Intel, el gigante de los semiconductores, vive una transición delicada. Con un nuevo CEO, Brian Krzanich, empieza a dar los pasos necesarios para acelerar las soluciones al principal problema que la ha aquejado los últimos años. Líder indiscutido de los procesadores para PC, ha sido lento en su adaptación a las nuevas plataformas, los smartphones y las tabletas, en las que su cuota de mercado es marginal. Una compañía de su dimensión no puede aceptar esta circunstancia sin pelear. Incluso en los PC, donde sigue siendo hegemónica, tiene motivos de inquietud: la demanda desciende; en los chips para servidores, hasta ahora muy rentables, asoman amenazas a su posición dominante.
En la entrevista siguiente, Norberto Mateos – la segunda en la historia de este blog – que ha pasado de dirigir Intel Iberia a acumular la responsabilidad sobre el sur de Europa, subraya que la fortaleza de la compañía sigue en pie, gracias a su capacidad industrial sin parangón. Tal vez Krzanich ha sido escogido por esa razón: durante años ha sido el máximo responsable de las fábricas que Intel tiene en el mundo, y de la implantación de procesos de integración en los que confía para montarse a un tren que, en una primera pasada, se le escapó.
El retiro anticipado de Paul Otellini ha dejado la impresión de que la estrategia de Intel en los últimos años no ha sido acertada, y por eso se va […]
Comprendo que el asunto despierte curiosidad, pero una compañía como Intel, y en una industria tan compleja como la de semiconductores, ha tenido seis CEO en 40 años, y cada uno ha marcado una etapa. A Paul Otellini le ha tocado la suya: cogió la compañía en 2006, en un momento complicado de competencia, con varias iniciativas en marcha en paralelo para crecer, con una facturación de 30.000 millones de dólares, y deja la compañía este año por encima de los 50.000 millones. Él mismo ha dicho que la ha dejado preparada para el siguiente reto: tiene 62 años, le quedaban dos de mandato, y piensa que la persona que va a liderar la compañía en los años que vienen debe ser la que lidere una etapa distinta a la que él ha vivido […]
Una decisión respetable, de la que se han hecho otras interpretaciones.
De eso se trata, de una decisión personal de dar paso a la persona siguiente. Y entonces el consejo elige a Brian, una persona joven, con un conocimiento importante del área de fabricación, pero que en los últimos años ha adquirido una visión de conjunto.
¿Excluye que el cambio se haya precipitado por razones no personales?
Algunos han dicho que hemos fracasado. No estoy de acuerdo; yo creo que hemos aprovechado las oportunidades del negocio en el que estábamos; quizá nos hubiera ido mejor estando en los procesadores para móviles, pero quizá hubiéramos perdido el mercado del datacenter, no lo sé, las especulaciones siempre son posibles […]
Hablar de fracaso sería una enorme exageración. Pero Otellini ha reconocido que su mayor error fue rehusar la propuesta de Apple para que un procesador de Intel equipara el iPhone. De aquellos polvos estos lodos […]
Reconocer un error así es difícil en una cultura que prima el éxito. Paul ha hablado abiertamente de por qué no ganamos el contrato con Apple, y ha dicho: nos equivocamos al hacer las cuentas, nos equivocamos al decidir que no éramos capaces de fabricar al precio que Apple quería, con los costes que teníamos.
En el fondo, se trata de saber si Intel está alineada con los mensajes y tendencias que llegan desde el mercado, o se resiste a seguirlas por apego a su pasado.
Esas tendencias están en el mercado, y seguirán estando, ¿cómo podríamos ignorarlas? Pero quien piense que la ultramovilidad se acaba aquí, está equivocado. Todos, desde Apple a Microsoft, pasando por Google, predican lo que vendrá, y ¿qué es lo que vendrá, según ellos? Los wearable devices. Ah, muy bien, pero nadie sabe decir cuáles serán esos dispositivos. ¿Está Intel preparada? Es algo que tenemos que mirar […]
Hablando de tendencias, la verdad es que la era post-PC no la vio venir nadie. Intel ha tomado iniciativas para prolongar la era del PC, y el caso manifiesto es el ultrabook; luego pasó a hablar de híbridos, de convertibles… ¿en qué punto estamos?
