12Jun

12/06/2014

Gemma me ha pedido que explique por qué Apple ha aplicado una heterodoxa división de sus acciones. Allá voy. Según la leyenda que lo acompaña, el 7 es un número cabalístico, pero no ha sido por eso que Apple lo ha elegido como patrón del split a razón de 7 x 1. Es habitual que las compañías cotizadas se inclinen por un split de 2 x 1, procedimiento que duplica el número de títulos en manos de los accionistas y divide el precio por dos. En teoría, no debería afectar – al menos inmediatamente – el valor de la compañía. Pero si se hace con frecuencia por algo será. He leído un análisis según el cual «especialmente en el sector tecnológico, algunas compañías han comprendido que la alta cotización de sus acciones es un obstáculo para la democratización de su propiedad».

En abril, cuando Tim Cook, CEO de Apple, anunció la medida que se materializó este lunes, dijo que el único motivo era poner las acciones de la compañía al alcance de más gente, pero en febrero de 2012 se había negado a hacerlo con el argumento contrario. La diferencia tal vez resida en que el difunto Steve Jobs siempre sostuvo que los accionistas deberían sentirse remunerados con el aumento de la cotización, sin pretender recompensas a cargo de la tesorería de la compañía, reduciendo así su capacidad de invertir en innovación. Tim Cook ha endulzado el dogma.

Se han esbozado tesis psicológicas al respecto. Una dice que un split envía al mercado el mensaje de que el timón de la empresa está en buenas manos: ningún consejo lo aprobaría si no viera una perspectiva de crecimiento. Desde luego, invertir en bolsa será más fácil para quienes no tienen un gran capital que arriesgar, pero no por ser aparentemente más baratas, los que tienen (o gestionan) grandes capitales, van a dejar de acumular acciones que prometen buen rendimiento. Por tanto, la explicación tiene que ser más compleja.

Desde 2010, 57 de las 500 cotizadas más grandes de Wall Street han hecho un split. En general, en los primeros meses no pasó nada apreciable, pero luego sus acciones se valorizaron muy por encima de la media. Vale. Pero hay otro movimiento común, que es la recompra de acciones propias para formar autocartera, con lo que de hecho se «seca» la oferta de títulos disponibles, con el resultado de sostener la cotización. Es una fórmula de rendimiento que, por ejemplo, practica sistemáticamente IBM [un guasón ha calculado que, a este paso, en 2031 no habrá más acciones de IBM que comprar, porque todas serán propiedad de IBM].

Un split puede tener la virtud de aliviar la presión que los fondos institucionales y los inversores ´buitre` pueden ejercer, y de hecho ejercen, para que los equipos directivos adopten sus estrategias de valor bursátil. Este parece ser el caso de Apple: algunos de esos ´activistas` inspiran las campañas de ciertos blogs empeñados en sostener que Apple ha dejado de innovar y, por tanto, sus ´fundamentales` están frenados.

Al decir de algunos analistas, Cook tendría en mente una segunda derivada: dentro de un tiempo, Apple – la empresa con mayor capitalización en bolsa, supuestamente la más deseable – solicitaría ser parte del índice Dow Jones Industrial Average, limitado a 30 compañías. Para esa intención, el alto precio de la acción sería un obstáculo, al limitar el volumen de negociación.

No sólo Apple ha procedido a un split últimamente. Google lo ha hecho a su manera, creando una nueva estructura accionarial que refuerza el poder de voto los dos fundadores, de manera que ningún grupo de accionistas podrá dictarles lo que han de hacer con la compañía.

Apple ha pasado por tres splits en su historia: 1987, 2000 y 2005. Quien comprara acciones de Apple el 28/2/2005, hoy tendría un capital quince veces superior. Yendo más atrás en el tiempo, una acción original valdría hoy 5.164 dólares, en lugar de los 645,57 del viernes pasado. No es un caso aislado: Amazon ha hecho tres splits, y su valor teórico sería ahora de 4.000 dólares por acción; Microsoft, que ha hecho nueve a lo largo de su vida, valdría unos 12.000 dólares.

