En estos tiempos no se concibe un encuentro tecnológico, tanto da que sea para clientes, partners o desarrolladores, que no gire en torno a la inteligencia artificial. Discover, la conferencia anual de Hewlett Packard Enterprise (HPE) 2024, en Las Vegas, no ha sido una excepción: la IA generativa actuó como hilo conductor. Y, como muchas otros eventos del último año, ha acogido como estrella invitada a Jensen Huang, fundador y CEO de Nvidia. Con una diferencia: no se trataba de anunciar un acuerdo más porque este, con independencia de sus frutos, otorga al anfitrión la credencial de pertenencia a un club de éllite, cuyos miembros forman la llamada “segunda derivada” del explosivo boom.
Nvidia nunca ha ocultado su ambición de penetrar el mercado de los procesadores para centros de datos, rompiendo la histórica hegemonía de Intel y AMD y su arquitectura x86. Pero hasta ahora no había logrado que los fabricantes de servidores le prestaran mayor atención como alternativa a lo acostumbrado. Hasta que sus GPU (Graphic Processing Unit) se hicieron necesarios en los centros de datos llamados a jugar un papel en la IA generativa. Esta podría ser la llave que le abriera un mercado que puede ser tanto o más importante que el suministro de chips a los hiperescalares, sus primeros beneficiarios y causantes del salto reciente en bolsa.
Dos apariciones públicas de Huang han confirmado que la intención está muy viva. En mayo – Dell Technology World, también en Las Vegas – presentó con Michael Dell el proyecto de una AI Factory conjunta, cuyo objetivo será desarrollar una nueva generación de servidores Dell destinados a centros de datos empresariales. Al mes siguiente, en Discover 2024, el fundador de Nvidia acompañó al CEO de HPE, Antonio Neri, en el anuncio de que ambas compañías van a lanzar al mercado una oferta integrada de soluciones de IA generativa y la van a comercializar al alimón bajo el expresivo nombre de HP Private Cloud AI. La iniciativa se materializará en una familia de servidores de HPE optimizados para IA gracias a los chips de Nvidia.
El alineamiento de Nvidia y HPE ha dado pie a distintas interpretaciones. Neri lo ha justificado con una afirmación que merece reproducirse: tras el entrenamiento de los LLM, que requiere una gran potencia de cálculo y un gran volumen de datos generalmente públicos, vienen las tareas de inferencia – en la que podrían entrar datos no utilizados en la fase de machine learning – y que tenderán a hacerse principalmente en el edge. Lo que convertirá a HPE, siempre defensora de nube híbrida, en un eslabón de la cadena de valor nacida de la IA generativa.
A través de esta Private Cloud AI, las empresas podrán desplegar soluciones de IA generativa de modo más sencillo: podrán configurarse con solamente tres clics, aseveró sin cortarse Fidelma Russo, CTO de HPE y su directora general de Nube Híbrida. “Hemos diseñado un sistema con un plano de control de nube privada que instala y activa la computación, las redes y el almacenamiento”. Gracias a esta combinación, la adopción real de GenAI por las empresas no requerirá meses de ajustes sino que podrá implementarse de inmediato, con ahorros de productividad, al acortar el tiempo de entrada en producción.
Más allá del recurrente mensaje de simplificación que supuestamente despejaría el camino a la rentabilidad de estas soluciones – no es asunto menor, porque añadirles IA encarece los servidores – otra de las claves del anuncio es la integración conseguida entre las tecnologías de las dos compañías. En los últimos meses, varios proveedores de infraestructura han lanzado soluciones optimizadas con Nvidia, pero ninguno ha puesto tanto énfasis en la integración como HPE y Dell, dos compañías que no dan un paso sin mirarse de reojo.
Antonio Neri hizo lo posible por desmarcar la solución expuesta por HPE de las de sus rivales: por un lado, destacando la facilidad de autoprovisionarse tras una activación instantánea; por otro, haciendo un encendido elogio de los partners con los que la compañía presta una batería de servicios que estarán disponibles para optimizar la inmersión en la era de IA generativa.
Este planteamiento de IA llave en mano no es realmente nuevo ni es patrimonio exclusivo de HPR. Ya lo introdujo Dell, con los matices de rigor, en su reciente conferencia DTW, avalada con la presencia de Jensen Huang en escena. Pero antes había sido sugerido por Nutanix y VMware [que no venden hardware] e incluso Cisco se ha asomado a la idea con su clúster IA Nexus HyperFabric.
En este paisaje, HPE y Dell tienen un rasgo que las distingue, su liderazgo en el mercado de servidores acelera la imprescindible renovación del catálogo para integrar en ellos la IA generativa. Por lo tanto, toda complicidad o asociación con Nvidia podría, como poco, aliviar la escasez de GPU acaparados por Microsoft, Meta y Google. Sin embargo, conlleva cierto riesgo, ya que los reguladores – especialmente en Europa – podrían considerar que Nvidia está construyendo una posición dominante en un mercado incipiente. En cuanto al departamento de Justicia de la administración Biden, prepara una investigación sobre Nvidia, Microsoft y OpenAI de las que sospecha prácticas anticompetitivas. Mientras tanto, Intel y AMD siguen la búsqueda de alternativas.
