publicidad

Las ciudades, en la batalla por el talento

14/05/2014

¿Quién no ha leído y oído mil veces que «las TIC están cambiando la forma de colaborar y comunicarse de los individuos y las empresas»? O esto otro: «la sociedad conectada emergente de este proceso evolutivo abre nuevas vías y retos en las áreas de la educación, salud, transporte, cambio climático y uso de los recursos naturales». Son frases conocidas que reaparecen en el estudio Networked City Index 2013, elaborado por Ericsson, con el fin de sostener que las ciudades del planeta serán los centros neurálgicos de esa transformación. El estudio analiza el papel de las TIC en la conformación de ciudades competitivas, y otorga los tres primeros puestos a Estocolmo, Londres y Singapur. Leer más

13May

13/05/2014

Uno tras otro, se suceden los anuncios de inversiones multimillonarias en infraestructura para prestar servicios cloud: Microsoft, Google, IBM, Cisco,… todos tratando de frenar las ínfulas de Amazon Web Services. El último anuncio, por ahora, ha sido el de HP, que promete destinar 1.000 millones de dólares en los próximos dos años a ese fin. Helion, tal es la nueva marca para la oferta cloud de HP. Si se rasca bajo la superficie del rebranding, aflora un cambio de rumbo: mi impresión es que HP es visto como un proveedor competitivo de nubes privadas, pero es débil en el suministro de nubes públicas, si se lo compara con Microsoft/Azure e IBM/SoftLayer, sus rivales más próximos.

Lo singular del planteamiento de Helion es que HP lleva aún más lejos – y más lejos que nadie – su adhesión a OpenStack, aquella iniciativa que se originó en acuerdo entre la NASA y Rackspace con el fin de desarrollar software open source para la nube. HP ha contribuído al proyecto desde el comienzo, pero la novedad es que decide identificar por completo su oferta al ritmo de marcha de OpenStack, algo a lo que otros socios de palabra [IBM y Oracle] se resisten a hacer.

Helion será, por tanto, una distribución de OpenStack, en competencia con las que ofrecen Rackspace, RedHat, Canonical y Suse, entre otras. En esa condición se encuentra el origen de lo que para mi gusto es el rasgo más llamativo de la novedad: HP pondrá en marcha un programa específico de indemnización «para clientes cualificados» que cubrirá el riesgo de que, por integrar un software etiquetado como open source, aquellos pudieran tener problemas legales con alguno de esos «tiburones de la propiedad intelectual» que abundan también en esas aguas. Ocurrió hace años a empresas que se animaron con Linux y al poco recibieron demandas por violación de códigos ajenos. Desde entonces, algunas distribuciones de Linux cubren explícitamente esa eventualidad, pero no se sabe de ninguna que asegure contra el riesgo equivalente en OpenStack.

Bill Hilf, quien trabajó en IBM como arquitecto de soluciones Linux y en Microsoft como director general de la plataforma Azure, fue fichado por HP en junio pasado como VP de productos y servicios cloud. Será, pues, el responsable de llevar el mando de Helion, bajo la supervisión de Martin Fink, CTO de la compañía. Sintomáticamente, Hilf ha anunciado que creará 200 puestos de trabajo en Seattle [una manera de sugerir que se propone reclutar empleados de Microsoft y/o Amazon, vecinas de esa ciudad].

Aparte de estos detalles sugestivos, hay que consignar que Helion tendrá dos versiones, una gratuita (community edition) que servirá como prueba de concepto y pilotos de cargas de trabajo elementales, y otra comercial para grandes empresas y proveedores de servicios. La edición gratuita estará disponible en las próximas semanas, y la comercial tardará al menos un par de meses. Otros componentes de la oferta serán una plataforma de desarrollo – basada en CloudFoundry, ahora controlada por Pivotal – y un servicio de consultoría profesional.

Los 1.000 millones de dólares que HP promete invertir durante los dos próximos años y que, parcialmente, se detraerán del disminuído presupuesto de I+D que gestiona Martin Fink, CTO de la compañía. La mayor parte, según precisó Hilf, se destinará a equipar 20 de los 80 centros de datos que posee HP en distintas partes del mundo, para que estén en condiciones de prestar servicios de cloud pública bajo la marca Helion. Quedan muchos puntos por aclarar, sobre los que trataré de informarme.

