Entre el 40% y el 60% del coste de explotación de un centro de datos está vinculado al consumo de electricidad en dos grandes capítulos: potencia y refrigeración. Es uno de los criterios que se tienen en cuenta en el auge actual de inversiones. Según la Agencia Internacional de la Energía “los centros de datos y las redes de transmisión de datos son responsables del 1% de la energía causante de emisiones de gases de efecto invernadero”. Los procesos de digitalización suponían [en 2020] aproximadamente 300 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono, con un modesto crecimiento desde 2010 gracias a los esfuerzos por mejorar la eficiencia del suministro y consumo energético.
Otra fuente, la European Data Centres Association ha estimado que en enero de 2025, los nuevos centros de datos operativos a plena capacidad debería asegurar una ratio PUE de 1,3 a 1,4, indicador que se calcula dividiendo la energía total disponible por la consumida realmente por sus servidores. Para los centros de datos existentes, se ha fijado el mismo objetivo en 2030. Se pretende que estos objetivos sean alcanzados empleando un 75% de energías renovables a finales de 2025 y un 100% el 31 de diciembre de 2030.
En España, donde conviene remitirse a los informes – no suficientemente actualizados – de la asociación SpainDC, la inversión directa se estima en 6.837 millones de euros con un efecto multiplicador sería de 7 euros por cada euro invertido en la industria de los datacenter. Los datos son abrumadores: esta asociación calcula que el coste de inversión directa en un datacenter – sin contar el hardware y software ni su operación y mantenimiento – puede oscilar entre 12.000 y 16.000 euros por kilovatio. Sobre esta base, SpainDC conjetura que la inversión directa de este año será de 1.308 millones de euros, cifra que debería repetirse anualmente hasta 2026.
Este ha sido el rico contexto de la conversación – no muy veraniega y necesariamente prolija, el lector sabrá entenderlo – con Pablo Ruiz Escribano, vicepresidente a cargo de la división Secure Power de Schneider Electric en la región Iberia. España, según dijo, ocupa un lugar central en la descarbonización de los centros de datos por haberse convertido con gran rapidez en un destino atractivo para los proveedores de servicios cloud así como para los fondos que invierten en centros de datos compartidos – o en co-location – que obviamente tienen un alto componente financiero.
Quisiera empezar por lo básico, la dimensión del problema energético que plantea la proliferación de centros de datos, a su vez motivada por una explosión de demanda que se acelera por momentos […]
No me gusta verlo como un problema sino como un componente de la realidad al que tenemos que prestar atención. Y, para ser justos, hay que recordar que ha sido gracias a los centros de datos que durante la pandemia hemos podido seguir trabajando desde nuestras casas, las empresas han podido mantenerse a flote y que una gran parte de nuestro ocio se apoya actualmente en la existencia de esos centros de datos. No creo que mucha gente esté dispuesta a renunciar a estos beneficios de la tecnología, por lo que hay una demanda creciente, una necesidad. Al mismo tiempo, si queremos completar la transición hacia un modelo económico sostenible, necesitamos una gestión mucho más activa del consumo de energía […]
No parece que haya otra manera de abordarlo. Que los centros de datos son imprescindibles está fuera de discusión […]
Claro, porque vamos a necesitar muchos más datos para saber qué cargas tenemos que procesar, qué cargas conectar y dónde va a estar la demanda. Y porque sin una computación que nos permita tomar decisiones en base a esos datos, el mundo en que vivimos no sería posible. Por supuesto, implica la existencia de problemas que gestionar.
A sus características tradicionales, los centros de datos han añadido otra, la sostenibilidad, emblema de un objetivo que ha sido asumido por la sociedad. El hardware requiere una revisión de su ciclo de vida y el software un rediseño […] Todo va muy rápido.
El sector de los centros de datos es relativamente joven si lo comparamos con otros que plantean dilemas semejantes. Lo que me parece más interesante es que ha nacido con un espíritu que lo ha inducido a medir su propio impacto. Desde que se empezaron a construir, ha habido una auténtica obsesión por la eficiencia. Esta se traduce en una ratio, PUE (Power Usage Effectiveness) que nos ofrece información muy valiosa.
¿Es la métrica que define la política de una empresa en materia energética?
Debería serlo. Vale como advertencia: no dilapidar la energía ha sido una de las premisas del origen de los centros de datos actuales. Luego han sido pioneros en la incorporación de las energías renovables y van por delante de otros sectores en la firma de acuerdos de PPA (Power Purchase Agreement) para garantizar que el suministro de electricidad que consume tiene origen renovable.
[…] Una cosa es un certificado que dice que la empresa está compensando sus emisiones y otra muy distinta que la electricidad que consume esa empresa sea de una fuente renovable.