Eso está muy bien, pensará Gemma, pero ¿por qué 7 x 1? La hipótesis es la siguiente: desde hace meses se consideraba que 700 dólares era un precio al alcance [de hecho, la acción subió un 23% desde que se anunció el split]. Si se ajustara según su punto más alto [705,07 dólares el día de lanzamiento del iPhone 5 en 2012] la división daría 100,72. En la práctica, en un fin de semana ha pasado de 645,57 a 93,14. Pero hay quien está al acecho del punto más bajo para sacar partido de una subida, pero a este precio le acción podría ser más volátil.

El homo ludens busca la perfección

12/06/2014

Dura vida la de los videojugadores: arrostrar un cierto estigma que les tacha de solitarios, antisociales y frikis en general. Esta imagen, como la de los pioneros del móvil, tiene los días contados: los videojuegos inundan los anuncios en prensa y televisión, surgen de diferentes formatos y para todo tipo de plataformas, alcanzan audiencias multitudinarias y, sobre todo, su disfrute en público no provoca los recelos de antaño. Irrumpe un ´lugar común` con crecientes intereses económicos y aceptación social en auge. Se espera que el mercado español del videojuego aumente su facturación un 130% acumulado hasta 2017, y para entenderlo bastará con leer el análisis del Consumer Lab de Ericsson. Leer más

10Jun

10/06/2014

Los que están en el ajo niegan categóricamente que sea una burbuja, pero tal vez estarían dispuestos a aceptar que es bastante gaseoso que una empresa como Uber – ya saben: junto con Airbnb es el emblema de la llamada sharing economy – pueda ser valorada (sobre el papel) en 17.000 millones de dólares. Uno tras otro, experimentados inversores corren a apuntarse a sucesivas rondas de financiación, y la ruleta sigue girando. Una historia alucinante, verán.

En 2011, Benchmark Capital invirtió 11 millones de dólares, que le dieron derecho al 18% de Uber, fundada un año antes por Travis Kalanick. Si hoy pudiera enajenar sus acciones de serie A – no puede, claro – valdrían 3.000 millones, 280 veces su aportación inicial. En 2013, Menlo Ventures lideró una ronda de 37,5 millones que elevó la valoración teórica a 300 millones. Poco después, otro empujoncito de 258 millones invertidos por Google Ventures la elevó a 3.500 millones. Hay pastel para todos: el pasado mayo otra ronda dirigida por Fidelity Investments recaudó 1.200 millones. Aritméticamente, 17.000 millones de dólares. Sobre el papel, insisto.

Entre los inversores que acudieron a esta última llamada se encuentra Kleiner Perkins Caufield & Byers [KPCB], que tiene entre sus partners a la ilustre analista Mary Meeker [antes en Morgan Stanley]. Si nombro a Meeker es porque se trata de una tenaz negacionista de la burbuja. En su reciente informe sobre el estado de Internet, sostiene que el valor de mercado de las compañías tecnológicas es actualmente el 19% de las que componen el índice S&P 500, por contraste con el 35% que representaban el 10 de marzo de 2000, pico de la burbuja que reventaría días después. Su conclusión es que están lejos de recrearse las condiciones de aquel fiasco. O que hay margen para seguir inflando una burbuja inexistente.

Veamos. ¿Qué hace Uber para merecer tanta atención? Representa un nuevo modelo de negocio centrado en una aplicación que permite a los usuarios compartir su vehículo propio con otros usuarios, en este caso pasajeros, para hacer un viaje en común. Una idea simpática, ecológica y práctica, por la que Uber recauda una comisión. Funciona en 128 ciudades de 37 países, y su fundador ya maneja experimentos del mismo corte: una red logística compartida para el transporte de mercancías, un servicio de courier en Nueva York. Imaginación no le falta, y dinero tampoco.

