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El mercado de la seguridad online está inmerso en un continuo de cambio estructural, del que este blog ha dado cuenta con frecuencia. Pese a ello, la herramienta que durante dos décadas ha servido para proteger a los usuarios, sobrevive en su esencia. El software se va mutando en servicios, pero hay algo que no cambia, la conciencia de que los problemas de seguridad se originan mayormente en el descuido de los usuarios, por lo que las licencias de antivirus siguen siendo el único modelo viable para dar una protección sólida. En una visita a la sede de la empresa ESET, en Bratislava, sus directivos han destacado el giro que estos problemas están dando hacia las empresas, impulsado por la multiplicación de dispositivos móviles. Leer más
Durante años, se han sucedido pruebas piloto de pago móvil en España, pero a pesar de su aparente éxito, algo ha faltado en la definición de un modelo de negocio que convenciera a todas las partes implicadas: bancos, entidades de tarjetas y operadores parecían estar de acuerdo; el comercio – según las rituales notas de prensa – reaccionaba positivamente, y por su lado los consumidores estaban encantados con las ventajas que se les ofrecían. Pero el servicio no ha acabado de despegar como tal. Por fin, Vodafone ha tomado la iniciativa de explotar la veta de la billetera móvil, también llamada mWallet.
El nombre elegido para el servicio en Europa es SmartPass, y acaba de lanzarse primero en España en asociación con Visa. Gradualmente se extenderá a otros mercados europeos: Alemania en diciembre, Holanda e Italia después, servirán de rodaje para que el lanzamiento en el más difícil, Reino Unido. Las acusaciones recíprocas entre los tres operadores que promovieron de prisa el pago móvil con motivo de los JJOO dejaron muy mal recuerdo.
Hay otras propuestas que se disputan el protagonismo del mWallet, entre las que no falta la de Google. Frente al escepticismo que interesadamente se ha difundido para poner en cuestión la viabilidad de la tecnología NFC, esta es la base del servicio de Vodafone, por considerar que es ´la plataforma estándar e idónea`. Funciona con los últimos smartphones de Samsung, Sony y HTC, en la confianza de que los fabricantes generalizarán la implantación del chip en sus futuros modelos. En lugar de esperar que los fabricantes den ese paso – una de las razones a las que se atribuye el retraso de la adopción sería que hasta ahora los fabricantes se habían comprometido más de palabra que en los hechos – Vodafone ha licenciado una tecnología que consiste en dotar de una etiqueta interactiva a los terminales que carezcan del chip NFC.
La gama de prestaciones de SmartPass es amplia, reflejo de un modelo de negocio que busca incorporar más partners a un servicio que todavía no ha anunciado qué bancos se adhieren. No se trata – insisten en Vodafone – de sustituir a la tarjeta de plástico, puesto que Visa contribuye al esquema con más de 1,2 millones de tarjetas contactless que sólo requieren una adaptación por software.
Llama la atención el por qué Europa, con su enorme parque de smartphones, y su ´bancarización` prácticamente universal, ha tardado tanto en implantar un servicio de mWallet, pese a que a priori sólo tendría ventajas. La explicación parece estar en la dificultad de conjugar las fuerzas e intereses de partes dispares. Por tanto, hay quien lo ve como una contradicción con la extensión que tiene en África – lo lanzó por primera vez Safaricom en Kenya en 2007 – el servicio M-Pesa. Ahora, Vodafone está preparando su lanzamiento en India, y con ese fin ha fichado a quien muchos consideran como ´el padre´ del pago móvil, Michael Joseph, antiguo director ejecutivo de Safaricom.
No hay tal contradicción: el éxito de M-Pesa es inversamente proporcional al número de oficinas bancarias en esos países. En los mercados maduros donde existen – Japón y Corea, por ejemplo – los servicios de pago móvil son más sofisticados pero tardan mucho tiempo en asentarse y en alcanzar una rentabilidad que se resiste. En cambio, los mercados emergentes, en los que prima la transferencia de pequeñas sumas de dinero, tienen una intensidad de uso que se explica porque en la práctica son el sistema bancario más extendido. En India, por ejemplo, hay 700 millones de personas que no tienen cuenta en un banco, pero entre ellos hay 230 millones que sí tienen móvil. Espero volver pronto sobre el tema.
