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  11/05/2022

ASML: verdadero cuello de botella de los chips

El punto crítico del mercado de semiconductor no está, como suele decirse, la capacidad de producción de Intel, Samsung o TSMC, que también, sino más atrás, en la de ASML, empresa holandesa que prácticamente detenta el monopolio de la fabricación de máquinas de litografía ultravioleta (EUV) que aquéllas emplean para imprimir los circuitos en sus obleas de silicio. Merece la pena escuchar el pronóstico de Peter Wennink, CEO de ASML: “no veo ningún síntoma de debilidad en la demanda de nuestros clientes; e incluso si aflojara, quedaría una brecha grande entre la cartera de pedidos y nuestra capacidad de oferta”. Según dijo, los plazos de entrega superan de largo el año de espera.

Hay consenso en cada segmento de la industria en que las dificultades de sus cadenas de suministro no se resolverán en los próximos dos años, tiempo en el que no podrá restablecerse el equilibrio entre oferta y demanda. ASML es en sí misma un cuello de botella.

La cadena de valor es más compleja de lo que suponen los usuarios finales. Porque los fabricantes reales de semiconductores – y por consiguiente las marcas que no tienen fábrica propia – han visto cómo las máquinas de EUV han desplazado a otras tecnologías, como la litografía ultravioleta profunda (DUV) que es la especialidad de Canon y Nikon. La diferencia reside en que, mientras la DUV trabaja con una longitud de onda de 193 nanómetros, la EUV la reduce a 13,5 nanómetros. Y como ASML controla el 86% de este mercado de nicho, es insustituible: cada vez que aparece una empresa con alguna tecnología complementaria, la compra sin demora.

El poderío de la compañía holandesa – fundada en 1984 – no es coyuntural. Se ha traducido en una subida constante de sus acciones durante los últimos cuatro años, hasta alcanzar su cotización máxima [833 euros] en octubre de 2021. Desde entonces han bajado un 34% pero aun así dobla la media precedente. Su capitalización bursátil de la semana pasada era de 230.000 millones.

Según consigna su reciente informe anual, en 2021 vendió 309 sistemas de litografía en todo el mundo, frente a los 258 de 2020. Su facturación fue de 18.600 millones de euros – un crecimiento de más del 30% – al tiempo que su beneficio neto se disparaba un 64% hasta rozar los 6.000 millones. Y en el primer trimestre ha avanzado aún más: facturó 3.130 millones de euros [+36%) y su beneficio neto aumentó un 91,5%.

Desde la comodidad de esta atalaya, ASML puede matizar los puntos de vista ajenos sobre el devenir del mercado de semiconductores, en el que no compite directamente sin ser competidor directo. En la visión de Vennink, no se trata tanto de invertir en capacidad para fabricar chips – que se está haciendo con generosidad – cuanto de atender determinados huecos en los suministros a los fabricantes.

Durante la presentación de resultados, relató el caso de un industrial quien dijo estar adquiriendo lavadoras de segunda mano para desguazarlas y reutilizar sus chips en aplicaciones que no requieren el último grito de la tecnología. Richard Gordon, analista de Gartner especializado en el sector, cree que la anécdota de Vennink es “un poco extrema”. Según él, sería más representativa la actitud de la industria de automoción, que ante la falta de componentes están desactivando funciones no esenciales de sus coches y así pueden satisfacer la demanda de los usuarios. Lo que ASML intenta – argumenta Gordon – es tranquilizar a sus inversores vendiéndoles la idea de que el ciclo de inversión de la industria tendrá continuidad más allá de la recuperación de inventarios.

Es cierto, confirma el análisis de Gartner, que la perspectiva a largo plazo de la industria de semiconductores es muy positiva, gracias a las nuevas aplicaciones, como los vehículos eléctricos, el IoT industrial, las redes 5G y, dependiendo de la fe de cada cual, el metaverso.