Kalanick no tiene por qué publicar las cuentas de Uber, que es una empresa privada, pero sin duda las habrá mostrado a los inversores que lo apadrinan. Escapa a la lógica suponer que los ingresos (y no digamos los beneficios, si los hubiera) justifiquen el valor teórico alcanzado. Para medir la escalada, considérese que Hertz, que explota una vasta flota mundial de vehículos de alquiler, tiene una capitalización bursátil de 12.400 millones de dólares, y su rival Avis supera por poco los 6.000 millones.

De todo ello se deduce que la clave no está tanto en las cualidades de Uber, que las tiene, cuanto en la ingente liquidez que manejan los fondos de capital riesgo: parece como si a los inversores les quemara el dinero en las manos. Durante el primer trimestre de este año, según cálculos de Dow Jones, en Estados Unidos se han invertido 10.700 millones de dólares en rondas de financiación de startups que, sin lugar a dudas, sueñan con un futuro como el de Uber, o con una salida a bolsa espectacular, o con ser protagonistas de un acontecimiento sensacional como la compra de What´sApp por Facebook.

Kalanick ya no sueña con eso. En su blog fabula con la misión que el destino ha puesto en sus manos: «cambiar la vida en las ciudades», «transformar el transporte de superficie en un servicio sin límites», «hacer que un coche en propiedad deje de ser un requisito de la vida cotidiana». ¿Que Uber se el centro de las iras de quienes se ganan la vida transportando personas y mercancías? Bah, siempre habrá un economista de Berkeley (o un editorialista de pesebre), para predicar que son intereses corporativos, resabios del pasado.

Panasonic y la tentación de Tesla

10/06/2014

Gadgets de electrónica de consumo y automóviles híbridos o eléctricos tienen en común la apremiante necesidad de una nueva generación de baterías. Es uno de los retos tecnológicos del momento: las dos industrias piden baterías más baratas y más compactas, de igual potencia y superior duración, lo que no sólo significaría superar las tecnologías existentes, pero la solución aceptable se hace esperar. Esta es la premisa para entender por qué Panasonic, conocida como marca de electrónica de consumo en retroceso, y Tesla Motors, fabricante del coche de moda, discuten desde hace meses los términos de un matrimonio que se las promete felices pero encuentra dificultades para consumarse. Leer más

9Jun

9/06/2014

Vodafone ha sido el primer operador de telecomunicaciones en admitir que sus redes han sido «pinchadas» por servicios de inteligencia en al menos seis de los 29 países en los que presta sus servicios. Otros podrían decir lo mismo, pero no lo han hecho, y puede que lo hagan en las próximas semanas y meses.

A diferencia de las grandes empresas de Internet, que han reconocido su condición de víctimas o instrumentos involuntarios del espionaje de la NSA, y han reaccionado en defensa de su reputación, Vodafone no acusa a ningún organismo ni gobierno en concreto. Algún tuitero que yo me sé ha llegado a la rapidísima conclusión de que «todos son iguales», pero no es lo que yo he leído en el exhaustivo Disclosure Report de Vodafone. El documento identifica a Albania, Egipto, Hungría, Irlanda, Qatar y Turquía como países en los que «no hemos recibido ninguna demanda de intercepción legal, pero las autoridades tienen acceso directo a las comunicaciones de los usuarios». Acerca de otros países, se señalan ambigüedades de la legislación; por cierto, en la página 76 se explica que en España se requiere expresamente autorización judicial para acceder a las comunicaciones de los usuarios.

Con este gesto inusual, Vodafone ha marcado distancias con respecto a ciertos episodios en los que se ha visto envuelta (como en Egipto, durante la revuelta de Tahir), pero sobre todo ha tomado la iniciativa de propiciar un debate acerca de  los límites entre privacidad y seguridad: por primera vez, un operador reconoce que forma parte de su responsabilidad social el reconocer la existencia de un problema que hasta ahora sólo parecía inquietar a organizaciones y activistas de los derechos civiles.

