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  5/10/2015

5Oct

Formalmente, es un desestimiento recíproco de agravios acumulados durante años: Microsoft retira la demanda por infracción de su propiedad intelectual contra Motorola Mobility – subrogada en Google – y la otra parte renuncia a otra que en su día presentó como represalia. Bajo la aparente equivalencia se esconde la rendición de Microsoft ante la evidencia de que mantener abierta esa herida es incompatible con el agnosticismo predicado por Satya Nadella: es preferible que sus aplicaciones y servicios cloud sean acogidos en la plataforma Android – como ya ocurre en iOS -implique sacrificar los ingresos que recibe de una veintena de fabricantes adheridos a este sistema operativo, y cuyo monto total se estima en más de 2.000 millones de dólares.

La cronología del entuerto es aleccionadora. En octubre del 2010, Microsoft presentó una demanda contra Motorola Mobility por violación de 9 patentes, que a su vez fue replicada por la demandada con otra en la que denunciaba el uso no autorizado de su propiedad intelectual en la consola Xbox. Ambos procesos seguían pendientes en agosto de 2011, cuando Google adquirió Motorola Mobility, una decisión que – se dijo entonces – tenía mucho que ver con su cartera de patentes. De hecho, cuando Google la revendió con minusvalías a Lenovo, se quedó con un bloque de patentes, entre ellas las que estaban sub judice. Pero Microsoft, aun sosteniendo que en Android hay tecnologías protegidas por patentes a su nombre, siempre evitó ir directamente contra Google. Y viceversa.

Entretanto, sin que la justicia se hubiera pronunciado, Microsoft empezó a exigir a los fabricantes de smartphones el pago de royalties por cada dispositivo Android que vendieran. Una veintena, empezando por Samsung – la marca más vendida de la plataforma más difundida – accedieron para evitarse un conflicto incierto. Gracias a esa maniobra, Microsoft llegó a ingresar mucho más dinero por Android que por el desfalleciente Windows Phone. Ya que no conseguía que esas marcas adoptaran Windows Phone, más le valía rentabilizar el éxito ajeno.

El acuerdo extrajudicial entre Microsoft y Google no invalida los firmados por esa veintena de fabricantes, pero nada impide que estos acudan a los tribunales instando su anulación al haber desaparecido su fundamento. Hay un antecedente poco conocido: en marzo, Microsoft les ofreció bajar los royalties hasta un mínimo simbólico a cambio de preinstalar sus aplicaciones (Bing, Skype, OneDrive y Office 365) en sus dispositivos. Muy lógico: cuantos más usuarios reclute, más fortalecerá Microsoft su nueva propuesta publicitaria, Bing Ads, que pretende competir con Google [a partir de esta semana, Alphabet].

No consta qué respuestas recibió de otros, pero sí que Samsung aceptó el trato porque necesita diferenciarse de Android; poco después los abogados de Microsoft acudieron al bufete Quinn Emanuel, que representa a Google, para negociar una salida al conflicto. En la nueva situación, es probable que Microsoft renegocie con los OEM de Android una variante gratuita de su oferta de abril. En tal caso, podrían rebajar en unos 4 ó 5 dólares por unidad el coste de sus dispositivos, lo que les permitiría ganar un dinerillo en los modelos de menos de 100 dólares de PVP, donde concentra la demanda en muchos mercados.

La retirada de Microsoft es coherente con la estrategia inaugurada por Nadella: pacificar las relaciones con sus rivales ayudará a la difusión de sus aplicaciones y despejará las dudas de los desarrolladores. Si lo ha hecho con Apple y con Salesforce, ¿por qué no con Google? En palabras de Tim Cook, «con Microsoft tenemos más cosas en las que cooperar que razones para pelear». Hace un par de semanas, en la conferencia anual de Salesforce, Nadella fue recibido como un amigo de toda la vida, disimulando que hasta hace poco Microsoft acusaba al anfitrión de violar su propiedad intelectual.

Cerrado el litigio [antes hubo un pacto de no agresión entre Google y Apple, y la prolongada batalla judicial entre Apple y Samsung puede darse por extinguida sólo queda un juicio pendiente que pudiera afectar al mercado de los smartphones: la denuncia de Oracle contra Google sobre Java. Pero esto llevará s tiempo y merecería otro post.

Norberto


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