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  29/11/2021

Matt Calkins

Chief Executive Officer de Appian Corp.

Una frase del inversor Marc Andreessen ha hecho fortuna hasta alcanzar el estatus de axioma: “el software se está comiendo el mundo”. Sigue tan vigente como cuando fue enunciada hace diez años, sostiene Matt Calkins, cofundador y CEO de Appian: “en pocos años hemos vivido una revolución de las expectativas con las que las empresas utilizan los programas que tienen a su disposición”. Del software se ha dicho que es complicado y lento, pero la pandemia ha tenido la rara virtud de ilustrar dónde están las ineficiencias, cuya resolución necesita más y mejor software. Es pertinente preguntarse en qué han cambiado las opiniones de Calkins desde que en 2018 fue entrevistado para este blog.

Matt Calkin

Durante diecisiete años, Appian llevó una existencia discreta, sin salirse de su nicho de mercado. Desde mayo del 2017, cuando salió a cotizar en el NASDAQ, su capitalización bursátil se ha cuadruplicado hasta llegar a los 2.500 millones de dólares actuales. Con este refuerzo ha podido acometer sus dos únicas adquisiciones, curiosamente las dos en Europa; gracias a estas, ha asumido otro papel en el proteico mercado del software para empresas.

Pionera de la técnica de desarrollo de software que se conoce como low-code [incluso es propietaria del dominio lowcode.com] en 2020 y 2021 ha cerrado el círculo que va desde el diagnóstico a la automatización de las aplicaciones que se generan con sus herramientas. En la videollamada de finales de octubre, explicaba: “seguimos empleando la expresión low-code como representación de nuestra plataforma, por ese rasgo se nos conoce, pero aspirábamos a trascender sus límites”.

La cotización bursátil de Appian alcanzó un pico extraordinario en abril, para estabilizarse después. En todo caso, en las últimas semanas ha cuadruplicado el precio de salida a bolsa en mayo de 2017. ¿Qué está pasando?

Para mí es difícil explicar el comportamiento de las bolsas y le aseguro que no me quita el sueño. Si pensara en esa cuestión, me distraería de lo que me importa más, el crecimiento de la empresa. Lamento si esta respuesta le decepciona […]

Se me ocurre que alguien pudo estar pensando en una oferta de compra

No lo sé ni la veo en mi horizonte

Si usted lo dice… Simplicidad es un latiguillo que se emplea mucho en el metalenguaje de esta industria TI […] Como poco, es un reconocimiento de que el software de hoy es más complejo que en el pasado. Pero, en el léxico de Appian, anuncia desarrollos más fáciles y despliegues más sencillos de las aplicaciones. ¿Es un nicho de mercado suficiente?

Con la pandemia, todo ha tenido que hacerse rápidamente y esto requiere actuar con agilidad. Cualquier empresa que opere en prácticamente todos los sectores, tiene que enfrentarse a nuevas pautas de funcionamiento para mantenerse competitiva en un marco que ha cambiado más de lo que suele decirse […] Sinceramente, no creo que muchas sepan realmente cómo les tratará 2022, pero no tengo duda de que la agilidad será una de sus preocupaciones centrales.

¿Ha observado si los clientes son conscientes de esos cambios?

No es algo opinable: está a la vista. Todos los que suministramos software en la actualidad tenemos necesidad de acertar con el producto que van a necesitar nuestros clientes en los próximos meses y años; exactamente es lo que intentamos en Appian […] Considero que esta situación es un motor del cambio. Y no creo ser el único que piensa que todas las organizaciones tienen necesidad de que el software haga posible modificar rápidamente su modo de hacer las cosas.

Desde que nos vimos en 2018, Appian ha hecho dos adquisiciones, una de ellas en España. ¿A qué responden y qué va a pasar con ellas?

Una en España y otra en Alemania, es evidente que tenemos vocación europea [risas] Las oficinas de Novayre en Sevilla [nota: Víctor Ayllón, su fundador, es actualmente VP de Automatización de Appian] son ahora nuestro segundo centro de desarrollo y la compramos el año pasado por su especialización en RPA (Robotic Process Automation). La otra es más reciente, Lana Labs, que nos aporta su experiencia en process mining. Con estas dos incorporaciones, Appian cuenta ahora con una oferta unificada, que en nuestra opinión es lo que el mercado estaba necesitando.

¿Cómo define esa oferta unificada?

Vuelvo a la idea de motor de cambio. Empieza por la minería de proceso para identificar dónde radica la eficiencia o ineficiencia de una empresa y en consecuencia nos permite programar un flujo de trabajo adecuado que será la base de su automatización, sin salir de una misma plataforma […]

Puede decirse que Appian se sale de los límites de su oficio original de low-code

No es exactamente así. Seguimos trabajando con low-code y desde el principio ya apuntábamos hacia el workflow, que ahora está en la cresta de la ola. Esta es nuestra creencia esencial en la plataforma de Appian. La diferencia es que ahora tenemos todo lo necesario para una organización que busque acelerar sus cambios, con el mínimo posible de complejidad. De ahí las adquisiciones.

Entonces, el hecho de que la pieza central sea el workflow implicaría que low-code, etiqueta por la que todos identifican a Appian, ¿era sólo una disciplina técnica o, digamos, una estación de paso? 

