares (estadounidenses, no canadienses) y su colección de patentes otros 2.000 a 3.000 millones. Se añade que la empresa tiene unos activos líquidos de 2.600 millones, pero esta cifra se reduciría mucho en los próximos meses. La propia compañía ha estimado que la ola de despidos prometida le costará un mínimo de 400 millones. Heins tiene muy poco margen para negociar, porque el año fiscal corre hacia gruesas pérdidas. Y, en este contexto, el personal más valioso ha empezado a marcharse; sintomáticamente Google ha abierto un centro de desarrollo en Ontario, a pocos kilómetros de la sede de BlackBerry en una ciudad que, mira por dónde, se llama Waterloo.

Con Surface 2, Microsoft se atreve a mucho

8/10/2013

Si, como dicen, Microsoft se está mirando en el espejo de Apple para dar un giro en el mercado de consumo, necesita controlar el ´ecosistema` de sus productos en ese segmento: no sólo el software sino también el hardware; dictar las especificaciones técnicas, la experiencia, la apariencia y poner bajo su control los mecanismos de venta. Este fue el sentido de lanzar en 2012 las tabletas Surface y, aunque según muchos han sido un fracaso, persevera ahora con la segunda generación. Perseverar quiere decir que no renuncia al sistema operativo Windows RT y los procesadores ARM, por mucho que moleste a los fabricantes que llevan toda la vida apegados al binomio Wintel. Leer más

7Oct

7/10/2013

El sábado 5 se cumplió el segundo aniversario de la muerte de Steve Jobs. Una vez apagado el eco de las hagiografías al uso, al año siguiente se discutía si Tim Cook era un sucesor adecuado. El ascenso de la acción de Apple al techo de 705 dólares convirtió a la compañía – temporalmente – en la más valiosa del mundo, y los que dudaban se quedaron sin argumentos. Ahora podemos ver que quienes atizaban aquella discusión lo hacían por interés. En 2013, el debate ha cambiado de eje aparente: ¿innova Apple lo suficiente como para seguir en la cresta de la ola? Algunos han picado, sin ver que realmente no se discute de innovación, sino de cómo presionar a Cook para que su primera prioridad sea mantener contentos a los accionistas.

Estos días me ha llegado un paper académico, firmado por William Lazonick, profesor de la Universidad de Massachusetts Lowell, titulado Apple´s Changing Business Model. Empieza explicando que Apple, la compañía más famosa y la más rica [sus activos líquidos suman 121.000 millones de dólares] debe esos atributos a tres razones: el estatus icónico de su fundador, sus productos de los últimos seis años y su cotización estratosférica.

Razona el autor que los creadores del valor bursátil de Apple no han sido sus accionistas [la única vez que la compañía recurrió a ellos fue al salir a bolsa en 1980, y recaudó 97 millones]. El valor ha sido creado por sus empleados y suministradores – dice – así como por el gobierno de Estados Unidos al desarrollar tecnologías que luego implementó la compañía [algunos de mis amigos liberales se sorprenderán al leer que el dinero público ha tenido algo que ver en el crecimiento de una empresa privada admirable]. Pero la verdad es que en estos tiempos se da por verdadero el axioma de que la misión de un directivo es «crear valor para el accionista». Todos hemos oído la frase a menudo.

En mayo de 2012, un especulador llamado David Einhorn, accionista de Apple, reclamó que la compañía distribuyera una parte de su enorme riqueza entre los inversores. Tim Cook rechazó inicialmente la idea, pero en febrero de este año, hizo aprobar por la junta un plan de recompra de acciones y pago de dividendos que, en la práctica, accedía al ultimátum de Einhorn. Mal precedente: el mes pasado, el más famoso de los «inversores activistas», Carl Icahn, inició una campaña para convencer a Cook – presume en Twitter de haber cenado con el CEO de Apple, pero no ha ido a un tribunal, como Einhorn – de que le conviene ampliar hasta 150.000 millones de dólares el plan de recompra de acciones y acelerarlo para que se complete en 2015.

El paper de Lazonick fue publicado antes de la entrada en escena de Icahn, pero ´su conclusión académica adquiere más vigencia: «Apple se esta convirtiendo en una corporación americana típica [con un modelo de fuerte componente financiero]. Steve Jobs marcó su trayectoria sin hacer caso a los ideólogos del shareholder-value, pero resulta que esta ideología es hoy más fuerte que nunca, y Jobs ya no está entre los mortales».

#TwitterIPO

7/10/2013

La salida a bolsa de Twitter estaba cantada, pero los procedimientos son relevantes: una vez registrada la documentación, gracias a ella se sabe que la empresa del pajarito se adscribe a la categoría de «crecimiento emergente», aplicable a las candidatas a cotizar que en su último año fiscal hayan ingresado menos de 1.000 millones de dólares. Cumple sobradamente el requisito, ya que estima que en 2013 facturará unos 245 millones. No directamente a través de su plataforma, que es gratuita, sino gracias al «efecto red»: su economía y su futuro dependen de la difusión de contenidos capaces de atraer más usuarios y más anunciantes. El así llamado círculo virtuoso de Internet. Leer más


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