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Samsung no ha dicho qué procesador equipará el Galaxy S6, que presentará el 1 de marzo, en vísperas de la apertura del Mobile World Congress de Barcelona. Pero es posible que sea el nuevo Exynos 7420, cuya producción masiva ya ha iniciado la filial de semiconductores de la compañía coreana. Una de sus singularidades es que se fabrica con proceso de 14 nanómetros FinFET tridimensional. Hay más motivos para detenerse en la noticia. Hasta ahora sólo Intel tenía capacidad industrial para producir chips con esa tecnología que mejora significativamente el proceso de 20 nanómetros plano que Samsung usa para sus procesadores que equipan para el Galaxy Alpha y el Galaxy Note 4. Esto no es todo. Leer más
Si no fuera una metáfora socorrida, me atrevería a decir que las noticias sobre ataques cibernéticos nos muestran que es tarea imposible hacer que el genio vuelva a la botella de la que escapó en mala hora. Una tras otra, vamos conociendo – demasiado tarde – las andanzas de hackers, mercenarios y servicios de espionaje que parecen no tener fin ni arreglo. Kaspersky Lab, una de las empresas líderes en el mercado de la ciberseguridad, ha publicado un tremebundo informe en el que desenmascara una APT (amenaza avanzada persistente) bautizada como Equation Group. El documento describe en detalle más de una década de ataques contra objetivos diplomáticos y vulnerabilidades emparentadas con Stuxnet, aquel malware presuntamente desarrollado al alimón por Estados Unidos e Israel para desbaratar los planes nucleares de Irán.
Eugene Kaspersky, el extrovertido fundador de la compañía, ha precisado que no está en condiciones de confirmar si Equation es una creación de la NSA, porque sus expertos «sólo se ocupan del análisis técnico, no de atribuir la autoría del malware». Aunque no identificó a los autores, los describió como «uno de los más grupos de ciberatacantes más sofisticados del mundo y la amenaza más avanzada que hemos visto». La lista de países afectados por la prolongada infección incluye Irán, Rusia, Afganistán, Pakistán, India y China, y en menor escala Indonesia y Vietnam. Los objetivos han sido organismos gubernamentales, empresas de telecomunicaciones, energía, petróleo e investigación nuclear. Este malware contiene un mecanismo de autodestrucción, que ha dificultado su detección durante los 14 años que se estima ha permanecido activo.
El instrumento del que se han valido los atacantes ha sido la inoculación de un código malicioso en el firmware de discos duros de la mayoría de marcas conocidas: Western Digital, Seagate, Toshiba, Maxtor, Samsung e Hitachi. Al alojarse en el firmware, el código no puede ser escaneado y sobrevive al reformateado del disco. Sólo el fabricante podría removerlo, según el informe. Las distintas variantes del virus creada a lo largo de los años reciben nombres como DoubleFantasy, Fanny, GreyFisch y Equation Drug, además del celebérrimo y letal Stuxnet. Todos siguen vivos, bien agazapados en alguna parte.
El célebre cazador ruso de virus se ha apuntado otro tanto al desvelar que una red de hackers formada por individuos de Rusia, Ucrania, otros países del este de Europa y China, se han valido desde 2013 de un software que Kaspersky llama Carbanak para sustraer dinero de un centenar de bancos – no especificados – en 30 países. Prácticamente toda la banca rusa ha sido víctima del engaño, pero ninguna entidad estadounidense. El monto total se estima en 1.000 millones de dólares, segmentado en paquetes inferiores a 10 millones «para no llamar la atención» (sic), y sin afectar a cuentas de clientes. A un solo banco le sustrajeron 7,3 millones reprogramando el sistema de sus cajeros automáticos, y a otro 10 millones apoderándose de su plataforma online. Se trata de una banda de ladrones de bancos «muy creativa», según Sergey Golovanov, director de investigación de Kaspersky Lab. A ver qué sorpresa nos depara su próximo boletín.
