Desde que Antonio Neri fue designado CEO de Hewlett Packard Enterprise, en 2018, y puso en marcha cambios de estrategia, la multinacional ha ido alcanzando puntualmente los hitos marcados, pese al ambiente convulso de estos años pasados. La decidida apuesta de la compañía por la nube híbrida cobra mayor relieve con la reestructuración anunciada semanas atrás. En concreto, Neri ha creado una división ad hoc que se apalanca en el almacenamiento y la inteligencia artificial, con una fuerte presencia en la supercomputación que, a su vez, revitaliza el portfolio de servidores de HPE. Gracias a estos pilares, la facturación ha llegado a crecer ido un 13,4% en los últimos doce meses. Buenas credenciales.
No se conocen todavía los resultados del cuarto trimestre del año fiscal, pero el CEO ha ido deslizando mensajes. Ha recordado que hasta el tercer trimestre, la facturación había crecido un 13,4% en los últimos doce meses. En diálogo con analistas, ha querido destacar un progreso que tiene a gala: los ingresos recurrentes (ARR) han crecido un 48% en el último trimestre reportado.
Esta satisfacción de Neri ha sido inversamente proporcional al descontento por la valoración que hace el mercado acerca de esta trayectoria que él ve ejemplar. Desde el estallido de la pandemia, HPE ha capeado el temporal económico con soltura y el CEO se ha sincerado al reprochar a los analistas que Wall Street no acierte a valor adecuadamente a la compañía. A pesar de haber generado un 120% de retorno total a los accionistas desde 2020 – compárese con el 37% del índice S&P 500 – los inversores no lo celebran como merece, al que irrita a Neri, según dejó caer. De hecho, el precio de la acción es inferior (-5%) al que tenía en noviembre de 2018.
La receta, consistente en volcarse en las áreas de software y servicios más punteras, al tiempo que mantiene la disciplina de precios, le ha permitido aferrarse a la rentabilidad en un momento de marcada volatilidad. En su balance ante analistas, Neri puso en primer plano la buena marcha de Intelligent Edge, rama del negocio que ha crecido un 50% hasta los 1.400 millones de dólares, cosechando el quinto trimestre récord consecutivo. Este segmento, que se nutre de la oferta de Aruba, ha conseguido llegar a ser el más valioso para los beneficios operativos, rozando el 50% en el tercer trimestre. Phil Mottram, director general de Aruba, apuntó a su vez que a finales de 2023 confía en que los ingresos anuales ronden los 2.000 millones de dólares. Desde luego, son cifras que no caen con la lluvia. Desde febrero de 2018, la compañía ha invertido casi 6.000 millones de dólares en esta línea de negocio y se propone seguir pescando en esas aguas, reforzando lo que denomina su propuesta de valor en seguridad – especialmente en SASE (Secure Access Service Edge) – las redes de centros de datos y el 5G privado, convencida como está de que 5G y WiFi van a coexistir. Mottram señala la plataforma HPE Aruba Networking CX como un vector de crecimiento en los centros de datos, sin olvidar que la red como servicio (NaaS) podría tener un valor de 3.000 millones como oportunidad en 2026.
Paralelamente, el negocio GreenLake de HPE ya da soporte a 27.000 clientes únicos, según otro aviso a navegantes. Serían unos 3,4 millones de dispositivos conectados, lo que supone un valor de contrato estimado en casi 12.000 millones de dólares. En este último trimestre, la métrica de tasa de ejecución de ingresos anualizados ha crecido un 48%, situándose en 1.300 millones de dólares, mientras el software y los servicios representaron casi el 70% del ARR de HPE.
Más allá de este buen desempeño de Intelligent Edge, la estrategia que dibujó Neri en su parlamento presenta dos puntales principales: la nube híbrida y la inteligencia artificial, que cruzan transversalmente el resto de su oferta, retroalimentándola. Las expectativas son máximas, hasta el punto de que el mercado potencial al que se dirige superaría los 340.000 millones en el año fiscal 2026, en contraste con los 100.000 millones de 2022.
El fortalecimiento de la estrategia de HPE en materia de nube híbrida, que abarca desde el perímetro a los centros de datos y la nube pública, se percibe también en su organigrama directivo. Toda la descripción podría esperar a la presentación de resultados, pero el propósito de fondo conecta con una reestructuración del equipo directivo [a saber qué historia oculta la noticia] como refracción de la estrategia.
