13/05/2025

Meta ya tiene con qué competir en la IA

LlamaCon, el último evento imaginado por el marketing de Meta, ha dejado como rastro una verdadera declaración de intenciones: a la presentación previa de Llama 4, con tres modelos a la vez, ha sumado el lanzamiento de Meta AI como aplicación separada y descargable para iOS y Android, aspirante a competir directamente con ChatGPT (OpenAI) y Gemini (Google). El objetivo es transparente: convertir la red social en una compañía con personalidad propia en el negocio de la IP, artificial, en espera de que aflore e una vez la monetización. Pero Mark Zuckerberg no se conforma con seguir acaparando usuarios activos, que ya son 3.350 millones y en 2024 generaron 62.000 millones de dólares de beneficio.

Una app y una API, los anuncios centrales de LlamaCon, tenían l terreno abonado por el anticipo de Llama 4. Los tres modelos son: Scout, el más ligero y destinado a tareas de resumen y análisis de código, al que sigue Maverick en un plano intermedio, supuestamente orientado a la escritura creativa y la comprensión del lenguaje (de creer la evaluación de Meta, superaría las métricas de GPT-4o y Gemini 2). El tercero, de nombre Behemoth [por su tamaño, no por otras connotaciones de la palabra] todavía en fase de entrenamiento y con casi dos billones de parámetros. En este caso, la compañía destaca que sus especificaciones superarán a GPT-4.5, Gemini 2.0 Pro y Claude 3.7 Sonnet, pero sin llegar a los niveles de Gemini 2.5 Pro.

Mientras Behemoth se deja ver, Meta ha actualizado a Llama 4 su asistente de IA en las aplicaciones de WhatsApp, Messenger, Instagram y Facebook. Por cierto, MetaAI ya ha llegado a Europa, que le estaba negada por resquemores regulatorios. O sea que la expansión prosigue, porque – además de distribuir su tecnología de aplicaciones – la estrategia de código abierto promueve el modelo entre los desarrolladores, pieza clave para la compañía.

Desde luego, Meta no está sola en la escena del código abierto para IA. Tras la resonancia de Llama 3, los trabajos sobre Llama 4 se aceleraron, en buena parte, tras la sorpresiva aparición de Deep Seek, con un rendimiento igual o superior  a la generación precedente de Llama. Y un coste, claramente inferior.

La IA generativa está dando lugar a movimientos que, a poco que se piense en ellos, se ve que eran previsibles: los gigantes tecnológicos empiezan a pensar que gracias a la GenAI podrían salir de sus espacios “naturales” e invadir los del prójimo, algo que hasta ahora rara vez han intentado. Las búsquedas y el comercio electrónico serían candidatos para los modelos especializados que se prometen, por lo que tanto Google como Amazon tienen motivos de preocupación.

Meta es un caso aparte: desde luego no abandonará su espacio natural, gracias a que la afiliación al movimiento open source le ha valido para conseguir 1.200 millones de descargas de Llama en dos últimos años. Muchas de esas descargas han sido hechas por   desarrolladores que han adaptado los modelos para usos que no habían sido contemplados por la industria y que, tal vez, podrían provocar un aluvión de aplicaciones.

Mientras tanto, Zuckerberg no renuncia a sus obsesiones ni cuando fracasan. En entrevistas y podcast de las últimas semana ha dejado constancia de que concibe la IA como una oportunidad de precipitar nuevas formas de amistad e interacción entre humanos y los nuevos “entes” inteligentes. “El americano medio – ha dicho – tiene menos de tres personas a las que considera amigas y quisiera tener más, hasta quince según las encuestas”. La IA sería la fuente potencial de esas nuevas amistades, según él, aunque no ha quedado claro si serian una proyección incremental de sus tres redes sociales o una hipotética vuelta a la ensoñación de 2022 cuando promovía su idea acerca de las interacciones en mundos virtuales. Según informa el Wall Street Journal, Meta ya está explorando chatbots dedicados a emular “relaciones románticas” o consultas terapéuticas. No se sabe bien qué relación hay entre estas ocurrencias y Llama, pero la coincidencia temporal algo debería significar.

Dado el panorama de competencia feroz que la rodea, Meta ha dado nuevos pasos para tomar posiciones de ventaja. El lanzamiento de Meta AI como app separada aún no está a la altura de sus rivales, pero cuenta con la integración de datos procedentes de Instagram, WhatsApp y Facebook para personalizar sus funcionalidades. En este contexto, la palabra personalización significa que los datos personales se ponen al servicio de la IA, no al revés. Si el usuario ha iniciado sesión en alguna de esas aplicaciones de Meta, no podrá impedir que Meta AI beba de sus datos para dar respuestas. A esto se suma el elemento social, que promueve que los prompts de cada uno se hagan públicos para que otras personas puedan verlos. Es discutible, pero así está previsto y nadie se ha opuesto.

