Brian Krzanich, el nuevo CEO de Intel, no ha tardado ni una semana en dejar claro que su intención no es protagonizar una sucesión complaciente con el pasado. Krzanich asumió sus funciones el 16 de mayo, jueves, y el lunes 20 comunicó en un memorando interno su decisión de «actuar con firmeza, moverse rápido y hacer los ajustes necesarios para que la compañía esté a la altura de los cambios rápidos que vive la industria». En la práctica, la frase se traduce en una radical reorganización y la definición de nuevas prioridades. El volantazo del CEO era previsible, porque se inscribe en la lógica por la que Paul Otellini decidió abandonar el cargo antes de la edad de retirarse.
Las tres grandes divisiones de la compañía – PC client group, mobile communications y data center – así como una cuarta de nueva creación – reportarán directamente al CEO, vaciando las funciones que hasta ahora controlaba el jefe de arquitectura, Dadi Perlmutter; de este se dijo que aspiraba a ser elegido para suceder a Otellini. Pero como no ha sido así, se desconoce su nuevo destino.
Como número dos, con rango de presidenta, en el organigrama aparece Renee James, con responsabilidad sobre las actividades industriales de Intel en todo el mundo. Es una extraña elección, porque James tiene fama de gran organizadora pero viene de dirigir la rama de software y, que se sepa, no ha tenido experiencias fabriles. Sobre esto, circula una teoría no confirmada: su autonomía como presidenta será limitada, ya que también ella reportará al CEO. Explotar la capacidad instalada con el fin de fabricar para terceros es una opción que se considera factible.
Los cambios estructurales reflejan problemas diagnosticados desde hace tiempo. En un lamento postrero, Otellini ha manifestado que su mayor error consistió en rechazar la petición de Apple de apoyar el desarrollo del iPhone; aceptarla hubiera exigido modificar la hoja de ruta que Intel tenía en aquel momento. Las consecuencias de la decisión fueron las siguientes: Apple pactó con Samsung, y entre sus competidores se generalizó la adopción de la arquitectura ARM, para beneficio de fabricantes como Qualcomm y otros.
Los objetivos de Krzanich son públicos, lo que no significa que sean fáciles de alcanzar: seguir dominando el mercado de procesadores para PC – algo que, lateralmente, implica que las ventas de PC salgan del agujero en el que han caído – restaurando la confianza con Microsoft; apuntalar un negocio clave, los productos para centros de datos, mercado que vive una gran transformación, y, por sobre todo, ser reconocido como competidor en los dispositivos móviles. Para cumplir con estos tres objetivos, Intel tiene una baza, su indiscutible primacía en los procesos de fabricación integrada, que Krzanich conoce al dedillo porque esa era hasta ahora su responsabilidad.
Está en marcha una nueva generación de procesadores. Haswell tiene la frugalidad energética como primer rasgo distintivo, y con optimismo se le asigna la misión de revitalizar el PC. En realidad, Intel ha tenido básicamente la misma CPU desde el 2010, lo que significa que estaba en deuda consigo misma en ese plano de la competición. Con Haswell, los usuarios tendrán un 50% de vida de la batería y el tiempo en standby se multiplicará por 20. Los primeros diseños basados en este procesador se verán en junio en Computex y en la conferencia de desarrolladores Build de Microsoft.
Por otro lado, los primeros ejemplares de Silvermont se integrarán en tabletas Windows 8 y Android disponibles en el último cuarto de este año, y serán usados asimismo en portátiles con «nuevos factores de forma», expresión que tomada al pie de la letra equivale a equipos convertibles de bajo precio. La combinación de una nueva microarquitectura y un proceso muy mejorado de fabricación, daría como resultado – según documentación de Intel – una performance tres veces superior y un consumo cinco veces inferior a la de un Atom de la generación actual.
Varios fabricantes ya venden smartphones con procesadores Atom, pero su cuota global es inevitablemente marginal; mucho tendrían que cambiar las cosas en el mercado para que Intel sea un competidor significativo. Aun cuando Silvermont iguale o supere las cualidades de la arquitectura ARM – que a su vez progresará, claro – el mercado de smartphones está prácticamente repartido: hay actualmente en uso más de 2.000 millones de chips (cada dispositivo lleva varios) desarrollados sobre la base del adversario, y los fabricantes de móviles tienen optimizadas sus líneas de diseño y producción, por lo que no ven motivo para cambiar de bando. Una posibilidad que se ha evocado como rumor es que Apple, que diseña sus propios chips pero encarga a terceros su fabricación, confíe en Intel y, esta vez, Krzanich no dirá que no. Pero es sólo un rumor, tan incierto como otro, según el cual un procesador de Intel equipará una próxima tableta de Samsung.
En las tabletas, Intel tiene más posibilidades de abrirse camino, porque realmente el perfil del mercado se está construyendo, y la distribución entre plataformas se está moviendo: mucho dependerá de los cambios que promete Microsoft en Windows 8.1 y de cuáles sean las apuestas – probablemente múltiples – de los fabricantes.
La búsqueda de nuevos flujos de ingresos será una marca del mandato de Krzanich, en contraste con la lentitud e incertidumbre sobre el futuro del PC que lastraron el tiempo de Otellini. En febrero, por ejemplo, Intel anunció la creación de una llamada media división, supuestamente con el fin de desarrollar un servicio de webTV. Puede parecer una idea exótica, pero va en serio a juzgar por el hecho de que ocupa a 300 personas, entre ellas ex empleados de Apple, Google y Sony Pictures, al mando de un antiguo director de proyectos en la BBC.
Pero esto fue antes de la llegada de Krzanich, y no se sabe si habrá algún cambio. Otra de sus decisiones ha sido nombrar a Mike Bell, hasta ahora responsable de la estrategia en móviles, para dirigir una estructura de nueva creación, que se llamará new devices group (y también reportará directamente al CEO) vagamente definido como dedicado a «explorar tendencias de productos emergentes». Decididamente, Brian Krzanich está lanzado.