HPE ha creado una unidad de negocio específica de Cloud Hibrida y a su frente ha colocado a la CTO, Fidelma Russo. Además de sus tareas como responsable de tecnología – que desempeña desde septiembre de 2021 – bajo su mando se encuentran las plataformas GreenLake así como las tecnologías y servicios de HPE Storage y HPE GreenLake Cloud Services Solutions.
Fidelma Russo llegó a HPE desde su anterior puesto en VMware como responsable del negocio cloud; ha jugado un papel clave no sólo en la creación de la plataforma HPE GreenLake – era una necesidad obvia – sino también en la incorporación de OpsRamp – una adquisición del pasado mayo, con la que se ha reforzado en monitorización y obserbilidad, ambas impulsadas de IA.
La elevación de Fidelma Russo no es el único cambio de organigrama aplicado por Antonio Neri. También es inesperado el movimiento de Tom Black, responsable de HPE Storage desde 2020, puesto del que lideró la unificación de las líneas Primera y Nimble bajo el común denominador de Alletra, quien ahora reportará a Russo. Y lo hará encabezando el equipo de nube privada dentro de la nueva unidad de negocio. Por otro lado, Vishal Lall, director general de Software y Soluciones Cloud de GreenLake desde 2021: abandona la empresa cerrando un ciclo de once años. A su marcha se suma la jubilación de Pradeep Kumar, histórico vicepresidente de Servicios.
A efectos prácticos, la reestructuración entró en funcionamiento el primer día de noviembre, coincidiendo con el año fiscal 2024. Con estos cambios simultáneos, la compañía busca rearmarse en el espectro de la nube híbrida que es un pilar estratégico en la nueva etapa, aprovechando las sinergias de otras divisiones que hasta la fecha disponían de cierta autonomía, con es el caso del almacenamiento, un negocio histórico que ha pasado por no pocas reestructuraciones y cambios de portfolio. Todo está relacionado y todo aporta crecimiento.
Durante la sesión con los analistas, Russo enumeró los planes de HPE: ganar cuota en el mercado de almacenamiento, escalar la nube privada con el impulso que aporta GreenLake y expandirse al software de infraestructura. En realidad, desde que lanzó su propuesta GreenLake, ha tratado de ser un referente en el segmento de la nube híbrida. En este momento se apalanca en HPE Alletra para pisar el acelerador.
Desde su punto de vista, para tener éxito en este nuevo giro, HPE ha de dar respuesta a los tres grandes retos a los que se enfrentan las organizaciones en la nube hibrida: transformarse a través de los datos, modernizar la infraestructura de TI y simplificar las operaciones. En esa ecuación, el almacenamiento actúa como pegamento y la gama Alletra aporta – al decir de Russo – una plataforma escalable con una arquitectura nativa cloud y soporte AIOps.
Por otro lado, esa base se perfila esencial para desarrollar la estrategia de inteligencia artificial de la compañía, cuyo responsable es Justin Hotard, toda vez que se impone la flexibilidad a la hora de integrar los datos que ya están en la nube pública, la privada y el perímetro. El mismo directivo lidera el área HPC (High Performance Computing), lo que tiene todo el sentido, si consideran las capacidades de supercomputación necesarias para sacar el máximo partido a la IA. La compañía está bien pertrechada.
Según expuso Hotard a los analistas, para 2026 se espera que el mercado de infraestructura para IA sea siete veces mayor que su mercado principal de supercomputación: 86.000 millones de dólares. La exigente demanda de estos recursos para ejecutar los modelos de entrenamiento de IA está tras estas expectativas que tan golosas parecen en las gráficas de Hotard. Si el propio Neri se mostró optimista al afirmar que el mercado de IA en el que se mueve HPE podría alcanzar un potencial de 150.000 millones de dólares, cifra que indica un múltiplo de 2,4 veces que la actual.
Las cargas de trabajo de IA van a ir creciendo a un ritmo del 35% hasta 2028 y van a ser grandes consumidoras de energía en los centros de datos. En esta situación, la propiedad intelectual en los activos de HPE en lo tocante a supercomputación, tanto en software de gestión como en redes y refrigeración líquida, van a marcar la diferencia, dijo Hotard.
La reestructuración diseñada por Neri parece ser coherente con la visión que el CEO lleva desplegando en los últimos años. La compañía tiene unos ingredientes suficientes para ejecutar esta estrategia, entre otros cinco adquisiciones firmadas este año. Con estas pinceladas ya se dispone de elementos de juicio para recibir en los próximos días el cierre del año fiscal y, a finales de noviembre, la versión europea de Discover.
[informe de David Bollero]