Un chairman y tres tenores

13/05/2014

Eventos como el EMC World, capaz de atraer más de 15.000 clientes y partners a Las Vegas, son el escenario idóneo para presentar nuevos productos y anticipar otros que vendrán [de ellos se ocupará este blog otro día]. La edición 2014 será recordada por haber dejado establecida una nueva estructura, con cuatro unidades de negocio autónomas, líneas de productos asociadas (y en algún caso solapadas), cada una con su CEO. Se habló más de este modelo federaal que de la EMC histórica, hoy cabeza de un imperio formado a golpe de adquisiciones durante una década. La foto de esta página sugiere paridad, pero no deja ninguna dudas de quien manda, el caballero de pelo blanco. Joe Tucci, el chairman. Leer más

12May

12/05/2014

Si finalmente se confirma la compra de Beats Electronics por Apple, no parece que el principal atractivo para pagar 3.200 millones de dólares sean los auriculares por las que esta marca es conocida. Su fundador, el veterano productor musical Jim Iovine, ha dicho alguna vez que su inspiración – y la de su socio el rapero que se hace llamar Dr.Dre – le vino gracias al iPod, y la poca calidad de sus auriculares. Ahí tenemos la nota irónica de la noticia. Pero no creo que los auriculares Beats sean el motivo de la operación, ni mucho menos justifiquen el precio. Los accesorios son un capítulo menor en las cuentas de Apple, y le sobra capacidad para mejorarlos.

La clave tiene que estar en otra parte. Beats ha lanzado este año su propio servicio de música en streaming, y aunque su audiencia es todavía débil, pudiera servir a Apple contra el avance de Spotify y otros de su estirpe {véase la crónica de hoy]

Retrospectivamente, cuando Google compró [curiosamente la misma cifra: 3.200 millones] Nest Labs, nadie interpretó que fuera por interés en un termostato y un detector de humo, sino por el afán de incorporar su software [también curiosamente, elaborado por un equipo que había trabajado para Apple]. En el interés de Apple por Beats también subyace el software. Pero, ¿realmente no podría desarrollar internamente un servicio de streaming? A Om Malik le ha faltado tiempo para escribir que la compra «es un síntoma de que Apple se está quedando sin ideas».

Lo anterior es un síntoma del ambiente con el que empieza a encontrarse Tim Cook: unos le reprochan no ser capaz de salirse del guión que le dejó Steve Jobs, y otros le miran los pies para saber si es cierto que los zapatos de Jobs le quedan grandes. Cook lleva tiempo prometiendo que en 2014 Apple presentará algo sensacional, pero no parece que la compra de Beats sirva para cumplir con la promesa.

El propósito de la operación es más simple. En términos generales, la música digital ha atenuado su crecimiento: del 11% en 2012 a sólo el 2% en 2013, y se estima en no más del 4% este año. Dentro de esa tendencia hay otra: salvo en unos pocos mercados, los ascendentes servicios de streaming no ganan terreno significativo sobre la piratería sino que van sustituyendo a las descargas. Para un usuario típico dispuesto a pagar por consumir música andante, tiene lógica pagar 9,99 por una suscripción mensual a su conveniencia, en lugar de la misma cuantía por descargar – y ser propietario de – una cantidad menor de temas.

En otras palabras, el streaming ocupa gradualmente el espacio de las descargas, mientras va articulando modelos de negocio sostenibles. Los intentos de Apple (iCloud o iTunes Radio) por introducir mansamente a sus usuarios en el streaming, no han detenido la hemorragia. Hemos observado que las notas de prensa de Apple siempre informan del total de descargas acumuladas [con ese procedimiento, un hito sigue a otro hito] pero omiten el descenso de las descargas trimestrales.

Horace Dediu señalaba en un reciente análisis que Apple ingresa 1 dólar por cada usuario al que vende música, mientras que en 2008 ingresaba 16 dólares. Un cálculo viciado por el hecho de que entretanto ha pasado de 75 a 800 millones de usuarios que le han confiado los datos de sus tarjetas de crédito.

Hay otro factor que señala el analista Mark Mulligan. iTunes ha tenido éxito en los mercados de habla inglesa – EEUU, Reino Unido, Australia y Canadá – que están entre los más numerosos pero también los de menor crecimiento; «inadvertidamente, Apple ha cedido a otros el cetro digital en los países no anglófonos» [los que siguen creciendo], sentencia Mulligan.