La experiencia de lo que ocurrió con las predicciones que se hicieron sobre cómo sería el mundo en 2010, no es un precedente que invite a repetir, pero ¿quién se abstendría? Hace falta cierta audacia para, con los datos de la actualidad a la vista, atreverse a enfocar el catalejo en el horizonte, en el año 2020. Un horizonte lo bastante lejano como para pensar en una mejoría, pero no tanto como para dejarse llevar por la ficción. En cualquier caso, todo estado de ánimo es de recibo cuando se trata del futuro. Es lo que habrán pensado los estrategas de HP cuando concibieron una fórmula colaborativa de enfocar el catalejo: ¿cómo serán la sociedad, las TI y las empresas en 2020? Leer más
Me llegan, en el mismo día, dos informes concomitantes. Uno de IDC en el que da una pista sobre los datos – que no publicará hasta enero – sobre el mercado mundial de smartphones: confirma que, con toda seguridad, los despachos de este año superarán los 1.000 millones de unidades, que equivale a decir que el incremento habrá sido del 39,3% con respecto a 2012, y prevé que en 2017 llegarán a 1.700 millones, con una ratio de crecimiento medio del 18,4% cada año. Recuerda asimismo que el impulso del crecimiento se ha desplazado desde los mercados maduros, con tendencia a la saturación, hacia los emergentes.
El lado más interesante del documento explica que de las varias tendencias que coexisten en el mercado de smartphone, ninguna es tan importante como el declive sistemático del precio medio: «Android ha facilitado la entrada de nuevos fabricantes al mercado, sostenidos por una variedad de soluciones llave en mano. Muchos de esos fabricantes centran su actividad en dispositivos low cost como medio de obtener un rápido reconocimiento de marca». Con la consecuencia de que los 387 dólares de ASP (average selling price) ha bajado en 2013 a 337 dólares, un 12,8%. Y la tendencia continuará hasta 2017, cuando el ASP será de 266 dólares, si se cumple la proyección de IDC, cuyo método no especifica. La fuerza motriz del mercado será en los próximos años la caída de precios, «particularmente en los mercados emergentes, con más elasticidad volumen/precio, en los que los smartphones han dejado de estar restringidos a las élites urbanas».
Globalmente, el ASP bajará un 7,3% cada año de los próximos cinco, y nuevamente destaca la diferencia entre regiones. En Europa, pasará de 419 dólares en 2013 a 259 dólares en 2017, porque también en este continente se manifestará la democratización (sic) de la categoría. Es curioso que en Norteamérica se pronostique lo contrario: el ASP subirá un 2,1% anual, desde 531 a 567 dólares, pero IDC no explicita por qué. Si se toman los mercados emergentes como subconjunto, el abaratamiento ha sido muy intenso entre 2012 y 2013, pero se suavizará en los siguientes cinco años.
El segundo informe es de Morgan Stanley. Para decirlo sin rodeos: prevé que la temporada navideña en Estados Unidos – que empieza hoy con el Black Friday y seguirá el lunes, Cyber Monday – seá la peor desde 2008. En aquel año, los estadounidenses vivían bajo el impacto de la secuencia Lehman, crisis inmobiliaria y caída de la bolsa. ¿Qué les pasa en 2013, a pesar de la expansión monetaria de la Fed, para que estén tan poco predispuestos a comprar? La explicación es más política que económica: Morgan Stanley atribuye la retracción al miedo que les metió en el cuerpo la parálisis de la administración, provocada por el sabotaje republicano, saldada con una fórmula que volverá a ser puesta a prueba en marzo. En resumen: las ventas minoristas crecerán sólo el 1,6% sobre las navidades de 2012. Es una señal de que el ciclo recesivo no ha quedado atrás. Ojo al dato, que decía aquél.
Se esperaban con cierta ansiedad los resultados que HP debía anunciar anoche, relativos al último trimestre de su año fiscal. Tras los batacazos recientes de IBM y Cisco, los analistas cruzaban los dedos: ¿se rompería la confianza que los inversores han mostrado hacia los planes de Meg Whitman y que se ha traducido en un 70% de revalorización de la acción desde enero? Como el webcast acaba de terminar cuando escribo estas líneas, lo mejor resumir los más significativos, y dejar para otro día los comentarios.
La imagen pública de HP está asociada a sus PC y a sus impresoras, dos negocios problemáticos. Pues bien, las cosas han salido mejor de lo esperado: las ventas de PC sólo cayeron un 2% en el cuarto trimestre, tras una secuencia de -20% y -11% en los dos trimestres anteriores. El problema sigue estando en el consumo, con un descenso del 10%, pero las ventas a empresas han mejorado un 4%. El margen operativo se mantiene en el 3%, lo que sugiere que también HP, como sus competidores, prefiere la agresividad en precios a perder cuota habrá que esperar las estadísticas de unidades despachadas para tener una comparación útil. En cuanto a la rama printing, parece que se estabiliza: -1% después de -4% en ingresos, con un margen en clara progresión; es llamativo que el hardware suba y los consumibles bajen, otra señal de las maniobras competitivas a que obligan los tiempos.
