Steven Sinofsky

Tras el previsible impacto de Windows 7, después de octubre, Microsoft prepara una auténtica avalancha de novedades. De hecho, cuatro de las grandes plataformas de la compañía están en lista de espera para su lanzamiento entre finales de este año y el primer trimestre de 2010: Windows 7, Windows Server 2008 RC, Office 2010 y Exchange 2010, que en conjunto aportan dos terceras partes de los ingresos de la compañía y de sus beneficios. En condiciones normales, cada uno de estos productos debería ser capaz de impulsar un ciclo en la demanda de software, pero las actuales no son condiciones normales, con una aguda contracción del gasto. Por tanto, Microsoft se juega mucho en esta secuencia.

En un llamativo cambio de actitud – Microsoft nunca ha declarado formalmente la defunción  de Vista –  Steven Sinofsky, senior VP del negocio de Windows, ha dicho que las compañías que aún estén probando Vista (sic) deberían ponerse cuanto antes a probar Windows 7. La frase tiene el sentido de invitar a esas compañías a que aprovechen la ocasión para renovar sus licencias de volumen (EA, Enterprise Agreement), que normalmente son de tres años de duración.

Office 2010  estará a disposición de los fabricantes de PC en el primer trimestre de 2010. Chris Caposella, también senior VP del gigante de Seattle, ha estimado que a partir de ese momento se abrirá un período de seis semanas a cuatro meses para que llegue al mercado. Así como hay un alto número de usuarios que se mantienen fieles a Windows XP sin pasar por Vista – y a los que Microsoft quiere seducir con su nuevo sistema operativo – también es elevado el número de empresas que siguen usando versiones anteriores a Office 2007. Por ello, Microsoft ha articulado una estrategia que consiste en asegurar a los usuarios que, con Office 2010, podrán tener la misma experiencia con independencia del dispositivo que utilicen, y de que ahora contarán con una plataforma para la creación de aplicaciones.

Falta conocer un detalle nada secundario: cómo funcionará la sincronización entre Office y el sistema operativo para móviles, que se encuentra ahora mismo en tierra de nadie: de Windows Mobile 6.5, presentado por Steve Ballmer en febrero en Barcelona, no se sabrá nada hasta después del verano, en el marco de una nueva nomenclatura: Windows Phone. Se especula con la posibilidad de que sólo un año después se produzca la aparición de Windows Mobile 7, pero no por compartir filiación se resolverán automáticamente los problemas.

Hasta hoy, Microsoft no ha hecho pública la fecha de disponibilidad de Windows Server 2008 R2, pero sí ha dicho que el esfuerzo de desarrollo ha estado asociado al de Windows 7, lo que lleva a pensar que su salida se producirá a la sombra del sistema operativo, posiblemente también en octubre o un poco más tarde.

Las descargas de la versión beta de Exchange 2010 han superado los 10 millones – todo un record – y la variante RC (Release Candidate) se presentará a mediados de agosto, para estar en condiciones de salir al mercado antes de finalizar el año. Según cálculos oficiosos, el software líder para servidores de e-mail corporativo representa una cifra de negocio de 2.000 millones de dólares anuales. Es una apuesta importante para Microsoft, porque no sólo ha de enfrentar a su eterno rival Lotus Notes sino también resistir el acoso de un nuevo competidor, Google Apps.

Además de los cuatro protagonistas citados, que son actualizaciones de productos existentes y con nombres conocido, en la pista de despegue se alinea en torno a una docena de novedades bajo motes a veces desconcertantes, La mayoría sólo llamarán la atención de los desarrolladores de software, por lo que no tendrán una repercusión pública comparable, pero sin duda forman parte de un ciclo menos coyuntural.