Tiempo habrá de analizar la otra cuestión apuntada estos días. Si el precio de la compra fuera el mencionado, sería la más alta que jamás haya hecho Apple. La anterior fueron los 400 millones pagados por NeXT en 1997, pero ni siquiera esa comparación vale, porque aquel fue el precio que la compañía pagó por reintegrar en sus filas a Steve Jobs. Dinero no le falta. Una vez rota la tacañería, ¿podemos esperar que Tim Cook vuelva a tirar de chequera con más generosidad?

El streaming está en sazón

12/05/2014

Por primera vez en la historia de la musical digital, el volumen de descargas ha caído: un 2% en 2013, pero sería exagerado evocar el constante descenso en las ventas de discos. En cambio, las suscripciones a servicios de streaming como Spotify, Deezer, Pandora, Beats Music o decenas más. crecieron un 51,3% hasta alcanzar unos ingresos totales de 1.100 millones de dólares, según datos de IFPI (International Federation of Phonographic Industry), que no esconde su entusiasmo por esta evolución. O sea que el streaming ha cogido carrerilla, y Apple parece que se sumará al fenòmeno, rompiendo otro dogma jobsiano. Al menos en Europa, Spotify estaría a punto de desbancar a iTunes. Leer más

9May

9/05/2014

Este blog no se ocupa de la industria farmacéutica, ni tengo interés en agravar mi carga de trabajo. Aunque reconozco que estudiar su estructura pudiera ser algo apasionante, y que en ciertos sentidos comparte rasgos con el sector que sí analizo en mi blog. Por si alguien no se ha enterado, en las últimas semanas se está viviendo uno de los periódicos episodios de consolidación en lo que se conoce como Big Pharma. La compañía Pfizer, de Estados Unidos, ha lanzado una oferta de compra sobre la anglosueca Astra Zeneca por una suma fabulosa: 106.000 millones de dólares. La oferta ha sido rechazada, de momento, pero podría ser convenientemente endulzada.

El intento de Pfizer ha abierto dos debates separados por un océano. Uno, sobre la fiscalidad de las empresas en Estados Unidos, el otro sobre las varias formas de estímulo tributario que aplican los miembros de la UE, y que en la práctica usan unos contra otros.

El grupo farmacéutico americano tiene decenas de miles de millones de dólares aparcados fuera de su país, que no ha repatriado para no pagar el impuesto correspondiente. En este sentido, no se diferencia de lo que hace la mayoría de la industria tecnológica y cuyo epítome es Apple. Si esa masa de dinero – me suena la cifra de 3 billones de dólares – sigue fuera de su país, en el peor de los casos produce intereses, y en el mejor sirve para comprar empresas extranjeras (a bajo precio, si se considera el ahorro fiscal). O sea, un medio de optimizar su cuenta fiscal en Estados Unidos y de recompensar a los accionistas.

Pero, como he dicho, AstraZeneca se ha negado de momento a vender. Y aquí viene el azucarillo de Pfizer en a taza de té de David Cameron: ha prometido crear un holding con sede en Londres como paraguas para cobijar los dos componentes del grupo resultante. Señuelo: se beneficiaría de un impuesto de sociedades más benévolo que el norteamericano: 21% en lugar de 28%. Esos siete puntos de distancia podrían hacer una diferencia de 1.400 millones de dólares anuales, según un análisis del Barclays.

En Washington se agitan las aguas. Hay una propuesta para alinear el impuesto de sociedades con el que pagan los individuos: todo ciudadano que resida en el extranjero paga el mismo tipo impositivo que el que vive dentro del país. Y no ha faltado quien sugiera que de esta circunstancia puede brotar una zanahoria: bajar el impuesto a cambio de la vuelta del tesoro expatriado.

Allá se las compongan, diría mi amigo Félix. Pero la otra parte de la historia es la que se ha liado en Europa. Cameron ha metido la pata al mediar sin disimulo en favor de Pfizer, con el fin de a) ingresar una buena tajada en impuestos sobre la transacción y b) ratificar que su gobierno será más o menos euroescéptico, pero sin duda es corporate friendly. El impuesto de sociedades es sólo una de las armas de que dispone para atraer empresas; otra es la promesa de bajar al 10% (a partir del 2017) la tributación sobre beneficios obtenidos de la explotación de patentes propias. Esta sí que es una tentación para las empresas de TI, algunas de las cuales empiezan a considerar la posibilidad de centralizar su propiedad intelectual en el Reino Unido, creando filiales ad hoc.