Cierto, pero vale como indicador de la actitud de la empresa. A la vez, subraya que cada día hay más proyectos en los que la generación se hace en sitios adyacentes o próximos a aquel donde va a consumirse. Hay compromisos por parte de Google y Microsoft [nota: cuyo PUE es desde hace años inferior a la media europea] como grandes consumidores, de llegar a la neutralidad o incluso a ser negativos. Esto no lo puedes hacer si no tienes garantizado el suministro. Lo que quiero decir es que la industria de los datacenter tiene interiorizada la eficiencia energética como uno de sus prioridades e incluso ha asumido compromisos más exigentes que la reglamentación. Este sector huye del greenwashing; lo que busca es que haya trazabilidad total entre kilovatio consumido y energía renovable generada. Fíjese en que la asociación europea del sector promueve que sus miembros alcancen la neutralidad de carbono en 2030, veinte años antes de lo que se ha planteado como meta la UE.
¿Qué efectos tiene la sostenibilidad sobre la tecnología?
Además de la potencia, una de las grandes áreas del consumo de electricidad es la refrigeración. De hecho, está siendo un estimulo para el desarrollo de servidores que pueden trabajar a temperaturas más altas. Nosotros, como fabricantes, seguimos desarrollando tecnologías nuevas, que permiten que esos equipos sean mucho más eficientes que otros fabricados hace pocos años y que están en plena vida útil. La aceleración de su reemplazo puede depender de otras circunstancias, no de carencia de tecnología.
Entonces, ¿qué vende Schneider Electric a los centros de datos?
En la infraestructura de un centro de datos, si quitamos lo que es la obra civil y los grupos electrógenos que pudieran instalarse, además de los servidores, todo lo demás lo puede suministrar Schneider Electric. Es decir: la infraestructura eléctrica que alimenta las salas blancas y toda la distribución eléctrica. Asimismo, tenemos una oferta de software y servicios en la misma búsqueda de la eficiencia. Y distintas soluciones de gestión de la infraestructura eléctrica, de la generación de frio y de la sala blanca, que son convencionalmente los tres silos identificados en esta industria. Estamos presentes en los tres, por lo tanto somos capaces de ocuparnos de una gestión holística.
¿Por qué los llama silos?
Porque se diseñan por separado y muchas veces se construyen por separado o se instalan de forma independiente. También los llamo silos porque, a menudo, la sala blanca donde están las TI no se comunica con los sistemas de generación de frío ni con la generación de energía dentro de una misma infraestructura. El solo hecho de que podamos poner una capa de software que rompa esos silos nos facilita la posibilidad de una visión holística y, aporta al cliente una mejor capacidad de tomar decisiones. También apoyamos a algunos clientes en el proceso de compra de energía.
Por tanto, la idea de que Schneider Electric es básicamente un suministrador de equipos en proceso de mutación hacia los servicios.
Sin duda es una evolución. Seguimos siendo una empresa industrial y fabricamos nuestros equipos, pero en los últimos diez años hemos hecho una apuesta fuerte por el desarrollo de software, que permite gestionar la infraestructura y, consiguientemente, ha ampliado el negocio de servicios. En 2022, la combinación de software más servicios representó el 18% de los 34.000 millones de ingresos totales del grupo.
Genéricamente, ¿cuánto representa el consumo de energía en las cuentas de un centro de datos?
Si analizamos la cuenta de explotación de una empresa del sector, entre un 40 y un 60% esta vinculado al consumo energético, de ahí que se tome muy en serio la cuestión de la eficiencia. De hecho, es uno de los criterios a la hora de decidirse entre un fabricante de TI y otro. Es un sector que no toma sus decisiones sólo en función del capex. En cuanto al peso que tienen los centros de datos en el consumo de global de energía, la cifra varía según se incluyan o no determinadas aplicaciones, llegando hasta el 2% en algunos casos. Como esta es una coyuntura de muchos despliegues, es natural que tanto el consumo como el porcentaje aumenten; otra razón para preocuparse de la eficiencia.
Hemos hablado genéricamente de centros de datos. Aparentemente, los de carácter corporativo pierden peso porcentual ante el ascenso de los hyperscalers y, más recientemente, están teniendo un desarrollo espectacular los dedicado a la co-location […]
Así es en general. Y desde luego en Iberia esa es la tendencia, con toda claridad.
¿En qué cambian las pautas de consumo energético con esa distribución?
Iberia se ha convertido en una zona atractiva para esta industria y el hecho de que esté siendo receptora de inversiones de los hyperscalers y los colos viene motivado por dos circunstancias: la ubicación geográfica favorable y la existencia de redes de comunicaciones muy potentes y con fuertes medidas de seguridad, es una; la otra es que en España tenemos un plan de renovables puntero, ambicioso […]. Esto atrae a inversores que huyen de los proyectos que consumen gas pero tienen certificados en los que se dice que son verdes. Aquí, en la región a mi cargo, la abundancia de renovables hace que esa práctica no tenga razón de ser, porque se consume mucha energía solar o eólica. Realmente, el reto no es tanto minimizar las emisiones de CO2 sino minimizar el impacto de toda la cadena de valor de la que el centro de datos forma parte.
¿En esto vamos rezagados?
[…] Depende. Apostamos decididamente por la la descarbonización como estrategia y como factor que nos diferencia en el mercado desde hace quince años. En este momento, nos da legitimidad ante los clientes para ayudarles en esa tarea. Nos hemos comprometido a ser neutros en carbono en 2025 y merecer la etiqueta Net Cero en 2030, sin compensaciones. Otro compromiso, que no depende enteramente de nosotros, es que con el cambio a la próxima década, toda nuestra cadena de suministro sea Net Cero.
