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El comunicado de Intel acerca de sus resultados del cuarto trimestre (y del año) incluye esta frase inquietante: «nos enfrentamos, y puede que siga ocurriendo, a reclamaciones, litigios y publicidad adversa relacionadas con las vulnerabilidades Meltdown y Spectre […] que podrían tener un impacto negativo sobre los resultados de nuestras operaciones, las relaciones con clientes y la reputación de la compañía». Este disclaimer de obligada sinceridad no ha alterado el ánimo de los inversores, más interesados en los resultados concretos, que han sido mucho mejores que lo esperado en Wall Street.
Una racha ascendente en el gasto de las empresas, junto con el boom de inversión de los hyperscalers [grandes proveedores de cloud] confluyen en el éxito de ventas que desde julio están teniendo los procesadores Xeon SP Skylake, que esas dos categorías de clientes compran integrados en servidores y equipos de almacenamiento]. Es lo que explica la contribución del Data Center Group a las sólidas finanzas de Intel. Bob Swan, CFO de la compañía, se declara convencido de que no es un fenómeno pasajero, y pronostica que en 2018 los ingresos totales cruzarán la línea de 65.000 millones de dólares, lo que significaría un 4% de crecimiento.
En la conferencia con analistas apenas se mencionó la competencia, en el sobreentendido de que la revitalización de AMD con sus nuevos chips Ryzen y EPYC no hará mella en las ventas de la remozada familia Xeon. Aunque últimamente prefiere hablar de sus ´iniciativas estratégicas` más que de otros asuntos, el CEO Brian Krzanich vaticinó que la plataforma Xeon seguirá siendo dominante en los centros de datos por los años venideros, y realmente sería difícil que su cuota de mercado menguara significativamente, partiendo del nivel actual de 90% de los ingresos y 99% de los sistemas despachados. Esto no significa, ni mucho menos, que Intel renuncie a seguir liderando su otro gran mercado, los procesadores para desktop y portátiles, que aún representan el 54,1% de sus ingresos totales y el 58,3% de su beneficio operativo.
La acción de Intel, que había caído bruscamente tras conocerse la existencia de esas vulnerabilidades, no sólo ha recuperado su cotización anterior sino que llegó a superar brevemente los 50 dólares, su máximo desde el 2000. La razón de la escalada es sencilla: tanto los ingresos [62.761 millones de dólares) como los beneficios [17.936 millones] alcanzaron sendos máximos históricos en el trimestre, gracias a los negocios que la nomenclatura reciente de Intel clasifica como data-centric: crecieron un 21% de octubre a diciembre y el 16% en el año.
El perímetro de data-centric es más grande que el clásico del Data Center Group, e Intel lo desglosa aposta para que se perciba su diversificación. Ahí se ve la huella de adquisiciones de los últimos años: IoT, memorias y chips programables ya aportan 8.600 millones anuales a la cifra de negocio total. Tomadas en su conjunto, las actividades data-centric sumaron más de 27.000 millones de ingresos en 2017. Insuficientes para dar caza al Client Computing Group [34.000 millones] pese a que este retrocedió un 2% por culpa de la floja demanda de PC. El sorpasso, de producirse, tendría que ser en 2018, dio a entender el CFO Swan.