La ola levantada – hace justamente un año – por la publicación en The Guardian de las primeras revelaciones de Edward Snowden, ha reventado los parapetos, y todavía se sospecha que puede haber un goteo de nuevas sorpresas. Los vínculos  diplomáticos entre Estados Unidos y Europa se han debilitado [en Alemania, una encuesta ha desvelado que sólo el 35% de los ciudadanos creen que el aliado transatlántico es de fiar], por no hablar de las relaciones con China y  Rusia. En esta situación endiablada han quedado atrapadas las compañías de TIC.

Por un lado, aquellas  que viven de la confianza que millones de usuarios en todo el mundo depositan en Internet, han reaccionado para advertir a Washington que su credibilidad está en el aire, y han desvelado el número de peticiones recibidas para dar información sobre usuarios de sus servicios. Por otro, una compañía tan notoria como Cisco ha escrito una carta al presidente Obama para pedirle contención y transparencia, tras la publicación de fotos [desmentidas por la NSA] en las que se veía la instalación clandestina de dispositivos espía en algunos de sus equipos de exportación. Al presentar sus resultados trimestrales, la compañía atribuyó a este factor la caída de sus ventas en los mercados emergentes, específicamente el chino.

China, en concreto, se ha convertido en la madre de todas las controversias. Durante años, en EEUU se han aireado sospechas de espionaje sobre Huawei, para vetar sus negociaciones con los operadores norteamericanos. El rebote de esas acusaciones puede ser dañino: las autoridades de Pekin han hecho saber que están «revisando» los ordenadores de IBM instalados en los grandes bancos del país, y estudiando la posibilidad de recomendar su reemplazo por suministradores alternativos. Que se sepa, no han tomado ninguna medida, pero la prensa oficial insinuaba que los sistemas de IBM podrían contener «puertas traseras». Días después, se publicaba la noticia de un presunto veto al uso de Windows 8 en los organismos y empresas públicas, sin dar motivos para medida tan extrema.

Bryan Wang, analista de Forrester, ha escrito en su blog que «compañías locales como Huawei, Lenovo e Inspur están sacando ventaja del caso Snowden, y ganando cuota como proveedores de servidores, equipos de almacenamiento y de networking«. Parece improbable que China pueda reemplazar por completo y a corto plazo la tecnología que adquiere en Occidente, pero para las empresas estadounidenses el golpe puede ser duro. A lo largo de años han invertido en ese país, convencidas de que el crecimiento prometido compensaría la decadencia de otros mercados. Y a la inversa: la semana pasada se ha sabido que Lenovo e IBM han pedido al CFIUS (comité que supervisa las inversiones extranjeras en EEUU) más tiempo para presentar documentación adicional sobre la operación pactada en enero, por la que la empresa china compraría activos de la división de servidores de la americana. Se puede suponer que ambas han querido evitarse un disgusto que hace pocas semanas descartaban [vean el viernes próximo mi entrevista con Gerry Smith].

Chambers prevé una «consolidación brutal»

9/06/2014

Cisco Live cumplía 25 años, y festejó el aniversario a lo grande, llenando hasta la bandera el Moscone Center de San Francisco. Pocos días habían pasado desde la presentación de resultados, que por tres trimestres consecutivos han registrado caídas en los ingresos de la compañía, pero John Chambers, su CEO durante 19 de esos 25 años, tenía un mensaje para los 25.000 asistentes: el futuro es brillante para Cisco, pero la industria de las TI camina hacia una «brutal» consolidación: «esas grandes compañías que venden productos, en lugar de arquitecturas, tendrán serios problemas, y quedarán atrapadas entre Cisco por un lado, y los vendedores de marca blanca por otro», predijo. Citó expresamente a HP e IBM. Leer más

6Jun

6/06/2014

¿De qué hablamos cuando decimos Samsung? Normalmente, de Samsung Electronics, la rama más visible de un conglomerado coreano que acaba de anunciar la próxima salida a bolsa de Samsung Everland, el holding familiar que controla todo el tinglado. ¿Por qué ahora? Hay que ser muy ingenuo para creerse la explicación oficial: «[…]reforzar la transparencia de la gestión, en línea con los estándares globales». Todos hemos leído que el patriarca Lee Kun-hee ha sufrido una crisis cardíaca, de lo que nos atrevemos a deducir que es hora de preparar la sucesión.

