Computex 2018: que la rueda siga girando

21/06/2018

Es justo reconocer que durante décadas los fabricantes se han esforzado por refinar el PC para que sea útil a un amplio espectro de usuarios y resista los ataques de nuevas oleadas de gadgets. La verdad es que, con décadas a sus espaldas, el PC aguanta mejor el tipo que dispositivos más jóvenes. Una vez más, Computex 2018 ha sido escenario de un ritual característico: poco que ver, muy poco que tocar y mucho que intuir de las novedades que llegarán a las tiendas próximamente. No se puede olvidar que es una feria de componentes y, como tal, la mejor fecha del año para que en Taipei coincidan todos los eslabones de una industria que, desde hace décadas, somete al PC a un lifting tras otro. Leer más

19Jun

19/06/2018

La aprobación judicial de la adquisición del conglomerado mediático Time Warner por AT&T, gigante de las telecomunicaciones, que ha dado razón a esta contra el veto de la administración Trump, ha sido interpretada como el pistoletazo de una nueva fase de consolidación entre dos sectores que llevan años compitiendo, cortejándose y fusionándose. A cambio de 85.000 millones de dólares, AT&T se convierte en un mastodonte capaz de articular ofertas de telefonía, Internet, datos y entretenimiento.

La cantidad de facetas que presenta la noticia es tanta que bien merece un análisis reposado en los próximos días. Sin embargo, no he querido dejar pasar la ocasión de sentar un punto de vista inicial: a mi juicio, este movimiento y los que van a producirse, tienen como denominador común la desesperación que a todos les ha entrado al ver el fulgurante ascenso de Netflix.

En 2013 – elijo esta referencia porque fue el año de  lanzamiento de House of Cards, que puso de manifiesto su ambición de ser mucho más que un streamer de contenidos ajenos – Netflix valía en bolsa 10.000 millones de dólares. La semana pasada valía 170.000 millones, que casualmente viene a ser el doble de lo que costará a AT&T la empresa que inmediatamente ha rebautizado como Warner Media y que entre otros activos agrupa HBO, CNN, TNT y Warner Bros [la mítica revista Time sigue pasando de mano en mano].

El ascenso de Netflix ha sido sistemático primero, meteórico últimamente: su cotización se disparó en diciembre, cuando Disney presentó una oferta por 21st. a Century Fox, aún pendiente, por 52.000 millones. Es un secreto a voces que, tras romper el suministro de contenidos a Netflix, Disney se propone lanzar un competidor apoyándose inicialmente en el gancho de las franquicias Star Wars y Pixar y un paquete extraído del canal deportivo ESPN. Su problema, que no padece Netflix, es cómo hacer esta iniciativa compatible con la distribución en cines y canales de cable.

Al día siguiente de conocerse la sentencia favorable a AT&T, Comcast – dueña de NBC/Universal – se sintió reforzada para activar su oferta de 65.000 millones sobre la mayor parte de los activos de Fox. Al estar planteada totalmente en cash, debería ser atractiva para el octogenario Rupert Murdoch y sus vástagos no bien avenidos. Es cuestión de días que Disney mejore su oferta hasta superar la de Comcast. Se da la circunstancia de que las tres partes [Murdoch, Disney y Comcast] están a la greña en Reino Unido por el control de Sky. Pero estas cosas suelen resolverse con intercambios de activos.

El CEO de AT&T, Randall Stephenson, se ha apuntado un triunfo sensacional, pero no está tan claro que vaya a disfrutar de sinergias materiales gracias a la incorporación de Warner Media. Carga con una deuda de 163.000 millones y tendrá que afrontar fuertes desembolsos en dos frentes: los contenidos y la infraestructura 5G que tiene que empezar a desplegar.

