Con el paso de los años, Oracle ha ido desplazando a sus rivales del mercado de bases de datos relacionales. Los antiguos y los nuevos. La compañía ha cumplido 47 años y el octogenario Larry Ellison sigue al pie del cañón y subido al púlpito. Ha sabido adaptar su oferta, primero a la nube y luego al modelo multicloud, culminando esa trayectoria al incorporar a Amazon Web Services a la lista de socios, olvidando pullas pasadas. En plena ola de la inteligencia artificial, se ha subido a ella con la convicción de que, aun si perdiera altura, dejaría una resaca de datos que seguiría dando réditos al producto de toda la vida. A continuación, un repaso a visto y oído en Oracle Cloud World 2004.
El anuncio estrella de la conferencia, que ha abandonado San Francisco para mudarse a Las Vegas, ha sido el acuerdo alcanzado con AWS para que esta ofrezca en su oferta en la nube la base de datos autónoma de Oracle. Es un cambio de política por ambas partes. Desde la óptica de Oracle, tras sus celebrados acuerdos con Microsoft Azure y con Google Cloud (junio de este año) era la alianza que faltaba para cerrar el círculo. Y como hay consenso de que la nube de Oracle (OCI) es la cuarta del ranking global, bien puede hablarse de cuadratura del circulo.
Llegar a un acuerdo con AWS equivale – siguiendo con las metáforas de andar por casa – a tener en el bote a quien controla el 32% del mercado de la nube pública [Azure tendría el 23% y Google Cloud el 12%]. Tenía su punto de morbo ver en escena a Matt Garman, el nuevo CEO de AWS, tras los misiles verbales que Ellison ha teledirigido durante años contra la filial de Amazon. Garman estuvo impecable: al fin y al cabo, aunque ha pasado toda su vida profesional AWS, ocupa su cargo actual desde junio. Según dijo a la audiencia, los clientes tienen difícil elegir entre A y B “por lo que acaban decidiéndose por ambos. Quieren correr sus cargas de misión crítica dentro de AWS, donde están esas aplicaciones, pero necesitan baja latencia para sus bases de datos y un acuerdo como este con Oracle les resulta muy provechoso”.
La premisa que sigue Ellison, fundador (y ahora CTO) de Oracle, se enuncia fácilmente: proporcionar a los clientes la más absoluta libertad de elección para acceder a los servicios de Oracle Cloud Infraestructure (OCI) con la ventaja añadida de que los tres grandes hyperscalers disponen de flotas de infraestructura mucho más grandes que la que es propia de Oracle. La importancia reside en que, según el estudio State of the Cloud, de Flexera el 89% de las empresas ya han apostado por entornos multicloud.
Hace apenas unos meses, la compañía presentaba Oracle Database @ Google Cloud, que iba más allá de la mera migración de cargas de trabajo desde Oracle a la nube pública de Google (GCP). Además de ejecutar servicios propios como Exadata Database, Autonomous Database y Database Zero Data Los Autonomous Recovery, el trato abría la puerta al uso de herramientas y servicios de IA de Google Cloud, como Vertex AI y los modelos de IA generativa Gemini. Con la ventaja añadida de que, al integrar OCI junto a la infraestructura y los servicios de Google se ejecutan como nativos y se reduce la latencia.
En la misma dirección se encamina el acuerdo con AWS. Con la peculiaridad de que los clientes de Oracle podrán beneficiarse de la flexibilidad de Amazon EC2, los servicios de AWS Analytics y los de IA y aprendizaje automático como Bedrock. Para no marearse con tanta nomenclatura, basta tomarse un respiro y recordar que Oracle no ha sido ni mucho menos el primero en llegar al mercado de bases de datos basado en la nube. Por ejemplo, MongoDB diseñó desde el principio sus productos de base de datos pensando en AWS, gracias a lo cual sus ingresos por este concepto crecen al ritmo del 27%.
La peculiaridad de los acuerdos de Oracle con los tres hyperscalers reside en que no es necesario aceptar todos los compromisos: ni los de rendimiento ni los operativos o comerciales, del proveedor de la nube, de quien además se pueden requerir todas sus capacidades. La clave, explicó Ellison, es haber conseguido reducir el tamaño de OCI lo suficiente como para que sea posible incrustar Oracle DB 23ai dentro de AWS, Azure, GCP o donde lo desee el cliente. Utilizando, ha de quedar claro, clústeres de Exadata y Exascale y sin perder su vocación de autonomía.
Cerrado el círculo de hyperscalers, apuntó Ellison en Las Vegas, los clientes de Oracle pueden utilizar sus bases de datos en cualquier lugar. Algunos analistas han comenzado a ver los primeros efectos de esta estrategia en la firma de contratos más prolongados y de mayor volumen con Oracle por parte de una clientela más numerosa. Estos movimientos, se espera, deberían acelerar el crecimiento de las bases de datos en las nubes públicas, aunque Ellison se dijo convencido de que serán las nubes privadas las que acaben dominando, de tal modo que Oracle Cloud quedaría resguardada tras los cortafuegos de las empresas en sus respectivos centros de datos.
