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Desde hace casi tres años, el autor de este blog ha perseguido infructuosamente la oportunidad de una entrevista cara a cara con Vittorio Colao, CEO del grupo Vodafone. Entretanto, ha sido invitado a dos briefings de Colao con la prensa española, el anterior en 2012. El pasado 22 de abril, Colao estuvo nuevamente en Madrid con motivo de la inauguración de la nueva sede de la empresa, y volvió a comparecer ante un grupo de periodistas. La reciente compra de Ono y sus consecuencias sobre la posición de Vodafone en España centraron buena parte de las preguntas. Las respuestas de Colao, prolijas y bienhumoradas, excluyeron el menor comentario sobre la eventualidad de nuevas adquisiciones. Leer más
A Mario Kotler, colaborador de este blog en San Francisco, no le ha gustado que calificara de «treta bursátil» la decisión de Apple de canjear sus acciones a razón de siete por una. Me atengo a la definición de María Moliner: «medio hábil en el que hay algo de engaño o trampa, que se emplea para conseguir una cosa». La ´cosa` que ha conseguido Tim Cook es el apoyo entusiasta de los inversores, que han catapultado la cotización de Apple hasta rozar los 600 dólares, que no tocaba desde noviembre del 2012.
Desde que tocó techo a 700 dólares, hasta la semana pasada, la acción de Apple bajó un 24% mientras los principales índices subían un 30%. La queja unánime de los analistas ha sido la ausencia de un producto ´disruptivo` más allá de variaciones rituales del iPhone y el iPad. Es mérito de Cook haber logrado que la cotización suba gracias a un malabar [«juego de destreza»].
Creo haber explicado aquí el sentido de la maniobra: Apple necesita que su acción se ponga al alcance de los pequeños inversores: ayer, con 3.000 dólares se podían comprar cinco acciones; en junio – suponiendo que no sigan subiendo – con ese monto podrían comprarse 34 acciones. ¿A quién le importa? Se dice que el objetivo de Cook sería que Apple pase a formar parte del selecto grupo de compañías del índice Dow Jones [un IBEX pero a lo grande]. Su actual capitalización bursátil lo justificaría sobradamente, pero por razones que se me escapan, los gestores del índice prefieren que las cotizaciones no desmientan el mito americano del capitalismo popular: una acción debería estar al alcance de cualquier ciudadano. Apple sería la la quinta compañía del sector TI representada (junto con Cisco, IBM, Intel y Microsoft].
Está de más decir que ese propósito es legítimo. Ese no es el problema al que me refiero, sino el hecho de que Cook ha asumido como propia la doctrina de los ´inversores activistas`, cuyo héroe es Carl Icahn, que tienen como meta exclusiva el retorno de valor al accionista. La fórmula clásica de remunerar la fidelidad de los inversores mediante la suma de capitalización y dividendo les parece poco, a pesar de que Apple tiene uno de los rendimientos [NPY, net payout yield] más altos de Wall Street, el 10,9%.
La única ´disrupción` que interesa a Icahn y otros de su especie es la recompra de acciones, que en teoría puede saciar la demanda y elevar el precio; pero como no sería práctico a 600 dólares por acción, la fórmula que proponen es split + buyback.
Precisamente, Apple se encuentra en la confortable situación de dedicar el 11% de su valor en bolsa a retornar riqueza a sus accionistas y, después de hacerlo, mantener intacto un colchón de tesorería que a finales de marzo era de 151.000 millones de dólares. Y eso que, desde agosto de 2012, ha destinado 66.000 millones al programa de recompra de acciones. El consejo ha autorizado a Cook a subir la cifra hasta 130.000 millones antes de finales de 2015. Sin contar con un dividendo del 8% pagadero el 15 de mayo.