Ya resultaba cansina la discusión acerca de si el iPhone X sería un éxito o un fiasco. Con un trimestre de vida, no sería justo afirmar lo segundo, pero que Apple haya vendido un millón de smartphones menos (suma de modelos), sugiere que no ha sido un éxito. Lo único indiscutible es que el smartphone más caro del mercado ha inflado sus resultados económicos gracias a que el precio medio de la familia iPhone ha saltado hasta 796 dólares. No hay modo de saber cuántos iPhone X se han vendido, y no será Apple quien lo aclare. Según IDC, en el cuarto trimestre, Apple ha encabezado el ranking con 77,3 millones de iPhones despachados, pero no ha reducido la ventaja de Samsung en el total anual. Leer más
No es sólo el mercado de los smartphones el que está revisando los reclamos que muestra a los consumidores. La necesidad de nuevos mensajes es compartida por la electrónica de consumo, según quedó de manifiesto en el reciente CES. Sirva de ejemplo Samsung, que este año ha llevado menos productos y se ha prodigado en la prédica de lo que llama “inteligencia de las cosas”. Es un síntoma de que la compañía coreana tiene voluntad de trascender la identificación de su marca con móviles y televisores. Necesita crear un ´ecosistema`, tal como han hecho Apple y Google: cultivar el software y los servicios sería la fórmula para afianzarse en el mercado estadounidense, que a eso se va a Las Vegas. Leer más
Nvidia ha encontrado en los procesadores gráficos su particular mina de oro. La cotización de la compañía se ha más que duplicado en los últimos doce meses y las expectativas son aún mejores para este año. Hasta hace poco, el principal motivo de euforia bursátil era su dominio de las tarjetas gráficas para juegos, pero luego se ha visto que la tecnología de análisis de imágenes también es idónea para procesos de inteligencia artificial en los centros de datos y la visualización del entorno en vehículos autónomos. Lo que ha alumbrado dos mercados potencialmente generosos. No obstante, NVidia sabe que en esta carrera le persiguen dos rivales, Intel y AMD, sobrados de recursos y tecnología. Leer más
A bote pronto, no debería sorprender. Ha trascendido que el consejo de administración de Dell Technologies, actualmente la mayor empresa cotizada, estudia entre otras alternativas el retorno a la bolsa. La noticia se publica cuatro años después de que Michael Dell echara mano de su fortuna para controlar la compañía que fundó en 1984. La retiró de cotización porque, a su juicio, el escrutinio trimestral de los analistas la infravaloraba. Ya entonces (2013) y con más razón tras la adquisición de EMC (2016) muchos se preguntaron cuánto tiempo aguantarían sus socios de Silver Lake (24% de participación en Dell y avalistas parciales de la deuda) antes de buscar la salida mediante una OPV. Leer más
Puede sonar extraño, pero las multas son consustanciales a la existencia de Qualcomm, siempre bajo la acusación de abuso de posición dominante. Ha ocurrido en Estados Unidos, Corea del Sur, China y ahora toca a la Comisión Europea sancionar a la empresa californiana: la comisaria Margrethe Vestager ha concluído un expediente que se origina en los «pagos ilegales de Qualcomm a uno de sus clientes con el fin de cerrar a sus competidores las puertas como suministradores de chips de banca base LTE». La multa a pagar, 997 millones de euros, no es pecata minuta ya que representa el 4,9% de los ingresos de Qualcomm en 2017.
La investigación ha girado en torno a los pagos de Qualcomm a Apple durante cinco años (2011 a 2016) condicionados al uso exclusivo de sus chips en los modelos de iPhone e iPad. Según Vestager, no se trató de una simple rebaja del precio [¿si lo fuera sería aceptable?] sino de una imposición expresa; la documentación examinada demostraría que, a cambio del dinero recibido, Apple renunció a contratar a Intel como segundo suministrador [últimamente ha adoptado un módem fabricado por Intel en una parte de los nuevos iPhone]
Se da así la circunstancia de que Qualcomm corre el riesgo de perder a Apple como cliente, como consecuencia de un litigio en el que la marca de la manzana denunció como abusivas las condiciones de licencia y le reclama el reembolso de unos 1.000 millones de dólares, monto en el que estima haber sido perjudicada. No parece que haya posibilidades de arreglo entre las partes, pero eso tampoco tendría por qué suponer una ruptura total [véase el caso de Samsung]. Sin embargo, lo que es una mala noticia para Steve Mollenkopf, CEO de Qualcomm, también podría actuar como paliativo para otro de sus problemas: sigue abierta la oferta de compra hostil lanzada por Broadcom por 105.000 millones de dólares.
Inversores que apoyan a Broadcom en el intento, han manifestado el temor a que los problemas regulatorios y judiciales de Qualcomm se estiren durante años y, por ellos, se retrasen las autorizaciones que la transacción requiere en varios países, uno de ellos China.