Sobre el papel, la propuesta de HPE podría facilitar mucho la adopción de la IA a escala de las empresas, aunque en la práctica estas se muestran cautelosas y no quieren dar pasos en falso. Coincide, por cierto, con la fórmula Edge to Cloud, un mantra permanente del mandato de Neri desde 2018.
Pero HPE no es un recién llegado a la IA y, más allá de los componentes de hardware, ofrece una cartera de soluciones afines, entre ellas una de MLaaS (Machine Learning as a Service , consultoría, herramientas de seguridad y cierra el círculo con una fórmula de pago por uso. Neri no pierde ocasión de repetir que la IA no es una carga monolítica, por lo que requiere soluciones híbridas: por consiguiente, para desplegarla – en su variante predictiva o en la generativa – corresponde orquestar microservicios y modelos múltiples así como conectar diferentes fuentes de datos.
Por no hablar de la gobernanza del dato y el cumplimiento regulatorio. De modo que la frase de Russo acerca de los tres clics puede ser resultona, pero a la hora de la verdad introducir la IA en un contexto empresarial presenta otros requisitos. Antonio Neri sabe bien que uno de los temores de las empresas es verse atrapadas por contratos de consultoría que no pocas veces encarecen los costes de aquello que se hace precisamente para ahorrarlos. “Una consola única puede monitorizar todos los modelos y aplicaciones de IA […]. La nube privada IA que proponemos tendrá cuatro tamaños y cada uno de ellos será flexible y modular”, prometió.
Puede parecer secundario, pero Huang empleó otra nomenclatura para definir el acuerdo: Nvidia AI Computing by HPE. Pero lo tangible es el compromiso de que HPE soportará las GPU, CPU y Superchips de Nvidia en servidores de la familia ProLiant.
En cuanto a Nvidia, en el pasado Computex el ubicuo Huang destacó que 28 millones de desarrolladores en todo el mundo ya pueden descargar NIM, una colección de microservicios prefabricados que ofrecen modelos para construir aplicaciones de IA como copilotos, chatbots y otras, en cuestión de minutos. Y también se acordó de los costes: NIM hace posible, dijo, que las empresas `maximicen´ sus inversiones de infraestructura
Desde la óptica de Nvidia, el emparejamiento presenta otra ventaja: afianzaría sus vínculos con la supercomputación, un mercado en el que HPE detenta una posición de liderazgo con una cuarta parte de la base instalada. A fin de cuentas, Huang sigue fiel a la narrativa de que Nvidia no es una empresa de chips sino de plataformas. En la última International Supercomputing Conference (ISC) de Hamburgo, en junio, los tres mayores sistemas de la lista Green500 tenían en común el haber sido construidos con su arquitectura Grace Hopper, que destaca por una mejor eficiencia energética relativa.
En la apuesta de HPE por la IA no se puede dejar fuera la delicada cuestión de las redes. Lo que trae a colación lo bien pertrechada que quedará la compañía tras la adquisición de Juniper Networks por 14.000 millones de dólares, con la que se completa la acertada adquisición de Aruba de la que ya hace nueve años. Porque, como ha resumido Phil Mottram, responsable de la división HPE Intelligence Edge, “la red es la que introduce los datos en cualquier modelo de IA”. No está de más recordar aquí y ahora que Aruba Network Central, con más de cuatro millones de dispositivos gestionados y más de 1.000 millones de terminales conectados, es una pieza fundamental en el enfoque de HPE sobre seguridad integrada en la red.
Sostiene HPE que la tecnología que se incorporará desde Juniper está llamada a integrarse con Nvidia. O, como sugiere Russo, la oferta de la compañía se encamina hacia la convergencia entre las redes del centro de datos y la IA en un mismo plano de control facilitado por Nvidia.
Esta crónica da una ocasión para repasar brevemente las cuentas de HPE. Tras la publicación de los resultados del segundo trimestre de su año fiscal, la estrategia en IA aparece validada por los números. La facturación total alcanzó los 7.204 millones de dólares y creció un 4%, pero no hubiera sido así de no mediar el segmento de servidores – el 53,6% del total y con un crecimiento del 18% que compensa con creces el hundimiento del primer trimestre (atribuible a los graves problemas de suministro].
En ese panorama, la categoría de servidores [3.867 millones de dólares] se presenta como agregado de los tradicionales de propósito general, en declive, y agrega los de computación de alto rendimiento y de IA. En estos últimos, HPE ha duplicado sus ingresos a 900.000 dólares en el trimestre y, atendiendo a los pedidos acumulados pendientes de entrega, estos han pasado de 4.000 a 4.600 millones de dólares.
La oportunidad de ganar cuota en el mercado de servidores es, no hay duda, un aliciente para HPE: en el segundo trimestre de su año fiscal, ese segmento [el 53,6% de su facturación] creció un 18% y gracias a él los resultados totales fueron positivos (+4% interanual). La pauta para el tercero y cuarto trimestre se presenta favorable, según Antonio Neri.