Alguien se ha tomado el trabajo de contar cuántas veces Jeff Clarke, número dos de Dell Technologies, mencionó la inteligencia artificial durante la conferencia ritual con analistas. Y dice que fueron 140 o más. La anécdota sirve para dar una idea del peso que la IA se ha ganado en la estrategia de la compañía, que no fue precisamente de las primeras en pisar la pista. Los resultados del segundo trimestre de su año fiscal 2025 – mayo a julio de 2024 –ponen de manifiesto que va tras el objetivo de convertirse en referencia como proveedor de infraestructura de IA. A pesar de los problemas de suministro de las GPU adquiridas a Nvidia, una disfunción aparentemente menor en sus relaciones.
Jeff Clarke
Crecer a un ritmo del 8% interanual para llegar a 25.026 millones de dólares es un resultado nada desdeñable en ningún caso. Que la división Infrastructure Solutions Group (ISG) contribuya con un parcial del 38% y 11.646 millones ha sido la mejor noticia del trimestre. Aún mejor ha sido el explosivo crecimiento del 80% en servidores y redes, según destacó Clarke en su parlamento: 7.700 millones de dólares.
Todo parece indicar que la buena marcha del negocio de infraestructura para IA – principal responsable de las cifras citadas – no ha hecho más que empezar, puesto que la mayor parte de las organizaciones flirtean con la IA generativa (en adelante GenAI, su sigla en inglés). Otro detalle de la presentación: 3.200 millones de dólares en pedidos de servidores optimizados para IA, casi el doble de los 1.700 millones del trimestre anterior.
Según señaló Clarke, la cartera de pedidos pendientes de entrega representaba a finales de julio unos 3.800 millones de dólares. En curiosa coincidencia, el negocio de servidores para IA de Dell es equivalente al tamaño de la cartera de VMware cuando se decidió vender esta a Broadcom y luego prácticamente congelar las relaciones comerciales con la empresa que controló durante años. Un cálculo no escapa a los analistas: desde el día en que VMware pasó a ser propiedad de Broadcom, la acción de Dell ha subido de 43 a 117 dólares.
Como contrapartida, la buena marcha de ISG contrasta con la debilidad del otro gran bloque, el Customer Solutions Group (CSG), en el que inscribe la venta de PC y periféricos. Sí, la facturación de CSG cayó un 4% (12.414 millones de dólares), con un crecimiento plano entre las empresas – 85% de esa cifra – y una brutal caída del 22% en la facturación a los consumidores. Desde luego, todo tiene explicación, pero en el horizonte, Dell vislumbra una e mejora en estos capítulos gracias a la llegada de los AI PC y a la discontinuidad del soporte a Windows 10
La directora financiera de la compañía, Yvonne McGill, adelantó que la segunda mitad del año traerá consigo mejores cifras a las dos ramas del negocio. Y apuntó que un informe de IDC atribuye a Dell Technologies el primer puesto en dieciséis categorías de infraestructura, entre las que se encuentran los servidores x86, el almacenamiento RAID externo, así como los sistemas convergentes e hiperconvergentes. Pueden tener picos y valles, pero la demanda seguirá viva.
Para el tercer trimestre, McGill dijo confiar en que los ingresos de la compañía se moverán en la horquilla de 24.000 a 25.000 millones de dólares, rondando un crecimiento del 10%, es decir un punto porcentual más que el del segundo cuarto del año fiscal. Las previsiones sobre ISG contemplan que suba un poco más del 30%. En contraste, las ventas de PC deberían mantenerse planas. Por otro lado, el pronóstico macro, para todo el año fiscal, la sitúa en el rango de 95.000 a 98.500 millones de dólares, con una media de subida del 10%. Obviamente los números son mejores en ISG que en CDG, aunque el margen de rentabilidad de los servidores está por debajo de lo deseable, precisión de McGill en respuesta a un analista.
Aunque optimistas, las previsiones de Dell Technologies no están exentas de riesgos, entre los que se encuentra una dependencia muy marcada con respecto a Nvidia en el área de IA. Como se ha comentado antes en este blog, Nvidia no está consiguiendo satisfacer toda la demanda de chips, especialmente de su último lanzamiento, los Blackwell. Debido a este importante factor, las previsiones iniciales de Dell acerca de sus servidores de IA denominados PowerEdge 9680/9680L, que se cifraban en 48.000 unidades, se han rebajado a 38.000, según traslada un informe de Morgan Stanley. Claro que, en última instancia, Dell podría recurrir a AMD: en la familia PowerEdge, algunos modelos utilizan procesadores EPYC para mantener su rendimiento y eficiencia energética acordes con las exigentes cargas de la IA. No son aceleradores, pero el fabricante tiene inventario.