Precisamente de China ha recibido Mollenkopf una buena noticia. Cuatro fabricantes de smartphones (Xiaomi, Vivo, Lenovo y Oppo) han firmado un manifiesto de apoyo a Qualcomm, en el que advierten que si cayera en manos de Broadcom, la combinación crearía una situación monopólica con el resultado de encarecer los chips que ahora compran a las dos partes. El texto está manifiestamente dirigido a convencer al gobierno de Pekín de bloquear la OPA.
La idea, a menudo expuesta por los analistas, de que Qualcomm tenía una dependencia excesiva de las compras de Apple, está cambiando: la nueva tesis imperante es que la salvación podría venir de esos fabricantes, cuyo ritmo de crecimiento se ha acelerado. El cuarteto chino tiene a su favor el hecho de que, tras pagar una multa de 1.000 millones de dólares a Pekín en 2015, Qualcomm se ha comprometido a ser escrupulosa con sus precios en ese mercado.
En una conferencia reciente, Cristiano Amon – número dos de Qualcomm y probable sucesor del quemado Mollenkopf – ha subrayado que las marcas chinas despacharán la mayor parte de los smartphones que se vendan en el mundo en 2022, prolongando lo ya visible. Sólo un fabricante chino no depende del suministro de Qualcomm, Huawei, porque diseña los suyos internamente.
Hace sólo unos meses, la mayoría de los observadores aventuraban que el litigio con Apple dejaría malherida a Qualcomm. Tal percepción ha cambiado radicalmente: su liderazgo en 5G confluye con la ambición china de que el advenimiento de 5G sea un arma para destronar a Apple. Por tanto, ambos fenómenos se refuerzan recíprocamente. Ahora y quizá por mucho tiempo.
Otra complicación pendiente es la oferta de Qualcomm por NXP, que le permitiría dar un salto en su estrategia de diversificación hacia el mercado de la automoción, pero tarda en consumarse. La operación ha sido autorizada por las autoridades europeas, pero algunos accionistas de la empresa holandesa están consiguiendo que se demore con dos argumentos que en realidad son uno solo: insisten en que la empresa vale más de los 47.000 millones de dólares ofrecidos y que la compradora es hoy más débil a causa de su disputa con Broadcom.
El reto personal que Mark Zuckeberg acostumbra plantearse al inicio de cada año será, este 2018, más arduo que estudiar mandarín y menos gratificante que recorrer Estados Unidos para conocer cómo viven sus compatriotas. Según ha escrito, este año se propone «arreglar los problemas de Facebook». ¿Qué problemas? Admite que Facebook ha cometido «demasiados errores en la ejecución de sus políticas y en la prevención de usos malsanos de sus herramientas». La autocrítica explica por qué Facebook ha decidido cambiar las prioridades de los feeds de noticias para privilegiar las fuentes fiables, sin renunciar al principio de que sean los usuarios quienes evalúen la credibilidad de esas fuentes. Leer más
«Se mire por donde se mire, ha sido una excelente forma de acabar el año». Se entiende que Martin Schroeder mostrara su satisfacción: el cuarto trimestre ha sido el primero, desde que fue nombrado CFO de IBM, en el que esta quebró su larga racha negativa; con esa credencial acaba de asumir su nuevo cargo, SVP de Global Markets, que lo convierte en directo responsable de la generación de ingresos y beneficios. Su sucesor, James Kavanaugh, se estrenó en plan triunfalista: «hemos pasado por un lifting obligado para reinventar el negocio; entramos en 2018 con un perfil de ingresos mucho mejor que el de hace un año».
En el cuarto trimestre de 2017, IBM obtuvo un crecimiento en ingresos del 4%, cerrando un ciclo de veintidos trimestres en el que sus ventas cayeron un 15%. De octubre a diciembre, ingresó 22.050 millones de dólares, algo más que lo esperado por los analistas. Tiene mérito, pero no fue del todo sorpresivo: se sabía del aumento de ventas del nuevo mainframe de la serie z, disponible desde el verano. De modo que la división de Sistemas fue determinante, con un crecimiento del 32%: otros productos de esta – la familia Power y la rama de almacenamiento – aportaron lo suyo.