Un nombre conspicuamente ausente en las cábalas de estos días es Verizon, la telco número uno de Estados Unidos. Tiene una presencia light en el mundo de los contenidos tras las compras de AOL y Yahoo, que le costaron 10.000 millones, pero su posición no es comparable. Ni parece que tenga intención de seguir los pasos de AT&T. Acaba de nombrar un nuevo CEO, Hans Vestberg – quien antes lo fue de Ericsson – y en sus primeras declaraciones ha hablado de tecnología, conectividad y movilidad, pero no de contenidos. Apostar sus cartas a la infraestructura es, a primera vista, sensato: es lo que van a necesitar quienes quieran llegar a los consumidores con sus contenidos en streaming. 

Como he dicho, este blog volverá sobre el asunto. Lo postergo avisando de lo que está en danza. Por un lado, la vieja guardia del entretenimiento – vuelvan a leer:  Warner, Fox, Disney, Universal – reacciona con estrategias variadas contra advenedizos como Netflix y Amazon cuyas credenciales proceden de Internet [es inevitable que ronde, como de costumbre, el nombre de Apple]. Por otro lado, se puede simplificar diciendo que está en juego la integración de contenidos y su distribución.  En este plano, las telecos deberían tener algo que decir, si los reguladores entienden de qué va la cosa.

Dejad que los desarrolladores vengan a mí

18/06/2018

Steve Ballmer sigue brincando (en You Tube) al grito de ´developers, developers, developers`. A su manera proclamaba que Microsoft desesperaba por el calor de los desarrolladores. Su sucesor desde 2014, Satya Nadella, sabe bien que a los creadores de software no se les seduce con Windows porque respiran la atmósfera del código abierto. «Constructores de la nueva era», les llamó al anunciar que Microsoft pagará 7.500 millones de dólares por GitHub, plataforma usada por 28 millones de programadores. Por su parte, los inversores que han aguantado diez años de pérdidas de GitHub, eran conscientes de que – como tantas otras de su condición – necesitaba encontrar cuanto antes una familia de acogida. Leer más

14Jun

14/06/2018

El «incidente ZTE» (así lo llama la prensa china) ya tiene otro desenlace. Patético y no se sabe si definitivo. Da grima ver la imagen de Yin Yimin, chairman de la compañía, asumiendo que no tiene otra salida que aceptar el trato por el que se anula la prohibición de mantener relaciones comerciales con Estados Unidos. La administración Trump ha vinculado expresamente la suerte de ZTE a las negociaciones con China, al extremo de describir la medida como un gesto de buena voluntad hacia  el presidente Xi Jinping .

Esta «segunda oportunidad» (es la versión norteamericana) consiste en la imposición de una multa de 1.000 millones de dólares – adicional a la de 1.200 millones en marzo de 2017 – además de la destitución de toda la alta dirección de la compañía y la supervisión durante 10 años a cargo de un equipo de interventores – designados por Estados Unidos y pagados por ZTE – que controlarán las exportaciones de la compañía durante diez años. A cambio, podrá volver a comprar componentes a empresas estadounidenses. El escarmiento, que de eso se trata, incorpora una cláusula según la cual una nueva infracción costaría a ZTE otros 400 millones y otros diez años de proscripción.

Estos detalles han sido desvelados, pero no publicados oficialmente por el departamento de Comercio. La compañía china ha sido advertida de que el veto no será levantado formalmente mientras los 1.000 millones de multa – más los 400 millones de caución – no hayan sido ingresados en un banco de Estados Unidos.

Queda un asunto pendiente. A instancias de los legisladores republicanos que durante 500 días han consentido todas las tropelías de Trump, podría producirse un giro que haría decaer el acuerdo: han presentado un proyecto de enmienda a una ley genérica de autorización por el que se prohibiría a toda empresa estadounidense vender componentes a ZTE y eventualmente a otras empresas chinas.

Empieza uno a comprender la sagacidad de Huawei al basar su estrategia en el diseño de componentes propios.  Lo cierto es que al proyecto de enmienda – que la rama ejecutiva trata de paralizar – no le faltarían votos de la oposición, para que el contencioso con ZTE no es otra fanfarronada de Donald Trump sino un asunto de seguridad nacional.

