22/05/2025

Dell disfruta de su idilio con Nvidia

La semana próxima, Dell Technologies publicará sus resultados del primer trimestre de un año fiscal al que llama 2026 y, naturalmente, la lectura ha de servir para comprobar si se prolonga la dulce inercia del ejercicio pasado (a saber, 2025). Dejando a un lado los calendarios, la compañía ha digerido una dieta rica en incertidumbre, de la que quedan en el plato dos preguntas: 1) ¿confirmarán los números la tendencia favorable de su negocio de infraestructura? y 2) ¿habrá conseguido mejorar las mediocres cifras de  ventas de sistemas personales? Estas preguntas no son nuevas, sólo que esta vez han sido dictadas por el excitante auge de la inteligencia artificial y la errática política arancelaria de Donald Trump.

Michael Dell, Jensen Huang, Jeff Clarke

Los servidores y las redes, ambos al servicio de la IA, han sido motores de crecimiento para Dell en 2024, con tasas de más del 30% en cada uno de los trimestres, al punto de que su división ISG (Infrastructure Solutions Group) llegó a representar el 46% de los ingresos totales y el 70% de los beneficios operativos. Unas tendencias que merecen ser explicadas, en cualquier caso.

Contratos como el suscrito por Dell con la empresa xAI de Elon Musk, para construir un superordenador de última generación (sic) sobre la base de chips GPU Nvidia GB200, no sólo ponen de relieve su fortaleza en este segmento sino que subrayan una especial sintonía con Nvidia.

A pesar de la incertidumbre en torno a los aranceles aplicables en Estados Unidos – estos productos de Dell se fabrican en Malasia y China – los resultados económicos no se han visto afectados, que se sepa. El crecimiento de la facturación fue del 11 %, hasta los 95.567 millones de dólares, y el beneficio neto aumentó un 36% hasta los 4.576 millones. Si estas cifras bajasen en la próxima oleada, todo el mundo entendería por qué, pero no parece ser la secuencia, ya que la cartera de pedidos viene cargada.

A la demanda de servicios para IA se debe gran parte de la explicación esperada: crecieron un 54%, mientras que el almacenamiento lo hacía el 5%. Por otro lado, la división Client Solutions Group (CSG) actuó de contrapeso y apenas aumentó el 1% (48.400 millones de facturación) con la ilusión de que, en algún momento de este año, la demanda se desperezará. En esta categoría, lo más preocupante ha sido la caída de los beneficios, de difícil corrección.

Al desglosar estas cifras se observa que la facturación de PC empresariales aumentó  el 3% frente al brutal descenso del 17% de los de consumo. Pensando en 2026 (que para Dell se solapará con 2027), el hecho de que Microsoft descontinúe el soporte a Windows 10 podría revitalizar la división CSG en la segunda mitad del año fiscal. Merece la pena señalar que el aumento de cuota en servidores y almacenamiento es más importante que la merma sufrida en el mercado de PC.

Las previsiones para el nuevo ejercicio auguran  ingresos de unos 103.000 millones de dólares, o sea un crecimiento del 8%. La compañía dice confiar en que los servidores para IA van a seguir tirando del carro, al mismo tiempo que se contienen los costes. De hecho, las ventas de esta línea de servidores podrían alcanzar los 15.000 millones de dólares según las primeras estimaciones, frente a los 10.000 millones anteriores.

Tras la pasada conferencia trimestral, varios analistas han coincidido en un punto: no debería desestimarse el riesgo de mercado que representan las marcas blancas, como la taiwanesa Quanta Computer, siempre interesada en vender directamente (y más barato) a los proveedores de servicios cloud (CSP). En tal caso, el bocado al pastel que Dell creía suyo no sería pequeño porque el margen bruto se resentiría.

Por si las advertencias fueran pocas, varios CSP han comenzado a incursionar en el diseño de hardware para IA personalizado, como los TPU de Google y los chips de inferencia de Amazon, pese a que su dependencia de las GPU de Nvidia sigue siendo notable. Hay quien supone que Dell podría reaccionar diseñando una familia de servidores preconstruidos bajo demanda, pero esto no deja de ser una especulación.

Frente a las presuntas amenazas, Dell pone encima de la mesa sus principales bazas, como son la refrigeración DLC (direct liquid cooling), la optimización de su software para acelerar la puesta en marcha y las opciones de pago flexibles.