En este escenario, la mutlinacional mantiene viva su estrategia de nube privada. Esto es, permite que los servidores se encuentren en casa del cliente siendo Oracle la propietaria del hardware y gestionándolo en nombre del cliente, todo debidamente automatizado. Desde el punto de vista de Ellison, la automatización es esencial por razones de costes y de seguridad.
En el primero de estos puntos, disponer de una base de datos por completo autónoma en la que el administrador es un robot y no precisa intervención humana, es un ahorro per se: llevar Fusion a Autonomous Database permitiría bajar los costes entre el 35% y el 40% (siempre según las cuentas de Oracle, no verificadas por otras fuentes) pero desde ya se anticipa que bajarán al 50%. Al mismo tiempo, se eliminarían las posibilidades de cometer errores humanos que, por otro lado, son la principal causa de brechas de seguridad, como es sabido desde siempre.
Hubo en la conferencia otras manifestaciones de la estrategia de Oracle. Tal como ha sido descrita, su apuesta en la IA sobresale como muy oportuna y encaja como un guante con el despliegue de centros de datos. Cuenta actualmente con trece regiones dedicadas y planea abrir otras quince, admás de dos con terceros que pasarán a ser trece. En la actualidad, sumarían 162 centros de datos – no todos en propiedad – activados o en construcción, dotación que considera imprescindible para mantener su competitividad. “Construimos capacidad cloud tan rápido como podemos – explicó Safra Catz, CEO de Oracle – para atender la enormidad de nuestro backlog”. Según se desprende de las cuentas corporativas, la inversión del año sería de 6.900 millones, un 39% de crecimiento interanual.
¿Por qué? La compañía mantiene una relación muy fluída con Nvidia y planea un “supercluster” equipado con 131.072 aceleradores GPU Blackwell preparados para arrendar su capacidad a quien la necesite y pueda pagarla. OpenAI se ha apuntado en la lista de clientes de Oracle, sobre la base de un compromiso para poner a su disposición capacidades de ejecutar flujos de trabajo de IA y deep learning. En este ámbito, pero dirigiéndose a su clientela, Oracle ha anticipado en Las Vegas su intención de lanzar el próximo año medio centenar de agentes diseñados para automatizar tareas y flujos de trabajo en todo el espectro de sus soluciones, que podrían ser corrientes en su oferta de CRM.
Históricamente, ha habido cercanía temporal entre la gran liturgia anual de Oracle y la presentación de los resultados económicos. En esta ocasión, se trataba de los del primer trimestre del año fiscal 2025, que se ha cerrado el 31 de agosto, representativos de una onda ascendente. Nada menos que un incremento del 21% de los ingresos en la nube (IaaS y SaaS), hasta alcanzar los 5.600 millones de dólares, merece destacarse.
Tal como afirmó Catz, los servicios cloud se han convertido en el negocio más importante de Oracle, con una facturación de 13.000 millones de dólares, creciente al ritmo del 7%. El beneficio neto aumentó un 22%, hasta 2.900 millones de dólares, lo que animó a Catz a calificar como sobresaliente este primer trimestre. Y tenía razón, con un pequeño matiz.
El hardware y los servicios de Oracle representan el 6% y el 10% de los ingresos totales, respectivamente; en ambos casos, disminuyeron un 8% durante el trimestre, por lo que todo indica que la apuesta por la nube traerá consigo un decrecimiento gradual de estos segmentos, al igual que de las licencias on-premise. Sin embargo, no cabe esperar un proceso rápido, dada la complejidad que supone toda migración.
Al desglosar los ingresos cloud, el negocio IaaS aparece con un alza del 45% y una facturación de 2.200 millones que, en buena medida, refleja el viento de cola de la IA. Uno de los datacenter que Oracle tiene en construcción – el más grande, de 800 megavatios – albergará uno de los clústeres pactados con Nvidia, capaz de entrenar modelos LLM de los más grandes. Sería sólo el comienzo, ya que están previstos otros centros de datos que superarán el gigavatio.
Se puede medir el peso adquirido por la nube – ¡quién lo hubiera dicho en 2014!- en la evolución reciente de Oracle. El negocio SaaS debería alcanzar este año fiscal una horquilla de 14.000 a 15.000 millones de dólares y el de IaaS rozaría los 10.000 millones. Lo que puede significar un crecimiento aproximadamente del 40%. Sólo por el gusto de comparar, la crónica se cierra con este dato: los 40.000 millones que sumarían las dos categorías permitirían – hipotéticamente, claro – que Oracle se colocata tercera en el ranking de facturación en la nube, por delante de Google.
[informe de Mario Kotler, desde San Francisco]