Naturalmente, en China ven las cosas con un cristal de otro color. No hay defensa posible de la actuación de ZTE puesto que la empresa ha reconocido su culpa. Entre 2010 y 2014 vendió productos a Irán y Corea del Norte por valor de 600 millones de dólares [el 1% de sus ingresos de esos años] violando el embargo internacional que pesaba sobre ambos países. Y tras firmar un acuerdo y pagar la multa, reincidió.

Para las autoridades chinas, «el incidente ZTE» es inoportuno por coincidir con un trasfondo estratégico que trasciende incluso las negociaciones comerciales entre ambos países. Pero salvar la continuidad de la empresa es prioritario. Emplea más de 80.000 personas y antes del derrumbe facturaba 17.000 millones de dólares, la mayor parte en exportaciones.

La semana pasada, el South China Morning Post publicaba estas palabras de un catedrático de la universidad Tsinghua: «bruscamente, el colapso de ZTE nos ha hecho ver que nuestra prosperidad está construída sobre arena». Venía a decir que si ZTE se ha visto abocada al cierre, se debe a su dependencia de una cadena de suministros controlada en origen por empresas estadounidenses. O de otras nacionalidades pero que no querrían exponerse.

Pony Ma, el mediático CEO de Tencent, ha definido así el problema de fondo al que se enfrenta su país: «si algo nos enseña el incidente ZTE es que, por muy avanzados que sean nuestros sistemas de pago móvil de los que estamos tan orgullosos, no seremos realmente competitivos mientras no controlemos los microchips y los sistemas operativos».

Es la línea oficial. Xi Jinping se ha prodigado en discursos en los que proclama la urgente necesidad de autosuficiencia tecnológica asentada sobre la base de una industria propia de semiconductores.

Alentada por las circunstancias, ha asomado esta autocrítica: en China se ha dedicado demasiado capital a financiar startups con la intención de sacarlas cuanto antes a bolsa y se han descuidado otras inversiones de maduración lenta pero mucho más relevantes. Allen Zhu, respetado por haber sido el ángel inversor tras la creación de Didi Chuxing, ha comentado que cada vez que puso dinero en alguna prometedora empresa de semiconductores, acabó perdiéndolo.

Zhu fue más allá: «el público está convencido de que los inversores somos unos bastardos mientras muchos de los inversores, la mayoría, creen tener derecho a unos retornos desproporcionado por su dinero».

Escapada de HP en el mercado español de PC

13/06/2018

Una elemental observación de los datos de IDC sobre el primer trimestre en el mercado español de PC, vale en sí misma por una conclusión: 73 de cada 100 unidades han sido despachadas por una de tres marcas: HP, Lenovo y Dell. Un año antes, el mismo trío sumaba 64 de cada 100. Dicho llanamente, se agudiza la concentración del mercado en pocas manos. Con un agravante adicional: el líder, nuevamente HP, ha ganado en doce meses nueve puntos de cuota hasta alcanzar un récord, el 40%, que supera su 22,7% del mercado mundial (y su 28,8% en EMEA). Abundando en esta idea de la concentración, se comprueba que sólo dos de las diez marcas principales – HP y Dell – han crecido. A continuación, el desglose. Leer más

12Jun

12/06/2018

El pasado viernes, ante la junta de accionistas de Telefónica, José María Álvarez Pallete reafirmó una queja que le hemos escuchado en el pasado y que, por cierto, comparte con sus colegas: la regulación asimétrica está drenando el crecimiento del sector y es una de las causas que motivan la actitud recelosa de los inversores, precisamente cuando más hace falta su confianza. No será la última vez que tenga razones para expresar la misma queja. Dos días antes, el Parlamento Europeo había aprobado la versión final del Código de las Comunicaciones Electrónicas (EECC es su sigla en inglés), fruto de un proceso sobre 35 CEOs de operadores e industria proveedora – entre ellos Pallete – advirtieron en abril «no apreciamos signos de que [el futuro código] favorezca el cumplimiento de las ambiciones originales ni facilite el clima para las inversiones necesarias».

