11/10/2011

Oracle enmienda su catecismo (y 2)

En enero de 2010, cuando accedió a pagar 7.400 millones de dólares por Sun Microsystems – arrebatando la novia a a IBM, por cierto – muchos lo atribuyeron a la compulsión compradora de Larry Ellison. Error de diagnóstico. Sun era una excelente compañía de hardware que no había sabido rentabilizar sus activos de software, cuando el mercado lo exigía; desde entonces, Oracle se ha comportado como lo que es: una excelente compañía de software que quiere ser una compañía de hardware… para rentabilizar (aún más) su negocio original. La experiencia vivida por los asistentes a la multitudinaria conferencia OpenWorld, en San Francisco, ha confirmado esta parábola.

Larry Ellison

Larry Ellison

En buena hora. Los resultados del primer trimestre fiscal, cerrado en agosto, revelan que los ingresos por software (5.520 millones de dólares) crecieron un 17%, mientras los de hardware (1.674 millones) declinaron el 1%. Esta asincronía se explica por la retirada de productos de baja gama heredados de Sun, que poco aportaban a la estrategia de la compañía; al mismo tiempo, subraya la necesidad de incorporar otros de gama alta que justifiquen el nuevo lema de Oracle: hardware and software engineered to work together.

Dos fueron los números fuertes del mayor espectáculo que Oracle ha montado en tres décadas de existencia. El primero tiene que ver, precisamente, con la conversión al hardware; el segundo con otra vocación sobrevenida, el cloud computing. Tras el reciente anuncio del microprocesador SPARC T4, el hardware de Oracle-Sun ha alcanzado un rendimiento que le permite optimizar el trabajo con las bases de datos, el middleware y las aplicaciones de la casa. De esto se trata: el año próximo, cuando el futuro T5 duplique al chip actual, Oracle espera estar en condiciones de retar al hardware de IBM, una pretensión que en este momento suena excesiva. La desafortunada polémica con HP en torno al procesador Itanium tiene que ver, entre otras, con esa visión expansionista.

De Exadata, máquina al servicio de su base de datos, Oracle dice haber instalado 1.000 ejemplares que se triplicarán antes de finales de año [Procter & Gamble, BNP Paribas, Sears, Samsung y GE están en su lista de referencias]. La otra pata de la estrategia, presentada el año pasado, es Exalogic, un servidor de middleware basado en la misma arquitectura. En 2011, el dúo se convierte en trío con la aparición de Exalytics, un equipo especializado en business analytics que, en palabras de Ellison entrega resultados “a la velocidad del pensamiento” (sic). Los datos son analizados en la memoria DRAM de 1 Terabyte, que según las especificaciones trabaja a 200 Gb por segundo, lo que significa que una base de datos de 5 Tb podría ser escaneada en cinco segundos.

Oracle es el primer proveedor de bases de datos del mercado, y es lógico que su estrategia gire en torno al objetivo de mantener esa relevancia, aunque no falta quien señala la incongruencia de ese propósito con los nuevos paradigmas.  Los críticos se han apresurado a poner dos pegas: a) Exalytics se basa en una tecnología antigua, de la compañía Times Ten, adquirida por Oracle en 2005, y b) en 2010, cuando SAP presentó HANA, su appliance para BI, Ellison se burló del concepto, que ahora ha adoptado. En el bando positivo, otros analistas han destacado que el nuevo hardware de Oracle ha sido concebido como una configuración paralela de servidores, redes y almacenamiento, y este paralelismo es un arma competitiva. 

Mientras era «sólo» una compañía de software, Oracle mantenía buenas relaciones con fabricantes de hardware como Sun (que acabó comprando), Dell (que sigue siendo un socio fiel) y HP (el nuevo nombre de Satán). Otros amigos de muchos años (EMC, entre otros) han pasado a ser adversarios, aunque sin ruptura. Con HP, no se adivina la manera de restaurar las relaciones, aunque Mark Hurd – su ex CEO, ahora presidente de Oracle – tuviera el detalle de desear “lo mejor” a Meg Whitman.

