Lo más interesante de los resultados anunciados la semana pasada por Oracle no ha sido, con perdón, lo que han visto en ellos los profesionales de Wall Street, lógicamente obsesionados con la ratio earnings per share. Si esta fuera lo importante, el desfase del cuarto trimestre, entre los 2,91 estimados y los 2,87 reales, no justificaría el castigo que la acción de Oracle recibió tras la presentación. Es este otro caso de expectativas frustradas, porque en cierto modo han sido creadas en falso. En el cuarto trimestre, el beneficio neto de Oracle cayó un 4% y en el conjunto del año fue plano. Claro está que cero por ciento de beneficio no es una buena noticia, pero es imperativo preguntarse por qué.
Oracle es una empresa poderosa, de 38.275 millones de dólares de facturación, en un 76% generados por software y servicios. Como otras de su condición, vive una delicada transición desde el confort de las licencias perpetuas al desajuste que implican los ingresos por suscripción. Esta ha sido la clave del año fiscal 2014, y lo será del 2015, que para Oracle acaba de empezar.
Lo más interesante, a mi juicio, ha sido que por primera vez Oracle ha cambiado el esquema de su información financiera para reflejar esa transición. Lo que hasta ahora se catalogaba como Software Revenues pasa a llamarse Software and Cloud Revenues (29.199 millones en 2014, un 5% más). Para no ser tedioso con las cifras, sólo añadiré que 1.627 millones, un 5,6% del total, fueron generados por las dos ramas del negocio cloud: principalmente SaaS y PaaS, secundariamente IaaS. Una estimación oficiosa indica que una quinta parte de los beneficios depende de estas nuevas actividades [o, lo que es lo mismo, que el 80% depende de las tradicionales]
Ahí es donde creo ver la clave de lo que le está pasando a Oracle. No es fácil para nadie en esta industria acertar con el peldaño en el que las dos curvas de ingresos van a cruzarse en la escalera. Mientras ese momento llega, e incluso cuando llegue, hay que aguantar los efectos sobre la rentabilidad. ¿Lo entienden los profesionales de Wall Street? No sólo lo entienden, sino que llevan tiempo reclamando que la ´nube` gane peso y consistencia en el conjunto del negocio, pero al tiempo les gustaría que no ocurriera a expensas del medio de vida tradicional de la empresa. Imposible, tal como está el mercado. Walter Pritchard, analista de Citigroup, reprocha a Oracle no haber cumplido su propia previsión – ni la de los analistas – de ingresos por nuevas licencias en cuarto trimestre, que finalmente cerraron con crecimiento plano. Como las actualizaciones crecieron un 7%, llega a la conclusión de que algo está fallando en la maquinaria de ventas.
En la conferencia con analistas, Larry Ellison y sus lugartenientes se dedicaron a ensalzar los avances de la compañía en cloud computing, un modo indirecto de atenuar la crítica de Pritchard y sus colegas. Sumados, los servicios SaaS y PaaS marchan a un ritmo anual de 2.000 millones de dólares, por lo que Oracle ya sería el segundo vendedor del mundo tras Salesforce [que, por cierto, cerró el ejercicio 2014 con 4.000 millones]. Las suscripciones a esos servicios cloud de Oracle crecieron un 25% en el cuarto trimestre. Alguien con ganas de fastidiar recordó que en el mismo período, los de Salesforce crecieron un 37,5% y los de SAP un 38%.
La mención de estos dos competidores es incómoda porque son viejos y tenaces adversarios de Oracle. Con la particularidad de que Salesforce, que nació para operar en la nube, crece pero no consigue que despegue su rentabilidad, mientras que SAP está pasando dificultades para hacer creíble su estrategia cloud.
Según la proclama de Ellison, enfática como todas las suyas, «en SaaS no tenemos a nadie por delante salvo Saleforce; en IaaS somos más grandes y más rentables que Rackspace […] Tenemos el portfolio de productos SaaS y Paas más completo de la industria, y nos proponemos ser el número uno en ambas categorías». Analistas que participaron de la call – me informa Mario Kotler desde San Francisco – se quedaron con la impresión de que Ellison retomará la costumbre tan suya de crecer por adquisiciones. De momento, parece estar a punto de concretar la compra más cara desde la de Sun en 2010: se trataría de la empresa Micros, especializada en software para tiendas y restaurantes. El precio rondaría los 5.000 millones de dólares.