Se dice por ahí que el heredero aparente, Lee Jae-yong no está dotado para desempeñar funciones ejecutivas, pero para eso está una plétora de directivos leales. Con independencia de sus cualidades, Jay Lee [así gusta ser llamado] es el único hijo varón del chairman; él y sus dos hermanas controlan el 42% de Samsung Everland, pieza clave del entramado porque de ella se deriva el control sobre Samsung Life, compañía de seguros que, a su vez, es primera accionista de Samsung Electronics. La típica estructura de un chaebol coreano, propiamente un laberinto de participaciones cruzadas. Otro grupo empresarial, KCC, y el fondo nacional de pensiones, apuntalan el dominio de la familia Lee. Se ve muy bien en el siguiente gráfico:

En el fondo, quizás el enfermo señor Lee quiere evitar que entre sus herederos estalle un conflicto como el que él mismo vivió con sus hermanos mayores, que le acusaron [la justicia desestimó este año la demanda] de apropiarse de acciones que su padre, Lee Byung-chu, fundador de la compañía, les había prometido.

En fin, que si todo está atado y bien atado, como se pretende en las dinastías ¿por qué y para qué sacar a bolsa el holding Everland, del que padre e hijos tienen el 46%? Últimamente se han reabsorbido participaciones cruzadas dentro del grupo, lo que da pie a teorías no excluyentes: 1) que las empresas del grupo vendan sus participaciones minoritarias en la cabecera, obedecería al objetivo de acumular recursos con los que financiar su expansión en nuevas oportunidades de negocio o 2) que los hijos del chairman reutilicen los fondos obtenidos por la venta de acciones en el todo, les permitiría reinvertirlos directamente en las partes con el fin de priorizarlas. Ambas teorías, benévolas, confluyen en una supuesta simplificación estructural.

Una tercera teoría es más cínica: un analista del broker coreano Kiwoon Securities comenta: «lo que buscan los herederos es dinero fresco con el que pagar el impuesto de sucesiones a que estarán obligados tras la muerte de su padre» [en el capitalismo coreano, ese impuesto llega al 50% del patrimonio heredado]. Los activos conocidos del patriarca Lee incluyen el 3,4% de Samsung Electronics, el 20,8% de Samsung Life y el 1,4% de la ingeniería Samsung C&T. Al valor actual estimado, sus herederos tendrían un coste fiscal de 6 billones de won (4.300 millones de euros).

La prensa coreana ha advertido que la salida a bolsa de una pieza capital del imperio Samsung podría poner en riesgo la estabilidad bursátil, si se diera el caso de una dificultad seria de la compañía en el mercado mundial: sumando las 24 compañías cotizadas del conglomerado, su valor bursátil equivale a 310.000 millones de euros, un 28% de la capitalización total del Korea Exhange (KRX) y del índice KOSPI.

No entiendo por qué lo llaman simplificación. La economía coreana, asombrosa por muchas razones, presenta una vulnerabilidad insólita, producto del exceso de simplificación: cuatro chaebol suman el 28% de la bolsa: Samsung (28%), Hyundai (12%) SK Group (7%) y el consorcio LG (5,9%). Aunque, claro está, la biología tiene otras reglas.

5Jun

5/06/2014

Un buen amigo me gasta bromas a propósito de una contabilidad que dice llevar sobre cuántas crónicas dedico últimamente a Microsoft. No veo la utilidad del ejercicio ni he comprobado sus cuentas. Pero me parece justo decir que desde que Satya Nadella ocupa el despacho que fuera de Steve Ballmer, Microsoft está dando mucho más juego informativo. Nadella sólo ha cumplido (ayer) cuatro meses en el puesto de mando, y está dando la vuelta a la compañía.