Sin embargo, se da la circunstancia de que el 87% la tesorería de Apple [132.000 de los 151.000 millones] está fuera de Estados Unidos, y repatriarla tendría un coste fiscal que Cook prefiere evitar. Esta es la explicación de que, a pesar de lo que guarda en su cofre, la compañía haya tomado otra decisión que puede parecer insólita: aprovechar la coyuntura del mercado de capitales para endeudarse – a un coste inferior al del impuesto que se ahorra – y con ese dinero comprar sus propias acciones. No nos extrañemos de que los analistas no contaminados escriban que lo que Apple necesita son ideas y productos nuevos, no sólo una atrevida ingeniería financiera. ¿A alguien le importa cómo será el iPhone 6?.
Después de un 2013 chato, los consumidores y las empresas vuelven a gastar/invertir en tecnologías de la información, según un informe de Gartner que estima el total mundial para este año en 3,771 billones de dólares, un 3,2% de incremento, que representa 117.000 millones adicionales. La cifra es prácticamente idéntica a la que se estimaba en principio para el año pasado (3,776 billones) pero se queda corta sobre los optimistas 3,917 billones que entonces se contemplaban para 2014. El analista John Lovelock resume: «las empresas han pasado de frenar a planificar y ahora se han puesto en modo compra». Con matices, todos los segmentos analizados esperan números mejores que el año anterior. Leer más
Por primera vez, Satya Nadella ha dado la cara ante los analistas, a los que presentó personalmente los resultados de Microsoft en el tercer trimestre de su año fiscal 2014. Al prestarse a esa liturgia – que su antecesor rehuía – y prometer que mantendrá la costumbre en el futuro, Nadella se ha ganado la simpatía de los profesionales que nunca simpatizaron con las maneras de Steve Ballmer. Casi todos los participantes iniciaron sus preguntas agradeciendo a Nadella su gesto. Aunque, a decir verdad, el nuevo CEO es muy escasamente responsable por los resultados que expuso, ya que está en su puesto desde el 4 de febrero.
Los ingresos trimestrales tuvieron un crecimiento plano y el beneficio neto descendió un 6,5%, pero en ambos casos las cifras han sido mejores de lo que esperaban esos mismos analistas en los días previos. Una vez revisadas las tablas, se comprueba que el beneficio se ha visto afectado por un aumento del 24% en el capítulo «costes de ingresos» en el que, aparentemente, se incluyen los desembolsos obligados por el lanzamiento de la tableta Surface y la consola Xbox One.
Había curiosidad por conocer los números de Windows, y estaba muy justificada. Las ventas del sistema operativo en su variante de consumo bajaron un 15%, compensadas por un 4% de subida en el segmento de empresas. Mientras las primeras parecen confirmar que el mercado de PC se estabiliza – en esto coinciden IDC y Gartner – después de haber caído sistemáticamente, no es en absoluto seguro que el segundo parámetro sea sostenible más allá del reemplazo forzado de XP.
Por otra parte, el reciente anuncio de gratuidad del sistema operativo para dispositivos de bajo precio inspiró una pregunta sobre los futuros cambios en el modelo de licencias. Nadella tiró de una frase de las suyas [«en un mundo de computación ubicua, Windows tiene que ser ubicuo, y la experiencia de los usuarios abarcar una variedad de dispositivos»] y una conclusión pragmática: «si se pretende que Windows sea realmente ubicuo, lo lógico es que sus diferentes versiones tengan precios diferentes». De lo que se infiere que la compañía tiene que moverse con rapidez en previsión del inexorable declive del más histórico de sus negocios.
Por eso resulta revelador que las estrellas de los resultados trimestrales hayan sido, por un lado, el software empresarial [SQL Server, Windows Server Premium, Lync, Sharepoint,…] con crecimientos de dos dígitos; y por otro Azure, su plataforma cloud: Azure, con un 150% de crecimiento de ingresos, y Office 365, un 100%. Las nuevas suscripciones a Office 365, un millón en el trimestre, elevan la cuenta a 4,4 millones, un dato alentador; se puede suponer que la disponibilidad de Office para iPad elevará esas cifras. La CFO Amy Hood, esta vez eclipsada por la disposición de Nadella a responder por sí mismo, dejó una precisión: la adopción de Azure crece pero los números tardarán en cuadrar, mientras que Office 365 ya es rentable en la situación actual. La división Commercial Other que amalgama ambos negocios, ingresó 1.900 millones de dólares en el trimestre, y según subrayó Hood, su ritmo de marcha es de 8.500 millones anuales.