¿Se sienten acompañados en ese esfuerzo?
Schneider Electric forma parte de la asociación SpainDC, cuyos ejes de trabajo son la sostenibilidad y el desarrollo del talento.
A una respuesta anterior olvidé repreguntar si los centros de datos corporativos se están modernizando como consecuencia de este contexto
Cada vez hay mas servicios que las empresas van externalizando, lo que genera demanda, a la vez que presiona en favor de la modernización. Tal vez no tanto en los grandes sino en los pequeños: hay ciertas partes críticas en el funcionamiento de los centros de datos que impulsan un fenómeno de modernización. Obviamente, en esa puesta al día la electricidad es un componente estratégico y normativo.
¿Cómo está reaccionando la industria de TI? Algunas marcas destacan por el rediseño de sus productos para acelerar la descarbonización […]
Estamos viendo como efectivamente salen aplicaciones que plantean una computación diferente. Fabricantes como HPE o Lenovo desarrollan servidores específicos y naturalmente, si los equipos de un centro de datos son más eficientes, nos facilita mucho el hacer una gestión integral más eficiente.
¿Se coordinan esos fabricantes con Schneider Electric?
Evidentemente, somos dos industrias conexas. Tenemos acuerdos muy sólidos con HPE y Lenovo, con los que compartimos tendencias y tenemos foros comunes a escala internacional. Se trata, con cada nuevo servidor o equipo de almacenamiento que vamos a albergar físicamente en nuestros armarios, de ser capaces de disipar el calor que generan: ya sea con equipos que mueven el aire o con sistemas que a través del líquido, extraigan el calor directamente de la fuente. Es un problema que resolvemos en común
¿Cuál es la recomendación de Schneider Electric?
Depende de la ubicación y de la aplicación. Tenemos una fábrica en Italia. Puede que en los países nórdicos, la tecnología nos permita aprovechar el frío exterior para refrigerar, lo que también es eficiencia: minimizas los caudales de agua y la necesidad de bombeo, con lo que reduces el consumo de energía. Sin embargo, en aplicaciones de alta densidad estamos desarrollando prototipos para hacer la disipación del calor por inmersión del procesador y en España estamos promoviendo equipos de enfriamiento por levitación magnética.
¿Qué cambios se esperan en el mercado y qué está haciendo Schneider en función de esas hipótesis?
Lo que esperamos de los próximos años en el mercado ibérico es que se siga conformando como alternativa a los centros tradicionales en Europa, los llamados FLAP (Francfort, Londres, Amsterdam, Paris), pero tenemos por delante un reto importante, los recursos humanos como condición para que la industria de los centros de datos sea viable. Ya se da una condición interesante, por el peso que tienen las renovables, que no sólo atraerá más centros de datos, como se está viendo, sino que aparezcan startups que típicamente generan valor porque agregan personal cualificado. Con lo que me gustaría señalar que a la vez que minimizamos el impacto ambiente tenemos que ambicionar la captación de minimizar el impacto ambiental inversiones duraderas.
Está habiendo mucha inversión, según los informes de SpainDC. Lo que no necesariamente indica que sus premisas sean las que interesan al sector de TI. Habrá que ver la utilización de los recursos anunciados […]
Hay mucho anuncio de centro de datos, tiene razón. Pero sabemos por experiencia que realmente se construyen los que son necesarios: quien manda es el cliente final. No conozco ningún centro de datos que se haya empezado a construir sin tener un cliente ancla. Cuando se construye en Madrid, es porque un cliente lo necesita. Ahora se están anunciando inversiones en Cataluña, entre ellas un centro de datos de Interxion en Sant Adrià de Besòs. Se dan las condiciones: hay tejido empresarial, hay hubs empresariales, hay grupos investigando en IA, en ciberseguridad o en IoT. Por no hablar de la conexión mediterránea.
¿De qué magnitudes estamos hablando?
Según las estimaciones publicadas, en los próximos seis años el mercado español podría multiplicar por cinco la potencia instalada que tenía hace un par de años. En términos de inversión directa, entre 6.000 y 7.000 millones de euros en cinco años. En cuanto a la inversión indirecta, el factor multiplicador sería consecuencia del impacto sobre la industria auxiliar y la creación de puestos de trabajo.
Me intriga saber cuál será el papel de las telecos en esta perspectiva […]
Me gusta decir que la industria del centro de datos no trabaja de manera aislada: es un eslabón de la cadena de valor del dato, de modo que si el país no cuenta con una economía potente, proyectos empresariales y públicos que generen datos, no tiene sentido mantener una infraestructura. Hace falta una industria que explote esa cadena de valor del dato. Las compañías de telecomunicaciones son una pieza clave en la creación en España de una gravedad del dato [nota: fenómeno por el cual los datos tienden a quedarse cerca de donde se producen, lo que implica que ejercen una fuerza de atracción de más datos].