Notable ha sido la contribución del Enterprise Group, que básicamente vende servidores y almacenamiento: sus ingresos han subido un 2%, que ya es mejoría después de haber hilvanado descensos del 10% y el 9%. Veamos un par de detalles: en sus servidores x86, se puede suponer que HP ha recuperado cuota, ya que el crecimiento de ingresos de la categoría ha sido del 10% (en cambio, los de la familia Itanium siguen hundiéndose, y no es un juego de palabras). El almacenamiento, otra categoría crítica para HP, el trimestre ha tenido un saldo positivo modesto (+1%) pero en fin… positivo.
Para la división de servicios, crucial en los planes de la señora Whitman, el entorno económico aprieta, de manera que los ingresos han vuelto a caer otro 9%, el mismo porcentaje que en el Q3, con una salvedad a destacar: el margen operativo ha subido un 4%. Ha habido una desagradable sorpresa por el flanco del software, que es minoritario en el total pero clave como tendencia de por dónde quiere ir la compañía: en el tercer trimestre había crecido el 1%, pero en el último del año fiscal ha descendido un 9%.
Resumen del resumen: los ingresos totales del trimestre han sido de 29.100 millones de dólares, batiendo con comodidad las previsiones de los analistas, que estimaban 27.900 millones. Al cierre del año, los ingresos totales han sumado 112.300 millones de dólares, un 7% menos que en 2012, pero el beneficio operativo ha sido de 7.131 millones, un gran salto si se recuerda que el año pasado cerró con 11.057 millones de pérdidas. No se puede decir que HP haya dejado atrás sus dificultades, pero Wall Street, árbitro supremo en la materia, dará más oxígeno a Meg Whitman, una de sus heroínas.
Ocho años han pasado desde la aparición de la Xbox 360, tiempo más que suficiente para que el mercado de las tecnologías de consumo [o del consumo de tecnologías, si se prefiere] haya dado un vuelco en el que ha arrastrado incluso esa pasión que son los videojuegos. Un reino aparte, dominado por las consolas, atacado tímidamente por las partidas online, la nube y algún rasgo social, parece desvanecerse con la nueva generación de artilugios, las nuevas Xbox One, de Microsoft, y PlayStation 4, de Sony. Ambas novedades añaden integración con móviles, descarga de contenidos multimedia (no sólo juegos) e interactividad social con acceso rápido a Facebook y Twitter. Las dos, como tienen costumbre, van a competir de tú a tú. Leer más
Durante años, Taiwan ha tenido dos representantes en el quinteto de marcas líderes del mercado mundial de PC y tabletas, pero ese privilegio podría acabar pronto. Acer, que hasta hace tres años todavía aspiraba a ser al número uno [lo fue fugazmente un trimestre de 2010], ha entrado en barrena, con una estrategia errática y sucesivos cambios de dirección. Asus, que el año pasado llegó a ser la marca de más rápido crecimiento, parece extraviada en el achicamiento general del mercado.
De poco les ha valido ser agresivos en precios, porque los consumidores no reaccionan ni por esas. En el tercer trimestre, las ventas de Acer cayeron un 34,5% y las de Asus un 34,1%. En el mismo período, sus resultados económicos han sido desastrosos: 446 millones de dólares de pérdidas de Acer, un 26% de caída del raquítico beneficio de Asus.
El CEO de Acer, JT (Jeng-tang) Wang ha dimitido, y tras anunciar que su puesto lo ocuparía Jim Wong, su segundo desde la destitución en 2011 de Gianfranco Lanci, a los pocos días saltó la sorpresa: no será uno ni otro el que intente sacar a la compañía del marasmo, sino Stan Shih, fundador de la compañía en 1976 quien desde hace nueve años estaba supuestamente dedicado a filosofar. En Asus, no han rodado cabezas, y el chairman Jonney (Chong-tang) Shih insiste en echar la culpa de todo a Windows 8.
Es llamativo que esto ocurra en el país donde se fabrica bajo contrato la mayor parte del hardware que se vende en todo el mundo bajo otras marcas. Tan llamativo como recapitular las trayectorias entrecruzadas de Acer y Asus: 1) la primera, originalmente llamada Multitech, fue uno de los pioneros en fabricar clones del IBM PC, 2) los fundadores de Asus fueron tres ingenieros tránsfugas de Acer, 3) Jonney Shih fue durante años la mano derecha de Stan Shih [sin parentesco] antes de abandonarlo para convertirse en competidor y 4) las dos se desprendieron de su actividad de contratistas para terceros, segregando Wistron y Pegatron, respectivamente. Otras similitudes: 5) no son marcas reconocibles para las empresas, por lo que no aprovecharán el previsto reemplazo masivo de Windows XP, 6) han pasado de ser fieles aliados de Microsoft a inclinarse hacia Google con sus nuevos Chromebooks, con lo que acentúan su perfil de low cost y 7) no prestaron oportuna atención a la irrupción de los smartphones y han llegado tarde a las tabletas, dos errores de los que ahora tratan de resarcirse.