Un par de días después de anunciar los resultados, se materializó por fin la compra de los activos que fueron de Nokia. La digestión no será fácil, y Amy Hood se escudó en que en ese momento no tenía información suficiente para anticipar dos asuntos que inquietaban a los analistas: el eventual coste de reducción de los 25.000 nuevos empleados, y que impacto se espera en las cuentas del último trimestre del año fiscal. En este asunto, Nadella dejó que la CFO se hiciera cargo de responder.
Los resultados de Apple al cierre del primer trimestre (segundo de su año fiscal) ofrecen al menos tres perspectivas. Una de ellas constata que el iPhone sigue aumentando su peso en el total de ingresos de la compañía, a los que aporta el 57,1%. No merecería mayor comentario si no fuera porque, paralelamente, desciende la contribución del iPad (16,7%), dos cifras que dibujan una dependencia excesiva de su producto estrella. Hace ahora un año, todos los análisis subrayaban que el iPhone empezaba a tocar techo, y que el potencial de crecimiento residía en el iPad. Se han invertido los términos: gracias en gran medida al mercado chino el iPhone ha crecido un 17% en unidades y un 14% en ingresos, mientras el que toca techo es el iPad,-16% y -13%, respectivamente: un año antes se vendieron 19,5 millones de tabletas, este año 16,4 millones.
China ha resultado ser lo que se esperaba, un catalizador: ha estado a punto de alcanzar los 10.000 millones de dólares (una quinta parte de los ingresos totales) y desde ya se puede prever que superará a Europa (10.230 millones) cuando se publiquen las cifras del segundo trimestre. Sin restar importancia al espectacular incremento en Japón (26% en un año), China es la gran apuesta de Tim Cook: ha prometido triplicar el número de tiendas de la marca en ese país, y los acuerdos con los operadores le aseguran 40.000 puntos de venta. Cook ha dicho que el 60% de los compradores primerizos de un iPhone durante el trimestre eran antes usuarios de Android [lo que, de ser cierto, contradice lo que se venía publicando hasta ahora]. La supuesta desaceleración del mercado de smartphones podría no ser tal: según Cook, las ventas del iPhone en China han sido ocho puntos más altas que la media estimada por IDC para ese mercado.
Estas circunstancias han calmado (temporalmente) las aprensiones de quienes sostienen que Apple no debería postergar durante mucho tiempo la presentación de algún nuevo producto. Al respecto, Tim Cook ha dado a entender que tiene algo grande en preparación, pero sin dejar resquicio a más conjeturas.
¿Hay algún peligro en el hecho de que dos productos suman el 73,7% de los ingresos? No es lo que traslucen los resultados. Desde una perspectiva financiera, el trimestre ha sido magnífico: sobre 45.646 millones de dólares ingresados, el 22,4% ha ido a engrosar el beneficio neto, una proporción que sólo se ha visto cinco veces en toda la historia de la compañía. El margen bruto ha vuelto a subir, algo que no se veía desde mediados del 2012. A este paso, el año fiscal se cerrará, probablemente, con ingresos por 180.000 millones de dólares o más.
Con lo dicho hubiera bastado para hacer subir la cotización de Apple en bolsa, pero Cook se guardaba otra carta: un split por el que cada acción actual se canjeará en junio por siete. Es una maniobra que, en teoría, no debería tener impacto matemático sobre el valor de la compañía, pero sí tendría un efecto «psicológico», al ampliar el número potencial de accionistas: por un lado, los pequeños inversores suelen eludir los titulos de alta cotización, y por otra – interpretando el split como una manifestación de confianza en la rentabilidad futura – la demanda aumentaría, porque los accionistas actuales previsiblemente aprovecharán para incrementar sus activos comprando nuevos de acciones.
De modo que la treta de ingeniería bursátil no será inocua. Si a ella se une la decisión de ampliar de 60.000 a 90.000 millones de dólares el programa de recompra de acciones antes de finales de 2015, es fácil deducir que la cotización de Apple ha iniciado un ciclo alcista que se vería reforzado si los resultados del trimestre actual confirmaran la tendencia precedente.
