Que el smartphone no morirá está muy claro porque todos lo usan. Resulta inimaginable la decadencia de un mercado de más de 1.000 millones de unidades, con su ciclo de renovación – quizá más lento, pero asegurado – empujado por marcas que saben perfectamente a qué están jugando. Son estos actores los que ahora van a echar leña para reavivar la lumbre. Últimamente lo han hecho con 5G y dos generaciones de móviles plegables, pero las ventas no se han disparado, sólo han mantenido la demanda a niveles aceptables, menos de lo esperado. Ahora llega la IA como auténtico revulsivo: para descifrar si es una tendencia real, nada mejor que empezar rescatando los números de los que partiría el despegue.
Tras dos años de retroceso, las ventas de smartphones han rebotado en el primer trimestre del año: una subida del 7,8%, según IDC, hasta los 289,4 millones de unidades que anticipan un cambio de viento. No del otro mundo, pero claramente positivo: las previsiones apuntan un 4% de crecimiento en el número de unidades despachadas este año y alcanzar los 1.210 millones de dispositivos. Durante los siguientes cinco ejercicios se contempla una tasa anual media del 2,3%.
No son cifras gloriosas pero sí alentadoras para un mercado que hace años ha dejado los crecimientos de doble dígito. Merece la pena echar una mirada a la foto. Al cerrar el primer trimestre, el titular destacado ha sido el retorno de Samsung al primer puesto entre los fabricantes. Tres meses antes, Apple había sobrepasado a la marca coreana, pero poco le duró el trono. Sin embargo, ninguna de las dos ha crecido en el primer cuarto de 2024. En unidades, Apple ha vendido un 9,% menos de iPhones – un batacazo y un castigo bursátil – mientras que Samsung se ha conformado con replegarse el 0,7% y así recupera el liderazgo por gatillazo de su rival.
La compañía surcoreana alcanzó una cuota de mercado de 22,8%, con 60,1 millones de smartphones despachados, al tiempo que la californiana se quedaba en un 17,3%. Las que realmente ascendieron entre enero y marzo fueron las marcas chinas, especialmente dos. Una conocida por todos, Xiaomi, despachó un 33,8% más de terminales que un año antes. La otra tiene un perfil menos notorio, pero no deja de ser un cambio de relevancia: se trata de Transsion, fabricante que arrasa en los países en desarrollo. Júzguese por un dato esencial: ha despachado un 84,9% más de unidades.
Se puede interpretar que, globalmente, el crecimiento en dispositivos despachados se acentúa en el segmento bajo del mercado. Es una conclusión apresurada: los líderes del mercado privilegian, si pueden, los modelos de gama alta en los que más margen de beneficio recogen. En un escenario donde el 5G va camino de convertirse en una commodity, buscan mejoras que brillen con luz propia. Los fabricantes de plegables insisten cada año con sus planes de marketing, pero no pasan de ser un producto de nicho, aunque algunas voces señalan que el verdadero despegue no se producirá hasta que Apple presente un iPhone plegable.
Entre las opciones que pudieran asombrar al consumidor, sólo la IA ofrece garantías de éxito, aunque es difícil estimar a priori su impacto en el mercado.. La consultora Canalys se ha puesto a calcular y su conclusión es que en 2024 un 16% de los smartphones se venderán con IA incorporada. El porcentaje crecerá hasta el 54% en 2028, según esa fuente. Pero todavía está por verse que uso se dará realmente a esos dispositivos. Probablemente uno de los factores decisivos para que sean usados “masivamente” sería la ejecución local de cargas de IA. Y esto requiere una implicación – y una inversión – de los fabricantes de smartphones y, antes, de los de chips.
La IA permite imaginar una posible diversificación de ingresos de la industria. Por ejemplo, podría favorecer nuevos modelos de suscripción como vía para obtener ciertas funcionalidades de IA o mejorar aplicaciones. Está previsto que los smartphones con IA generativa integren sistemas capaces de una mayor personalización, presuntamente atractiva para el usuario. A la tecnología, por tanto, no sólo se les atribuye capacidad de revitalizar las ventas, sino la de engendrar nuevas fórmulas de ingresos por servicios.