Por cierto, de Taiwan también procede HTC, la marca de smartphones que estuvo entre los grandes y se va hundiendo ante el ímpetu del duopolio Samsung/Apple; su cofundador y CEO, Peter (Win-than) Chou, lleva meses en la cuerda floja. Mi conclusión tiene algo de geopolítica: en la recomposición que se presiente en la industria hacia 2014, los campeones taiwaneses – endogámicos y volcados forzosamente a la exportación – parecen condenados a la irrelevancia, mientras sus rivales de China continental ganan terreno porque se apoyan en un potente mercado interior.
Menos de una semana ha tardado NetApp en responder al último anuncio de EMC, las cabinas de almacenamiento flash XtremIO, anunciando a su vez el sistema EF550, evolución del vigente E540. Son movimientos tácticos por las dos partes: NetApp no puede permitir que su poderoso rival se ponga medallas, ni quiere seguir negando el interés de una tecnología que ha proliferado de la mano de competidores de menor talla. Táctico, en su caso, porque la estrategia de NetApp es más compleja: «básicamente, nuestra idea es usar flash para acelerar grandes pools de almacenamiento en backup y aprovechar las cualidades de nuestro sistema operativo ONTAP para casar ambas tecnologías», explica Tom Georgens, CEO de la compañía. Leer más
Si no fuera por unas lágrimas de Bill Gates y la voz turbada de Steve Ballmer, la junta de accionistas de Microsoft no habría aportado nada a la historia de la compañía. La historia estaba cambiando a muchos kilómetros, en Finlandia, donde otra junta general, la de Nokia, aprobaba la venta a Microsoft de su división de móviles. Este será una de las claves del futuro que se abre ante Microsoft; la otra, que por ahora dispara rumores, es la inminente sustitución de Ballmer después de 18 años como CEO. La noticia está al caer, y toda la compañía la está esperando.: Alan Mulally, Bill Gates, Microsoft, Stephen Elop, Steve Ballmer, Tony Bates
¿Hay novedades? Ninguna que sea fiable. Por inercia, algunos cronistas siguen con el tamborilillo de la (presunta) short list de candidatos a suceder Ballmer. Dicen que sus fuentes les han dicho esto o aquello, pero sus crónicas son repetitivas y banales. Como esta, sin ir más lejos. Confieso que tengo una única fuente en Redmond [y no es española) a la que no pienso consultar porque sé que no sabrá nada de un asunto reservado al inalcanzable sanedrín.
En general, desde el inicio del proceso hay dos líneas posibles para buscar la persona adecuada: outsiders o insiders. Otra forma de verlo es una antinomia más delicada, entre alguien que conozca bien la empresa desde dentro, lo que es un mérito y a la vez podría arrastrar conflictos latentes, con varios nombres conocidos del equipo que rodea a Ballmer, o alguien que, viniendo de fuera, sea un integrador. Entre las dos categorías, el ´tapado` pudiera ser Tony Bates, que viene de Cisco pero se ha adaptado admirablemente al ambiente de Microsoft, y además ocupa un puesto vagamente definido, como si estuviera en lista de espera.
Pero las crónicas insisten en Stephen Elop, que se fue y volvió, un personaje que ha estropeado su imagen de directivo fiable al cobrar una cifra poco explicable a la luz de su incapacidad para salvar a Nokia del incendio. A pesar de ese antecedente, o tal vez por eso mismo, es jaleado por los sospechosos habituales que predican la segregación de Microsoft. Una «solución» demasiado drástica ahora que la compañía parece haber recuperado una cierta estabilidad. Otros han escrito que si Elop fuera el elegido, se desmembraría pronto el equipo que Ballmer deja tras la reestructuración de julio, por el descontento que su ascenso provocaría. Puede ser, no lo sé, pero esta opinión certifica uno de los dilemas de la sucesión de Ballmer: seguir la hoja de ruta que deja trazada o desvirtuarla con un heredero que no la respete.
Por eso se insiste en que el favorito sería un supergestor, Alan Mulally, CEO de Ford y amigo personal de Ballmer, a quien le ponen dos pegas, ser ajeno a la industria de las TI, y su edad (68), que impediría un mandato largo. Cada desventaja podría invertirse, si se piensa que lo que Microsoft necesita es alguien que ponga orden con modos de restaurador. Si es lo que se busca, coincide con el perfil de Mulally, acreditado en Boeing y luego en Ford. Poco más se puede decir para satisfacer la curiosidad que rodea el asunto. No más de media docena de personas han de conocer ya el desenlace. ¿Por qué agitarse con adivinanzas?