En diciembre murió de causa natural Henri Réchatin, quien para muchos fue el mejor funambulista de todos los tiempos. A sus 82 años, seguía enamorado de las alturas y despreciaba las redes de protección. Sin duda, Cisco no le habría aconsejado ese comportamiento en ningún caso: le diría que el alambre se corrompe, que los vientos rolan a capricho y de cómo la suerte hay que mimarla cuando los elementos están en contra, e incluso si están a favor. El Informe Anual de Seguridad 2014, elaborado por Cisco, recoge muchos datos que el intrépido Réchatin – de haber usado Internet – no hubiese valorado, pero que sirven de guía a quienes siguen actuando sin apreciar los riesgos que corren. Leer más
Desde Chile me escribe un lector que cree haber observado en el newsletter del pasado día 15 «animosidad contra el software de código abierto», a propósito del caso Heartbleed. No estoy en absoluto de acuerdo, así que tendrá que exponer por qué. Permitaseme que empiece por recuperar una frase de Jim Whitehurst, CEO de RedHat, señalando la existencia de dos fenómenos simultáneos: el rápido crecimiento de las compañías web ha provocado una explosión de la escritura de códigos open source, y la abundancia de desarrolladores ha facilitado la demanda por parte de los usuarios. Es un hecho que hasta las más recalcitrantes empresas de software ´propietario` se han acomodado, en distinto grado, a la existencia de open source adversarios del software abierto.
Uno de los argumentos que se esgrimen en favor del software abierto es que su seguridad es mejor que el ´propietario`, gracias a los procedimientos comunitarios de elaboración y revisión posterior de los programas. Recordemos que en Heartbleed no estamos hablando de malware sino de un código que no pasó por la necesaria validación. El programador alemán que cometió el error, lo ha admitido como una responsabilidad personal, y en varias entrevistas ha recalcado que el problema no está en el modelo open source sino en que, por su despiste accidental, no se siguieron las reglas de revisión.
La sinceridad es una virtud apreciable, pero aun así hay que preguntarse por qué esta vulnerabilidad en una rutina de seguridad de OpenSSL pasó tanto tiempo sin que nadie la advirtiera. Y por qué hasta hoy no se sabe si fue o no aprovechada y cómo. Desde luego, no es algo intrínseco al open source: el software ´propietario` no exhibe las mejores credenciales en la materia, y las empresas de seguridad se han cubierto de gloria.
Robin Steggelmann – el programador que trabaja para Deutsche Telekom – da una pista: el proyecto OpenSSL (secure sockets layer) es instrumentado por compañías como Google, Facebook, Amazon, Netflix y Yahoo, y por numerosos organismos gubernamentales, pero su desarrollo y mantenimiento tiene una notoria carencia de recursos. Véase lo que cuenta el Wall Street Journal: sólo 1 millón de dólares anuales es el presupuesto de la OpenSSL Software Foundation, que financia la actividad de cuatro programadores, de los que sólo uno trabaja a tiempo completo.
Comparar esa circunstancia con los fondos de los que dispone cualquier compañía de software comercial resulta sangrante. Microsoft tiene en plantilla cientos de especialistas en open source. La comparación pertinente hay que hacerla con Linux: compañías como Oracle, HP, IBM o Samsung – entre 180 en total – contribuyen con cuotas medias de medio millón a sostener la Linux Foundation.
De manera que las fantasías sobre el crowdsourcing olvidan mencionar este pequeño detalle: los proyectos de software abierto necesitan financiación, y esta debe venir de quienes ganan dinero gracias a ellos. Hay quienes opinan que la identificación «subliminal» entre Linux y open source se debe a la personalidad única de Linus Torvald, que escribió el código original en 1991; otros dicen que el secreto está en que las varias distribuciones de Linux, lejos de ser enemigas del mercado, han favorecido la aparición de interesantes modelos de negocio. Entre otros, también el floreciente Hadoop, es fruto de ese fenómeno.