La buena relación con Nvidia es fundamental en la estrategia de Dell. Hace ya un año que echó a andar la Dell AI Factory con Nvidia y sus frutos son visibles. El ordenador Pro Max con GB300, presentado por Dell en la conferencia GTC25 de Nvidia es una buena prueba. Su relevancia consiste en que se trata de un AI PC capaz de alcanzar hasta 20 petaflops, por lo que se enmarca en una nueva familia optimizada para ejecutar aplicaciones de IA sin necesidad de recurrir a modelos residentes en la nube.

El Pro Max con GB300 toma su nombre del GB300 Grace Blackwell Ultra Desktop Superchip, de Nvidia, anunciado en la misma conferencia en San José (California). Cuenta con 784 GB de memoria de sistema unificado, una barbaridad. Esto, unido a la conexión NVLink-C2C de alta velocidad, permite entrenar hasta 460.000 millones de parámetros. Este tipo de máquinas pueden resultar muy interesantes para los desarrolladores por su facilidad para la creación de prototipos, así como para probar a escalar sus modelos en entornos de producción, según han explicado directivos de la compañía.

En otros servidores más convencionales, se aprovecha la colaboración con la plataforma Blackwell Ultra de Nvidia, como se puede apreciar  en varios modelos de la serie PowerEdge.

La colaboración con Nvidia ha sido, inevitablemente, tema dominante del Dell Technology World celebrado esta semana en Las Vegas. En la ocasión faltó Jensen Huang, quien ese día estaba en Taipei participando de Computex. En su presentación inicial, Michael Dell sostuvo que la adopción empresarial de los productos de Dell está en sazón para explotar el potencial de la IA y el papel de la compañía consiste esencialmente en acelerarla y hacer la IA más accesible.

Esa misión recae en el programa de actuación AI Factory, que la firma ha montado en común con Nvidia. Se trata de facilitar a las empresas el hardware que necesitan para diseñar y operar rápidamente una nueva infraestructura.

Las novedades presentadas en Las Vegas – los PowerEdge XE9780y XW9785 y el refresco de sus sistemas de almacenamiento PowerScale y ObjectScale – apuntalan esa estrategia: alinear el hardware de Dell con los aceleradores de Nvidia y ofrecer la  capacidad de tratar lujos de trabajo con IA generativa al mismo tiempo que soportar las aplicaciones tradicionales.

En estas últimas, una base instalada que no puede descuidar, las novedades de Dell no podrían ser más  oportunas dado el  momento que viven muchos clientes de VMware que intentan sacudirse ese vínculo con el decano de la virtualización [de cuando la controlaba Dell.

Tres modelos de servidores PowerEdge con procesadores Intel Xeon 6, ya en el mercado desde hace meses, sirven a ese propósito anticipando lo que se vería en la conferencia de esta semana. Pueden admitir cargas basadas en máquinas virtuales y contenedores reduciendo a la mitad los costes de energía, comparados con modelos anteriores y ofreciendo – lo dice Dell Technologies – hasta un 67% más de rendimiento.

El distanciamiento de VMware es notorio, pero Dell prefiere suavizar las palabras: “infraestructura desagregada” es la fórmula un tanto sibilina que emplea en su comunicado. Trata – dice – de “combinar la flexibilidad de la arquitectura de tres elementos con la simplicidad de la hiperconvergencia”

Con todos estos elementos, puede entenderse que Morgan Stanley declare su optimismo acerca del devenir de Dell. Tras entrevistarse con el COO de esta, Jeff Clarke, y la CFO Yvonne McGill, sus analistas sitúan a la compañía tejana en una excelente posición para sacar partido del movimiento hacia la IA, de la que vaticinan nuevas oportunidades en el negocio de almacenamiento y en una revitalización de la demanda de PC para empresas.

No obstante, otros analistas con un enfoque puramente bursátil avisan que los márgenes brutos de Dell les parecen estrechos en el negocio de servidores, opinión que inmediatamente ha sido matizada por la compañía: los márgenes que deja Blackwell – subraya Dell – son inferiores a los de Hopper (la familia precedente de Nvidia), de lo que puede deducirse que el crecimiento de ingresos tiene como  contrapeso una rentabilidad inferior, si bien el balance mejora gracias al crecimiento, lo que es de agradecer. Esta discusión en sordina no ha impedido que el precio de la cotización de Dell volviera, tras los temblores de abril, casi al nivel que tuvo en la primera sesión del año.


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