El problema que tiene el cortejo de Cameron a las corporaciones es que estas empresas residen fiscalmente en otros países de la UE, algo que se ha puesto de manifiesto cuando se publicó que Apple, Google y Microsoft, entre otras muchas, hacen que sus operaciones europeas pasen invariablemente por Irlanda, para sacar ventaja de la baja tributación del hoy desdentado ´tigre celta`. Aunque suena hipócrita, el gobierno de Dublin ha sido el primero en quejarse al de Londres. Y el de los Países Bajos, que está a punto de perder la sede europea de Starbucks.

Puede que la caja sea tonta, pero es digital

8/05/2014

Lo que es evidente y cotidiano para cualquier habitante de esta península, la digitalización de la señal de televisión, es todavía una migración inexorable para casi la mitad de los habitantes del planeta: en 2013, el 55% de los hogares con al menos un aparato receptor recibía TV codificada en ceros y unos, frente al 30% de 2008. Lo dice el capítulo 5 del estudio Measuring the Information Society 2013, publicado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (en adelante UIT). Como resultado de la digitalización, el panorama global de la televisión se hace más y más competitivo: IPTV, TDT, cable y satélite DTH rivalizan por ganar cuotas de mercado, en espectadores y… en ingresos. Leer más

8May

8/05/2014

Que el número tres (o cuatro) de una multinacional deje su cargo de la noche a la mañana por «razones personales», inevitablemente despierta sospechas. Es lo que ha hecho Vishal Sikka, CTO de SAP y máximo responsable del desarrollo de productos e innovación: anunciar su marcha dos semanas antes de la junta de accionistas en la que Bill McDermott será ungido como único CEO de la compañía, y un mes antes de Sapphire, evento anual para clientes y partners, en el que le estaba reservado un papel estelar. ¡Cómo para no sospechar que las razones personales son un pretexto!

Llueve sobre mojado, porque SAP se caracteriza por los continuos cambios en su cúpula en los últimos diez años. Cuando parecía haber alcanzado la estabilidad con el dúo formado por McDermott y su co-CEO Jim Hagemann Snabe, el segundo ha decidido dejar a su colega solo al mando, siempre tutelado por el fundador Hasso Plattner. He leído que Sikka tenía la ambición de ser promovido para compartir el puesto de CEO con McDermott, y que al no serle concedido decidió renunciar. La verdad es que tampoco resulta creíble una rabieta pueril en alguien de su experiencia: Sikka, doctorado por Stanford, fundó y vendió dos empresas de software antes de fichar por SAP en 2002, y en 2007 se convirtió en CTO.

La revista alemana E3 ha publicado detalles sobre una supuesta batalla interna, que enfrentaría a dos bandos: ciertos miembros del consejo defienden que el centro de decisión siga en Alemania, pero otros – no por ello menos germánicos – se resignan a que el eje se desplace a Estados Unidos, como requisito para estar en la punta de la innovación. A la vez, en Estados Unidos se habrían configurado dos polos: uno en Pennsylvania (cuartel general de McDermott) y otro en Palo Alto (dirigido por Sikka).

Justo antes de dimitir, el CTO reaccionó en su blog personal, descalificando el artículo como una colección de chismes sin fundamento. Pero no pudo evitar que las preguntas siguieran circulando.

Gracias a la profunda renovación intelectual que introdujo Sikka – exponente de la muy poderosa diáspora india en el Silicon Valley – con la invención de la plataforma de base de datos en memoria HANA, la oferta de la compañía ha dado un vuelco en los últimos años, y los resultados justifican la inversión orgánica. Por otro lado, las varias adquisiciones que debían situarla en primer plano como competidor en el emergente mundo del cloud computing (SuccessFactors y Ariba) no han dado los frutos que se esperaban; asimismo, desde que Sanjay Poonen abandonó la compañía el año pasado para irse a VMware, no ha habido progresos en la estrategia de SAP en materia de movilidad, supuestamente ambiciosa.

Si estos razonamientos se llevan a su consecuencia lógica, estaríamos ante la reapertura de un dilema de prioridades: plataforma o aplicaciones, que las funciones duales de Sikka ayudaba a diluir. De momento, su responsabilidad de supervisar el desarrollo de productos ha recaído en un veterano directivo alemán, que dirigía la venta de aplicaciones, pero se ha dejado para más adelante la búsqueda de un nuevo CTO.

