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  5/12/2023

Adobe está preparada para un sí y para un no

La CMA (Competition and Markets Authority) británica necesita ganar una credibilidad dañada por el Brexit. Londres se empeña en recordar al mundo que se ha hecho cargo de funciones regulatorias antes ejercidas por  Bruselas. Y no hay mejor manera de hacerlo saber que bloquear – o dilatar o restringir – adquisiciones que puedan tener repercusión en su mercado nacional. Será más notoria cuanto mayor sea el bocado. Se ha resistido hasta última hora a la adquisición de Activision por Microsoft y ha objetado la de VMware por Broadcom, cada una por más de 60.000 millones de dólares. Toca turno a la  oferta de Adobe por la joven Figma: 20.000 millones, en riesgo de ser rechazada.

David Wadhwani

Adobe y Figma esperan desde septiembre de 2022 la autorización para consumar un pacto que ha de ser avalado por las autoridades regulatorias de los países concernidos. La Comisión Europea y la CMA han seguido caminos paralelos aunque sus procedimientos y plazos difieren. El hueso más duro de roer es británico, por lo apuntado más arriba.

Como cabía esperar, Adobe no ha paralizado ni atenuado el desarrollo de su propia línea de software para diseño, a la que debe su reputación y la mayor parte de sus ingresos y beneficios. No ha dormido la siesta mientras se tramita la adquisición. Algo similar ha hecho Figma, cuya plantilla de desarrolladores ha aumentado un 60% (500 contratados más) desde que recibió la oferta de compra.

La CMA se ha tomado con entendible celo su investigación al calificar de entrada a Figma como “una amenaza emergente para Adobe y su  software”. Su dictamen, todavía provisional es muy severo: se trata de “eliminar un competidor en ascenso” y de “reducir la innovación”. Nada manos. Ha pedido a los contrayentes que propongan “remedios” que eviten tales riesgos, pero avisa inequívocamente que podría rechazar la operación.

En uno de sus informes, el regulador británico afirma – falsamente, según Adobe – que la compañía “ha abandonado el desarrollo de nuevo software para diseño que pudiera competir con los productos de la empresa que pretende adquirir”.

Una de las inferencias de lo anterior implica que, una vez concluida la fusión, la compradora procedería a elevar los precios de la suscripción a productos de Figma, circunstancia que la propia Figma niega categóricamente. El tamaño del mercado británico del diseño digital [60.000 millones de libras] y 800.000 empleos vinculados al sector, justifican tanta preocupación.

En todo caso, Adobe y Figma tienen de plazo hasta el 19 de diciembre para rebatir las apreciaciones de la CMT y aún está pendiente una reunión en la que representantes de las dos empresas tendrán la última oportunidad de convencer al organismo regulador británico. Ambos están avisados de que sólo hay dos opciones: aceptar enmiendas al contrato de compraventa o quedarse sin fusión.

Según informaciones oficiosas, los directivos de Adobe estarían dispuestos al compromisos de no vincular Figma con Creative Cloud, renunciando así a la posibilidad de empaquetar sus activos tradicionales con los que aporte la adquisición. Al mismo tiempo, desinvertirían en Adobe XD, la filial de desarrollo que es la que realmente compite con Figma en el mismo plano.

La principal línea de defensa de Adobe insiste en que la absorción de Figma reforzaría el fenómeno notorio de que el  trabajo creativo es absorbido cada vez más por pequeñas agencias y por los propios usuarios de la web, un segmento que supo ver antes que nadie. Pasado el tiempo, Adobe ya tiene, con su línea Express, de precio reducido y peso aligerado, una oferta dirigida expresamente a ese segmento, si bien lo más grueso y más rentable de su facturación depende de la buena salud de las capas altas de su mercado.

En agosto, Adobe completó una remodelación completa de su producto Adobe Express, que pone al alcance de creadores digitales y pymes fundadas por esos creadores – se ha dado en llamarles solopreneurs – cuyas capacidades es discutible, es lo que se discute, si son redundantes al coincidir con las funcionalidades que aportaría Figma. Quienes conocen el sector opinan que Adobe Express recupera elementos del legacy de la compañía, mientras la reescritura de sus antecedentes para relanzar el producto incorpora ciertos rasgos irreprimibles Creative Cloud, nombre que recibe la serie completa para el diseño de webs y vídeos.