Vemos tres grandes tendencias que nos afectan directamente. Una, como he dicho, es la ultramovilidad: hemos pasado de los dispositivos anclados, los desktop, a los portátiles, y luego han venido las tabletas, sin contar el papel que han jugado los smartphones. Esto sigue, porque cada vez más, lo que hacemos es computar, y este es el corazón del negocio de Intel, por tanto es ahí donde sin duda tenemos que dirigirnos, la ultramovilidad. La segunda de las tendencias es la relacionada con la evolución de los centros de datos. Y la tercera pero determinante, es la integración de los chips […]
¿Por qué es determinante?
Antes, en un PC había muchos chips especializados, cada uno con su función. Lo que está pasando es que a medida que avanzamos hacia la ultramovilidad, el que podamos llevar un computador en el reloj, en unas gafas o en el cinturón, o que el interfaz sea una pantalla, va a depender de esa integración; de que los dispositivos consuman menos y estén más integrados.
¿Es esa la estrategia de Intel?
Pregúntese qué tiene Intel para responder a esas tendencias. Tiene las fábricas y una capacidad de integración que no tiene nadie; tiene la arquitectura x86 y una parte creciente de software y servicios. Con estos tres pilares, el primer mandato de Intel es rejuvenecer el PC, y la pieza clave de este año es el nuevo procesador Haswell, la cuarta generación de la familia Core que acabamos de presentar. Cuando enunciamos por primera vez en público el concepto de ultrabook en 2011, ya decíamos que era un plan a tres años, pero sólo ahora tenemos los componentes que van a permitir que el plan se cumpla.
En la práctica, el mercado habla menos de ultrabook que de convertibles […]
Lo que hay en el mercado, afortunadamente, es diversidad de propuestas. Las categorías estancas como las hemos conocido, no van a volver, y si nos empeñáramos en que vuelvan, nos equivocaríamos. Ahora mismo, lo que despierta mucho interés son los dispositivos 2-en-1, que aúnan lo que se busca en una tableta y lo que se necesita de un PC, y las previsiones nos indican un crecimiento considerable cuando Windows 8.1 esté disponible. Además, también hay que atender a la diversidad de plataformas: ¿será Windows la que permita tener la mejor experiencia en todos los dispositivos? ¿Será Google? ¿O será Apple? Los procesadores de Intel están en las tres plataformas.
Así dicho, suena como un epitafio de la alianza histórica entre Intel y Microsoft, conocida como Wintel.
No es eso. Cuando el 99% de los ingresos de Intel venían de los PC, y cuando el PC era sinónimo de Intel + Microsoft, esa pareja de hecho era sinérgica, simbiótica. Hoy, la realidad nos dice que sólo el 50% de dispositivos que se usan son PC; cuando se cuentan las tabletas, resulta que el peso de Windows es residual, y si añadimos los smartphones, en los que hemos empezado a entrar este año, pues resulta que el PC significa mucho menos […]. No podemos cerrar los ojos a esa realidad.
Vale, admito que la palabra epitafio está fuera de lugar, pero tampoco suena como halago para Windows.
Para mí, Windows 8 es un gran salto y su actualización va a mejorar aún más la experiencia de usuario. Tiene muchas cosas que, desde el punto de vista personal o profesional, me gustan, son innovadoras y he tenido que dedicarles un tiempo de aprendizaje; pero lo mismo me pasó con el iPad. No se puede reclamar innovación y juzgar un producto porque uno no está familiarizado; preveo que los usuarios vamos a vivir un período de adaptación, lo encuentro natural.
