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  23/05/2022

Hablan mucho de datos, pero invierten poco

El volumen de los datos y su gestión empiezan a ser asuntos obsesivos para la mayor parte de las empresas. Es fácil decirlo, pero las visiones de cada departamento que conforman una organización difieren entre ellos y puede que afloren fricciones. Mientras la cúpula recibe presiones de fabricantes y proveedores en torno a la manida promesa de “extraer el valor del dato” – que, se supone, generará nuevos ingresos y mejorará la capacidad de competir – los departamentos de TI, que naturalmente no discrepan de esa premisa, afrontan problemas que habrán de resolver por sí solos. Porque, a  la hora de hablar de dinero, cada parte exprime su visión de la necesidad de invertir.

Esta descripción traduce dificultades corrientes en las empresas de casi cualquier punto del planeta, según se desprende del muy prolijo estudio Global Data Insights Survey, publicado por Digital Realty, grupo multinacional especializado en la propiedad y gestión de centros de datos y  cuya filial en España es la empresa Interxion.

Las respuestas recogidas son altamente representativas: la muestra abarca 7.200 directivos – con rango de CEO, CTO, CIO, COO o responsables de operaciones TI – de empresas cuya facturación oscila entre 100 y 1.000 millones de dólares en 23 países. La cuota española es relevante, de 440 entrevistas.

Sin duda, lo que inmediatamente destaca del informe global es que el 47% de los directivos de TI consideran que sus empresas invierten poco o muy poco en sus infraestructuras de datos, lo que genera preocupación ante la avalancha de datos que se viene.

El porcentaje es sorprendentemente alto y se da por sentado que será aún más grave dada la cantidad de información que crece sin pausa. Conlleva una paradoja: los consejos de administración están persuadidos de la importancia de los datos, pero en la práctica pocos hacen siquiera el amago de incrementar los presupuestos de TI para explotar debidamente el valor de los datos. De esto se queja el 53% de los encuestados; de que, sin la imprescindible inversión, no pueden obtener información valiosa de los datos que sus sistemas recogen y almacenan sin pausa.

Esta situación se da en un contexto en el que, según explica el informe, la creación de datos se multiplica en todos los departamentos de sus empresas. Digital Realty se apoya en unas cifras recientes de IDC para advertir que en 2024 las empresas de todo el mundo van a generar 1,5 GB de datos cada segundo. Una conclusión que se condimenta con la variedad de fuentes de esos datos. Sorprende, por tanto, esa aparente inacción de quienes podrían destinar los recursos a evitar que la acumulación de información – mucha de ella alojada en silos y por tanto, poco útil – siga generando costes.

El informe de Digital Realty apunta que las empresas engordan la capacidad de sus sistemas de almacenamiento, ya bien alimentados, sin inquietarse por su utilidad real que tendrán a la hora de la toma de decisiones. Es admisible pensar que este juicio exagera las cosas, pero viene respaldado por numerosas respuestas de los directivos que, por su condición, están en el ajo.

Los flujos de trabajo empresariales suelen utilizar de media unas 400 fuentes de datos que se intercambian a través de 27 productos en la nube. O sea que la gravedad de asunto se multiplica en la medida que un número cada vez mayor de ubicaciones, usuarios y dispositivos generan más datos y los intercambian con otros elementos a los que están conectados. Sin que nadie se alarme por ello, han ido montándose barreras físicas que impiden un intercambio eficiente, lo que debería entenderse como una llamada a diseñar estrategias ad hoc.

La pregunta de la encuesta era clara: ¿tiene su compañía, o planea tener, una estrategia de datos formal? Y las respuestas, inequívocas, indican que más de una tercera parte (38%) no tienen tal cosa o apenas han empezado a pensar en ello. No obstante, también hay clases: el 75% de las que facturan más de 1.000 millones de dólares ya están ejecutando o iniciando la implementación de una estrategia de datos.

Ahora bien, ¿qué pasa en España? Pues más o menos lo mismo que en el resto de la muestra  En sus respuestas, los encuestados españoles revelan que las inversiones de sus empresas son insuficientes, tanto en herramientas como en infraestructuras, para gestionar el volumen actual de datos; por consiguiente, no están listas para su imparable incremento. Casi la mitad de los CIO y responsables TI señalan las limitaciones presupuestarias como primer freno para poder avanzar en una estrategia de datos.

