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  3/05/2017

3May

Con las consabidas cábalas, ayer se esperaba con interés los resultados de Apple al cierre del primer trimestre natural – segundo de su año fiscal – pero a la hora de escribir no los he visto todavía. Tengo pendientes de comentar otros presentados la semana pasada: Alphabet, Intel y Microsoft, tres empresas muy distintas entre sí, pero entrelazadas:  Cada una con su perfil, me valen como observatorio de las tendencias del mercado global en el arranque de 2017. Sus cifras son buenas en general, pero lo sabroso está en los detalles.

Comenzaré por Alphabet, matriz de Google, cuya capitalización bursátil de 631.000 millones le confiere el segundo puesto del ranking. Su cotización está en máximos históricos, cerca de alcanzar los 1.000 dólares. Todos los parámetros del trimestre han sido impresionantes: ingresos [24.750 millones de dólares, un 22% de aumento interanual]; beneficio operativo [6.568 millones, +27%], beneficio neto [5.426 millones, + 29%].

No hace mucho, algunos analistas advertían que se estaba quedando sin iniciativas para seguir creciendo, a la vez que los inversores no se fiaban de las ideas futuristas, tan mediáticas como generadoras de pérdidas Las búsquedas en dispositivos móviles, gran apuesta de Sundar Pichau como CEO de Google, se han convertido en una formidable arma publicitaria. Al mismo tiempo, la disciplina impuesta por Ruth Porat, CFO desde 2015, está dando frutos: las así llamadas «otras apuestas» han dado un salto del 49% en ingresos: 3.100 millones que han generado pérdidas de 855 millones, asumibles en esta escala en nombre de la ´visión a largo plazo`.

Por otra parte, dos buenas noticias para Alphabet: 1) la administración Trump no está interesada en seguir investigando las denuncias por infracción de la legislación antitrust, y 2) el temido boicot de ciertas marcas a YouTube por la aparición de sus anuncios en sitios extremistas, no ha tenido impacto financiero y, en todo caso, Google ha tratado el asunto con mucha mano izquierda.

Para Microsoft, en su tercer trimestre fiscal ha podido lucir excelentes cifras en la categoría más mimada por Satya Nadella, los servicios cloud. Si los ingresos [23.560 millones] se quedaron un poquito cortos para las expectativas de los analistas, se debería a una inflexión en la categoría que la nomenclatura de Microsoft denomina More Personal Computing, y dentro de esta a que las ventas de Surface cayeron un 25%, en ausencia de nuevos modelos para reactivarlas.

Lo importante, digo, ha sido el mensaje acerca de la nube: el ritmo de crecimiento ha doblado el de Amazon Web Services, aunque la comparación no es apropiada porque Microsoft mete en el mismo saco la oferta SaaS de la que AWS carece. Azure ha cerrado el período con un 94% de crecimiento, Ofiice 365 con un 45% y Dynamics 365 con un 82%. Por cierto, merece apuntarse que LinkedIn, ahora como unidad de negocio de Microsoft, aportó 975 millones de dólares, un 2% más que en su último trimestre como empresa independiente.

En lugar de proceder al desglose de cifras – nada sencillo, dada la confusa nomenclatura con la que Microsoft clasifica sus resultados – me parece más fértil señalar que Nadella está consiguiendo, sin prisa pero sin pausa, que Microsoft deje de ser una compañía articulada por Windows para convertirse en otra cuyo eje son los servicios cloud. Sin embargo, la parte legacy del negocio aguanta dignamente el envite: los ingresos atribuibles a Windows aumentaron un 5% y otro 8% los de la suite Office en su forma convencional.

En tercer lugar, me he detenido en los resultados de Intel. A sus 14.796 millones de ingresos [+7% interanual] les faltó un pelo para coincidir con el pronóstico consensuado por los analistas [también podría decirse que estos se pasaron por un pelo]. Es relevante que el beneficio operativo haya crecido un 20%.

La división Client Computing Group, que aportaa el 53% de los ingresos, creció el 6% hasta casi 8.000 millones, lo que no está mal si se tiene en cuenta que su principal línea de productos son los procesadores para PC. En cambio, el mismo porcentaje es decepcionante cuando procede del  Data Center Group [4.232 millones], porque ha pasado en doce meses de contribuir con el 68% del beneficio operativo a sólo el 42%. Según algunos analistas, esta división «está soportando los costes embrionarios de la conversión a procesos de fabricación de 10 nanómetros» que debería estar en el mercado el año próximo. Un negocio emergente para la compañía, las memorias no  volátiles registra un crecimiento del 55%, pero es todavía una parte marginal de un conjunto cada vez más diversificado.

El CEO de Intel, Brian Krzanich, ve el año con optimismo: «el precio medio está mejorando en todos nuestros segmentos de actividad» e insiste en que el mundo vive una explosión de datos, de la que la compañía saldrá reforzada.

En fin, bienvenidas a una semana corta. Anoche no tuve tiempo de conocer los resultados de Apple, por lo que me reservo un eventual comentario para otro día. Aun así, la crónica de hoy está dedicada a Apple; mejor dicho, al proceso que en cuatro meses llevará a la presentación del próximo iPhone, en una situación muy especial. Hasta mañana

Norberto


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