Las empresas españolas han abandonado el recelo con el que durante años acogieron la oferta del modelo de cloud pública. Esta es la primera, pero no sorprendente, conclusión de la sexta edición del estudio que la consultora Quint dedica anualmente a identificar las tendencias de este mercado en España. Para la redacción del documento se han recabado las valoraciones de 150 grandes empresas del país a través de sus directivos. Un cambio trascendental de 2022 es que la reducción de costes ha dejado de ser la primera expectativa en la migración, tras constatarse que el ahorro no es tan relevante como pregonan los proveedores. Los méritos de la nube son otros y tienen más relevancia estratégica.
Lo anterior no quiere decir que los costes hayan dejado de preocupar. Ni mucho menos: el informe de Quint señala que una de las prioridades de los departamentos de T.I. es el hallazgo de herramientas que les permitan gestionar por sí mismas los costes reales [el adjetivo merecería un subrayado] de la nube para optimizarlos y, por lo tanto, achicar la factura.
Un 58,2% de los encuestados (con responsabilidades de CIO, CTO o CDO) asegura que la inversión en la nube no se está aprovechando en sus empresas como se esperaba: un dato preocupante si se tiene en cuenta que más de la mitad del porcentaje afirman estar familiarizado con las prácticas de gestión de costes conocidas por el acrónimo FinOps.
El estudio no entra a valorar la evolución cuantitativa del mercado español: su propósito es el análisis de tendencias y actitudes. Pero antes, deja claro que la inversión de las empresas en servicios cloud se ha incrementado un 25%, atribuyendo a la suma de IaaS y PaaS algo más de la mitad de la tarta, una proporción que se supone seguirá al alza en el futuro inmediato. No obstante, el hecho de que muchas empresas ya hayan invertido en alguna de esas dos modalidades de servicios cloud pone en evidencia una contradicción aparente: un 47,2% contempla una inversión del 20%, que resulta ser inferior a la transición de 2021 a 2022.
Minucias al margen, lo que importa es que la inversión seguirá creciendo, ya que las empresas dicen haber comprobado que la nube les proporciona más flexibilidad (72,4%) y acelera la transformación de sus tecnologías de la información (54%). Este año, el informe añade otro elemento por el que se puede esperar un aumento de la inversión: mejorar el time-to-market es un objetivo declarado por el 52% de los directivos consultados. Según el análisis de Quint, esto obedece a sus necesidades de ganar competitividad. Otros objetivos destacados son el fomento de la innovación (44,8%) y una mayor eficiencia (40,2%).
Será por eso que contar con expertos en la técnica FinOps se ha convertido en algo prioritario. Estos especialistas serán encargados de aprovechar al máximo las estrategias multicloud, identificar qué proveedor ofrece la mejor relación calidad/precio, renegociar los contratos si cabe, así como dar visibilidad de qué servicios cloud se han consumido a la organización. Por último, deberían prever el consumo de estos servicios en el futuro.
Por lo tanto, hay mucho trabajo por delante para esta figura de reciente aparición. Quint destaca que las empresas consultadas dedican cada vez más dinero a contratar servicios en la nube: un 15% del total presupuestado para las T.I. Yendo un poco más allá, un 10,5% de los encuestados declara que un 50% del presupuesto va a parar a la nube. Son unos crecimientos que parecen proceder del aumento del teletrabajo, así como el uso de herramientas en modo servicio para la gestión de entornos híbridos y, cómo no, multicloud.
Contar con una plataforma que les permita integrar diferentes nubes, sean públicas o privadas, junto con su infraestructura on-premise es un deseo que muchos de los entrevistados comparten: de hecho, multicloud es una opción preferida para el 57,6% de las empresas, que ven esta modalidad como la solución ideal para obtener servicios de mejor calidad a menor precio (47%) o para evitar depender de un proveedor único (25%).
En la práctica, manejarse en un entorno de múltiples nubes es algo que empieza a ser corriente en las organizaciones. En ninguno de los estudios anteriores de Quint se afirmaba que más de la mitad de la muestra diversificara su presupuesto en más de un proveedor (51,5% en 2022). No obstante, sigue habiendo un nada despreciable 42,5% que prefiere seguir con un proveedor único.
Para que este cambio de tendencia se haya hecho posible, ha sido clave la mayor facilidad que existe en la actualidad para cambiar de proveedor, así como un incremento en la cartera de servicios que ofrece cada uno.
No es lo único que cambia sobre informes anteriores. Las empresas están viendo que en el dato y la extracción de su valor puede estar la clave para ganar clientes, mejorar la productividad de los empleados y, claro está, aumentar los ingresos. Por esto, aunque los servicios de computación y/o almacenamiento en la nube mantienen su hegemonía de años atrás como, los más demandados, los servicios de Análisis, Inteligencia Artificial y Machine Learning están ganando cuotas de protagonismo. Estas categorías son, justamente, las que muestran una mayor previsión de crecimiento: un 57% de las empresas afirma que tiene intenciones de implementarlos en un plazo máximo de dos años. Además, se observa un incremento del interés de los departamentos de T.I. por los sistemas de bases de datos en la nube.
