3/03/2023

Ericsson se juega casi todo al futuro de 5G

Un asunto central en la presencia de Ericsson en el Mobile World Congress ha sido la monetización de las redes 5G. Es, naturalmente, una materia crucial para los operadores, sus clientes. Pero la compañía sueca tiene sus propios problemas de monetización de su actividad. Una prueba tangible: al día siguiente de anunciar sus resultados de 2022, la cotización cayó un 8,8% y siguió cayendo en semanas posteriores. Su CEO, Börje Ekholm ha reconocido que los márgenes de su negocio principal, las redes móviles, empeorarán en el primer semestre de 2023. Por mucho que añadiera esta coletilla: “desde una perspectiva financiera, 2022 ha sido uno de los mejores años de nuestra historia”, el mensaje negativo había calado.

Borje Ekholm

Por el lado positivo, la cuota de mercado en 5G es de casi el 50%, aunque el mérito hay que atribuirlo a los vetos contra Huawei. Las caras sombrías del CEO y del CFO, Carl Mellander, su patente deseo de brevedad, confirmaban que Ericsson no atraviesa sus mejores tiempos. La puntilla sería el anuncio de 8.500 supresiones de empleos, aproximadamente el 8% de su plantilla total y unos 1.400 en Suecia. Ante este cúmulo de desgracias, de poco sirve cerrar un trimestre, el cuarto de 2022, facturando casi un 21% más, si los beneficios se desploman un 39%.

La buena noticia – en esto lleva razón Ekholm – es que hoy por hoy Ericsson goza de mejor salud financiera, con gran diferencia sobre las cuentas que encontró al ser nombrado CEO, en las postrimerías de 2016. Pero, al cierre del año fiscal, los beneficios descendieron un 17%, curiosamente el mismo porcentaje en el que crecieron las ventas.

Aunque Ekholm presume de haber posicionado a Ericsson como una “compañía de plataforma” gracias a la adquisición de Vonage – completada en julio pasado – esta operación no acaba de convencer a los accionistas. Lo importante es que la ascendente línea de negocio Enterprise aportó el 8% de los ingresos del cuarto trimestre y el CEO dice esperar que,  una vez soltado el lastre del negocio IoT – vendido a Aeris en diciembre – “a partir de 2024, nuestro negocio de empresas será el principal motor de crecimiento para Ericsson”.

A través de su Global Communications Platform y explotando la herencia de Vonage (unos 120.000 clientes), Ericsson ya puede atacar con ganas los mercados UCaaS (Comunicaciones Unificadas como Servicio) y CCaaS (Centro de Contacto como Servicio) con un modelo basado en suscripción, pero también CPaaS (Plataforma de Comunicación como Servicio) con un modelo transaccional.

Siguiendo con los números sanos, el negocio Cloud Software & Services registró un crecimiento de casi el 13% gracias al acuerdo que puso fin a un largo litigio con Apple con el premio de unas 6.000 millones de coronas suecas (540 millones de euros).

Sobre los despidos, reclamados por los accionistas desde hace tiempo, sólo faltaba saber cuántos serían y en qué plazos. Porque, en realidad, Ericsson cerró el año fiscal con 105.500 empleados, 10.000 más que en 2018, año en el que arrastraba varias rondas de recortes de plantilla.

Como queda dicho, las perspectivas de estos seis meses de 2023 no son optimistas, por el frenazo en la contratación de redes móviles en todas las regiones donde opera Ericsson. La única con saldo positivo y que sostenido el porcentaje global es India, con un 21% de crecimiento.

Según indicó Ekholm, la ralentización de la contratación de redes obedecería a un reajuste de inventarios de los operadores que estiran la capacidad de la infraestructura instalada. Es una táctica que no podría durar mucho más porque, según previsiones de la compañía sueca, el tráfico total de datos móviles en todo el mundo se quintuplicará entre 2022 y 2028. Por consiguiente, espera un cambio de tendencia a partir del segundo semestre de este año.

Uno de los requisitos para que así ocurra sería corregir el peso del legacy de contratos vigentes (poco rentables) que actúan como contrapeso de la rentabilidad de otros segmentos. Ericsson ha querido tranquilizar a los inversores al lanzar la idea de que procederá a recortar esas líneas de negocio en la medida que sea posible.

No hace falta decir que todas las miradas confluyen en el mercado 5G y en cómo ha desacelerado mucho antes de cubrir las expectativas generadas por la industria. Es algo que no sólo padece Ericsson, desde luego también les pasa a sus rivales Nokia y Huawei. La competencia que está asomando, cuya primera figura sería Samsung no tiene envergadura suficiente para debilitar el liderazgo de Ericsson. Pero – avisa Ekholm a los inversores, los operadores están reduciendo sus inversiones en despliegues 5G. Si se descuenta la singularidad del mercado chino, en el resto del mundo la quinta generación se encuentra sólo en un 20% del total,

Si algo ha hecho bien Ekholm ha sido convertir la compañía que dirige en protagonista del mercado de redes de acceso por radio (RAN). En realidad, es un éxito que crea dependencias, ya que de él depende el 70% de los ingresos frente al 47% en 2016. Puede sorprender a quien no conozca las razones del retraso de nuevos despliegues, especialmente grave en Europa, pero no hay que olvidar que Norteamérica podría contraerse un 7%, lo que es inquietante por tratarse de un mercado que supone el 30% de los ingresos totales. En Europa, ese capítulo del capex se mantendrá estable y, aunque le costará volver a China, en este mercado el crecimiento será del 4% a finales de 2023.