Otro riesgo potencial es el de enfrentarse a sanciones por parte de la administración estadounidense, si se confirmara que Dell ha vendido a China equipos dotados de chips que el departamento de Comercio ha incluido en su lista negra. Que no se hayan presentado pruebas es un alivio, pero todo lo que tenga que ver con China es terreno pantanoso.
Como es su costumbre, Michael Dell estuvo ausente de la conferencia con analistas, liturgia que detesta, pero a cambio dialogó con un consultor de McKinsey en plan sacarina. A preguntas complacientes, respuestas conocidas. Su mensaje principal fue que la demanda de infraestructura para IA tiene crecimiento por delante de manera que no hay por qué lamentarse de que tarde en despegar. Vale. Desde su atalaya de lider de una compañía que ha surfeado unas cuantas olas tecnológicas, Dell (Michael) afirmó que no ha existido antes una tecnología tan disruptiva como la GenAI. Tranquilizador, dijo estar convencido de que la IA no reemplazará a las personas pero aumentará sus capacidades.
Desde su punto de vista, todos los problemas no resueltos del mundo requieren más potencia de computación y más datos, dos de las áreas en las que se especializa Dell. Ya sea en sistemas on-premise o en la nube, la infraestructura será imprescindible para sacar el máximo partido a los datos movilizados por la GenAI, en todas las áreas: desarrollo de software, servicio al cliente, ventas, documentación, marketing, etc.
Pocos días antes y una vez cerrado el trimestre para evitar deslices, Dell Technologies había anunciado una reorganización para, según decía el comunicado, capturar los 2,1 billones de dólares en los que se calcula la oportunidad total del negocio TI. Los firmantes del documento, Bill Scannell y John Byrne son presidentes globales de Ventas y de Canal, lo que sugiere por dónde van a ir los tiros: simplificar las operaciones y imaginar la forma en la que lleva la compañía en su relación con los clientes.
El primer paso de la reorganización consiste en centralizar las ventas en una única área llamada AI Select, de manera que los equipos de Consumer and Small Business (CSB) y Client Solution Group (CSG) van a formar parte de las operaciones de venta globales con una misión: potenciar la IA, punto. En el mismo movimiento, se reducirá el número de segmentos por tamaño de los clientes.
No se trata de una información apasionante, desde luego, pero tiene un objetivo valioso: que Dell crezca más rápido que el mercado. En esta línea, Clarke afirmó días después que la compañía estaría dispuesta, en caso necesario, a cerrar acuerdos aun a costa del margen. Su visión mira al largo plazo, confiando en que aquellos clientes con los que sacrifique rentabilidad acabarán por reportar beneficios.
Ahora bien, la única fórmula conocida para sacrificar margen sin lastrar la rentabilidad es la contención del gasto. En el caso de Dell implica recortes enmascarados de eficiencia. El memorando de Scannell y Byrne deslizaba la sombra de despidos, mayormente en las áreas de Ventas (no en todos los mercados), posibles gracias a que la compañía tiene un canal de ventas muy sólido. No hay una relación mecánica con el precio de la acción, pero es un hecho que desde un pico de capitalización el 29de mayo [127.000 millones], el 7 de agosto había bajado a 62.170 millones. Y desde entonces, una subida continua hasta 83.000 millones ayer.
En una presentación reciente ante la comisión de valores de Estados Unidos (SEC), Dell Technologies exponía que en la primera mitad del año fiscal sus costes por indemnizar personal despedido alcanzaron los 400 millones de dólares, la misma cantidad que tuvo que abonar el año anterior cuando prescindió de 13.000 empleados en dos tandas. Es una pena, pero los datos actualizados de la plantilla no se difundirán hasta principios del año natural 2025.
Como colofón, la amable entrevista con McKinsey contiene estas palabras de Dell: “[la IA] traerá un período fantástico de expansión económica mundial”. El fundador de la compañía subrayaba la relevancia y la dificultad que confluyen en las decisiones regulatorias que pudieran afectar la adopción de la IA. Su reflexión – bastante extendida – viene a subrayar que las empresas – sus clientes – no sólo deberán enfrentarse a los riesgos inherentes de la IA sino, además, al frenético ritmo al que evoluciona.