En este tiempo, por ejemplo, negoció discretamente con Apple para que Bing – al que algunos daban por desahuciado – y no Google, sea el motor de búsqueda integrado en Spotlight, que cumple esa misión en el nuevo sistema operativo para Mac, OSX Yosemite. Es una de las novedades – según Mario Kotler, la menos celebrada – anunciadas en la WWDC, y se puede apuntar en la misma lógica de lanzar la versión de Office para el iPad, un viraje con el que Microsoft inauguró la nueva estrategia de favorecer que su software esté presente en tantos dispositivos como sea posible aunque no sean Windows.

Para que nadie confunda sus intenciones al perseverar con el Surface Pro 3, Microsoft respalda esta semana en Computex el anuncio de nuevos productos basados en Windows, entre ellos un dos-en-uno de HP [Pro X2] que podría considerarse como un competidor directo de aquél, y una tableta de Toshiba. De momento, parece que la idea de espolear a la industria con un modelo «de referencia» empieza a tener seguidores.

Windows 8 es considerado por consenso como un fiasco, y cunde la impresión de que a Windows 8.l. no le irá mucho mejor; mientras tanto, Windows 7 se está llevando la mayor parte de las sustituciones de XP, pero no parece que Microsoft se alarme por ello: Nadella ha dado orden de acelerar el desarrollo de Windows 9, con lo que deja ver su disposición a romper el ciclo de vida prolongada que han seguido (o intentado seguir) las versiones anteriores de su sistema operativo. No me extrañaría – lo digo con la debida prudencia – que si estos movimientos salieran bien, el modelo de negocio de Windows puede cambiar radicalmente el año próximo.

Ya he comentado aquí otros movimientos que robustecen Azure como alternativa a Amazon Web Services. La disociación entre Windows y Azure no es sólo nominal: el propio Nadella dijo el otro día que Linus va ganando terreno en su plataforma cloud. Por otro lado, el acuerdo con Salesforce – que todavía no se ha sumado a Azure, pero le falta poco – hay que valorarlo por la originalidad de dar facilidades a un competidor con el que siempre se ha llevado fatal, y que precisamente el mayor obstáculo con el que Dynamics CRM tropieza en el mercado de software como servicio.

Ayer leí una noticia llamativa que abunda en lo anterior: el fichaje de Preston McAfee como Chief Economist de Microsoft, un cargo nuevo en el organigrama de la compañía. Las cualidades de McAfee, según escribe una colega suya, «aúnan la economía, la ciencia de la computación y la ingeniería, un exponente poco común de investigador interesado en la aplicabilidad de sus ideas al mundo real». McAfee es un economista académico que tiene registradas varias patentes en el campo de machine learning.

Si estos antecedentes no fueran suficientes, veamos otros: ocupó el mismo cargo en Yahoo entre 2007 y 2012, año en que pasó a Google como director de tecnologías estratégicas. Harry Shum, VP de la división Microsoft Research, explica así la creación del nuevo puesto: «nuestros modelos económicos están cambiando. En la economía Ford, podías comprar lo que había (un coche de un solo color); en economía Starbucks, te venden lo que pides; ahora estamos en la economía Pandora, compras lo que quieres porque el servicio aprende y se ajusta a tus necesidades y deseos».

Los lectores habituales, incluído mi amigo del primer párrafo, entenderán que me seduzca la idea de combinar la economía y la tecnología; esa es la finalidad de este blog, así que empiezo a imaginar cómo podría ser una entrevista con Preston McAfee.

Software de gestión: mucho gasto, poco uso

5/06/2014

La mediana empresa europea malgasta millones de euros en la compra de software de gestión que no llega a desplegarse o es infrautilizado. Así de rotunda es la principal conclusión del estudio Mid-Market Business Software 2014, que la consultora Redshift Research ha elaborado por encargo para Sage. El 88% no tienen activadas todas las capacidades del software que han adquirido en el año precedente, Dando un paso más en el diagnóstico, se afirma que «los decisores de TI no escuchan suficientemente a los usuarios finales». Por el lado positivo, España estaría en las primeras posiciones en todos los parámetros que analiza el estudio, a la misma altura que Alemania o Reino Unido. Ver para creer. Leer más


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