Desde luego, Salesforce no inventó los agentes de inteligencia artificial, pero hace lo necesario para ser reconocida como pionera de la corriente bautizada como Agentic. Una carrera en la que el catálogo de la compañía avanza más rápido que la adopción real a cargo de los destinatarios. Quiere decirse que la velocidad de innovación de Salesforce supera el ritmo de asimilación por las organizaciones. El 5 de este mes, presentó Agentforce 2dx y para mayo se espera Agentforce 3.0. Aun así, la todavía directora financiera, Amy Weaver, ha admitido ante los analistas que los agentes de IA no producirán ingresos significativos hasta el año fiscal 2027, que empezará dentro de once meses.

Marc Benioff
Algunas funciones de la actual versión ya se pueden disfrutar, como es el caso de Agentforce Developer Edition y AgentExchange. Un frenesí de novedades que, en su caso, se remonta a los primeros atisbos de la IA con Einstein. Agentforce 1.0 fue presentado en San Francisco en septiembre del año pasado y sólo tres meses después aparecería Agentforce 2.0, preconizada como una “plataforma para la mano de obra digital”.
Los cambios más disruptivos son, por un lado, que lleva la IA más allá del CRM característico de la compañía, de manera que las empresas pueden integrar la IA en cualquier flujo de trabajo o aplicación; por otro, la interacción proactiva de los agentes. Legitimaría, sólo faltaría más, la narrativa de Marc Benioff, fundador de Salesforce, a quien gustan las comparaciones retóricas entre un agente digital y un ser humano.
Acicateado por la necesidad de despertar una demanda latente, Benioff ha perfilado un esquema de precios que combina dos tarifas – por usuario humano y por agente – en función del consumo. Para ilustrar el formato, explicó cómo de los 20 millones de dólares del contrato suscrito recientemente con una empresa de telecomunicaciones y que incluye las nubes de Salesforce además de Agentforce,13 millones se correspondían con soluciones para humanos y otros 7 millones para los agentes. No es mala proporción… para los agentes.
En esencia, podría decirse – a diferencia de lo que venía ocurriendo – que los agentes de IA son capaces de funcionar sin que nadie se lo pida, creando así lo que Salesforce denomina “marco multiagente”, en el que los asistentes de IA hablan unos con otros. Para que este escenario sea verídico, han de darse ciertas condiciones previas. En primer lugar, disponer de datos de calidad y accesibles: el celebrado Data Cloud de la compañía se ha trasmutado en uno de los pilares de la estrategia GenAI de Salesforce, unificando datos estructurados y no estructurados dentro y fuera del ecosistema central. Hay que señalar que, en el cuarto trimestre, los ingresos recurrentes de Data Cloud más IA alcanzaron los 900 millones de dólares (un 9% de la facturación total) con un 120% de crecimiento interanual.
Adicionalmente, el motor de razonamiento Atlas es fundamental para la comprensión semántica de todos los datos. El tercero de los pilares pasa por MuleSoft y su biblioteca de conectores, que habilitan a los agentes de IA para trabajar en plataformas de terceros e integrar API personalizadas mediante lenguaje natural.
Una de las áreas que Salesforce no podría descuidar es la construcción de los agentes, mitigando (relativamente) los temores de los desarrolladores en torno a su futuro laboral. También ofrece asistencia de IA en Agent Builder para configurar los agentes más rápidamente y un Testing Center a modo de banco de pruebas para la evaluación automatizada a escala.
Adam Evans, nuevo director general de Plataforma de IA, repitió un tema favorito de Benioff, la capacidad de generar confianza, Aseguró que los agentes de IA seguirán las instrucciones recibidas, mantendrán actualizados sus datos y operarán a baja latencia. Tres rasgos de agradecer.
Pero Evans se ha acercado peligrosamente a un asunto polémico. En la nueva era – dijo – los agentes van ocupando espacios que hasta ahora eran propios de las aplicaciones y, del mismo modo que hay herramientas para el ciclo de vida de estas, han surgido otros instrumentos para respaldar el desarrollo de los agentes.
La vinculación de MuleSoft con Agentforce confirma que los agentes de IA pueden reforzar el papel de adquisiciones de Salesforce (alguna muy cara) de los últimos años. Es el caso de Slack: la compañía sostiene que sus clientes han creado más de 21 millones de aplicaciones personalizadas en esta plataforma, que apunta a ser el escenario natural de interacción con los agentes.
Benioff no ha olvidado destacar los ahorros de costes que produce Agentforce, recurriendo a referencia ya en fase de producción. En lo tocante a la seguridad, dado el grado de autonomía de estos agentes, la filosofía de la compañía indica aplicarles el mismo modelo de uso compartido y seguridad a los agentes que a los seres humanos. De este modo, cuando se envían datos a los LLM (Large Language Models), son ´anonimizados` para preservar la privacidad y confidencialidad de la información.
En esta desaforada carrera por el liderazgo de la GenAI, Benioff se ha esforzado por tejer alianzas con rivales directos de Microsoft como es el caso de Google, con la que ya tenía una excelente relación. Gracias a ello, los clientes de Salesforce pueden utilizar Gemini para crear agentes de IA en Agentforce. Estos serán capaces de reconocer imágenes e incluso emociones en la voz, así como de ampliar la comprensión y el razonamiento contextuales al cruzar millones de datos en tiempo real.
Marc Benioff pretende ser el gran evangelizador de la IA generativa en las empresas, tachando a otras compañías como “falsos profetas”. No es novedad que la compañía contra la que lanza más ataques sea Microsoft, cuyo Copilot ridiculiza y a la que menosprecia llamándola revendedor de OpenAI que se ha limitado empaquetar ChatGPT.
Satya Nadella, CEO de Microsoft, no ha reaccionado a los ataques. Se ha limitado a afirmar que nunca ha visto adopción tan rápida de un producto de su suite Office como la que está teniendo Copilot. Cada vez recauda más dinero por licencias, ha añadido. A su vez, Benioff no se calla: apunta que si Microsoft no menciona referencias de peso que hayan adoptado Copilot para transformar sus negocios, es porque no las tiene. Por el contrario, proclama que Salesforce ya cuenta con más de 5.000 usuarios de Agentforce, de los cuales 3.000 de pago, frente a los 1.000 que tenía a finales del año pasado.
El fundador de la compañía sostiene que Salesforce es la segunda empresa de software más grande del mundo después de Microsoft y que el producto de más rápido crecimiento es precisamente Agentforce. Según su pronóstico, en 2026 los agentes autónomos se harán cargo de muchas de las operaciones rutinarias, dejando que los humanos se ocupen de las de valor añadido.
A todo esto, permítase un breve comentario sobre los resultados de Salesforce en el año fiscal 2025 – curiosamente terminado en enero – en el que facturó 37.900 millones de dólares, un aumento del 9%, con un beneficio de 6.200 millones. No ha estado mal, pero el último trimestre flaqueó (9.990 millones) hasta quedarse por debajo de las estimaciones de Wall Street. El 29 de enero, antes de conocerse los resultados, la cotización de Salesforce había tocado su máximo histórico antes de caer como efecto indirecto de las medidas tomadas por la nueva administración Trump.