Schroeter dijo a los analistas que tres de las cuatro divisiones han tenido crecimiento. La que no fue la organización de servicios (GTS) que pasará pronto por una cura bastante más dolorosa que un lifting: no sólo cayó en ingresos, sino que sus márgenes son la mitad de los que generan los sistemas y el software.
Por eso, aun admitiendo que el alza de los Sistemas sea transitorio, lo mejor de los resultados procede de los «imperativos estratégicos». El analista Mark Moskowitz, de Barclays, destaca en su informe que la marcha del negocio cloud en el cuarto trimestre «permite pensar que la oferta de servicios en la nube de IBM puede tener un subidón en los próximos 12 a 18 meses».
Igualmente positiva es la visión de Kathy Huberthy, de Morgan Stanley: «IBM está liderando la conversación en áreas tecnológicas nuevas, como IA, blockchain y computación cuántica». Según sus fuentes, una proporción inusualmente alta de clientes estaría renovando sus contratos de licencias». Por otro lado, se subrayó que los diez primeros bancos del mundo y ocho de las primeras aerolíneas, han renovado sus pedidos de mainframes.
Claro que también hay aguafiestas, esos analistas críticos para quienes IBM renquea porque sus resultados, incluso siendo mejores, se apoyan en dos patas inestables: los mainframes y la depreciación temporal del dólar. En términos anuales, los 79.100 millones de ingresos anuales muestran ¡al fin! un crecimiento pero ¡qué pena! de sólo el 1%. Durante la conferencia, hubo un intercambio entre Schroeter y Toni Sacconaghi (Bernstein). A este, más que los ingresos, le importaban los márgenes, su calidad.
Al final del diálogo, el CFO saliente no logró que Sacconaghi se moviera de su opinión inicial: «la erosión de márgenes es la peor que he visto en mucho tiempo […]». Ejemplos al canto: en la división Global Business el margen operativo bruto cayó al 24,8% mientras en la de Servicios Tecnológicos y Plataformas Cloud [el mayor segmento, a la vez que el más problemático] volvió a bajar dos puntos y en la de Sistemas otros 1,2 puntos. La media anual del 45,8% es inferior a la de 2016 [aunque la del cuarto trimestre fue del 48%] y Schroeter justificó la tendencia por las inversiones acometidas para dar la vuelta a la situación.
En todo caso, la perspectiva de la primera mitad de 2018 se anuncia más clara debido a – según Kavanaugh – a la sustancial mejora que se espera en el negocio cloud.
A pesar de las buenas noticias y de un free cash flow de 13.000 millones – del que la compañía retornó un 70% a los accionistas – la cotización de IBM ha bajado en horas posteriores a conocerse los resultados. ¿Cómo entenderlo? Lo más plausible parece pensar que los inversores institucionales, que la sostuvieron mientras esperaban ver la luz del túnel, han redescubierto la impaciencia justo al salir a la superficie.
La primera razón del optimismo que se irradia desde la compañía es que sus «imperativos estratégicos» están funcionando al extremo de que ya representan ya 46% de los ingresos; si se consideraran por separado – ¡ay, quién pudiera quitarse el peso del pasado! – su crecimiento sería del 17% interanual.
A muchos les hubiera gustado escuchar la conversación telefónica en la que Donald Trump felicitó a Tim Cook por su decisión de repatriar a Estados Unidos la fortuna que Apple tiene aparcada fuera del país y que era exactamente de 268.895.000.000 dólares al 30 septiembre. Es posible que Cook respondiera agradeciendo el cambio legislativo que ha bajado en unos 40.000 millones el coste de traer a casa un tesoro que, a estas fechas, habrá engordado otros 20.000 millones. Apple ha sido la primera empresa tecnológica en dar un paso que pronto van a imitar otros gigantes. La primacía tiene sentido, por tratarse de la más rica a la vez que la más envidiada por su capitalización bursátil. Leer más