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Se atribuye al ex director del FBI, Robert Mueller, una frase con la que resume su visión del estado del mundo. “Existen – según Mueller – dos tipos de empresas: las que han sido hackeadas y las que pronto serán hackeadas”. Los permanentes ciberataques contra las infraestructuras y clientes de diferentes entidades financieras, como el que sufrió hace poco el gigante JP Morgan, y las pérdidas multimillonarias que generan a la economía mundial son descritos minuciosamente en un estudio de PwC, Threats to the Financial Services Sector, que encuentra disparidades en las cifras publicadas y plantea serias dudas acerca del celo con el que los responsables del sector afrontan esas amenazas. Leer más
Bienvenidos. Según cómo se cuenten los hechos, en este mes entraremos en el séptimo año de la crisis,… o en el sexto. Lo convencional sería decir que el drama empezó el 15 de setiembre de 2008, cuando la Reserva Federal y el Tesoro de Estados Unidos se resignaron a la quiebra de Lehman Brothers [Too big to fall, ¿la han visto?], ante la imposibilidad de encontrar un salvador dispuesto a comerse el marrón ni siquiera con dinero público a fondo perdido. Para muchos, la crisis se inició en agosto de 2007, cuando hubo que cubrir de urgencia los primeros fallidos provocados por el disparate de las hipotecas subprime. “Fue como si después de habituarte a que siempre sale agua del grifo, un día deja de salir y no consigues entender qué ha pasado”, leo en The alchemist: three central bankers and a world on fire (Neil Irwin).
El efecto fue devastador. Y global. Todas las economías desarrolladas, y muchas que no lo son, sufrieron una contracción brutal, que encendió la mecha de un violento ajuste del empleo. En España, algunos creyeron que la cosa duraría poco pero que, mientras tanto, era una ocasión perfecta para recortar costes laborales, que es la idea que tienen acerca de la competitividad. Ha durado mucho, demasiado, y hoy España tiene – con la excepción de Grecia – la tasa de paro más alta de la eurozona.
Las vacilaciones iniciales de los bancos centrales – sigo con el libro de Irwin – abrieron profundas divergencias de política monetaria: la Fed bajó sus tipos de interés, en cuestión de meses, desde el 5,25% al 2%, mientras el BCE se tomaba más de un año en igualarlos para luego ¡hasta 2014! mantenerlos más altos que los estadounidenses. La Fed ha cumplido con su mandato dual, que combina la estabilidad de los precios con la defensa del nivel del empleo, mientras al BCE, sojuzgado por los ideólogos del Bundesbank, sólo le preocupa el supuesto riesgo inflacionario [ya se ve que estamos en deflación] y la llamada “consolidación fiscal”.
Me dirán que a qué viene sacar ahora esta historia, justo cuando la economía española ha salido de la recesión y ¡sorpresa! ha tenido un trimestre mejor que el de Alemania. No es tal sorpresa, en realidad: la economía alemana lleva quince años con crecimientos muy débiles, que le permitieron arreglárselas sin casi financiación externa. A diferencia de ´otros` que, con tal de crecer a toda pastilla acumulaban una deuda para la que no hay recetas mágicas. De aquellos polvos, son estos lodos.
El esbozo de recuperación en la eurozona ha encallado en la desaceleración alemana, la recaída italiana y el estancamiento francés. Por eso, en el reciente encuentro de banqueros centrales en Jackson Hole, hubo más preguntas para Mario Draghi, presidente del BCE, que para Janet Yellen, la nueva cabeza de la Reserva Federal
La situación del bloque europeo no invita a sacar pecho. Su desfase con la mejora que viven otras economías – Estados Unidos y Reino Unido – es lo bastante inquietante como para que el circunspecto Draghi anticipara que en este mes de setiembre el BCE pondrá en marcha medidas de refinanciación a largo plazo, por valor de entre 450.000 y 850.000 millones de euros, para oxigenar el crédito. Una buena noticia que sirve para recordar lo que pudo hacerse y no se hizo.
A propósito: la foto de Mariano Rajoy y Angela Merkel asomándose tras la efigie del apóstol Santiago no es ni más ni menos patética que otras con distintos protagonistas en el mismo templo. ¿A quién se le habrá ocurrido esta invocación milagrera? Supongo que no a la luterana Merkel, pero no deja de ser desolador que ambos recorrieran un tramo del camino jacobeo, sin otra inquietud aparente que el chalaneo de puestos en Bruselas y una reafirmación a dúo en que la austeridad ha dado sus frutos. Pues eso: por sus frutos los conoceréis.
