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  26/10/2022

Nokia y unos inversores asustadizos

No es excepcional que una empresa sea castigada por los inversores inmediatamente después de presentar resultados positivos; la bajada de su cotización resiste toda simplificación. No será algo excepcional, pero acaba de ocurrir con Nokia, de modo que el asunto merece unas cuantas líneas. Sus ingresos del tercer trimestre han aumentado un 16% [un 6% si se calculan en moneda constante] espoleados por dos divisiones que en conjunto representan el 81% de la facturación, algo lastrados por otra que aporta el 4,8%. No hay razones para temer que la recesión vaya a dañar las cuentas del año, pero los accionistas le están dando importancia a sendos litigios sobre patentes contra dos empresas chinas.

Pekka Lundmark

Los 6.341 millones de euros ingresados por la compañía finlandesa en su tercer trimestre avalan la previsión de un año fiscal que podría oscilar entre 24.000 y 25.000 millones de facturación total, aproximadamente un 10% más que la de 2021. Obviamente, están relacionados con el subidón de las inversiones de los operadores de medio mundo: Nokia sigue acumulando contratos de equipamiento, más de 200 – 50 más que en 2019 – sólo superada por Ericsson, que le aseguran años de bonanza. De los ingresos totales, 2.593 millones han correspondido a la división Mobile Networks (básicamente 5G) y 2.153 millones la de Network Infraestructure.

Este desglose no es una sorpresa: la expulsión de Huawei de los mercados occidentales asegura la perennidad de un duopolio hasta que Samsung crezca lo suficiente como para ganar cuota como proveedor de redes.

Podría decirse que el precio a pagar por esa posición es quedarse fuera del mercado chino en el que fue importante durante décadas. También podría perder otros en los que Huawei conserva influencia. O quizá no sea para tanto: India se ha convertido en una fuente de negocio importante para Nokia gracias a sus contratos con Bharti Aitel y Reliance Jio para instalar su tecnología 5G.

En la presentación de resultados, Pekka Lundmark, CEO de la compañía desde hace dos años, subrayó el fuerte crecimiento del negocio de redes privadas inalámbricas, mercado que aspira a liderar. En el tercer trimestre, ha registrado un crecimiento del 22%. Sin dar mayores detalles, dijo haber añadido 30 nuevos clientes a este negocio en el período.

La división Network Infrastructure (IP, óptica, fija y submarina) registró un aumento neto del 5%, mientras que otra menor, Cloud and Network Services, crecía un 7% en ingresos (753 millones de euros) pero recortaba su margen operativo.

Los problemas, como se ha adelantado, se concentran en la división Nokia Technologies, que se ocupa de gestionar la cartera de propiedad intelectual del grupo. Lo que preocupa a los inversores no es tanto que los 305 millones de ingresos descendieran un 24%, sino que su margen operativo empeora por un poco favorable ciclo de renovación de licencias.

Históricamente, este segmento que puede parecer menor ha generado buenos beneficios a Nokia; en 2020 contribuyó con el 6% de los ingresos y el 54% de los beneficios operativos. Además, da testimonio de la calidad de su tecnología. Pero pasó lo que pasó y Lundmark no se ha ahorrado una descripción cruda: “la mejoría en la rentabilidad de nuestras divisiones centrales se ha visto perturbada por un par de desacuerdos en la renovación de  contratos de licencia”.

Se refería el CEO a la ruptura con los fabricantes chinos de smartphones Oppo y Vivo, cuyas licencias expiraron en 2021 sin que la renegociación llegase a buen fin. Puesto que las patentes objeto de esos contratos se siguen usando en los productos 5G de ambas marcas, Nokia las ha llevado ante los tribunales de varios países. En agosto ha obtenido que en Alemania se prohibiera la venta de smartphones Oppo, un precedente inusual incluso en esta industria tan habituada a los conflictos sobre propiedad intelectual.

Es por lo menos curioso que la marca china haya optado por abandonar el mercado alemán antes que seguir peleando [al fin, Media Markt y Deutsche Telekom se surten de sus teléfonos en Austria]. Esta decisión ha animado a Nokia a perseguirla en otros mercados, lo que podría llevar un tiempo impreciso. De momento, ha trascendido que ya ha presentado el caso en Reino Unido, Francia y España, mientras que Oppo ha replicado con una querella en China, donde lo tiene más fácil.

Según los analistas, la envergadura que ha tomado el problema sería el motivo que explica por qué la cotización de Nokia se precipitó en 24 horas a mediados de octubre antes de  recuperarse parcialmente [un detalle sorprendente es que la cotización de ayer era la misma que tal día de hace cinco años].

Formalmente, Nokia sostiene que seguir litigando no equivale a renunciar a la negociación. Es razonable deducir que la dirección del grupo estima que, dada la naturaleza crítica de las patentes involucradas – métodos para la subida de la señal y para la configuración de la antena del dispositivo – en la sede de Nokia piensan que Oppo no tiene alternativa, por lo que el acuerdo al que pudieran llegar serviría de base para cualquier disputa futura con otros fabricantes. De momento, lo cierto es que la compañía se ratifica en su posición. Y confirma que la división Technology prevé cerrar 2022 con ingresos de entre 1.400 y 1.500 millones de euros.


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