Evidentemente, OpenSSL, a pesar de su proliferación en sitios web, no es comparable a Linux, aunque sean vecinos de galaxia. Lo ha dicho con elocuencia Jim Zemlin, director ejecutivo de la Linux Foundation: «vivimos en un nuevo mundo, cuyas redes son millones de desarrolladores, y yo sólo soy su lobista en jefe».
Un estudio respaldado por la GSMA y divulgado en febrero, estima que el coche conectado tendrá un mercado global de 39.000 millones de dólares en 2018. No es la única cifra que se baraja: la consultora iGR calcula que el ritmo de crecimiento del número de coches conectados en Estados Unidos será del 142% entre 2012 y 2017. En fin, ante escenario tan prometedor, el papel de las operadoras se antoja determinante: ahora es cuando pueden poner los medio para no quedar relegadas a un rol subordinado (relativamente) con el que se han conformado en los smartphones. Puede que tengan que verse nuevamente con Apple y Google, pero creen que esta vez la relación de fuerzas será distinta. Leer más
Hasta llegar al tercer párrafo, la historia me pareció descabellada, inverosímil. Luego, con la abundancia de testimonios, cambié de opinión. Este lunes, el suplemento FTfm del Financial Times citaba a Nick Finegold, cochairman del banco Espirito Santo: «es sólo cuestión de tiempo que los grandes grupos de Internet invadan el negocio de la gestión minorista de activos financieros». No quiere decir que Facebook o Google vayan a competir abiertamente en los servicios financieros. Quiere decir que podrían buscar alianzas para vender servicios financieros a su ingente masa de usuarios. «Se me hace imposible pensar en otro sector que sea más vulnerable al imperio que ha construído Google basándose en los datos de los consumidores», remacha Finegold.
No es un ejercicio teórico. Esa práctica ya existe en China, donde el líder del comercio electrónico, Alibaba, ha creado una empresa satélite para gestionar fondos de particulares en el mercado monetario. Su compatriota y rival Tencent – cuarta compañía de Internet en el mundo – ha hecho lo mismo uniéndose a un banco de Hong Kong. Viene que ni pintado un estudio en el que PricewaterhouseCooper (PwC) estima que el valor de los activos financieros gestionados en el mundo crecerá de 64 billones de dólares en 2012 a 102 billones en 2020 [son billones, no hay error] y prevé que China pasará a primer plano en consonancia con el interés de las autoridades de Pekin en internacionalizar el yuan y liberalizar el mercado de capitales.
Volviendo al principio, la señal de alarma ha sonado tras el anuncio de Facebook sobre el inminente lanzamiento de un sistema de transferencia de dinero entre sus usuarios europeos. La iniciativa podría ser imitada por Google, siempre atenta a los movimientos de su vecino, como una salida al poco exitoso Google Wallet. El texto sugiere que Amazon tendría planes similares y, de paso, recuerda que Tim Cook, en la última presentación de resultados de Apple, se declaró «intrigado por las posibilidades de negocio» que abren los pagos móviles.
El mencionado estudio de PwC dedica un capítulo crítico a la relación entre los servicios financieros y las TI. La mayoría de los profesionales que trabajan en el sector – dice – no saben usar más de 20 de los miles de funciones disponibles en un terminal de Bloomberg, lo que implica que se han habituado a trabajar con las mismas informaciones que usan sus competidores, en lugar de sacar más partido a la tecnología disponible. Los gigantes de Internet, en cambio, son extraordinariamente creativos en la capacidad de analizar los datos que revelan el comportamiento de los usuarios.
Los temores de Finegold ya no me parecen infundados: es evidente que la cartera de los gestores de fondos envejece, y en pocos años tendrán que tratar con una nueva generación, familiarizada con la tecnología. Hay otro factor que considerar: si Google o Facebook quisieran meterse en estos jardines, despertarían el celo de los reguladores, por lo que probablemente preferirán asociarse con compañías del sector financiero. No me vengan con historias sobre Big Data: está por demostrar que los usuarios – al menos los que tienen capacidad para invertir – vayan a tolerar el uso de sus datos personales y patrimoniales obtenidos en otro contexto.