El Encuentro del Sector de las Telecomunicaciones de Santander, convocado por AMETIC, tendrá este año dos momentos culminantes. Para hoy está prevista una mesa redonda en la que intervendrán el presidente de Telefónica, César Alierta, el consejero delegado de Vodafone, Vittorio Colao, y el director financiero de Orange-France Télécom, Gervais Pellissier [no confirmado]. Coincidirán en torno a un asunto de interés común para los tres grupos: la «consolidación necesaria del mercado único europeo de las telecomunicaciones», como reza la agenda. De rigurosa actualidad, ante la renovación de la Comisión Europea, que tiene la capacidad de admitir o bloquear cualquier movimiento de consolidación. Leer más
Algún gurú [el depreciado Nicholas Negroponte, por qué no] podría predecir un día de estos algo así como «para 2050 tomaremos una píldora que acabará con la discriminación por sexo en el ámbito laboral» y así recuperar la fama. El tema es tan poliédrico que un poco de magia simpática puede ayudar. Véanse unas cifras: sólo un 3% de las CEO que ocupaban ese puesto a finales de 2013 era mujeres, según un estudio elaborado por Strategy &, antes Booz & Co y ahora parte de PwC. Un 5% en España, por cierto. Pero también dice el estudio que el 13,2% de los CIO del mundo entero son ´ellas`, y que hay compañías célebres con una desproporción de 3 a 1 favorable al personal masculino. Leer más
Nada más conocerse el acuerdo firmado por Virginia Rometty y Tim Cook, por el que IBM y Apple van a colaborar en las comunicaciones móviles de empresas, han aflorado muchos interrogantes. Era obvio preguntarse por qué dos compañías poderosas, que se han imprecado mutuamente durante décadas, un buen día deciden actuar juntas. Cada una por sus razones, y no todas económicas. Pero lo que a más de un observador le pasó por la cabeza fue una cuestión colateral: ¿qué pasos dará Google para responder a un pacto que la margina? Android es la plataforma más vendida y la más usada por los consumidores, pero pocas empresas confían en ella para las comunicaciones de sus empleados. Leer más
Sony aún no la ha presentado, pero desde ya puede definirse como la idea más estrambótica de los últimos años. La smart wig, o peluca inteligente – ¿por qué no tecnotupé? – vibra al recibir un correo electrónico. Sólo falta una dosis de imaginación para confiar en que un día llegará a formar parte de la Informática Empática pregonada por un estudio de Sogeti: un enfoque modelado por una doctrina transhumanista que promete una vida más sencilla, en la que las personas tendrán «superpoderes» conferidos por la tecnología. No es ni más ni menos verosímil que otras noticias reproducidas por la prensa de calidad que, gracias a cosas así, confía en conquistar a la esquiva audiencia de nativos digitales. Leer más
No es la primera ni será la última vez que este blog se ocupe de los cambios profundos en el mercado del almacenamiento. Tres factores se conjugan para acelerarlos: necesidad de capacidad para almacenar volúmenes crecientes de datos, entornos de alto rendimiento que exigen garantías de calidad en servicios críticos y profusión de plataformas cloud privadas con su exigencia de costes predecibles. Las tendencias se apoyan en otra, de naturaleza tecnológica: las memorias de estado sólido bajan de precio, y hacen que pierdan sentido los argumentos que durante un tiempo se han esgrimido contra las soluciones de almacenamiento flash. Lo confirman sendas visitas a las empresas SolidFire y Tegile. Leer más
La diferencia puede parecer menor, pero es relevante. En el segundo trimestre, los despachos mundiales de PC sumaron 74,4 millones de unidades según IDC y 75,7 millones según Gartner. En el primer caso, se trata de un descenso del 1,7%, en el segundo de una línea plana (+0,1%), y en los dos casos el mejor registro desde igual período de 2012. En aquella ocasión, la brutal caída de los netbooks y el correlativo ascenso de las tabletas se combinan para colapsar el mercado de portátiles. La situación ha cambiado en 2014 por otra combinación: el reemplazo de los PC con Windows XP y la floja demanda de tabletas, se han sumado para estabilizar el mercado, condición para que vuelva a crecer. Leer más
Por una vez, este mail será breve. Desde el lunes 4 y hasta el primer lunes de setiembre, haré una pausa en la redacción regular de este newsletter. No obstante, publicaré intermitentemente crónicas y entrevistas porque, me lo dice la experiencia, en agosto no se detiene la actualidad. Pero necesito (necesitamos) descansar, incluso en estos tiempos de permanente conexión.
Antes de cerrar un ciclo, quiero comentar una frase que he leído en una entrevista a Tom Eslinger, directivo de la agencia publicitaria Saatchi & Saatchi, a quien obviamente le preguntan por el futuro del marketing y la publicidad. Eslinger define su trabajo como social listening, para describir los cambios que está sufriendo el enfoque tradicional de la publicidad, cuyas implicaciones van más allá del mercado y las mercancías.
He extraído de la entrevista una reflexión sobre el cambio radical en la vida política tal como la conocemos. Transcribo: «todos creemos saber cómo se elige un presidente; sabemos que Obama fue elegido en gran parte gracias a una exitosa campaña en los medios sociales. Muchas cosas han cambiado desde ese momento que nos pareció revolucionario: la vida y circunstancias de los candidatos a ser elegidos para cualquier cargo están permanentemente expuestas a la vista de un público diferente. La persona que vaya a ser elegida para la presidencia dentro de 20, tiene ahora, probablemente, menos de 30. Ha usado Facebook y Twitter desde su adolescencia, lo que implica que será un candidato muy distinto a lo que en su momento fue Obama o a quien sea su sucesor o sucesora. No se trata sólo de lo que haya creado, de los rastros que haya dejado en las redes sociales, sino del enorme volumen de datos que se habrán creado acerca de esa persona, que habrán sido compartidos y almacenados durante años. Creo que Google tendrá la capacidad de crear al presidente que será elegido dentro de 20 años». Ahí queda eso.