De este modo, la app resolvería cuestiones del día a día, encontrar un restaurante de sushi cercano, obtener ideas para hacer un regalo o tal vez ayudar a planificar un viaje, por citar ejemplos triviales. La diferencia con los rivales es que Meta AI es completamente gratuita, mientras que OpenAI y Google reservan parte de sus tecnologías para los suscriptores de pago, algo que no está en los planes de Zuckerberg.

La estrategia pasa por promover a toda costa el uso de su tecnología, tanto es así que la compañía ha sustituido la función de búsqueda en sus redes sociales por un chat con su IA. También sirve para búsquedas al modo convencional, pero la intención que subyace está clara. Y es precisamente la búsqueda uno de los elementos en los que se podría esperar un choque de titanes con la IA de por medio. Tanto Meta como OpenAI, pero también startups como Perplexity tratan de arañar cuota de mercado a Google con las respuestas de sus chatbots.

Otra de las novedades impulsadas por Meta han sido cambios en la API de Llama. Hasta la fecha, los desarrolladores podían acceder al modelo a través de las API facilitadas por proveedores cloud – Amazon y Azure – con los que se compartían los ingresos. Ahora, la compañía fundada por Zuckerberg monetizará directamente la API, una circunstancia que podría conducir a la necesidad de infraestructura propia que se ofrezca para la construcción y funcionamiento de apps basadas en Llama. En esta línea, se han anunciado acuerdos con los fabricantes de hardware especializado Groq y Cerebros, para mejorar las capacidades de inferencia a la hora de ofrecer la API.

Con Llama 4, Meta ha querido mostrar su musculatura. Son modelos multimodales de tipo nativo, capaces de procesar y generar texto, imágenes y vídeo. También son los primeros de Meta en incorporar la técnica MoE (mixture of experts) desarrollada por Mistral y que DeepSeek puso de moda de la noche a la mañana. Con MoE, la red neuronal trabaja selectivamente: para cada tarea escoge unos “nodos expertos” en las funciones que toca realizar, de forma tal que la información no rebota por toda la red sino sólo por una porción de la misma.  A este rasgo inicial, la compañía suma su propia técnica de entrenamiento, que denomina MetaP y traslada hiperparámetros (valores definidos manualmente, a diferencia de los parámetros, aprendidos durante el entrenamiento) desde modelos pequeños a otros más grandes. Aumentaría así la velocidad a la hora de entrenar el algoritmo, reduciendo de paso los costes.

La recepción inicial que mereció Llama 4 no ha estado exenta de polémica; en definitiva, las perspectivas parecen ser prometedoras. A finales del 2024 ya utilizaban su asistente de IA más de 700 millones de personas y en 2025 la compañía espera que sean más de 1.000 millones. No será difícil con 3.500 millones de usuarios activos. Desde luego, su canal de distribución (sic) es la gran ventaja: le permitiría superar en número a ChatGPT, pero esto es teórico: habrá que ver si toda esa masa de usuarios hace uso de Meta AI, como sí ocurre con ChatGPT pese a partir de una realidad no tan populosa como las aplicaciones de Meta.

En el fondo, el objetivo de la compañía es el mismo desde hace más de una década, cuando adquirió Oculus Rift. Diversificar fuentes de ingresos hoy dependientes de la publicidad: puede decirse que no hay motivo de preocupación, ya que crecen al ritmo del 16% y son el 97,8% del total.  Aunque Meta no vea peligro por ese flanco, como tantas otras empresas del sector, busca fórmulas para monetizar la IA; de hecho, su caso es singular ya que no ofrece servicios de suscripción por pago ni parece necesitarlos. La verdad es que ni el mesiánico metaverso ni la apasionante realidad virtual han resuelto este desequilibrio que ya quisieran otros en el lugar de Zuckerberg.

La llegada de los agentes de IA con Llama 4, capaces de utilizar herramientas como un navegador web podría, con suerte y paciencia, abrir una brecha para penetrar en el mercado corporativo. Una de las opciones naturales sería ofrecer una versión gratuita de sus modelos y otra bajo licencia. Sería el germen de un negocio orientado a las empresas. Si bien los intentos de Meta por entrar en el segmento B2B han sido vanos hasta el momento [ha anunciado el cierre el próximo año de su fallido servicio de colaboración Workplace, que existe desde 2016].  Siempre le quedará, por supuesto, suplementar su goloso negocio de publicidad gracias a la generación de contenidos con IA: cuanto mayor sea la facilidad para publicar, más material habrá para mantener conectados a los usuarios que reciben los anuncios. Sin olvidar que la creación de anuncios se facilitará – y abaratará – con las capacidades de Llama. Intrigante posibilidad.

[informe de Pablo G. Bejerano]


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