Según el diagnóstico de Gordon, el mercado se encuentra ahora mismo en un pico clásico – escasez de suministro, alza de precios, reconstrucción de inventarios – que explican el récord de ingresos en 2021. Pero no deja de ser un mercado cíclico: la escasez acabará por corregirse. Desde el punto de vista de la oferta, el único factor imprevisible es la situación en China.

¿Y desde la demanda? Las cosas no pintan bien en la macroeconomía, que está afectando la renta de los consumidores. Gordon no llega a tanto como para anunciar una desaceleración inmediata, pero lo ve posible en 2023 y casi con seguridad en 2024. Aunque, en realidad, se trata de la combinación de dos ciclos que raramente suelen coincidir: el de los procesadores y el de las memorias. En condiciones ´normales` habría que esperar a 2025 o 2026 para recuperar el aliento alcista. Pero las actuales no son condiciones normales.

Algunos analistas, como Jim McGregor, de Tirias Research, han afinado el consejo a sus clientes, lo que ayuda a entender por qué ASML desciende en bolsa a pesar de sus resultados. La capacidad de la industria de semiconductores aumenta al ritmo del 8% anual, gracias a inversiones de las que viven los fabricantes de equipos. El mes pasado, IC Insight corrigió al alza su previsión de capex de la industria de semiconductores: un 84% comparado con la cifra de antes de la pandemia.

¿Qué tiene de malo? Que la estrategia de ´americanización` de la fabricación de chips de última generación está induciendo un excepcional esfuerzo inversor de Inte y compromisos de incentivos a la coreana Samsung para que amplíe su presencia con una nueva factoría en Texas y  a la taiwanesa TSMC en Arizona. De lo que se deriva un riesgo de exceso de capacidad mundial instalada, teniendo en cuenta que Taiwan y Corea no se dejarán arrebatar el cetro.

Gozar del monopolio de facto en la tecnología EUV trae aparejados algunos contratiempos para ASML. Es el caso, sin ir más lejos, de lo ocurrido con la prohibición impuesta por el gobierno holandés de vender esa tecnología a la empresa china SMIC, al amparo del Acuerdo de Wassenaar acerca de los controles de exportación de armas convencionales, así como tecnologías de doble uso, suscrito por 42 países. Además, existe el temor – parece que con fundamento – a que el espionaje industrial haya entrado en juego, de tal modo que China estaría fabricando maquinaria infringiendo los derechos de propiedad intelectual de ASML.

De momento, cualquiera sea el pronóstico sobre las cadenas de suministro, el hecho de que Estados Unidos y Europa, así como China, estén invirtiendo para alcanzar la autosuficiencia, sin duda beneficia a ASML. De hecho, esta ya ha anunciado que expandirá su planta de Singapur, que confía tener a pleno rendimiento en 2023.

La EUV encaja en la clasificación que recoge el Acuerdo de Wassenaar, por lo que la prohibición de exportar a SMIC tiene efectos colaterales sobre Huawei. Dado que este fabricante chino no puede obtener chips de TSMC o Samsung debido a las restricciones comerciales de Washington, la posibilidad de recurrir a su compatriota SMIC era un respiro que el gobierno de La Haya ha sofocado. Sin alternativa, Huawei ha registrado un desplome de sus ingresos.

Europa ha publicado sus planes de inversión por 43.000 millones de euros en la producción de semiconductores durante esta década, previendo doblar su cuota en el mercado mundial hasta cerrar la década con un 30%. Incluso el gobierno de España ha prometido invertir 11.000 millones para acompañar ese esfuerzo construyendo una capacidad de la que carece.

Intel se propone invertir entre 25.000 y 28.000 millones de dólares, mientras TSMC ha presupuestado 30.000 millones; estas fábricas, además de las previstas por Samsung y GlobalFoundries, van a necesitar máquinas de litografía ultravioleta. ASML asegura que podrá suministrarlas dentro de su planificación actual, pero teme nuevas interrupciones. Esto no acaba así.

[informe de David Bollero]


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