En teoría, más de 2.000 millones de habitantes del planeta nacidos entre 1977 y 1994, la llamada Generación Y, conforman el segmento con mayor capacidad de influencia sobre las estrategia de la industria del automóvil. Es, por supuesto, una generación tecnológica, que ha crecido en un mundo conectado que modela sus formas de interacción social. ¿Serán estos los destinatarios del coche que, según dicen los rumores, estaría en los planes futuros de Apple? Tal vez no, o tal vez sí, según las conclusiones de un estudio de la consultora Deloitte que radiografía los factores que ese segmento tiene en cuenta a la hora de comprarse un vehículo: coste y estilo de vida relegan a un segundo plano a la tecnología. Leer más
Los departamentos de asuntos públicos se hacen más visibles en las estructuras de las empresas de tecnología, solapados entre los servicios jurídicos y las relaciones públicas. Sus presupuestos aumentan, porque los problemas proliferan. Publicidad, privacidad, ciberseguridad, patentes, fiscalidad, inmigración, energía, drones, wearables, protección de datos y pagos móviles son algunos de los dosieres que maneja un ejército de lobistas. A veces, las empresas tecnológicas forman alianzas en unos temas pero lo más frecuente es que sus intereses sólo coincidan, como ahora, en considerar que la vigilancia de la NSA ha sido nefasta para sus estrategias corporativas.
En Estados Unidos, influenciar en las decisiones políticas es considerado como una inversión tan legítima como desvelar preferencias ideológicas o contribuir a campañas electorales. Y el lobby es un negocio moderadamente regulado que, según los registros formales, mueve 3.200 millones de dólares en Estados Unidos (dato final de 2014). Las empresas de TI detentan la tercera plaza, con 380,4 millones, precedidas por los sectores financiero y sanitario. ¿En qué y quiénes se gastan ese dinero?
Un paradigma es Apple, quinta del ranking del sector: ha pasado del olímpico desprecio de Steve Jobs por los políticos a dedicar 4,1 millones de dólares en 2014 (un 24% más que en 2013) para contrarrestar las suspicacias de Washington hacia, entre otros asuntos, el control sobre los datos de usuarios de sus productos, entre ellos HealthKit y el smartwatch próximo a aparecer.
Apple es sólo una de las diez empresas de esta industria que más dinero destinan a actividades de lobby. La que más, Google, que el año pasado gastó 17 millones y tiene una vasta oficina de representación en el DC, calle I entre 11 y 12, dirigida por una ex representante republicana, Susan Molinari. En el ranking del Centre for Responsive Politics – sin sumar las contribuciones a campañas políticas – aparece en segundo lugar Facebook, con 9,3 millones (6,4 millones en 2013), que publica un detallado informe de su actividad para ´evangelizar` a los legisladores acerca de asuntos vitales para ella, como la privacidad y la seguridad, o incluso lograr apoyo diplomático en los países que le ponen trabas.
Amazon tiene varios tentáculos en la capital estadounidense: por un lado, necesita contrarrestar las críticas de sus competidores Microsoft e IBM, disconformes con que la CIA le haya otorgado un contrato de cloud, pero en su faceta comercial se ha visto envuelta en controversias acerca de su proyecto de entrega de paquetes mediante drones, o el mínimo de edad autorizado para comprar aplicaciones. Jeff Bezos tiene una baza adicional que jugar: en su condición de propietario del Washington Post, se le ve a menudo comiendo con políticos en la ciudad donde se hacen las leyes.
Históricamente, Microsoft ha dedicado mucho dinero a actividades de lobby y, pese a ello ha encajado varias derrotas, pero últimamente parecen haber remitido sus contenciosos: su gasto en Estados Unidos ha bajado de 9,5 a 8,2 millones de dólares. En Europa, no obstante, sigue siendo la primera de la lista compilada por Lobby Facts, con 4,5 millones de euros. Un caso curioso es Huawei, a la que el registro europeo de transparencia atribuye un gasto total de 3 millones de euros, en contraste con los modestos 300.000 dólares que habría dedicado en Estados Unidos a combatir, infructuosamente, la hostilidad política que afronta desde hace años.
Aunque los medios norteamericanos suelen quejarse del acoso al que estarían sometidas las empresas de su país en una Europa demasiado regulada, su esfuerzo de lobby en Bruselas es limitado: en total, los 10 primeros de cada lista han gastado 18 millones de euros en Europa y el equivalente a 53 millones de euros en Estados Unidos. Una desproporción que puede explicarse porque en Estados Unidos, la política está imbricada en su contexto operativo. Las múltiples ramificaciones del caso Snowden, y la presión de la Casa Blanca para que las empresas de Internet colaboren con su política de ciberseguridad son temas que tienen gran calado, como ha demostrado la tibia, más que tibia acogida, que ha merecido la semana pasada la visita de Barack Obama al Silicon Valley, territorio donde tuvo en tiempos grandes valedores que ahora prefieren eludirlo.