Por cierto, añaden dos factores propios que no son destacados en otros países: la regulación y la reticencia de los clientes a compartir sus datos. Al parecer, las empresas españolas son más quisquillosas en relación con esas cuestiones. Asimismo, aunque todas sus ubicaciones cumplen los requisitos de conectividad, integración y rendimiento, admiten un déficit en el intercambio seguro de datos.

La gran mayoría de las organizaciones tiene una arquitectura de datos que responde a un modelo descentralizado. El informe de Digital Realty / Interxion puntualiza que, en España, el nivel de descentralización es inferior (pero no mucho) a la media global. Singulariza que el sector sanitario es el que opta por una mayor descentralización. Lo contrario ocurre en el sector de servicios profesionales, centralizado en un 70% de los casos). Aunque hay que añadir que sólo las empresas con una facturación superior a los 250 millones tienen un modelo descentralizado dominante. El tamaño importa.

No es que optar por uno u otro modelo sea positivo o negativo en sí mismo, pero las empresas que apuestan por la descentralización lo hacen porque les proporción un procesamiento más rápido, tienen mayor proximidad a los datos y consiguen reducir el gasto. Sorprende que este argumento del gasto valga igual como explicación para unos y otros.

Según los datos que expone con prolijidad el informe, globalmente el 62% de las empresas que facturan más de 1.000 millones de dólares cuenta con más de 50 sitios o ubicaciones donde despliega sus infraestructuras TI. Por el contrario, sólo un 48% de las empresas españolas supera ese número; una diferencia de doce puntos es obviamente significativa. Los porcentajes se acercan si se baja el listón de tamaño, de forma que un 97% global y un 92% en España declaran tener más de 21 localizaciones.

Por sectores en España, el financiero muestra sensibles diferencias con el resto. Es el que exhibe una mayor descentralización, seguido del asegurador y del manufacturero. La banca, los seguros y los medios de comunicación destacan por tener una estrategia de datos más definida, mientras que la industria, el transporte y el retail están todavía en una fase de definición.

¿Qué lección deja el informe acerca del futuro? Si se toma al pie de la letra las opiniones sobre la insuficiencia de inversión – y consecuentemente la falencia estratégica – es obvio que entretanto los datos se siguen acumulando, con lo que se alejan de una solución satisfactoria. Hasta cierto punto es entendible que el estudio no entre a valorarlo críticamente, pero al menos pone de relieve que los comités de dirección están empezando a reaccionar ante un crecimiento explosivo de los datos que afecta las capacidades operativas de sus empresas.

El concepto de Data Gravity [mayor probabilidad de que otros servicios y aplicaciones sean atraídos por la abundancia de datos, fenómeno que se asimila a la gravedad newtoniana] refleja elocuentemente esa actitud. Por un lado, inhibe el rendimiento de los flujos de trabajo y hará que los departamentos de TI tengan que enfrentarse a la necesidad de un cambio radical, de tal forma que van a verse en la necesidad de prestar más atención a la seguridad de la información y a los requisitos normativos y, por tal motivo, a evolucionar hacia una arquitectura corporativa centrada más en los datos. Implícitamente – he aquí una interpretación que no está en el estudio – al poner énfasis en los datos detraería el interés dominante actual por las aplicaciones.

Otorgar protagonismo al dato no es una transformación menor. Afecta y afectará no sólo a los departamentos de TI sino a todos los elementos y divisiones que configuran una organización. Por esto, las empresas españolas – o más bien los encuestados españoles – opinan que para la implementación de una estrategia de datos, tan importante como invertir en infraestructura es mejorar las capacidades de la plantilla. Consideran fundamental la calidad de la conectividad para evitar cuellos de botella y valoran que es un factor crítico para diseñar una estrategia de datos que sea efectiva.

Por último, una mayoría de los encuestados españoles pone de manifiesto la necesidad de una correcta planificación de las ubicaciones TI inmediatas y futuras. En esto coinciden las opiniones, cualquiera sea el tamaño y/o el sector de las organizaciones a las que esos individuos pertenecen. Un punto de vista que daría para nuevas reflexiones.


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