O sea que la muerte del PC es un mito […]
El PC ha cambiado mucho en 30 años de vida; estamos continuamente matándolo porque continuamente hay un PC nuevo. Creo haber leído algo así en el blog de Norberto Gallego [risas] El primer mandato de Intel es rejuvenecer el PC, y la cuarta generación de Core va a permitirnos incorporar aquello en lo que hemos estado trabajando durante los últimos años. Lo que tiene que ver con interfaces, sensores, con tener los datos siempre sincronizados aunque la máquina esté apagada… son cosas que corresponden a expectativas de los usuarios.
Intel tiene su ritmo acorde con su potencia, pero una crítica que se le hace es que el tiempo de desarrollo de cada generación de procesadores es demasiado largo para adaptarse a la velocidad del mercado […]
Justamente, esa es una de las cosas importantes que han cambiado. Desde que empezaba el diseño de un chip hasta que salía al mercado, pasaban siete u ocho años, y en ese tiempo pasan muchas cosas. Antes, se diseñaba de abajo hacia arriba: primero el chip, luego los sistemas y el software que iba a correr sobre ese chip; finalmente, se pensaba qué experiencia iba a tener el usuario. Esto funcionaba cuando todo era predecible. ¿Qué ha cambiado? Que el punto de partida de todo diseño es la experiencia del usuario, hemos dado la vuelta a la pirámide.
¿Se tarda menos de siete años?
Se sigue tardando lo mismo. Ahora mismo, tenemos que anticiparnos varios años para saber lo que queremos, porque vamos a tardar esos años en desarrollar los chips. Obviamente, tratamos de acortar los ciclos y de coger las tendencias, y esto es lo que ocurre con el interfaz táctil, que no nos pilló de sorpresa: cuando el mercado estuvo preparado, Intel también lo estaba. Esto quiere decir que soy capaz de interactuar con la pantalla al igual que con un teclado, y tal como lo hago con mi tableta. ¿Cambia la forma en que hacemos el interfaz? Totalmente.
Han aparecido las tabletas en la conversación. Intel no es precisamente fuerte en ese mercado […]
Todavía, todavía… Los números de ventas de tablets son impresionantes: ayer mismo veía datos del mercado en España y han crecido un 100% entre abril del 2012 y del 2013. En unidades, porque en valor la cifra es la misma que hace un año. Hay que tomar estas cifras con cuidado: ¿es un dispositivo de almacenamiento o uno primario?, ¿puedo hacer en un tablet todo lo que quiero y puedo hacer en un PC? Ya asistimos en su día al boom de los netbooks, y los números eran impresionantes, pero aquella fiebre pasó. Francamente, no podemos saber qué va a pasar con los tablets en cuatro años, pero estoy seguro de que esos dispositivos que se venden a 59 euros no van a dar la experiencia que la gente anda buscando […] Si somos capaces de atraer toda la innovación y la funcionalidad que han traído las tabletas y meterla en un PC, creo que el PC tendrá larga vida.
Ha hablado de ultramovilidad, pero lo cierto es que Intel no cogió a tiempo el tren de la movilidad. ¿Es tarde para reaccionar?
Ya hemos reaccionado y creo que el esfuerzo más importante que hemos hecho al respecto ha sido cambiar completamente los procesos de fabricación de SoC [system-on-chip], que no eran lo que necesitábamos para un entorno que cada seis meses cambia de plataforma. Tratar de adaptar el modelo de trabajo con los PC a un tablet no ha funcionado. Sabíamos que Atom estaba en una arquitectura que no era suficientemente eficiente y que no se estaba fabricando con los procesos necesarios para ser eficiente. Lo sabíamos, pero nos ha costado un cierto tiempo conseguir una arquitectura x86 compatible con todos los x86 que tenemos en otros entornos y con las características de rendimiento y consumo adecuadas, y que además pudiera ser fabricado con la tecnología punta que tuviéramos en cada momento. Es lo que hemos estado haciendo, y se ha materializado con el anuncio de Silvermont.
Ahí quería llegar. ¿Cuál es el papel de Silvermont en la hoja de ruta?
