Víctima de la geopolítica y de sus dificultades financieras, Atos ha perdido la batalla por renovar el contrato con el Comité Olímpico Internacional sobre la gestión informática de la mayor manifestación deportiva del mundo. Los Paralímpicos de septiembre habrán sido los últimos JJOO para los que ha prestado esos servicios. El relevo lo tomará Deloitte con los invernales de Milán-Cortina (2026) antes de los que son su gran objetivo, Los Ángeles 2028, por los que ha apostado una cantidad inabordable para la compañía francesa. Triste punto final tras el reconocimiento que ha merecido el trabajo de miles de asalariados de Atos en París 2024 y en los centros de operaciones en Madrid y Barcelona.
Un informe preliminar sobre los dos acontecimientos parisinos resume la actividad consagrada a más de mil eventos programados, que aficionados, periodistas y telespectadores de todo el mundo han podido seguir en tiempo real sin un solo incidente significativo. El website de París 2024 recibió 233 millones de visitas únicas y su aplicación móvil registró 18 millones de descargas y 20 millones de visitantes únicos. Han sido proezas difícilmente imaginables una semana antes de la ceremonia de apertura, cuando el mundo entero tembló con el apagón informático de los sistemas de seguridad de CrowdStrike y Windows, que no afectó en nada a los sistemas previstos por Atos.
Eviden, empresa resultante de la partición de Atos y responsable de garantizar los trabajos de ciberseguridad de los JJOO, no ha comentado con la prensa una revelación deslizada en agosto por el entonces primer ministro francés, quien afirmó que 68 ciberataques fueron paralizados gracias a la tecnología francesa (sic).
En realidad, Atos ha sido continuadora del contrato que su antecesora Sema Group, había firmado como prestataria de Barcelona 1992. Tras los graves fallos que dañaron la reputación de IBM en Atlanta 1996, Atos se convertiría en contratista plurianual en Salt Lake City (2002) y ha renovado esa condición hasta 2024. Los juegos de París han sido los duodécimos en su trayectoria.
Durante 35 años de asociación con el COI, Atos ha ido incorporando continuas innovaciones en lo que al principio era un contrato heredado muy convencional, de suministro y mantenimiento de equipos informáticos para la celebración de unos JJOO poco tecnificados. Vendrían después las redes, el almacenamiento masivo de datos, su transporte y protección en tiempo real, el desarrollo de aplicaciones y la creación de sitios web capaces de soportar muchos millones de conexiones simultáneas, a los que se incorporarían los sistemas de acreditación y taquillaje electrónicos. Una peculiaridad de este año ha sido el portal de reclutamiento y gestión montado para los 45.000 voluntarios que contribuyeron a la celebración de los juegos parisinos.
Eviden ha informado haber provisto su plataforma de ciberseguridad para una infraestructura crítica que, por primera vez, incorporaba capacidades de inteligencia artificial. Desde Pyeongchang 2018, Atos ha mantenido tres infraestructuras TI simultáneas, que en ediciones posteriores ha ido actualizando para su reutilización. Sus epicentros han sido el el Laboratorio de Testeo e Integración, en Madrid y el Centro de Operaciones Tecnológicas de Barcelona, acoplados al centro de control in situ de cada ciudad sede.
Ángels Martin Muñoz, directora general de la división Olympics en la estructura de Atos, ha tenido estas semanas palabras emotivas para agradecer el trabajo de quienes durante años han colaborado para que la compañía preservara con la máxima eficacia su condición de partner oficial de sistemas tecnológicos de los JJOO. En julio pasado, en su perfil personal de LinkedIn, Martin dejaba testimonio de una gran satisfacción por haber participado por primera vez como portadora de la antorcha olímpica.
Con base en este contrato de prestigio – no es seguro que fuera en sí mismo rentable – Atos se ha impuesto en el mercado como gran proveedor de servicios a múltiples acontecimientos deportivos y culturales, de los que el más importante que conserva es el firmado con la UEFA. Ahora queda por ver si la actual dirección de la compañía, abrumada por una deuda de 5.000 millones de euros y la guerrilla entre inversores, mantendrá intacto el apoyo a esta actividad que sus antecesores habían mimado.
Para adjudicarse el siguiente contrato plurianual – pactado hasta los JJOO de Brisbane en 2032 – Deloitte ha jugado muy bien sus cartas. En 2022,negoció con el COI un contrato de consultoría que a la postre le serviría para postularse al premio gordo de los juegos de Los Ángeles El trasfondo económico del acuerdo plurianual con el COI – obviamente confidencial – contempla que las prestaciones para cada juego sean costeadas por su comité organizador. Como es natural, el contrato de Los Ángeles corresponde al comité olímpico nacional, por lo que era una magnífica oportunidad para que los JJOO volvieran a ser una vitrina de la tecnología estadounidense.
En paralelo, otra negociación, en este caso con el COI, tiene el sentido opuesto: la empresa adjudicataria debe comprometerse a pagar por un contrato anual de marketing en beneficio de su propia imagen, que a Atos le costó 11 millones de euros en 2022 y 25 millones de euros en 2023 [la contraprestación de 2024 no ha trascendido]. Aparentemente, el organismo – cada vez más ambicioso y escarmentado por conflictos con varios patrocinadores – habría aprovechado la circunstancia para elevar el precio hasta un nivel que Atos no ha estado en condiciones de igualar pero Deloite ha aceptado por la cuenta que le tiene.
Por cierto, no se puede ignorar que en la profunda crisis política que vive Francia, el éxito de los juegos de 2024 será recordado (y olvidado) como una tregua estabilizadora. Pasado el acontecimiento, nadie está ya en condiciones de asegurar que la suerte futura de Atos – excepto en su componente de defensa – sea una prioridad para un gobierno que nace estos días bajo un estigma de provisionalidad.