Modestas tasas de crecimiento que recuerdan las de principios del siglo, mientras que 2020 y 2021 fueron buenos años: 17% y 12%, todo indica que con carácter excepcional. Las proyecciones para el periodo 2020-2030 retornan a la órbita del 2%. Con todo, Ericsson ha sabido ir acaparando más cuota de mercado y mantiene el compromiso de seguir aumentando como poco el 1% cada año fuera de China.

Pensar en el 6G es, hoy por hoy, materia de I+D [no entraría en servicio hasta 2032] pero a la vista de la ralentización de los despliegues 5G, Ericsson juega otras cartas:  la llamada Industria 4.0, la logística y las ciudades inteligentes. A tenor de la experiencia de Nokia, con un 55% del mercado de redes inalámbricas privadas sobre un total de 515 identificadas como tales, Ericsson está aún lejos de ese listón. La diferencia, según los analistas, estaría en que la sueca confió demasiado en los operadores.

La tarta por repartir en las redes 5G privadas apetecería a cualquiera. Según la consultora Omdia, para 2027 el mercado podría alcanzar los 7.500 millones de dólares si se suman tanto la RAN como el equipo central y los servicios profesionales asociados. Comparada con los 2.600 de 2022 según la misma fuente, sería un avance significativo, lo bastante como para atraer a nuevos actores no del todo inesperados.

La oferta que Ericsson promueve en este nicho de mercado se apoya en su solución modular y preempaquetada con la que se puede comenzar un despliegue privado, así como su NetCloud Private que plantea un modelo de suscripción, pudiéndose contratar por tres o cinco años incorporando todo a demanda de las necesidades, desde puntos de acceso a SIM privadas, pasando por servicios gestionados.

Por otro lado, tras no pocas dudas, en la ecuación de Ericsson ha entrado Open RAN y su promesa de interoperabilidad entre múltiples fabricantes, aunque sin la audacia que ha mostrado su competidora Nokia. La compañía sueca no ha abandonado del todo sus recelos comerciales por la apertura de las redes, pero en un white paper reciente se jacta de su contribución intelectual a la O-RAN Alliance. Según ella, suyas serían el 14% de las contribuciones desde 2021 y en ciertos grupos de trabajo se acercarían al 30%.

Como sugiere el mapa que resume los resultados del cuarto trimestre, Ericsson [ya que ha perdido el mercado chino] pone grandes esperanzas en India.

Otra fuente de financiación en la que tiene expectativas es la propiedad intelectual: el feliz desenlace de su conflicto con Apple le anima a imaginar que puede captar nuevos licenciatarios de su tecnología y no sólo entre fabricantes de teléfonos móviles sino en otras ramas emergentes del consumo. Ekholm se ha declarado convencido de que gracias a 5G “todo lo que pueda ser inalámbrico sin duda será inalámbrico”.

En diciembre, con ocasión del Capital Markets Day de Ericsson, el CEO de la compañía ya declaraba que, además de su pilar Enterprise Wireless Solutions, en el que se encuadra el 5G empresarial, otro de los puntales de la compañía pasa por su Global Network Platform, a través de la cual confía en capitalizar el 5G con nuevas formas de consumir y pagar en relación con la latencia y la velocidad de las redes.

Pese a ser financiero de origen – procede de las filas del grupo sueco Wallenberg – a Ekholm le gusta de exhibir un lado profético, bien servido por los estudiosos de la compañía. Su estrategia de cara al mercado apunta necesariamente a la nube como soporte de sus sistemas de soporte de los negocios y las operaciones. Cree, o eso deja entrever, que el equilibrio entre las dos almas de Ericsson podría alcanzarse este mismo año.

Erik Ekudden, CTO de Ericsson, afirmó durante el Capital Markets Day, que XR (evolución conjunta de la Realidad Virtual y la Realidad Aumentada), será el próximo cambio de paradigma después del smartphone y, en su opinión, con una sensible ventaja competitiva.

La apuesta de Ericsson en esta fase del mercado consistirá en ayudar a los operadores a monetizar las redes.  Mientras toman cuerpo estas ideas acerca de las nuevas vías de ingresos, Ericsson encomienda su suerte a la convicción de que el crecimiento espectacular de los datos impulsará las inversiones de los operadores y el 5G, gracias a la evolución de sus estándares, despegará de una vez por todas.


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