Es una microarquitectura out-of-order, es decir que permite la ejecución fuera de ciclo, lo que representa un salto de rendimiento muy importante. Permite de 1 a 8 núcleos, es decir que permitirá llegar desde los sistemas más sencillos hasta los servidores con la misma microarquitectura, que es x86 pero lleva instrucciones específicas para cada entorno, y lleva estados de consumo energético muchísimo más variable, no sólo en el procesador sino en todas las partes que engloba el SoC, de manera que pueda optimizar el consumo de la batería en función de lo que esté haciendo o dejando de hacer.
O sea que no es una arquitectura distinta a x86, que es lo que me pareció entender […]
Es una implementación distinta de x86, y el salto conceptual se pone de manifiesto en Merrifield, nuestro procesador para smartphones que entregaremos en el cuarto trimestre del año y veremos en dispositivos a partir del primer trimestre del año que viene.
Los centros de datos han sido históricamente un negocio muy rentable para Intel, pero están viviendo una evolución que no necesariamente pasa por el tipo de servidores que usan sus procesadores; han aparecido nuevos conceptos, como los microservidores, y con ellos nuevos competidores.
Llevamos 45 minutos hablando sin mentar la bicha de la crisis, pero creo que en la parte de servidores es imprescindible tener en cuenta que las inversiones de las empresas en tecnología van asociadas al ciclo económico. Al final, intentar leer la evolución de los servidores sólo por la consolidación, que es un hecho, o por el cloud, que es un hecho, nos llevaría a perder de vista una pata importante, la situación general que estamos viviendo, y de la que los consumidores pueden escapar de una u otra forma, pero las empresas tienen unos presupuestos que se fijan al comenzar el año y es el que es. Es evidente que el paisaje de los centros de datos están cambiando. Desde este punto de vista, todos los dispositivos no hacen sino generar necesidades adicionales de computación, y las puertas que se abren son más anchas si cabe […]
Por ejemplo, Intel es una de las pocas empresas que no habla de Big Data un día sí y otro también […]
No entramos en Big Data porque todavía no somos capaces de acometerlo a nivel empresarial, pero si fuéramos capaces seguramente sería para Intel un área de crecimiento, como lo está siendo HPC [high performance computing] que ya no es un fenómeno universitario y de investigación sino que ha penetrado en las empresas, y ahí estamos. La consolidación y la virtualización son drivers importantes, pero Intel no se queda sólo en los procesadores para servidores, sino que está yendo más allá, a las comunicaciones con controladores específicos, y también al almacenamiento; estamos incrementando nuestro portfolio de software para gestionar el centro de datos de una forma distinta. Son áreas en las que Intel está creciendo por encima de lo que es el procesador estándar […]
Pero los servidores y los equipos de almacenamiento, como mercado total, están creciendo. ¿Cuál es el plan de Intel para no perder espacio?
El número de procesadores va a crecer en función de parámetros distintos a los que se manejaban hasta ahora, y quizá no al ritmo que veíamos en años anteriores, pero en cualquier caso este segmento del negocio de Intel está creciendo […] Los microservidores son otro reto para nosotros, y es verdad que hay nuevos competidores muy activos. Lo que nos gusta especialmente de los microservidores es que, sobre una tendencia que veíamos y que otros no habían visto, Intel ha saltado sobre la oportunidad, con la intención de liderarla.
[…] Si hubiera hecho lo mismo con los tablets, quizás otro gallo cantaría.
La situación pudo haber sido distinta, y de eso también hemos aprendido. Creo que este es el espíritu del mensaje que ha lanzado Brian a pocos días de tomar su puesto de CEO. Ha dicho algo así como «vamos a ser más atrevidos, vamos a movernos más rápido, y vamos a organizarnos no sólo para no perder oportunidades, sino para liderarlas». Ya que hablamos de los microservidores, creo que son un ejemplo de que en este mundo, si quieres ganar, a veces tienes que perder en otra parte: la aspiración de Intel a liderar los microservidores, a lo mejor tiene impacto en otro tipo de servidores donde somos líderes, pero no puedes dejar que te coman la pieza y luego empezar a defenderte. Así es como he entendido la frase de Brian, y en el centro de datos veo una manifestación muy clara.