La propuesta inicial de la Comisión, en septiembre de 2016, condensaba las buenas intenciones propias de la llamada Agenda Digital Europea 2020. Un año y medio después, el código está aprobado con enmiendas pactadas por el Consejo y el Parlamento, un resultado que no satisface a nadie. Los parlamentarios europeos impusieron un elemento ajeno al objetivo inicial: fijar un precio tope en las llamadas y mensajes intereuropeos: 19 centavos de euro por minuto y 6 centavos por SMS, en ambos casos como máximo. A su vez, el Consejo relativiza esa medida: los reguladores nacionales podrían eximir a los operadores de esos límites si estos demostraran que causa perjuicio a su negocio.

Los análisis de diversas fuentes demuestran que en la mayoría de países de la EU los precios reales de mercado son inferiores, pero esto pareció importar poco a la ponente checa que exaltó la enmienda como una conquista de los ciudadanos europeos. ¿Alguien cree en serio que a los usuarios de Skype, WhatsApp o Messenger les importará realmente?

Según ETNO, entidad que representa a los operadores con redes móviles propias, «no es más que una cortina de humo para disimular las carencias del código aprobado […]». Lo sustancial es si el EECC, que deberá trasponerse a las legislaciones nacionales en el plazo de dos años, servirá para estimular las inversiones en 5G y fibra que se necesitarán para cumplir con los objetivos definidos retóricamente. En opinión de ETNO, sólo añade complejidad a la regulación preexistente. El único avance, limitado, que observa el organismo es la política relativa al espectro: el plazo de las licencias 5G será de 20 años, en lugar de los 25 que proponía el sector y esperaban los inversores dispuestos a financiar los despliegues de infraestructura.

GSMA, acaso el órgano más representativo e imparcial de la industria, ha declarado que el acuerdo final sobre el código es decepcionante al no aportar una reforma regulatoria que favorezca las inversiones. Reconoce la introducción de ciertos retoques constructivos, pero quedan intactos los problemas esenciales. En particular, la GSMA critica la renuncia a avanzar en el principio ´a un mismo servicio, mismas reglas`.

La principal novedad del EECC es más bien retórica: acepta la importancia de la coinversión y el riesgo compartido entre operadores en el despliegue de redes de alta capacidad. Pero no va más allá de atribuir al BEREC – matriz de los reguladores nacionales europeos – la misión de supervisar las medidas que hagan posible la coinversión. Entre todos los actores del mercado, el único en reaccionar positivamente ha sido el FFTH Council Europe: por esta vía podrían surgir operadores «sólo mayoristas» respaldados por nuevos modelos de inversión. Por su lado, ECTA, representante de las telecos sin red propia y némesis de ETNO, sigue opinando que la coinversión es un subterfugio gracias al cual los grandes operadores reforzarán su poder de mercado.

De todo lo anterior, creo entender que en el fondo no habría tantos desacuerdos si la famosa Agenda Digital tuviera visos de cumplirse. Pero, en extraña coincidencia con la aprobación del EECC, se ha conocido un informe del Tribunal de Cuentas Europeo sobre el progreso de los objetivos de la Agenda. A saber: la cobertura del 100% de los hogares con accesos de 30 Mbps en 2020 está muy verde; en cuanto a la puesta en servicio de 100 Mbps, que ese año debería ser del 50%, a finales de 2017 estaba en una media del 15,4% [España, unas décimas por encima, según el informe].

Tales eran los objetivos que trazados en 2016, cuando empezó a elaborarse el nuevo código. Pues parece que entretanto a la CE le ha crecido la ambición: su plan, bautizado con el pomposo nombre de Gigabit Society, aspira a que todos los hogares europeos puedan disfrutar de velocidades de descarga a velocidades mínimas de 100 Mbps en 2025; en el caso de las empresas y el sector público, se pretende que sea de 1 Gbps. La crítica cae por su peso: no tiene sentido elevar el listón cuando no se ha saltado el anterior.

La clave está, desde luego, en el nivel de inversión y en cómo se financia. Nuevamente, ETNO tiene posición tomada: en 2016, la inversión agregada de los operadores miembros de la asociación en activos tangibles fue de 47.200 millones de euros. En Estados Unidos, el mismo año, 62.800 millones. Lo más llamativo del cálculo es que arroja una inversión per capita de 85 euros en Europa que es menos de la mitad de los 193,3 euros de los operadores estadounidenses. La consecuencia ya se está notando en la diferencia de ritmo en los respectivos planes de despliegue de 5G.