Con esta actualización de Express, Adobe intenta responder a las críticas funcionariales de la Comisión Europea: que la oferta para comprar Figma tendría como objetivo dominante el de eliminar un competidor que avanza con el vigor que es propio de una startup y que no repara en asumir disgustos. Tampoco sería inusual: lo mismo podría decirse de muchas adquisiciones pasadas y presentes. Y si así fuera, no pasaría mucho tiempo antes de que otra startup reavivase la competencia. Tiempo atrás, Shantanu Narayen, CEO de Adobe desde 2007, apuntó – quizás a destiempo aunque tuviera razón – que toda startup tiene dos destinos posibles: salir a bolsa o ser adquirida para incorporarse a un proyecto mayor. Este debería ser el futuro de Figma, aceptado de buen grado por su CEO, Dylan Field.

Figma no se ha encogido porque esté a punto de caer bajo control de su feroz adversario con el que, sin embargo, siempre se puede encontrar espacios para colaborar. Su plantilla ya alcanza los 1.300 individuos, la mayor parte desarrolladores. Field se declara optimista a pesar de todo y confía en sacar buen partido de los desarrollos de Adobe en IA.

En la conferencia MAX de octubre en Los Angeles, Adobe desveló como novedades dos productos que vienen a cuento de lo dicho: Generativa Fill y Text to Template, son aceleradores de un programa que lleva el nombre de Creatividad para Todos porque rebaja las exigencias de conocimientos técnicos a los usuarios. Según David Wadhwani, vicepresidente senior de Adobe, responsable de la división Digital Media –  supuesto candidato a la sucesión de Narayen – pregonó que “los usuarios de Express han generado cientos de millones de imágenes usando las últimas aportaciones de la inteligencia artificial”.

Según Wadhwani, Express vive un crecimiento del 55% en el número de usuarios activos entre trimestres, “gracias a ser complemento perfecto de Photoshop, Illustrator, Premiere Pro y Acrobat”, el cuarteto de programas más conocidos de Adobe. Más aún: la nueva versión permite a los usuarios montarse en la ola actual de creación de vídeos cortos diseñados para canales como TikTok, YouTube e Instagram sin abandonar el workflow de Adobe.

El énfasis de este año  en multiplicar las cualidades de Adobe Express, ha sido interpretado desde dos puntos de vista: 1) Adobe va calentando la lumbre para una nueva capa de usuarios, que estará mejor preparada para el día  en el que se integre Figma, o 2) en la peor de las hipótesis, estaría sentando las bases por si tuviera que renunciar a la fusión y vérselas con Figma como competidor.

Llamativamente, Adobe – que desde siempre ha cuidado sus relaciones con Microsoft – acaba de suscribir un ambicioso acuerdo con Google Chrome, para ayudar a los estudiante –  estará disponible para alumnos y profesores en Chromebook y acceder a lo mejor de Express a través de las plataformas de Google. Más de 56 millones de estudiantes y docentes en el mundo han tenido acceso a Express para colaborar en tiempo real en la creación de portfolios cada vez más ricos, compartir proyectos y diseñar vídeos y animaciones.

Para el caso de que renunciase a la compra o le fuera impedida por este u otro regulador, con fecha límite el 24 de marzo, Adobe debería pagar 1.000 millones de dólares a Figma. La decisión final de la CMA se conocerá el 24 de marzo. Mientras tanto, la Comisión Europea ha abordado el expediente con serenidad, sin las gesticulaciones de sus colegas británicos. Ha notificado a Adobe, aunque en otro tono, que encuentra motivos de preocupación en el diseño de la compra de Figma. El regulador de la competencia en Bruselas tiene previsto anunciar su posición final el 5 de febrero, pero antes tendrá tiempo de forjar un entendimiento postrero.


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