Entretanto, ¿qué futuro espera a Sikka (46 años), aparte de su familia? Tal vez un regreso a India: hay rumores que asocian su nombre a la próxima sustitución del CEO de Infosys, uno de los grandes grupos de servicios informáticos de ese país, Infosys necesita un cambio radical para adaptarse a un mercado mundial en el que los servicios de outsourcing han perdido relevancia. El actual CEO, S.D [Sarojni Damodaran] Shibulal, quiere retirarse, y ha sugerido públicamente que la compañía necesita un revulsivo semejante al que vivió IBM tras la llegada de Louis Gerstner. La comparación no sería del todo pertinente [Gerstner venía de la industria de consumo] pero ha dado lugar a que Times of India desvele que Vishal Sikka estaba en la short list para ocupar el puesto. Extraño giro en su carrera, pase lo que pase.

6May

6/05/2014

Todavía no ha llegado a casa el paquete de Amazon, pero he leído tantos comentarios sobre Le Capital au XXIe Siècle, de Thomas Piketty, que me atrevo a escribir una líneas acerca de este libro que alguien ha calificado como el mejor sobre economía que se haya publicado en muchos años. ¿Será para tanto? No lo sé, pero de entrada parece que Piketty ha conectado con la necesidad de poner el pensamiento económico en el eje del debate público. Algo debe estar ocurriendo para que un libro que bebe de fuentes académicas, con decenas de gráficos, haya escalado a la lista de más vendidos del New York Times, ese ´algo` es la perplejidad ante una crisis que, aunque la propaganda insista en lo contrario, está viva y coleará por bastante tiempo.

La tesis de Piketty es, reducida en extremo, muy simple: la desigualdad es una amenaza para el capitalismo. Para sostenerla, pasa revista a 200 años de evolución en la concentración de ingresos y riqueza. Durante los siglos 18 y 19, las sociedades occidentales [tengo entendido que no se mete a analizar las nuevas fuerzas asiáticas] fueron profundamente desiguales, con rígidas estructuras de clase. La industrialización elevó gradualmente los salarios, sin modificar lo esencial. En el siglo 20, la sucesión de guerras, revueltas, recesíón, inflación y quiebras, condujo a la invención del estado de bienestar: «la existencia de un contramodelo fue una de las razones por las que ciertas reformas fueron aceptadas»

Lo que vienen a demostrar las series históricas de Piketty es que el retorno que recompensa al capital está aumentando más rápido – cada vez más rápido – que el crecimiento de la economía. Y que, de seguir así, la desigualdad llegará a ser insostenible tanto económica como políticamente. Hasta el FMI sostiene algo parecido en su estudio Redistribution, Inequality and Growth, publicado en febrero [curiosa coincidencia con la edición americana del libro de Piketty].

De la cuantiosa recopilación estadística del libro, un colega que sí lo ha leído extrae esta descripción: «los niveles de desigualdades de renta y patrimonio durante los bulliciosos años veinte del siglo pasado. La extrema concentración. Tanto en Europa en 1910 como en Estados Unidos en 2010, el reparto del pastel es muy desigual: el 1% más rico se queda con el 20% del total, el 9% restante con el 30%: la mitad para el 10% más rico. El 40% siguiente se repartió otro 30% y el 50% restante se las arregló con el 20%».

Martin Wolf, admirado columnista económico del Financial Times, asume la idea central del libro: una sociedad menos desigual sería una bendición, no una amenaza, para el crecimiento que se echa en falta en la economía mundial. Extrañamente, los columnistas conservadores se han mostrado cautos en sus críticas a Piketty, más allá de ventilar no sé qué episodio conyugal. Superado el espantajo de la reforma sanitaria de Obama, la derecha republicana tiene una nueva prioridad: bloquear la subida del salario mínimo porque, según un editorial del Wall Street Journal, llevaría a la ruina a sectores como las cadenas de restaurantes, «que están entre los verdaderos creadores de empleo» [sic].

Por lo que me han dicho, Le Capital au XXIe Siècle [todavía no editado en España, esto no es Sombras de Grey] no se limita a revisar históricamente la cuestión. Se apunta a la tesis del estancamiento secular, que otros han acuñado como el problema de nuestro tiempo. Piketty predice que el crecimiento será bajo durante el resto del siglo, que los retornos sobre el capital se mantendrán altos y la riqueza se concentrará en menos manos.

Supongo que volveré sobre el tema, que sin duda apreciaré mejor cuando pueda leer directamente el libro. Me detengo en este punto, pues.


Contacto Suscríbete RSS


Sobre el autor. Copyright © 2025 El dominio norbertogallego.com es propiedad y está administrado por Diandro SL. B85905537. Creative Commons