Parece que Cisco ha dejado atrás una larga serie de trimestres en declive: el cerrado en enero – segundo de su año fiscal – ha devuelto la confianza a los inversores, con lo que la capitalización bursátil subió hasta los 150.000 millones de dólares, cifra desconocida desde noviembre del 2007. Los ingresos crecieron un 7% [11.900 millones] y el beneficio neto subió de 1.400 a 2.400 millones, sorprendiendo a Wall Street por segunda vez consecutiva. La única mancha en los resultados ha sido el retroceso del 1% en las ventas a proveedores de servicios, pero incluso este dato resulta mucho mejor que el retroceso medio del 10% en un año y medio. Es un buen signo, según John Chambers; aunque el capex de esa categoría de clientes seguirá cayendo, Cisco espera mejorar cuota de mercado en detrimento de sus competidores.
No faltaron anécdotas durante la conferencia con analistas. Chambers replicó secamente a Rod Hall, de JP Morgan, quien había sugerido que el negocio de switching [el 30% de los ingresos totales de Cisco] ha tocado techo tras crecer un 11% gracias a las ventas de su renovada línea Nexus. «No estoy de acuerdo en absoluto – replicó el CEO de la compañía – porque me consta que estamos cerrando acuerdos que no hubiéramos podido cerrar hace un año». El pique pudo obedecer a una pregunta anterior de Hall, que le reclamó precisiones acerca de sus planes de sucesión. «[…] la próxima vez que usted sepa algo sobre el tema, Rod, será el día en que yo tenga algo que anunciar». En 2012, Chambers dejó caer que estaba pensando dejar el puesto que ocupa desde enero de 1995 y a partir de entonces, toda mención a la sucesión ha sido acallada en el mismo tono.
A poco que se repasen las cifras del trimestre, es fácil entender que Chambers prefiera consumar los objetivos de una transformación que inició hace más de tres años antes de salir de escena con todos los méritos para seguir como chairman. En términos generales, puede decirse que Cisco ha cambiado en estos años su eje de gravedad, de las telecos a los centros de datos, el software y los servicios. En estos segmentos de negocio [cloud, seguridad, analytics] el crecimiento ha sido de dos dígitos. Por otro lado, su oferta ´convergente` que tiene a medias con NetApp ha desbaratado la alianza con EMC y VMware, y fue encomiada como uno de los éxitos del trimestre «sin solapamiento competitivo».
No anda descaminado el analista Ittai Kidron cuando escribe: «la racha descendente que ha vivido Cisco ha tenido mucho que ver con un exceso de dependencia respecto de los operadores […] he visto a otras compañías hundirse cuando uno o más de estos clientes, tras prometerles que ampliarían sus capacidades, se echaban atrás a la hora de invertir. En una industria tan regulada como esta, las promesas de los operadores suelen ser un instrumento para obtener concesiones, pero luego las inversiones se aparcan hasta que el beneficio esté suficientemente garantizado».
Una de las satisfacciones de las que presumió Chambers ante los analistas fue el haber duplicado la base de clientes de su propuesta de Application Centric Infrastructure (ACI) nombre comercial que aplica a lo que el resto de la industria conoce con la sigla SDN (software-defined networking): de 580 pasó a 970 y luego a 1.700 clientes. «We´re back with a vengeance«, dijo, y como alguien le preguntó si se estaba refiriendo a VMware, la respùesta fue punzante: «Vemos a VMware como un competidor ´aspiracional` al que derrotar, y cuando le derrotemos nos vamos a divertir; quisiera ser mejor persona y poder decir otra cosa, pero así son las cosas».
La apreciación del dólar podría ser un problema en el siguiente trimestre, porque las ventas fuera de Estados Unidos representan el 51% de los ingresos de Cisco. Por ahora, no ha calculado ese impacto, y los resultados son buenos en todas las geografías. En Europa, el crecimiento fue del 7% interanual, claro que la comparación tiene truco: hace seis trimestres, era un 4% negativo y hace un año el 2% negativo. «Cuando vemos que en el sur de Europa hemos crecido un 20%, mi conclusión es que ninguno de nuestros competidores crece tanto en esta región, y algunos ni siquiera crecen». Por lo que se ve, Chambers está pletórico.
A cada paso, la presentación de los procesadores de quinta generación de Intel está dejando un regusto extraño. Durante décadas, el rendimiento y las características técnicas eran la base del discurso corporativo. En esta ocasión, la compañía ha optado por ensalzar aspectos algo más «abstractos». Se habló largo y tendido de la movilidad y la versatilidad en el trabajo, predicando la batería como una ventaja clave de sus nuevos chips. Los nuevos Core vPro prometen una oficina sin cables. Es, de hecho, un cambio de ciclo, y desde que en enero anunciara Broadwell-U para el mercado de consumo, los argumentos se han reescrito para persuadir a las empresas de actualizar sus ordenadores. Leer más
Como cada vez que una tecnología, o un conjunto de tecnologías, es jaleada acríticamente como «nuevo paradigma», se está hablando y escribiendo últimamente sobre Internet de las Cosas como si no planteara incógnitas ni problemas. Es un boom, una promesa de negocios, y por tanto una fuente inagotable de notas de prensa triviales. La industria tiene que tomar posiciones ante un fenómeno que no puede ignorar, y una manera de hacerlo es mediante adquisiciones preventivas.