Naturalmente, la carga principal de la inversión va a recaer en los operadores. Estos consideran que el nuevo código no ayuda a despertar confianza en quienes deberían financiarla. Pero también en esto se nota el cambalache de Bruselas: Consejo y Parlamento han convenido en que la regulación podría rebajar su rigor si los operadores se pusieran de acuerdo para invertir en nuevas redes de muy alta capacidad. ¿En qué tejado está la pelota?

7Jun

7/06/2018

Es temporada de conferencias de desarrolladores, y en los últimos días me he ocupado de Build, la de Microsoft  y sucesivamente de Google I/O. Un par de amigos usuarios de Apple se declaran decepcionados por los (según ellos magros) frutos de la conferencia de desarrolladores WWDC. No estoy de acuerdo: se han equivocado de expectativas. Aparte de una cosecha de emojis – la chorrada del año – WWDC me ha parecido interesante.

Una conferencia de desarrolladores está pensada para unos señores – y pocas señoras, he ahí un problema – que escriben software, sólo indirectamente envía mensajes a los usuarios. No es, o no debería ser, la mejor ocasión para presentar nuevo hardware, aunque a veces se haga.  Mis amigos argumentan que «la familia Mac necesita un revulsivo; lleva demasiado tiempo sin renovarse». En esto tienen razón… a medias. Desde luego, Mac no tiene unas ventas comparables a las de los PC basados en Windows, pero contribuye con 12.000 millones de dólares anuales a las cuentas de Apple, de modo que la plataforma no será abandonada.

Por primera vez, Apple ha descartado públicamente una eventual fusión entre iOS y macOS, de la que tanto se ha hablado. A cambio, prometió APIs que hagan más fácil traducir al entorno Mac las aplicaciones creadas originalmente para iPhone e iPad. Esa especulación era paralela a otra, que pronosticaba el cambio de procesador: de Intel a la arquitectura ARM. No es tan fácil: dejaría al borde de la orfandad a una base de usuarios cuyas aplicaciones profesionales no son táctiles. El mismo error que cometió Microsoft con Windows 8 y que tan caro pagó.

Pero ¿quién ha dicho que Apple no pueda renovar próximamente su línea Mac y presentarla en un evento específico? Hay quien opina que se avecinan cambios drásticos en el papel de los dispositivos, que no se resuelve con la quimera de un sistema operativo universal.  Y quien prevé una consolidación de la línea Mac,… la próxima pista la dará macOS 10.14, del que se mostraron algunos pantallazos. Su apodo será Mojave, un salto paisajístico tras la larga serie montañosa [la última, High Sierra ha dado algún disgusto].

La gran novedad ha sido iOS 12, que acompañará la próxima generación de dispositivos móviles. Craig Federighi, VP de ingeniería de software, insistió en que Apple hará todo lo posible para que el nuevo sistema operativo soporte los dispositivos antiguos; una aclaración insólita puesto que el 81% de los iPhones e iPads activos usan la última versión del sistema operativo. Tal vez fuera una alusión a Android, cuyo porcentaje es del 6%.

Cada vez más cómodo con los zapatos de Steve Jobs, Tim Cook se reservó el papel estelar que le corresponde por su rango. Presumió, para empezar, de que en el anfiteatro estaban representados 77 países donde Apple cuenta con un total 20 millones de desarrolladores. Recordó que el mes próximo la App Store cumplirá diez años, lapso en el que los creadores de apps han recaudado 100.000 millones de dólares. Dejando los detalles a otros directivos, Cook resumió afirmando que Apple está a la vanguardia de las nuevas experiencias de usuario como la realidad aumentada, interfaces holográficos, visión computerizada, la voz como controlador, etcétera.  