El más conspicuo de estos aliados-adversarios, EMC, invitado a hablar en OpenWorld, no se mordió la lengua. Su CEO, Joe Tucci, aprovechó para promocionar su propio appliance, a su juicio muy superior al de Oracle en el dominio de Big Data; su número dos, Pat Gelsinger, optó por teorizar una dicotomía: “Oracle, IBM y HP tratan de construir stacks integrados verticalmente. Nuestra diferencia consiste en que proponemos infraestructuras horizontales que pueden trabajar con Oracle, HP o IBM”

IBM, adversario sin paliativos, prefirió aplicar una táctica clásica de contraprogramación, que ya usó cuando Sun cayó en brazos de Oracle. Coincidiendo con OpenWorld, ha lanzado un programa para ayudar a los clientes de Oracle a “liberarse”- o por lo menos bajar el coste de sus licencias – mediante una oferta que incluye consultoría gratuita para la migración, y financiar la operación al cero por ciento de interés.

Conociendo la beligerancia de Ellison, es normal preguntarse si Oracle conseguirá conducir por su carril e ivadir los adyacentes. Carter Lusher, analista de Ovum presente en San Francisco, comenta en su informe sobre la convención: “cuando un megavendedor [como Oracle] tiene un portfolio tan diversificado, necesita articular una visión convincente de cara a los clientes, demostrar cómo pueden beneficiarse trabajando con él como proveedor exclusivo o dominante. Mi impresión es que este año Elison no ha estado a la altura, y que el recitado de especificaciones por sus empleados no ha corregido el fallo”.

Pasando a la otra novedad de OpenWorld: en 2008, Larry Ellison descalificó a los proponentes del cloud computing: “es una moda idiota”, fue lo más suave que dijo. El año pasado, sin arrepentimiento ni propósito de enmienda, presentó Exalogic Elastic Cloud, una máquina que describió como “a cloud in a box”, esencialmente una nube privada empaquetada con software de Oracle. En 2011, ha girado unos cuantos grados a babor: toda una jornada de la conferencia fue dedicada a cloud computing, con Ellison en escena, 25 sesiones paralelas y 15 demos en la agenda.

Según Mark Hurd, no hay tal conversión. Una nube – dijo en un encuentro previo con analistas – tiene los mismos componentes que un centro de datos convencional: servidores, sistema operativo, base de datos, aplicaciones… sólo que entregados como servicio. Esta es, como poco, una definición restringida del cloud computing, pero reveladora del talante con el que la compañía se acerca al cloud computing. 

A pesar del despliegue propagandístico, se conocen pocos detalles sobre Oracle Public Cloud; ha quedado claro que combina los papeles de PaaS (plataforma como servicio) y SaaS (software como servicio), por lo que se sitúa como un competidor de Microsoft, Salesforce y otros. Fusion CRM estará inmediatamente disponible, y otros componentes se incorporarán más adelante. Para Oracle, se trata de un riesgo calculado, que responde a una lógica identificada: dar respuesta, ante todo, a sus propios clientes. Un estudio del grupo de usuarios de Oracle (OAUG) ha revelado que la adopción de nubes privadas ha crecido un 28% el año pasado en la base instalada de la marca, y que las nubes públicas han crecido aun más, el 50%. De modo que la nueva profesión de fe en el cloud computing tiene que ser (y además parecer) sincera.

Mucho dependerá del modelo de negocio, es decir del precio. Las empresas de software como Oracle se ganan la vida vendiendo licencias y prolongando su rentabilidad con contratos de servicio y mantenimiento, cuyo precio se supone vinculado a la capacidad del servidor; pero los nuevos entornos virtualizados evolucionan hacia el pago por uso según la capacidad realmente utilizada. ¿Cómo gestionará Oracle la migración progresiva de un modelo a otro? Si sus relaciones con Microsoft no fueran pésimas, podría preguntar por el tortuoso camino que ha seguido Azure, anunciado hace ya tres años y que sólo ahora empieza a funcionar. 

Por otro lado, el movimiento hacia la nube podría ayudar a Oracle a abrirse paso en un territorio que no ha explorado. Su fuerza está en las grandes organizaciones, pero no en las empresas medianas, cada vez más propensas a externalizar funciones prestadas como servicio por terceros que, en no pocos casos, usan software de Oracle. La estrategia es, por tanto, pragmática de necesidad.

[información adicional de Mario Kotler, desde San Francisco]


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