Según un informe de Ernst & Young (E&Y), 2014 registró el mayor número (959), y el mayor valor (237.000 millones de dólares) de adquisiciones de empresas tecnológicas – en sentido amplio – niveles desconocidos desde los tiempos de la burbuja del 2000. No quiere decir que hoy haya riesgo de burbuja, qué va: por el contrario, E&Y señala que se están evitando los errores de entonces, cuando el fulgor de unos (pocos) éxitos alentó la euforia colectiva a la hora de poner precio a empresas que no tenían ingresos, ni beneficio ni tesorería ni, en muchos casos, nada útil que ofrecer.
En este panorama, el informe destaca el entusiasmo por una categoría «paradigmática»: IoT. Si las previsiones sobre el futuro de Internet de las cosas son atinadas, habrá que resolver problemas de conectividad, seguridad, procesamiento y análisis de la información, sin contar con la habilidad para ajustarse a unos estándares y una regulación que aún no existen. Es la razón por la que se espera un aluvión de adquisiciones en 2015. Ya en 2014, dos de las diez mayores operaciones tuvieron por protagonista a la industria de semiconductores y sensores, precisamente por su interés en controlar tecnologías asociadas al variable perímetro de IoT.
Por otro lado, 451 Research ha puesto números a esta tendencia, al reseñar 60 startups vinculadas a IoT que en 2014 se vendieron por 14.000 millones en total. Cuatro veces más que en 2013 en número, y el doble en valor. Compañías como Google, Cisco, Samsung, Intel y Qualcomm han tomado iniciativas para colocar IoT como uno de los ejes de sus estrategias. Los autores deducen que no se van a quedar quietas en 2015 y que suscitarán imitación a todos los niveles.
Jeff Liu, analista de E&Y, escribe: «las compañías tecnológicas seguirán haciendo adquisiciones para mantener el sorprendente ritmo de cambio y reorientar sus operaciones hacia nuevas realidades del mercado; buscarán gemas ocultas en empresas innovadoras cuyos nombres desconocemos».
Entre las adquisiciones de IoT en 2014 hay que distinguir las horizontales (de infraestructura) de las verticales (de aplicaciones). Entre las primeras, hubo 20 de especialistas en sensores, semiconductores, plataformas de software, seguridad y conectividad. Entre las verticales, la actividad más notoria es la de transporte y logística (11 transacciones), seguida por ese cajón de sastre llamado fitness and healthcare. El resto, no desglosado, correspondería a una miscelánea en la que parece prevalecer el segmento de home automation. Supongo – ninguno de los informes que he visto lo mencionan – que han quedado fuera las operaciones relacionadas con la corriente del coche conectado, que no han de ser pocas pero se registran como otra industria.
Resumo las principales adquisiciones identificadas por 451 Research: los 3.200 millones que Google pagó por Nest Labs, que a su vez compró luego Dropcam por 555 millones; la de Axeda por PTC (170 millones); la de Basis Science por Intel, que sigue reforzando su cartera en estas tecnologías con la reciente decisión, ya en 2015, de Lantiq; el desembolso no revelado de ARM para tomar el control de Offspak, especialista de seguridad embebida; por último, BlueGiga ha caído en manos de Silicon Labs, empresa ascendente en el diseño de semiconductores para M2M. Cisco juega en varios tableros a la vez, pero en el de IoT ha adquirido dos startups indias que previamente había apoyado a través de su fondo de inversiones. Samsung se ha reforzado en este campo, nuevo para ella, con SmartThings, que compró en agosto; desde entonces, ha duplicado el número de aplicaciones para esta plataforma, que espero podamos conocer dentro de unos días en el Mobile World Congress.
El nombre de Lu Wei no nos dice nada, pero la prensa lo identifica a veces como «el zar de Internet en China», título que probablemente le queda corto porque es el número dos del departamento de propaganda del Partido Comunista. De visita en Washington, declaró hace poco que las empresas extranjeras que quieran hacer negocios en su país, deberían preocuparse menos por ganar dinero que por «comportarse como amigos». La frase viene muy a cuento del desenlace hallado al largo contencioso entre Qualcomm y la NDRC, sigla en inglés de la comisión ´de desarrollo y reforma` que se ocupa de vigilar el cumplimiento de las leyes chinas contra las prácticas monopólicas, la corrupción y la evasión fiscal.