El problema es que, como señalan oportunamente los analistas de Quint, para implementar esa tecnología, las empresas tendrían que completar la migración de sus datos a la nube: un 53% de la muestra reconoce que en la actualidad sólo tiene menos del 25% de todos sus datos migrados. Como es obvio, sin datos no se puede analizar ni tienen cabida la práctica de la IA y ML.
Otro problema que viene repitiéndose desde estudios precedentes, es la falta de “talento”. El conocimiento insuficiente es la barrera principal que las empresas encuentran cuando quieren desplegar servicios en la nube. El informe es demoledor al señalarlo: parece un problema de difícil solución, porque la forma habitual de capacitación mediante la reconversión de determinados perfiles se ha quedado anticuada.
De hecho, aunque un 67% de las empresas declara estar certificando a sus empleados en ciertas áreas, no les alcanza para cubrir todas las necesidades y retos que les presenta subir a las nubes. En el mismo capítulo se destaca como barreras la seguridad y el cumplimiento de las regulaciones (32,9%), la dificultad de integración (mismo porcentaje). La necesidad de amortizar la infraestructura on-premise es otro obstáculo nombrado por el 30,3%.
Llama poderosamente la atención que las empresas españolas hayan pasado en pocos años de desconfiar de todo lo que sea mover cargas o contratar servicios cloud a manifestar su entusiasmo. ¿Abducidas? Quint no reprime su opinión de que las expectativas desmesuradas podrían verse frustradas. Pese a la advertencia, el sustrato es positivo: en un 81,6% de los casos, los directivos están satisfechos con aquello que les proporcionan los entornos cloud y califican como “alto” el cumplimiento de los objetivos que se propusieron con la migración o la contratación de nuevos servicios.
Pero… nunca falta una mancha: el 18% de los consultados declara no haber cumplido sus objetivos. No debería alarmar, pero resulta que el porcentaje se ha incrementado sobre la edición anterior. Los propios analistas quitan hierro a este resultado, al atribuirlo a falta de conocimiento por parte de los directivos acerca de las capacidades que les ofrece la nube.
El capítulo de Análisis de Integradores y Proveedores, a partir de la página 49, suele ser el más visitado de esta saga de estudios. Es fácil de explicar: con el aumento de inversión de las empresa, ambas categorías de actores del mercado se han lanzado a una captación de clientes basada en la disponibilidad de capacidades: menor latencia, mayor seguridad, mejor complaince, estandarización de los datos […] Dicho y hecho: se están habilitando en España más centros de datos para atender esa demanda.
Es aquí donde aparece un problema que el estudio pretende clarificar, al menos en parte: la elección de quién va a prestar ese (o esos) servicios. La amalgama de soluciones que se proponen y el número de prestadores ha aumentado en los últimos años. El informe de Quint deja por escrito que el principal motivo para que una empresa se decante por uno u otro reside fundamentalmente en la facilidad de uso que se le ofrezca. En nada menos que un 89,9%, las organizaciones se muestran satisfechas. Un lujo.
De entre los proveedores identificados, todos sacan un sobresaliente, menos uno: Oracle, que ni siquiera alcanza el notable alto, aunque – todo hay que decirlo – ha mejorado con respecto a la satisfacción que le asignaba el informe del año pasado. El mejor valorado del grupo es AWS, seguido de Google, con Azure en tercer lugar.
Quedan los integradores y el estudio requiere tres apartados para llegar a su valoración: 1) satisfacción general, 2) calidad de entrega y 3) precio. En los tres, DXC Technology y Accenture se llevan los laureles, pero si se mira con más detalle aparecen interesantes conclusiones.
En cuanto a todos obtienen un aprobado, con la excepción de Kyndryl. El de esta escisión de IBM es un caso llamativo porque sólo el 40% de sus clientes consultados dice estar satisfecho, mientras seis de cada diez se declaran “algo o muy insatisfechos”. Valoración que contrasta con la parte alta de la tabla, en la que sólo el 8,3% de los clientes de DXC y un 10% de los de Accenture ponen nota desfavorable a estos integradores. La tercera posición en este apartado la ocupa NTT Data, con un 81,3% de satisfacción.
Nada cambia cuando se trata de juzgar la calidad de las entregas, salvo en que Telefónica trepa al tercer puesto con un 76,4% de clientes satisfechos o muy satisfechos. Sólo le preceden DXC (91,7%) y Accenture (85%). En todo caso, los autores del estudio advierten que se ha producido una caída del 10% en la satisfacción media, comparada con la edición anterior, lo que achaca a que las exigencias de los clientes se han elevado.
Finalmente, un hallazgo previsible. Las altas calificaciones obtenidas en los dos primeros apartados caen en cuando se pregunta por el precio. Una vez más, sobresalen DXC (83,3%) y Accenture (64,8%) y Telefónica vuelve a ocupar el tercer puesto, con un aprobado raspado (52,7%). A partir de ese corte, todos suspenden, tocando a Indra el papel de farolillo rojo con sólo un 36,4% de clientes contentos.