Un público entregado rozó el éxtasis cuando Federighi afirmó que la realidad aumentada «permitirá explorar todo tipo de experiencias, cambiará nuestro modo de divertirnos y de trabajar». En asociación con Disney, Apple ha desarrollado un nuevo formato, USDZ (Universal Scene Description) para almacenar objetos en 3D y animaciones que podrán ser modeladas por los desarrolladores de AR. Llevar este formato al mercado requiere un socio, Adobe Systems, que incorporará USDZ a su Creative Cloud. Es un reto espectacular: sería posible, se dijo, insertar modelos 3D interactivos en un documento o en una página web. En el mismo capítulo, se hizo una demo de ARKit 2, segunda generación de software para desarrollar ´experiencias` de realidad aumentada en dispositivos móviles. Atención: habló de realidad aumentada, no de realidad virtual,  y cosechó regocijo y aplausos.

Volviendo al principio, discrepo en otro punto con mis amigos fanbois. Me importa destacar la política de Apple en materia de privacidad. En el momento más agudo de los problemas recientes de Facebook, Tim Cook tuvo palabras muy duras, que Mark Zuckerberg no le perdonará fácilmente. Se extiende un ambiente generalizado de sospecha, y Apple siente la necesidad de mostrar sus propias credenciales éticas.

En la WWDC, Cook ha querido recoger la inquietud social acerca del riesgo de adicción que pueden crear, sobre todo en las nuevas generaciones, los productos y servicios online. Apple promete incorporar en los suyos una serie de salvaguardas. Desde una función No molestar que puede ser activada por el usuario para evitar el síndrome de always on – que tan útil parecía, ¿recuerdan? – hasta un control parental que permite limitar el tiempo de uso de los menores de edad.

Todos los usuarios tendrán a disposición una herramienta – Screen Time – para medir el uso de cada aplicación, fijar límites y regular el tiempo: por ejemplo, un usuario de iPhone sería avisado de que lleva una hora metido en Facebook. El navegador Safari se refuerza con nuevos mecanismos de privacidad. Claro está que puede hacerlo porque Apple no tiene (¿todavía?) un modelo de negocio que haga necesario recoger datos sobre el comportamiento de los usuarios.

No podía faltar la inteligencia artificial, aunque sin tanto protagonismo como en otros eventos para desarrolladores. Create ML es una aplicación diseñada para machine learning sin ser un experto. O así se describe. Quien esté ansioso por saber cuándo presentará Apple su nuevo hardware, mejor hará en relajarse: sí, es fundamentalmente una compañía de hardware pero su prioridad es  seguir reforzando el negocio de servicios.

Google no será menos que ´otros`: acelera su IA

6/06/2018

Sundar Pichai

Toda conferencia para desarrolladores que se precie necesita un anecdotario, pero sobre todo necesita un mensaje dominante. Google, a la que el mundo identifica con el buscador por antonomasia, quiere que su nombre se asocie a la inteligencia artificial. Este fue el contenido central de su conferencia I/O. Su extravertido CEO, Sundar Pichai, la redefinió como ´an AI-first company`. En consecuencia, su división Google Research pasa a llamarse Google AI. Y no por casualidad ya que en esta estructura tendrán cabida los mayores esfuerzos de innovación: visión artificial, lenguaje natural, redes neuronales… Teniendo claro que el tiempo de los caprichos ha acabado; todo debe desembocar en el negocio. Leer más

Made in China 2025 ¿O antes?

5/06/2018

El viernes, víspera de abrirse otra ronda de negociaciones comerciales con Estados Unidos, el gobierno chino hizo saber que está presta a retirar las concesiones previas con las que esperaba sellar una tregua, si la otra parte insiste en aplicar sanciones y elevar aranceles sobre sus exportaciones. A estas alturas, lo único seguro es que China anticipará en lo posible sus  objetivos de autosuficiencia tecnológica en áreas prioritarias, plasmados en el programa Made in China 2025. Mientras tanto, en Estados Unidos, por primera vez desde que Donald Trump es presidente, unos cuantos congresistas republicanos critican la eventual revocación de la sanción que pesa sobre la compañía china ZTE. Leer más


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