La querella se ha cerrado esta semana con una multa de 975 millones de dólares que Qualcomm ha pagado de inmediato, por haber abusado de su posición dominante en el mercado de procesadores y chipsets para smartphones. Al mismo tiempo, la empresa ha renunciado a recurrir la sanción. La cotización de Qualcomm subió un 4% al quedar liberada del problema que ha tenido en vilo a la compañía. ¿Aquí paz y después gloria? No lo creo. El «acuerdo» estipula cambios esenciales en la política de licencias de la empresa en un mercado que representa aproximadamente la mitad de sus ingresos, y puede crearle problemas en otros mercados.
Qualcomm cobraba a los fabricantes chinos royalties calculados en el 5% del precio mayorista de los móviles 3G y el 3,5% de los 4G fabricados en China. La NDRC objetaba este modo de cálculo, sosteniendo que sería más justo relacionar los royalties con el valor de las patentes involucradas. De haberse aplicado esta fórmula, justa o no, los conflictos hubieran sido constantes, por lo que la comisión prefirió no insistir. Por esta razón, el único triunfo del que pudo presumir Derek Aberle, presidente de la compañía, es que la tarifa seguirá intacta. El truco está en que se aplicará sobre el 65% del precio de los dispositivos concernidos, en lugar del 100% como ocurría hasta ahora, por lo que el coste bajará. Aunque China es el primer origen de los smartphones que se venden en el mundo – ya sea por marcas locales o por los contratos de facturación para marcas extranjeras – el riesgo potencial es que clientes de otros países pregunten por la diferencia de tratamiento: de hecho, el resultado es un doble rasero injustificable. Si a esto se añade que el precio mayorista medio de un smartphone ha bajado de 135 a 102 dólares el año pasado, Qualcomm hace bien en seguir buscando otras fuentes de ingresos.
Como parte de la solución, Qualcomm ha accedido a cambiar su práctica de exigir a sus clientes pactos de licencias cruzadas. Esto lo hacía para protegerse contra eventuales disputas, pero también para tener derecho a incorporar esa propiedad intelectual a los productos que vendía a terceros. Esa fórmula penalizaba a los fabricantes que poseen fuertes carteras de patentes, como Huawei o ZTE, y favorecía a otras, como Xiaomi, que carecen de tales activos. Según Aberle, este desequilibrio será corregido.
Las ramificaciones industriales del litigio son varias. Huawei, por ejemplo, ha optado por usar en algunos modelos de alta gama su procesador HiSilicon en lugar de la familia Snapdragon. Recientemente, trascendió la renuncia de Samsung a utilizar el Snapdragon 810 de Qualcomm en su Galaxy S6, que presentará dentro de un par de semanas.
La sanción económica contra Qualcomm equivale al doble del total de multas aplicadas por violación de la ley antimonopolio en 2014, año en el que las autoridades chinas exacerbaron su severo nacionalismo tecnológico. Otras compañías – Microsoft y Google son casos notorios pero no los únicos – han sufrido trabas y amenazas económicas. Un caso singular es el de Intel, que ante ese peligro optó por «inocularse» contra esas amenazas firmando un acuerdo para invertir 1.500 millones en un fabricante chino de chips Tsinghua.
De los problemas de Qualcomm con las autoridades chinas ha sacado tajada MediaTek, fabricante taiwanés que en los últimos tiempos se ha dedicado a seducir a los clientes de aquella. Pero la política oficial es muy clara: desarrollar una industria china de semiconductores; finalidad de una task force dotada de recursos para invertir en el sector e incluso comprar pequeñas empresas occidentales que tengan capacidad de diseño de procesadores especializados.
Simbólicamente, el anuncio tuvo lugar en el New York Stock Exchange, un ritual más propio de una salida a bolsa. Bill McDermott, CEO de SAP, dijo que era el más importante en 23 años, desde el lanzamiento de R/3 ERP, «y quizá en toda la historia de la compañía». La novedad era S/4HANA, versión rehecha por completo de Business Suite que se ajusta a la tecnología in-memory de SAP HANA. Puede decirse que es la ruptura de un modelo contradictorio, de interacción entre las aplicaciones de SAP y la base de datos de su mayor adversario, Oracle. No es casual que el anuncio coincida con el estrechamiento de vínculos entre esta » nueva SAP» e IBM, otro enemigo favorito de Larry Ellison. Leer más