La introducción de la IA en los smartphones es, por consiguiente, un rasgo que planea sobre el mercado chino, cuyos aleteos alborotan la foto global. Dos marcas chinas han crecido con fuerza: Honor – nacida como desprendimiento de Huawei – ya tiene un 17,1% de cuota, tras incrementar sus ventas en un 13,2%. Mientras tanto,, Huawei sigue consolidando su resurgimiento, con un 110% de crecimiento hasta alcanzar una cuota de mercado del 17%. Ambas marcas ya cuentan con IA en sus últimos smartphones. En el caso de Honor, respaldada por el modelo de Alibaba; en el de Huawei el suyo propio, Pangu 3.0. Además, esta marca vetada por Estados Unidos ha encontrado la forma de robustecer su chip Kiri, cuya última versión se ha producido con un proceso de 7nm+2, una mejora sobre la generación anterior, de 7nm.
Ambas compañías han logrado erosionar la posición de Apple en el mercado chino, dejándola en un 15,5% tras caer en el primer trimestre. Estos movimientos son consecuencia de varios factores y no se pueden atribuir a la introducción de la IA. Pero es un hecho que todas las marcas chinas ya están metidas en carrera, mientras que Apple sólo está buscando su hueco en la línea de salida.
Este desequilibrio era llamativo con las cifras del primer trimestre, pero en el mes de abril – según la China Academy of Information and Communication Technology – estiman un aumento de la cuota de Apple en el 52% en el país. Se debería, según la interpretación ordinaria, a una oleada de descuentos en las tiendas. Sorprendente, porque la táctica no ha sido costumbre de la casa. La marca, sus tiendas propias alrededor del mundo y las de sus partners minoristas han recortado precios desde principios de año y se están consiguiendo resultados.
Pero no se puede vivir de rebajas eternamente ni es lo que se espera de la marca de la manzana, que en parte debe su fama a que no trapichea con los precios. Por otro lado – menudo contraste – en el prominente mercado estadounidense, las activaciones de iPhones se redujeron al 33% en el primer trimestre, cuando el año anterior habían supuesto el 40%, según datos publicados por las consultoras habituales.
Una de las fórmulas para esquivar el desencanto es precisamente la IA. Saliendo al paso de una situación delicada, Apple ha empleado su conferencia anual de desarrolladores (WWDC) de este mes para anunciar su Apple Intelligence [una crónica analítica en los próximos días]. Esta es la tecnología que llevarán los iPhones, pero también los iPad y los Mac, para generar textos e imágenes a través de diversas aplicaciones, así como mejorar de una vez las capacidades de Siri, que estaba cayendo en la irrelevancia.
Para ello, la compañía integra parte de sus desarrollos en inteligencia artificial, pero recurre al modelo GPT-4o de OpenAI. Esta alianza es muy significativa por dos razones. Una: Apple ha renunciado – al menos por ahora – a llegar a un acuerdo con Google, cuya IA vertebrará gran parte de los smartphones con el sistema operativo Android. Sería una insólita amalgama entre Android e IOS. Dos: viene a dar la razón a quienes sostienen que el acuerdo entre Microsoft y OpenAI es una pareja de conveniencia ´abierta`, no un vínculo matrimonial en ciernes.
La llegada de la IA generativa a los iPhone crea oportunidades de vender dispositivos en un segmento particular, el de los profesionales de empresas. Las funciones que estimula la GenAi, como la traducción en tiempo real, transcripción de reuniones y organización de las notas tomadas, así como la generación de material documental, tienen todo lo necesario para seducir a ciertos perfiles profesionales. Aunque ha de quedar claro que los beneficios para ese público está por explorar.
Una mejora integral de las funciones hoy posibles con la IA generativa es el camino más largo para reavivar la demanda de smartphones. Hay otras tendencias que se postulan como apoyos, tanto en el uso de la conectividad del smartphone como sustituta de una línea de Internet para los hogares o la introducción de tecnologías inmersivas en el dispositivo móvil. Todo está muy bien, pero el yacimiento por explotar es, por ahora, la inteligencia artificial y no hay otro en el horizonte.
[informe de Pablo G. Bejerano]