Tampoco es así [risas] Usamos la expresión low-code como representación de la plataforma, porque partimos de un modo muy visual e intuitivo, es decir humano, de comunicación con las máquinas. En esencia, significa que, en vez de teclear líneas de código y caracteres, se dibuja un diagrama de flujo. Desde nuestro punto de vista, low-code no es un interfaz sino un multiplicador de la eficiencia: quien dispone de una manera más humana de comunicarse con una máquina podrá avanzar más rápido y comprender mejor aquello que está haciendo […]

Para evitar confusiones, ¿qué diferencia hay entre low-code y no-code, que unas veces se usan como sinónimos y otras como alternativas?

Realmente no hay tal diferencia. Son lo mismo, pero compañías diferentes prefieren una denominación o la otra. Para mí, es mejor decir low-code, porque se acerca más a la verdad tal como la entiendo, pero reamente esa distinción carece de importancia práctica.

Appian existe desde 1999, por lo que ha tenido tiempo de ir ajustando su modelo de negocio hasta llegar al actual. Lo que quiero saber es qué ha cambiado desde la salida a bolsa y después con la pandemia.   

En el momento de salir a bolsa, nuestros ingresos eran mitad software y mitad servicios. Actualmente, tres cuartas partes son software y el resto servicios, en buena medida porque hemos incrementado el papel de los partners. Desde luego es un gran cambio del modelo de negocio, pero lo más relevante me parece la ampliación de nuestra oferta, que nos permite servir a un mercado más extenso. Uno de los problemas que siempre hemos sufrido es que a muchas personas les cuesta entender lo que hacemos. Su pregunta anterior es una muestra de ello: digas low-code o no-code, nadie notará la diferencia. Algo parecido ocurre con la palabra workflow, que ahora mismo es corriente y algunos usan en lugar de otra más tradicional, BPM (Business Process Management). Hay solapamiento en el léxico de nuestra industria

A propósito de workflow […] se trata de un segmento en el que han entrado grandes compañías del mercado TI. Por ejemplo, ServiceNow se presenta a sí misma como una workflow company. En este contexto competitivo, Appian es una compañía pequeña y el mercado está fragmentado […]

Según esa descripción, Appian sería una empresa mediana, ServiceNow y otras serian grandes, pero también las hay pequeñas. Nada inusual. Es frecuente en este mercado que compañías de menor talla les ganen a las grandes. A condición de que tengan a) un producto mejor, b) clientes satisfechos y c) un enfoque centrado en aquello que saben hacer. Si nos comparamos con ServiceNow, reunimos las tres condiciones […]

¿Quiere decirme que Appian es competitiva independientemente de su escala?

La escala no es irrelevante, pero creemos ser capaces de competir con rivales más grandes. Ha mencionado a ServiceNow, pero competimos con Microsoft y con Salesforce. Cada uno tiene sus ideas sobre los flujos de trabajo, pero creemos que nuestra plataforma es la más madura. […] Puede sonarle extraño, pero esa comparación nos está ayudando a elevar nuestro perfil en la consideración del mercado.

En 2020, creciendo un 22%, Appian facturó 304 millones de dólares y este año podría superar los 350 millones, en un mercado que Gartner estima en 13.800 millones […]

Si me pregunta por qué razón, siendo grande la tarta, no tenemos una cuota más significativa, la explicación es que, en mi opinión, se trata de un mercado que aún no ha sido entendido como se merece […] Si hacemos e ejercicio de dibujar la pirámide de la industria, nuestra tecnología low-code ayuda a las organizaciones a crear aplicaciones esenciales, lo que nos coloca en una senda de crecimiento. Ese 22% de 2020 quiere decir que tenemos la oportunidad de una cuota mayor.

El enfoque de Appian tiene características que pueden ser útiles para las organizaciones, como las administraciones públicas, con limitaciones para contratar personal altamente cualificado […]

Me gusta lo que ha dicho. Sí, hay una escasez generalizada de cierto tipo de talento, pero no sólo en las AAPP, cuyas dificultades para contratar son explicables, por lo que tiende a externalizar. Como hemos comentado, low-code es un vehículo para diseñar un proceso de modo intuitivo; por consiguiente, facilita el desarrollo de aplicaciones por personas que no han sido entrenadas para programar. Otras, que ya tenían esa formación, pueden hacerlo más rápidamente.

Entre los usuarios de Appian ¿tienen un mayor peso de determinados verticales?

Es natural […]. El vertical más importante son los servicios financieros, el segundo y tercero son los gobiernos y las farmacéuticas […] Este cuadro puede alterarse: en estos tiempos, es difícil pensar que una empresa no haya tomado conciencia de la importancia de estar preparada para el cambio al menos como sus competidores y sus vecinos. No es que Appian tenga una estrategia vertical, sino que esos verticales tienen necesidades que nos sitúan en su punto de mira.

Supongo que, a excepción de las empresas que han nacido digitales, toda aplicación moderna tiene que ser integrada con otras heredadas del pasado. ¿Es Appian quien asume el problema o lo deja en manos de sus partners?

Siempre tenemos que ayudar en algo, es un problema muy extendido. Cuando examinamos qué cosas son más difíciles para quienes construyen aplicaciones con low-code, su preocupación número uno son los datos. Y es muy razonable: integrarlos es una complicación […] Este año hemos anunciado una forma sencilla de integrarlos con otras fuentes: primero conectamos todas las fuentes de datos existentes en la organización y los tratamos como objetos. Lo que se consigue es que el diseñador de una aplicación tenga que seleccionar de un menú sólo los datos que va a necesitar.


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